(Por Manuel Barrientos)
El diálogo se pospone por dificultades en la agenda del entrevistado. Un poco en broma, otro poco en serio, Buenos Aires Herald invita a realizarla en Aeroparque o Ezeiza. Unas semanas más tarde, llega el mail con la hora y punto de encuentro. 9.30 AM. Hotel cinco estrellas del centro porteño. Luego de la entrevista, tendrá reuniones en un par de organismos y partidos que asesora e iniciará una gira para participar en congresos en Guaymallén (provincia de Mendoza), Santo Domingo (República Dominicana) y Lima (Perú), con una escala en Córdoba, su ciudad de residencia.
Consultor en estrategia y comunicación política para diversos gobiernos y fuerzas políticas de América Latina, ex decano de la Facultad de Ciencia Política de la Universidad Católica de Córdoba y docente de posgrado en más de veinte universidades, Mario Riorda analiza los posicionamientos del kirchnerismo y de la oposición de cara a las presidenciales de 2015.
Las primarias de 2011 resultaron un mero tránsito hacia la primera vuelta. Las encuestas anticipan una mayor competitividad para las presidenciales de 2015. ¿Los candidatos necesitarán estrategias diferenciadas entre las PASO y las generales?
En términos generales, las elites que toman estas decisiones no están preparadas todavía para pensar y actuar de manera estratégica de cara a las primarias. Hay que recordar que nuestras PASO fueron básicamente inspiradas en el sistema uruguayo. Independientemente de quién gane, en ese modelo lo que importa es que la sumatoria de A+B en las primarias se sinergice y sume más para una primera vuelta. Allí los partidos se preparan para eso: en promedio, hay dos candidatos competitivos en cada fuerza; e, incluso, dejan la posibilidad a terceras opciones internas con muy poca intención de voto. Pero la estrategia de las fuerzas argentinas todavía está muy lejos de ello.
¿Por qué razones?
Hoy el oficialismo tiene seis o siete candidatos. De esta forma, se desdibuja la idea de “principales favoritos”. En un momento en el que la hiperpersonalización es hegemónica en el escenario político global, esa diversidad de postulantes va en desmedro de los posicionamientos. Lo mismo sucede con UNEN. Allí su disgregación no es casual, porque no llega a considerar liderazgos eventuales. En cambio, las ofertas del PRO y del Frente Renovador están careciendo de competidor. Tanto Mauricio Macri como Sergio Massa comprenden que el hiperpersonalismo es más importante que los partidos políticos en la atracción electoral, pero se encuentran con dificultades para seguir ampliando sus chances en una primera vuelta luego de las PASO.
En principio, parece más factible que el FPV y Unen puedan adelgazar la cantidad de postulantes a que el PRO y el FR sumen precandidatos alternativos.
Se habla de postulantes muletos, pero ya esa expresión es peyorativa para quienes quieran competir internamente. El problema es que la Argentina tiene un sistema de partidos roto. En cambio, en Uruguay hay un régimen de partidos estables. Hoy se observan cuatro escenarios bien divididos: kirchnerismo, PRO, Frente Renovador y UNEN. Pero es muy difícil que este último espacio se consolide como una opción competitiva en términos electorales. Por eso, es probable que sea cooptado -o parcialmente superpuesto- por el PRO y el FR.
Eduardo Fidanza, director de Poliarquía, señala que cerca del 60% de los argentinos hoy reclama “continuidad con cambios”. ¿Qué ocurre con aquellas fuerzas que tienen como eje de campaña su dura oposición al gobierno nacional?
En los años noventa se pasó de una concepción estadocéntrica a otra en la que el mercado tenía un poder mucho mayor que el Estado. Luego ese proceso fue revertido por el kirchnerismo y el Estado pasó a ser otra vez el actor preponderante. Junto a la latinoamericanización del discurso -no sólo en términos geopolíticos sino también identitarios-, esa mirada proestatal representa una posición ideológica muy solidificada en una sociedad que hoy difícilmente quiera ciclos que empiecen de cero. En la Argentina no hubo sedimentación de los aprendizajes en la cultura política y social. Pero ahora, aún quienes no son partidarios del kirchnerismo, están buscando evitar la dialéctica del ensayo y error para pasar a una lógica en la que se mantenga aquello que fue útil. ¿Qué es lo que se quiere modificar? Es un latiguillo demasiado trillado, pero se pide un cambio de “las formas” y del rumbo económico. Fuera de eso, no hay una sensación de que no anda nada ni se cree que hacen falta cambios drásticos del modelo.
