Recalculando. Mauricio
Macri escuchó la voz incisiva de su GPS. Registró el golpe de la derrota de Miguel Del Sel en Santa Fe y comprendió que su principal asesor de campaña, Jaime Durán Barba, se puede equivocar. Y mucho.
El ecuatoriano sigue sentándose a la mesa de las decisiones, pero su voz perdió peso político. La elección de Gabriela Michetti como compañera de fórmula fue el principio de un replanteo más político que «purista», término poco feliz acuñado por Durán Barba para justificar que Mauricio debía elegir sólo a quienes consideraba incondicionales. Y
Michetti dejó de serlo luego de desobedecer a su jefe político y enfrentarse a Horacio Rodríguez Larreta en las PASO porteñas.
El siguiente recálculo de Macri fue la postulación efímera de Cristián Ritondo para acompañar a María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, también una fórmula pura PRO. Duró 24 horas, por tratativas de los radicales que le hicieron entender al jefe de Gobierno que, de seguir fanatizado con el purismo, su proyecto político iba derecho al fracaso en las primarias de agosto.
Santa Fe iba a ser el empujón inicial del proyecto de cambio. Pero fallaron todos los cálculos macristas. Hubo desorden e ingenuidad política. Basta con un dato: el PRO convocó a voluntarios por Internet para fiscalizar las elecciones en nombre del macrismo. Se dieron cuenta tarde que habían reclutado a socialistas y kirchneristas infiltrados, que no cumplieron precisamente la función de controlar los votos de Del Sel. Ocurrió todo lo contrario.
Recalculando, insiste el GPS de Macri. Quedó claro que el pragmatismo le ganó a la «ola mágica» que para Durán Barba iba a imponerse por fuerza propia, por la fuerza del cambio.
El rechazo a las presiones del «círculo rojo», la negativa al «amontonamiento» en un frente que incluyera a Sergio Massa o a una lista consensuada con el peronismo disidente fueron pilares a los que se aferró Macri en estas elecciones. De nuevo, Santa Fe demostró que un acuerdo con el candidato massista, Oscar Cachi Martínez, hubiese probablemente posibilitado la victoria de Del Sel, quien perdió por 1.776 votos, según el escrutinio definitivo. Y Cachi Martinez fue votado por 70.429 santafesinos.
Fiscales confiables
Recalculando Macri almorzó este lunes con referentes de las principales secciones electorales del conurbano bonaerense. Estaba Durán Barba, pero su voz no era la única escuchada. A la idea inicial de que la fiscalización no era fundamental para ganar una elección, se impuso finalmente en el PRO la necesidad de asegurar fiscales confiables para no repetir en el principal distrito electoral la experiencia de Santa Fe.
«Volvemos a ver una luz en el camino», admite uno de los comensales del almuerzo macrista a 3Días. Será fundamental ganar bien el domingo en la ciudad de Buenos Aires. Si es en primera vuelta, incluso, podrían volver la euforia y los globos amarillos que impregnan de la confianza perdida a los macristas.
Por haber recalculado, Mauricio ya ha obtenido resultados. La última encuesta de Managment and Fit es reveladora: la intención de voto de Macri presidente es del 26,3 %. Ahora, para la fórmula Macri-Michetti sube a 31,6 %, cerca de Daniel Scioli-Carlos Zannini, que se ubica en 36,9%.
La gran incógnita tanto para Macri como para Scioli es saber, en caso de que haya segunda vuelta, a dónde irán el 12,1% que conservaría Sergio Massa y el 5,8% que lograría Margarita Stolbizer.
Es por eso que hoy Scioli, al igual que Macri, se encuentran reordenando sus discursos. La mesa chica del PRO trabaja en un mensaje para conquistar al votante massista, volviendo en chancletas sobre sus palabras de necesidad de pureza total.
Se sabe; si hubiese escuchado la voz de su GPS un poco antes, si la lección de Santa Fe hubiese ocurrido antes del cierre de listas Quizás, tal vez, hoy ese mismo electorado estaría integrado en un frente común.
«Lo importante es que modificamos la estrategia antes de las PASO», insisten en el macrismo. Menos purismo y más pragmatismo político. El 9 de agosto sabrá si recalculó a tiempo.
