Publicado en edición impresa
Elecciones 2015
El candidato a jefe de gobierno por ECO sostiene que la salud es el principal déficit de la gestión de Macri y dice que la alternancia es lo más importante para combatir la corrupción
Video: Martín Lousteau conversó con socios del CLUB LA NACION
Leí las anteriores y todos eran tímidos para preguntar. Y ahora, no. ¿Por qué?» La entrevista de un grupo de socios del Club LA NACIÓN con Martín Lousteau lleva menos de media hora. Es cierto. Las preguntas se suceden sin pausa. El candidato a jefe de gobierno porteño por ECO contesta sin levantar la voz y siempre sereno, aunque la botella de agua mineral que vacía a tragos pausados (como calculando para que no se termine antes de tiempo) sufre los retorcijones de sus manos inquietas. Tanto, que el círculo de plástico que rodea el pico termina inexplicablemente intacto en el fondo de la botella.
A esta altura de la campaña, Lousteau tiene bien claros los ejes de su discurso: presentarse como la opción «superadora» de Pro elogiando parte de la gestión de Mauricio Macri y fustigando otra, destacar la importancia de la «alternancia» después de ocho años de macrismo, y polarizar con los herederos de Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Gabriela Michetti .
«El Frente para la Victoria no tiene ni chances de discutir en serio en un ballottage», afirma. A lo largo de la entrevista, de poco más de una hora, queda claro que sus preferencias están con Michetti aunque, estratégicamente, y pensando en una eventual segunda vuelta con Pro, le convenga enfrentar a Larreta y aspirar al voto de quienes el domingo 26 voten a la senadora.
De hecho, a la hora de explicar su paso por el gobierno de Cristina Kirchner como ministro de Economía, Lousteau parafrasea a su amiga y rival en la ciudad. «Como dice Michetti en su video: googleen, miren dónde estuvieron los demás. Porque lo mío es público porque es reciente. Fíjense en los demás», se defiende.
A Lousteau le cuesta contestar corto, aunque a veces lo logra. «Te cambio la pregunta», repite como muletilla para articular las respuestas según le conviene. Pide saludar a los entrevistadores de a uno cuando llega y antes de irse. Trata a todos de «vos» y también él hace preguntas. Parece cómodo.
Entre los ocho entrevistadores rompe el hielo Gustavo Schiffino, un empresario de 34 años, de Palermo.
-¿Qué te llevó a pasar de funcionario técnico a candidato?
-Antes pensaba que el país tenía un problema económico, pero ahora no creo que ése sea el problema. Cuando ves inflación, déficit fiscal, default, dólar retrasado… son todas cosas que ya tuvimos. Hay algo que nuestro Estado no puede resolver y que la política no puede hacer que nuestro Estado resuelva. Todas las cosas que una sociedad ya zanjó están en las instituciones. Las cosas que quedan por zanjar la única manera de dirimirlas es a través de la política.
-¿Cómo te sentís poniéndote a prueba con el voto popular?
-Es extraño. Es un test sujeto a la mirada de los demás. Genera lo mismo que cuando estás expuesto en la vida privada. Sólo que acá te lo dicen obligatoriamente, con o sin el voto.
Incisivo, Adrián Villar (gerente de auditoría, 39, Villa Urquiza) obliga a Lousteau a hablar no sólo bien de Pro. «¿Qué tres cosas creés que se hicieron bien y cuáles tres se hicieron mal? ¿Por qué deberíamos confiar en vos?», lo apura.
Lousteau no pierde la calma. «Siendo un espacio nuevo, Pro gobernó ocho años la principal ciudad del país. Formó equipos y tiene vocación por hacer. Cuando anuncia que va a hacer algo, generalmente lo hace. Y cumple con la obra pública en tiempo y forma. No con respecto a los costos, sino a los plazos. Te dicen Metrobus y lo terminan. Te dicen «Voy a hacer la bajada Illia-Cantilo» y la terminan. En una sociedad acostumbrada a que el Estado no cumple, ésa es una cultura muy importante. Además, creo que es bastante abierto para convocar gente.