En esa línea, ¿cuáles serán los ejes clave de la campaña?
La discusión con respecto a la derogación de leyes que se dio un par de semanas atrás permite augurar que se planteará un modelo similar al de la elección presidencial brasileña. Es decir, funcionará la lógica de manual: “no perder lo hecho”, por parte del oficialismo; “cambiar lo mucho malo”, por el lado de la oposición. Son estrategias muy duras y rústicas, pero muy efectivas. No me refiero a una campaña sin códigos, sino a aquellas que tienen la adversariedad y la idea de diferenciación muy explícita, tratando de captar a sus votantes fieles. Pero estimo que habrá dos tipos de campañas, porque las estrategias para el balotaje pueden ser más moderadas.
En esa línea, ¿qué rol podría jugar Cristina de Kirchner en la campaña?
Néstor Kirchner y Cristina han representado liderazgos rectores, que le dieron una cierta estabilidad a un sistema de partidos roto, que había empezado a crujir en 1999, se licuó en 2001, hizo eclosión en 2003 y se mantuvo así hasta la actualidad. Quizá la diferencia que marcaron las elecciones pos 2003 es que estos liderazgos les quitaron competitividad y ordenaron un sistema en base a un actor dominante y diferentes piezas satelitales, con poca acción colectiva entre sí. Esa lógica puede cambiar en 2015, al finalizar ese liderazgo rector de Cristina, que si bien sigue existiendo se vuelve relativo en comparación con sí mismo. Sin embargo, la Presidenta continúa con muchísima fuerza para ser la gran electora interna en el FPV. No es un dato menor, porque el oficialismo tiene garantizado un muy buen desempeño en las PASO y en la primera vuelta. Si bien esta intención de voto variará de aquí a las elecciones, difícilmente baje a menos del tercio. En ese porcentaje, el rol de Cristina será determinante si es que decide volcarse para el primero o el segundo de los postulantes. Es decir, Daniel Scioli o Florencio Randazzo. Pero no creo que le alcance para ganar si se vuelca por otra alternativa por fuera de estos dos nombres. La explicación de esto es importante: el 100% de quienes elegirían a Scioli han sido votantes de Cristina; y lo mismo sucede con Randazzo. Es decir que hoy se registra muy poca fuga de votos de una fuerza a otra, y ese tercio que votaría al oficialismo tiene una relación identitaria y emotiva con el kirchnerismo.
Señaló que uno de los principales cuestionamientos al gobierno nacional pasa por sus “formas”, por su estilo de comunicar. Sin embargo, ha logrado mantener el manejo de la agenda pública (la comunicación de corto plazo) y ha construido un sentido de pertenencia en al menos un tercio de los votantes (una identificación basada en tiempos más largos).
Este gobierno entendió una serie de postulados que hacen a ciertas tendencias muy contemporáneas de la política en general y de la comunicación política en particular. Si me piden que defina qué es la comunicación política diría que es el intento del control de la agenda pública. Por lo tanto, lograr ese control a lo largo de más de diez años es muchísimo. En segundo lugar, yo defino como “mito de gobierno” a aquello que se denomina como relato. Es decir, una comunicación de tipo simbólico, anclada en valores, con la función de generar esperanza y que, una vez instalada, puede alimentarse a sí misma. Para que ese mito de gobierno funcione tiene que haber plena correspondencia entre el decir y el hacer. En esta época multimedial, son muy pocos los que lograron en América latina la cristalización de este mito con estos niveles de magnitud y profundidad. Se trata de una virtud del kirchnerismo. Pero ese mito no puede sostenerse si cruje alguno de esos componentes. En la Argentina, ese mito ha tenido tres valores que lo solidificaron: las políticas de inclusión social; el crecimiento económico; y las políticas identitarias ligadas a los derechos humanos, a la latinoamericanización del discurso, el matrimonio igualitario, etc. En estos últimos años, crujió el crecimiento económico y lo hizo tambalear en ese aspecto, pero el resto permanece incólume. El ex presidente chileno Ricardo Lagos decía que para generar conciencia social muchas veces hay que pujar contra los límites. Este gobierno pujó y pujó para transformar y de alguna manera deja herida parte de la institucionalidad. Pero si uno se guía por datos de Latinobarómetro, la demanda de esta ejecutividad para la transformación es bastante más valorada que lo otro, teniendo en cuenta que en América latina hay muchas demandas estructurales que no han sido resueltas. Por eso, los gobiernos que avanzan en este línea son más premiados que castigados.
