El Estado puso mucho énfasis en los últimos tiempos en el redireccionamiento del crédito hacia la producción, ¿en qué estado se encuentra el proceso?
–Creo que un problema serio que tenemos en la Argentina es que el mercado financiero es pequeño en tamaño y profundidad, y también en la capacidad de asignar crédito en forma optima. En esas circunstancias un objetivo de la política financiera debe ser crear condiciones para que se desarrolle este mercado. Nosotros en el Banco Hipotecario hemos tratado de profundizar, con ayuda de la ANSES hicimos un programa funcionó bien sobre la vivienda y ahora estamos envueltos en el Pro.Cre.Ar., pero obviamente son iniciativas muy específicas. La idea de poner una cuota del 5% como se hizo para llevar el crédito a las pymes puede funcionar en una transición, pero en el largo plazo no tienen que existir con cuotas. Ahora tenemos este problema y el Estado tiene que intervenir de alguna manera, así podemos tener un resultado positivo.
–Hubo bastante reticencia de los bancos, sostuvieron que no existía demanda, que nadie tenía un interés genuino en las líneas crediticias…
–Ninguna de las dos cosas es verdad. Podemos llegar a hablar de una falta de demanda en ciertos costados, pero no es que nadie la quiere o que no existen los pedidos. Los problemas que surgen son por la especificidad de las distintas instituciones, hay algunas muy especializadas, cuestión que se suma a que los créditos están muy estructurados y deben ser exclusivamente para bienes de capital, no para capital de trabajo. Muchas firmas necesitan lo otro y por eso no califican. Pero más allá de este detalle existe la demanda, y por más que no existiera, uno puede llevar el caballo al río aunque no quiera tomar el agua y al estar ahí ya la va a tomar. Es importante para el desarrollo que haya suficiente oferta aunque no esté la demanda.
–¿Qué otras condiciones faltan para que exista mayor voluntad de los banqueros de adaptarse a un modelo de desarrollo que necesita el apoyo del sector financiero?
–El negocio de los bancos es prestar, tener que forzarlos a prestar sería como decirle a alguien que vaya a un negocio y fuerce al comerciante a venderle a los clientes. Donde hay un problema es en las condiciones, el precio. Muchas entidades no pueden prestar a largo plazo en pesos porque no pueden movilizar ahorros a largo plazo en pesos, entonces la forma de movilizar ahorros a largo plazo es que haya una tasa de interés más flexible. Si a mi solamente me ponen depósitos a 30 días cómo le voy a prestar a una firma a dos años, el Banco Central tampoco me va a dejar. No se puede financiar así un crédito largo, porque si el depositante me pide el dinero yo lo tengo prestado, ahí está el problema. Hay que alargar los plazos de los depósitos.
–Usted menciona los problemas de un mercado financiero chico y poco desarrollado.
–Podés tener mercado más desarrollado pero cerrado, que no es lo mismo desarrollado y abierto, escenario en el que sí representaría una vía de impacto de la crisis de los países centrales. La razón por la cual el contagio es menor hoy en día es porque el mercado es más cerrado, no tenés demasiado acceso al crédito internacional, pero no porque sea poco desarrollado. Mientras lo desarrollás y profundizás podés tener controles y poca corresponsalía con el exterior.
–Luego de asistir a la cumbre del FMI en Tokio y que se haya confirmado que se realizará el análisis del sector financiero local por parte del organismo, ¿cuál cree que va a ser el resultado?
–El FSAP, esta revisión sobre la solvencia del sector financiero, va a salir muy bien. Tengo la expectativa de que va a ser así porque está claro que el sector financiero argentino es solvente, y no tiene problemas para demostrarlo. El problema es que no es profundo, que es otro tema. Además el análisis es bastante neutral sobre la macroeconomía, por lo cual no generará choques y será positivo.
–¿Qué análisis hace usted de la baja de nota por parte de las calificadoras de riesgo?
–Es una lástima tener una baja en la nota, pero la verdad es que en el mercado local tenemos liquidez y confianza, aunque sea en el corto plazo. Luego hay cosas de los análisis que no tienen nada que ver con la deuda soberana. La opinión debe apuntar solamente a la actualidad de los bonos del Estado de la deuda pública emitidos con ley argentina o ley extranjera en dólares o en pesos, y no tendría que haber duda que el país está honrando todas sus deudas. Hubo default en 2002, dos reestructuraciones y a partir de ahí siempre se pagó.
–¿Cómo cree que evolucionó el uso del fondo de desendeudamiento?