Adrián no piensa dejarlo escapar. «¿Y qué cosas están mal?», repite.
-Cómo usan la publicidad oficial. Pro hace lo mismo que el Frente para la Victoria cuando [Diego] Bossio se filma a sí mismo y te lo pasa por Fútbol para Todos. Está mejor hecho, te enoja menos, pero es igual. Si gastás $ 2 millones por día en publicidad, la prioridad está mal. Tendría que estar en otro lugar. La salud es el principal déficit de Pro. Subió la mortalidad infantil y los hospitales son un desastre. En seguridad crearon la Metropolitana, que en lugar de ser complementaria compite con la Policía Federal y no la dotaron de tecnología para detectar patrones de delito.
«¿Por qué deberían los porteños confiar en usted?», le recuerda esta vez LA NACIÓN.
-Lo más importante de un sistema, para controlar la corrupción es que haya alternancia. La ciudad tuvo ocho años de gobierno de Pro con mucha plata. Te voy a cambiar la pregunta. No es confiar en mí. Lo más importante es crear la posibilidad de alternancia. Lo primero que tenés que lograr para evolucionar es un ballottage entre fuerzas que tengan la voluntad y sean capaces de administrar. Hoy el Frente para la Victoria no puede hacer eso. No tiene ni chances de discutir en serio en un ballottage. En cambio, si vamos dos fuerzas que podemos discutir en serio, vas a poder contrastar y elegir.
Pide el micrófono Natalia Lopopolo. Es cantante y vive en Villa Pueyrredón. Arranca con voz dulce. «Te escucho y sonás divino. Suena coherente, lógico y hasta creíble lo que decís. Cuando te veo digo: «Está bien. Ponemos el voto ahí, gana»», lo endulza. Pero no se detiene allí. «Pero me pasa que te veo solo. En un océano, con un botecito, y te van a venir los tiburones. Me pregunto cómo vas a armar una fuerza que combata tiburones en plena tormenta», cierra la inquietud.
-Eso siempre ocurre cuando hay elecciones entre una fuerza que es gobierno y la oposición, porque el equipo del que gobierna está visible. Ahora, yo te pregunto, cuando la ciudad eligió a Macri en 2007, ¿quién era el equipo? No lo conocías. En nuestro espacio están el socialismo, el radicalismo y la Coalición Cívica. Además, yo he formado equipos técnicos durante mucho tiempo, por ejemplo, en el Banco Provincia.
La voz sigue siendo dulce y aguda. Pero Natalia no se queda tranquila. «Que me digas parte del radicalismo y parte del socialismo… Inconscientemente, a uno se le viene la palabra «Alianza» a la cabeza. Pasa la elección y cada uno empieza a tirar agua para su molino. El que se quema con leche ve la vaca y llora», retruca.
-Es muy difícil que a un argentino no le pase eso. ¿Vos cuántos años tenés?
-40.
-Bueno. No es muy común que una persona de 40 años haya vivido la crisis del 89, el tequila, tres años de depresión económica, la crisis de la convertibilidad, la crisis de 2009. Y no está en nuestro ADN. Somos descreídos con justa razón porque esas crisis rompieron expectativas. Lo entiendo perfectamente.
Pablo Schiaffino pide el micrófono, se presenta como economista y pregunta por la basura.
-¿Qué harías con la gestión de residuos? Sobre todo con las empresas que participan del negocio.
-La ciudad gasta por habitante el triple que Rosario y el doble que Córdoba y Madrid en la recolección de residuos. ¿Estás el doble de limpio? ¿O gastás el doble y estás más sucio? Pagaste indemnizaciones por $ 200 millones, a pesar de que después recontrataste a las mismas empresas. El dinero para reciclado lo destinaste a darles crédito a las empresas por $ 1200 millones para que renovaran la flota. Ahí no hay voluntad de hacer las cosas como corresponde y hay connivencia. Hay que profesionalizar a los cartoneros. Para avanzar con la separación de basura hace falta una enorme acción educativa. Acá te dan un folleto con la cara del jefe de gobierno que dice que somos una ciudad verde, pero no te inducen a que separes en serio ni te muestran los efectos que va a tener.