Macri escuchó la voz incisiva de su GPS. Registró el golpe de la derrota de Miguel Del Sel en Santa Fe y comprendió que su principal asesor de campaña, Jaime Durán Barba, se puede equivocar. Y mucho.
El ecuatoriano sigue sentándose a la mesa de las decisiones, pero su voz perdió peso político. La elección de Gabriela Michetti como compañera de fórmula fue el principio de un replanteo más político que «purista», término poco feliz acuñado por Durán Barba para justificar que Mauricio debía elegir sólo a quienes consideraba incondicionales. Y
Michetti dejó de serlo luego de desobedecer a su jefe político y enfrentarse a Horacio Rodríguez Larreta en las PASO porteñas.
El siguiente recálculo de Macri fue la postulación efímera de Cristián Ritondo para acompañar a María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, también una fórmula pura PRO. Duró 24 horas, por tratativas de los radicales que le hicieron entender al jefe de Gobierno que, de seguir fanatizado con el purismo, su proyecto político iba derecho al fracaso en las primarias de agosto.
Santa Fe iba a ser el empujón inicial del proyecto de cambio. Pero fallaron todos los cálculos macristas. Hubo desorden e ingenuidad política. Basta con un dato: el PRO convocó a voluntarios por Internet para fiscalizar las elecciones en nombre del macrismo. Se dieron cuenta tarde que habían reclutado a socialistas y kirchneristas infiltrados, que no cumplieron precisamente la función de controlar los votos de Del Sel. Ocurrió todo lo contrario.
Recalculando, insiste el GPS de Macri. Quedó claro que el pragmatismo le ganó a la «ola mágica» que para Durán Barba iba a imponerse por fuerza propia, por la fuerza del cambio.
El rechazo a las presiones del «círculo rojo», la negativa al «amontonamiento» en un frente que incluyera a Sergio Massa o a una lista consensuada con el peronismo disidente fueron pilares a los que se aferró Macri en estas elecciones. De nuevo, Santa Fe demostró que un acuerdo con el candidato massista, Oscar Cachi Martínez, hubiese probablemente posibilitado la victoria de Del Sel, quien perdió por 1.776 votos, según el escrutinio definitivo. Y Cachi Martinez fue votado por 70.429 santafesinos.
Fiscales confiables
Recalculando Macri almorzó este lunes con referentes de las principales secciones electorales del conurbano bonaerense. Estaba Durán Barba, pero su voz no era la única escuchada. A la idea inicial de que la fiscalización no era fundamental para ganar una elección, se impuso finalmente en el PRO la necesidad de asegurar fiscales confiables para no repetir en el principal distrito electoral la experiencia de Santa Fe.
«Volvemos a ver una luz en el camino», admite uno de los comensales del almuerzo macrista a 3Días. Será fundamental ganar bien el domingo en la ciudad de Buenos Aires. Si es en primera vuelta, incluso, podrían volver la euforia y los globos amarillos que impregnan de la confianza perdida a los macristas.
Por haber recalculado, Mauricio ya ha obtenido resultados. La última encuesta de Managment and Fit es reveladora: la intención de voto de Macri presidente es del 26,3 %. Ahora, para la fórmula Macri-Michetti sube a 31,6 %, cerca de Daniel Scioli-Carlos Zannini, que se ubica en 36,9%.
La gran incógnita tanto para Macri como para Scioli es saber, en caso de que haya segunda vuelta, a dónde irán el 12,1% que conservaría Sergio Massa y el 5,8% que lograría Margarita Stolbizer.
Es por eso que hoy Scioli, al igual que Macri, se encuentran reordenando sus discursos. La mesa chica del PRO trabaja en un mensaje para conquistar al votante massista, volviendo en chancletas sobre sus palabras de necesidad de pureza total.
Se sabe; si hubiese escuchado la voz de su GPS un poco antes, si la lección de Santa Fe hubiese ocurrido antes del cierre de listas Quizás, tal vez, hoy ese mismo electorado estaría integrado en un frente común.
«Lo importante es que modificamos la estrategia antes de las PASO», insisten en el macrismo. Menos purismo y más pragmatismo político. El 9 de agosto sabrá si recalculó a tiempo.
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