–Siempre estuve de acuerdo con el uso de las reservas. Hoy en día ese método marca un hecho positivo porque se estableció clara y definitivamente que Argentina se hace cargo de lo que debe. Hay una tranquilidad de que el gobierno tiene los recursos, los va a usar y ha pagado todas sus deudas como tenía que pagarlas. «
–Creo que un problema serio que tenemos en la Argentina es que el mercado financiero es pequeño en tamaño y profundidad, y también en la capacidad de asignar crédito en forma optima. En esas circunstancias un objetivo de la política financiera debe ser crear condiciones para que se desarrolle este mercado. Nosotros en el Banco Hipotecario hemos tratado de profundizar, con ayuda de la ANSES hicimos un programa funcionó bien sobre la vivienda y ahora estamos envueltos en el Pro.Cre.Ar., pero obviamente son iniciativas muy específicas. La idea de poner una cuota del 5% como se hizo para llevar el crédito a las pymes puede funcionar en una transición, pero en el largo plazo no tienen que existir con cuotas. Ahora tenemos este problema y el Estado tiene que intervenir de alguna manera, así podemos tener un resultado positivo.
–Hubo bastante reticencia de los bancos, sostuvieron que no existía demanda, que nadie tenía un interés genuino en las líneas crediticias…
–Ninguna de las dos cosas es verdad. Podemos llegar a hablar de una falta de demanda en ciertos costados, pero no es que nadie la quiere o que no existen los pedidos. Los problemas que surgen son por la especificidad de las distintas instituciones, hay algunas muy especializadas, cuestión que se suma a que los créditos están muy estructurados y deben ser exclusivamente para bienes de capital, no para capital de trabajo. Muchas firmas necesitan lo otro y por eso no califican. Pero más allá de este detalle existe la demanda, y por más que no existiera, uno puede llevar el caballo al río aunque no quiera tomar el agua y al estar ahí ya la va a tomar. Es importante para el desarrollo que haya suficiente oferta aunque no esté la demanda.
–¿Qué otras condiciones faltan para que exista mayor voluntad de los banqueros de adaptarse a un modelo de desarrollo que necesita el apoyo del sector financiero?
–El negocio de los bancos es prestar, tener que forzarlos a prestar sería como decirle a alguien que vaya a un negocio y fuerce al comerciante a venderle a los clientes. Donde hay un problema es en las condiciones, el precio. Muchas entidades no pueden prestar a largo plazo en pesos porque no pueden movilizar ahorros a largo plazo en pesos, entonces la forma de movilizar ahorros a largo plazo es que haya una tasa de interés más flexible. Si a mi solamente me ponen depósitos a 30 días cómo le voy a prestar a una firma a dos años, el Banco Central tampoco me va a dejar. No se puede financiar así un crédito largo, porque si el depositante me pide el dinero yo lo tengo prestado, ahí está el problema. Hay que alargar los plazos de los depósitos.
–Usted menciona los problemas de un mercado financiero chico y poco desarrollado.
–Podés tener mercado más desarrollado pero cerrado, que no es lo mismo desarrollado y abierto, escenario en el que sí representaría una vía de impacto de la crisis de los países centrales. La razón por la cual el contagio es menor hoy en día es porque el mercado es más cerrado, no tenés demasiado acceso al crédito internacional, pero no porque sea poco desarrollado. Mientras lo desarrollás y profundizás podés tener controles y poca corresponsalía con el exterior.
–Luego de asistir a la cumbre del FMI en Tokio y que se haya confirmado que se realizará el análisis del sector financiero local por parte del organismo, ¿cuál cree que va a ser el resultado?
–El FSAP, esta revisión sobre la solvencia del sector financiero, va a salir muy bien. Tengo la expectativa de que va a ser así porque está claro que el sector financiero argentino es solvente, y no tiene problemas para demostrarlo. El problema es que no es profundo, que es otro tema. Además el análisis es bastante neutral sobre la macroeconomía, por lo cual no generará choques y será positivo.
–¿Qué análisis hace usted de la baja de nota por parte de las calificadoras de riesgo?
–Es una lástima tener una baja en la nota, pero la verdad es que en el mercado local tenemos liquidez y confianza, aunque sea en el corto plazo. Luego hay cosas de los análisis que no tienen nada que ver con la deuda soberana. La opinión debe apuntar solamente a la actualidad de los bonos del Estado de la deuda pública emitidos con ley argentina o ley extranjera en dólares o en pesos, y no tendría que haber duda que el país está honrando todas sus deudas. Hubo default en 2002, dos reestructuraciones y a partir de ahí siempre se pagó.
–¿Cómo cree que evolucionó el uso del fondo de desendeudamiento?
–Siempre estuve de acuerdo con el uso de las reservas. Hoy en día ese método marca un hecho positivo porque se estableció clara y definitivamente que Argentina se hace cargo de lo que debe. Hay una tranquilidad de que el gobierno tiene los recursos, los va a usar y ha pagado todas sus deudas como tenía que pagarlas. «