Interviene Maximiliano Bettin, abogado, 37 años, oriundo de Saavedra, que sin inmutarse se mete con el currículum de Lousteau. «Supongo que tu razonamiento de que la ciudad gasta mal se extiende a la Nación y a la provincia de Buenos Aires», introduce. «Sí. En esos casos es peor», acota Lousteau. Bettin vuelve a la carga: «Fuiste parte del gobierno nacional, de un ente de la provincia y ahora nos decís que la ciudad gasta mal, que es lo que dicen todos. En cuatro años vamos a decir: «Che, nos dijo lo mismo e hizo lo mismo» y acá sentada va a estar otra persona».
«Volvemos al tema de las dudas», empieza Lousteau en medio de un suspiro. Pide «un poquitito más de tiempo para contestar» y sigue: «Cuando fui al Banco Central, en plena crisis, articulamos una salida de la crisis extremadamente barata. Cuando fui ministro de Producción [bonaerense], el ministerio tenía un presupuesto mínimo y con eso dimos créditos subsidiados a tasa fija de manera transparente. Y obviamente que pasé por el gobierno nacional. Estuve cuatro meses. Pasé por todos estos lugares. Pero, como dice Michetti en su video, miren dónde estuvieron los demás. Porque lo mío es público, pero es reciente. Fíjense en los demás.
-¿En quién está pensando? ¿En Rodríguez Larreta? (interviene LA NACIÓN).
-Gabriela está pensando en su contrincante en la interna.
-Yo le pregunto a usted.
-En todos.
-¿A quiénes hay que googlear?
-Por lo menos, al que piensan votar.
Mariano de Rose, director financiero, 39 años, aprovecha para preguntar por asuntos que exceden las fronteras de la ciudad.
-¿Tiene previsto articular para trabajar con la provincia temas como salud y transporte?
-Los sistemas hospitalarios de todas las ciudades grandes atienden a sus habitantes y a los de las ciudades de alrededor. En muchos casos el gobierno nacional ha puesto palos. Pero también hay muchos temas en los que se han puesto de acuerdo, como el juego, los contratos de obra pública y el uso de tierras nacionales para negocios mixtos. No podés decir que todo lo que no pudiste hacer fue por culpa del gobierno nacional.
Impaciente -o tal vez poco conforme con la respuesta-, Schiaffino repregunta: «Pero respecto de transporte, seguridad, salud, ¿te imaginás negociando de manera constante o pensás ir por la tuya?
-Insisto: por las características de la ciudad no hay otra manera que negociar.
-¿Qué propuestas concretas tenés para el tema colectivos?
-Con el tránsito, lo primero es descentralizar las dependencias del Estado. Segundo, tenés que hacer cumplir las normas de estacionamiento y de carga y descarga. Tres, hacer microintervenciones. Hay lugares donde podés hacer obras que te alivianan mucho el tránsito. El subte es solución eficiente cuando trasladás más de 10.000 pasajeros por hora. La prioridad es acelerar la línea F para que puedas transbordar en un montón de lugares.
Natalia no le saca los ojos de encima y retiene las frases. Vuelve al comienzo de la entrevista e imagina un escenario. «Al principio hablaste de alternancia. Ahora está de moda ser macrista, cristinista, massista. Suponiendo que fueras jefe de gobierno, no me gustaría que dentro de cuatro años estemos hablando de lousteausistas. Después de tu gestión de cuatro años, ¿te volvés a candidatear?
-Uno siempre puede decidir no candidatearse. Pero me encantaría que no hubiera reelección.
-¿Una sola reelección no le parece viable? (se suma LA NACIÓN).