BIO
Fecha y lugar de nacimiento: 15 de mayo de 1972, Hernando, provincia de Córdoba.
Estudios completos (datos de colegio primario, secundario y universidad):
Escuela Primaria: Escuela Nacional Nº 275 de Hernando.
Escuela Secundaria: Escuela Superior de Comercio La Santísima Trinidad de Hernando.
Estudios Universitarios: Licenciado en Ciencia Política en la Universidad Católica de Córdoba. Magister en Política y Gestión Pública de UES21. Doctorando en Comunicación Social, con especialidad en asuntos públicos, en la Universidad Austral.
Trabajo actual: Consultor político. Docente universitario de posgrado en el Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset (España), Universidad Católica de Córdoba, Georgetown University, Universidad Complutense de Madrid, Universidad Austral, entre otros.
Trabajos anteriores: Decano en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Católica de Córdoba.
Rutina informativa: (radio, tv y diarios al detalle): todos los medios nacionales e internacionales, a través de clippings de los organismos y partidos políticos a los que asesora.
Está leyendo: Diversos libros y papers de ciencias sociales y la novela “Aprender a rezar en la era de la técnica”, de Gonçalo M. Tavares.
(la versión en inglés de la entrevista se publicó en el Buenos Aires Herald)
Publicado por Relatos de 2001 en 11:27
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El diálogo se pospone por dificultades en la agenda del entrevistado. Un poco en broma, otro poco en serio, Buenos Aires Herald invita a realizarla en Aeroparque o Ezeiza. Unas semanas más tarde, llega el mail con la hora y punto de encuentro. 9.30 AM. Hotel cinco estrellas del centro porteño. Luego de la entrevista, tendrá reuniones en un par de organismos y partidos que asesora e iniciará una gira para participar en congresos en Guaymallén (provincia de Mendoza), Santo Domingo (República Dominicana) y Lima (Perú), con una escala en Córdoba, su ciudad de residencia.
Consultor en estrategia y comunicación política para diversos gobiernos y fuerzas políticas de América Latina, ex decano de la Facultad de Ciencia Política de la Universidad Católica de Córdoba y docente de posgrado en más de veinte universidades, Mario Riorda analiza los posicionamientos del kirchnerismo y de la oposición de cara a las presidenciales de 2015.
Las primarias de 2011 resultaron un mero tránsito hacia la primera vuelta. Las encuestas anticipan una mayor competitividad para las presidenciales de 2015. ¿Los candidatos necesitarán estrategias diferenciadas entre las PASO y las generales?
En términos generales, las elites que toman estas decisiones no están preparadas todavía para pensar y actuar de manera estratégica de cara a las primarias. Hay que recordar que nuestras PASO fueron básicamente inspiradas en el sistema uruguayo. Independientemente de quién gane, en ese modelo lo que importa es que la sumatoria de A+B en las primarias se sinergice y sume más para una primera vuelta. Allí los partidos se preparan para eso: en promedio, hay dos candidatos competitivos en cada fuerza; e, incluso, dejan la posibilidad a terceras opciones internas con muy poca intención de voto. Pero la estrategia de las fuerzas argentinas todavía está muy lejos de ello.
¿Por qué razones?
