–Ciertas políticas como el canje de deuda o más cerca en el tiempo la nacionalización de YPF tienen como contrapartida un discurso del establishment donde se las cataloga de medidas populistas que alejan la inversión extranjera. ¿Cómo percibe ese debate?
–Creo que la mayoría de los inversores tiene una visión de futuro, es decir, no son tan ideológicos como pueden serlo algunos economistas o periodistas. Yo me pregunto: ¿cuáles son las probabilidades de que cualquier inversor en Argentina sea expropiado? Muy pocas. En este sentido, Argentina no se diferencia de otros países de la región o del mundo. En términos de riesgo, si estamos hablando de inversión extranjera directa, es muy pequeño, realmente trivial si lo comparamos con el que los inversores enfrentan con respecto a los precios o la demanda de sus productos. Además, el éxito de la Argentina durante la última década muestra que la inversión extranjera no es tan esencial como a menudo se la interpreta: puede ser de gran ayuda si se la utiliza correctamente, pero hay también muchos ejemplos históricos de desarrollos exitosos que no dependieron demasiado de la inversión extranjera directa, tal como sucedió con Corea del Sur y Japón.
–Muchas actividades económicas, como el caso de las operaciones inmobiliarias o el turismo, operan mayormente con dólares. ¿Es sustentable esta “cultura bimonetaria”?
–Hay un número de economías latinoamericanas con diferentes grados de dolarización. Desde mi perspectiva, es algo que debe reducirse. Con el tiempo, el gobierno debería ser capaz de reducir el uso del dólar al interior de Argentina, cuando la gente comience a darse cuenta que el peso es una moneda relativamente estable como reserva de valor. En Bolivia, por ejemplo, el uso de dólares en el ahorro interno y las transacciones se ha reducido considerablemente durante la administración del presidente Evo Morales.
–¿Cuál es el mejor camino para enfrentar la inflación en Argentina?
–La inflación en Argentina obedece principalmente a problemas del lado de la oferta, se puede reducir en el tiempo incrementando la productividad y la competición en algunas áreas donde hay demasiado poder monopólico. Creo que el gobierno ha hecho lo correcto al no tratar de reducir la inflación a través de la receta neoliberal, esto es, empujando a la economía a una recesión.
–Tras el colapso de la Convertibilidad, la economía argentina creció a altas tasas, incluso pudo sortear el impacto de la crisis internacional de 2008. Los críticos se lo atribuyen en gran medida a los altos precios de los commodities que exporta el país. ¿Cuál es su visión?
–La Argentina ha sido una de las economías de más rápido crecimiento en el hemisferio durante la última década. Ha sido muy exitosa en casi cualquier medida económica así como en materia de indicadores sociales: redujo la pobreza en dos tercios, y la extrema pobreza en más de un 75%, y estoy usando las estadísticas del Banco Mundial y no las mediciones del gobierno, las cuales muestran una reducción aun mayor. Ahora bien, este éxito tiene muy poco que ver con los precios de los commodities. Durante esta expansión, las exportaciones de commodities no crecieron en términos de porcentajes del Producto Bruto Interno. Cualquiera que esté familiarizado con los datos económicos debería saberlo.
–¿Qué papel jugó la reestructuración de la deuda?
–La reducción de la deuda a niveles sustentables fue un hecho muy importante en la recuperación de Argentina. Grecia todavía no ha procedido así, pero lo más probable es que deba hacerlo pronto.
–A pesar de que el sistema financiero internacional tuvo una parte sustancial de la responsabilidad por la crisis de 2008, a cuatro años el poder que detentan las finanzas no ha sido modificado. ¿Está de acuerdo?
–A nivel global sí, eso es correcto, el sector financiero en la economía mundial continúa tan grande y poderoso como siempre. Sin embargo, se trata de un problema político: los gobiernos pueden controlar al sector financiero en lugar de que este sea quien controle a los gobiernos. En China, por ejemplo, el gobierno controla al sector financiero. Por supuesto, esto también puede hacerse en el contexto de una democracia, a través de una adecuada regulación. <
La clave
El ministro Hernán Lorenzino y el embajador en los Estados Unidos, Jorge Argüello, presentarán hoy el libro La Argentina y el default de 2001: mitos y realidades, en la Embajada argentina en Washington. Weisbrot, codirector del Centro de Investigación de Políticas y Economías, participará del evento.