Hoy el oficialismo tiene seis o siete candidatos. De esta forma, se desdibuja la idea de “principales favoritos”. En un momento en el que la hiperpersonalización es hegemónica en el escenario político global, esa diversidad de postulantes va en desmedro de los posicionamientos. Lo mismo sucede con UNEN. Allí su disgregación no es casual, porque no llega a considerar liderazgos eventuales. En cambio, las ofertas del PRO y del Frente Renovador están careciendo de competidor. Tanto Mauricio Macri como Sergio Massa comprenden que el hiperpersonalismo es más importante que los partidos políticos en la atracción electoral, pero se encuentran con dificultades para seguir ampliando sus chances en una primera vuelta luego de las PASO.
En principio, parece más factible que el FPV y Unen puedan adelgazar la cantidad de postulantes a que el PRO y el FR sumen precandidatos alternativos.
Se habla de postulantes muletos, pero ya esa expresión es peyorativa para quienes quieran competir internamente. El problema es que la Argentina tiene un sistema de partidos roto. En cambio, en Uruguay hay un régimen de partidos estables. Hoy se observan cuatro escenarios bien divididos: kirchnerismo, PRO, Frente Renovador y UNEN. Pero es muy difícil que este último espacio se consolide como una opción competitiva en términos electorales. Por eso, es probable que sea cooptado -o parcialmente superpuesto- por el PRO y el FR.
Eduardo Fidanza, director de Poliarquía, señala que cerca del 60% de los argentinos hoy reclama “continuidad con cambios”. ¿Qué ocurre con aquellas fuerzas que tienen como eje de campaña su dura oposición al gobierno nacional?
En los años noventa se pasó de una concepción estadocéntrica a otra en la que el mercado tenía un poder mucho mayor que el Estado. Luego ese proceso fue revertido por el kirchnerismo y el Estado pasó a ser otra vez el actor preponderante. Junto a la latinoamericanización del discurso -no sólo en términos geopolíticos sino también identitarios-, esa mirada proestatal representa una posición ideológica muy solidificada en una sociedad que hoy difícilmente quiera ciclos que empiecen de cero. En la Argentina no hubo sedimentación de los aprendizajes en la cultura política y social. Pero ahora, aún quienes no son partidarios del kirchnerismo, están buscando evitar la dialéctica del ensayo y error para pasar a una lógica en la que se mantenga aquello que fue útil. ¿Qué es lo que se quiere modificar? Es un latiguillo demasiado trillado, pero se pide un cambio de “las formas” y del rumbo económico. Fuera de eso, no hay una sensación de que no anda nada ni se cree que hacen falta cambios drásticos del modelo.
En esa línea, ¿cuáles serán los ejes clave de la campaña?
La discusión con respecto a la derogación de leyes que se dio un par de semanas atrás permite augurar que se planteará un modelo similar al de la elección presidencial brasileña. Es decir, funcionará la lógica de manual: “no perder lo hecho”, por parte del oficialismo; “cambiar lo mucho malo”, por el lado de la oposición. Son estrategias muy duras y rústicas, pero muy efectivas. No me refiero a una campaña sin códigos, sino a aquellas que tienen la adversariedad y la idea de diferenciación muy explícita, tratando de captar a sus votantes fieles. Pero estimo que habrá dos tipos de campañas, porque las estrategias para el balotaje pueden ser más moderadas.
En esa línea, ¿qué rol podría jugar Cristina de Kirchner en la campaña?
Néstor Kirchner y Cristina han representado liderazgos rectores, que le dieron una cierta estabilidad a un sistema de partidos roto, que había empezado a crujir en 1999, se licuó en 2001, hizo eclosión en 2003 y se mantuvo así hasta la actualidad. Quizá la diferencia que marcaron las elecciones pos 2003 es que estos liderazgos les quitaron competitividad y ordenaron un sistema en base a un actor dominante y diferentes piezas satelitales, con poca acción colectiva entre sí. Esa lógica puede cambiar en 2015, al finalizar ese liderazgo rector de Cristina, que si bien sigue existiendo se vuelve relativo en comparación con sí mismo. Sin embargo, la Presidenta continúa con muchísima fuerza para ser la gran electora interna en el FPV. No es un dato menor, porque el oficialismo tiene garantizado un muy buen desempeño en las PASO y en la primera vuelta. Si bien esta intención de voto variará de aquí a las elecciones, difícilmente baje a menos del tercio. En ese porcentaje, el rol de Cristina será determinante si es que decide volcarse para el primero o el segundo de los postulantes. Es decir, Daniel Scioli o Florencio Randazzo. Pero no creo que le alcance para ganar si se vuelca por otra alternativa por fuera de estos dos nombres. La explicación de esto es importante: el 100% de quienes elegirían a Scioli han sido votantes de Cristina; y lo mismo sucede con Randazzo. Es decir que hoy se registra muy poca fuga de votos de una fuerza a otra, y ese tercio que votaría al oficialismo tiene una relación identitaria y emotiva con el kirchnerismo.
Señaló que uno de los principales cuestionamientos al gobierno nacional pasa por sus “formas”, por su estilo de comunicar. Sin embargo, ha logrado mantener el manejo de la agenda pública (la comunicación de corto plazo) y ha construido un sentido de pertenencia en al menos un tercio de los votantes (una identificación basada en tiempos más largos).
Este gobierno entendió una serie de postulados que hacen a ciertas tendencias muy contemporáneas de la política en general y de la comunicación política en particular. Si me piden que defina qué es la comunicación política diría que es el intento del control de la agenda pública. Por lo tanto, lograr ese control a lo largo de más de diez años es muchísimo. En segundo lugar, yo defino como “mito de gobierno” a aquello que se denomina como relato. Es decir, una comunicación de tipo simbólico, anclada en valores, con la función de generar esperanza y que, una vez instalada, puede alimentarse a sí misma. Para que ese mito de gobierno funcione tiene que haber plena correspondencia entre el decir y el hacer. En esta época multimedial, son muy pocos los que lograron en América latina la cristalización de este mito con estos niveles de magnitud y profundidad. Se trata de una virtud del kirchnerismo. Pero ese mito no puede sostenerse si cruje alguno de esos componentes. En la Argentina, ese mito ha tenido tres valores que lo solidificaron: las políticas de inclusión social; el crecimiento económico; y las políticas identitarias ligadas a los derechos humanos, a la latinoamericanización del discurso, el matrimonio igualitario, etc. En estos últimos años, crujió el crecimiento económico y lo hizo tambalear en ese aspecto, pero el resto permanece incólume. El ex presidente chileno Ricardo Lagos decía que para generar conciencia social muchas veces hay que pujar contra los límites. Este gobierno pujó y pujó para transformar y de alguna manera deja herida parte de la institucionalidad. Pero si uno se guía por datos de Latinobarómetro, la demanda de esta ejecutividad para la transformación es bastante más valorada que lo otro, teniendo en cuenta que en América latina hay muchas demandas estructurales que no han sido resueltas. Por eso, los gobiernos que avanzan en este línea son más premiados que castigados.
BIO
Fecha y lugar de nacimiento: 15 de mayo de 1972, Hernando, provincia de Córdoba.
Estudios completos (datos de colegio primario, secundario y universidad):
Escuela Primaria: Escuela Nacional Nº 275 de Hernando.
Escuela Secundaria: Escuela Superior de Comercio La Santísima Trinidad de Hernando.
Estudios Universitarios: Licenciado en Ciencia Política en la Universidad Católica de Córdoba. Magister en Política y Gestión Pública de UES21. Doctorando en Comunicación Social, con especialidad en asuntos públicos, en la Universidad Austral.
Trabajo actual: Consultor político. Docente universitario de posgrado en el Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset (España), Universidad Católica de Córdoba, Georgetown University, Universidad Complutense de Madrid, Universidad Austral, entre otros.
Trabajos anteriores: Decano en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Católica de Córdoba.
Rutina informativa: (radio, tv y diarios al detalle): todos los medios nacionales e internacionales, a través de clippings de los organismos y partidos políticos a los que asesora.
Está leyendo: Diversos libros y papers de ciencias sociales y la novela “Aprender a rezar en la era de la técnica”, de Gonçalo M. Tavares.
(la versión en inglés de la entrevista se publicó en el Buenos Aires Herald)
Publicado por Relatos de 2001 en 11:27
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