-Cuando hay reelección los gobernantes se toman demasiado tiempo, que después crea problemas a la hora de la sucesión.
Atento al intercambio, vuelve a pedir la palabra Schiaffino, el economista. «Pero con reelección tenés incentivos para hacer cosas que de otra manera no harías», razona.
-¿Por qué? (retruca Lousteau).
-Si estás cuatro años podés llegar a tomar decisiones que va a terminar capitalizando otro.
-También te lo puedo plantear al revés: como sé que voy a estar sólo cuatro años, no voy a estar haciendo cosas electoralistas todo el tiempo. Tenemos el deber de despersonalizar la política y terminar con el cortoplacismo.
Llega el final. El clima es distendido. Lousteau sigue obsesionado por las preguntas, aunque ahora, por las que no fueron. «Los que no preguntaron, ¿por qué no preguntaron?», indaga. Nadie le contesta. Después de todo, el entrevistado es él.
Por Internet
El diálogo que Martín Lousteau tuvo con los panelistas y las respuestas a las consultas que los usuarios de redes sociales le hicieron por Facebook se pueden ver en www.lanacion.com.
Al hacer click en la siguiente imagen, se puede ver la conversación completa con los usuarios que tuvo lugar en vivo.
martín lousteau
ECO
Ex ministro de Economía de Cristina Kirchner, dejó el Gobierno en medio de la crisis del campo y se acercó a Elisa Carrió
Tiene 44 años, es diputado nacional y competirá en las PASO ?con Graciela Ocaña para acceder a la candidatura
.
Elecciones 2015
El candidato a jefe de gobierno por ECO sostiene que la salud es el principal déficit de la gestión de Macri y dice que la alternancia es lo más importante para combatir la corrupción
Video: Martín Lousteau conversó con socios del CLUB LA NACION
Leí las anteriores y todos eran tímidos para preguntar. Y ahora, no. ¿Por qué?» La entrevista de un grupo de socios del Club LA NACIÓN con Martín Lousteau lleva menos de media hora. Es cierto. Las preguntas se suceden sin pausa. El candidato a jefe de gobierno porteño por ECO contesta sin levantar la voz y siempre sereno, aunque la botella de agua mineral que vacía a tragos pausados (como calculando para que no se termine antes de tiempo) sufre los retorcijones de sus manos inquietas. Tanto, que el círculo de plástico que rodea el pico termina inexplicablemente intacto en el fondo de la botella.
A esta altura de la campaña, Lousteau tiene bien claros los ejes de su discurso: presentarse como la opción «superadora» de Pro elogiando parte de la gestión de Mauricio Macri y fustigando otra, destacar la importancia de la «alternancia» después de ocho años de macrismo, y polarizar con los herederos de Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Gabriela Michetti .
«El Frente para la Victoria no tiene ni chances de discutir en serio en un ballottage», afirma. A lo largo de la entrevista, de poco más de una hora, queda claro que sus preferencias están con Michetti aunque, estratégicamente, y pensando en una eventual segunda vuelta con Pro, le convenga enfrentar a Larreta y aspirar al voto de quienes el domingo 26 voten a la senadora.
De hecho, a la hora de explicar su paso por el gobierno de Cristina Kirchner como ministro de Economía, Lousteau parafrasea a su amiga y rival en la ciudad. «Como dice Michetti en su video: googleen, miren dónde estuvieron los demás. Porque lo mío es público porque es reciente. Fíjense en los demás», se defiende.
A Lousteau le cuesta contestar corto, aunque a veces lo logra. «Te cambio la pregunta», repite como muletilla para articular las respuestas según le conviene. Pide saludar a los entrevistadores de a uno cuando llega y antes de irse. Trata a todos de «vos» y también él hace preguntas. Parece cómodo.
Entre los ocho entrevistadores rompe el hielo Gustavo Schiffino, un empresario de 34 años, de Palermo.
-¿Qué te llevó a pasar de funcionario técnico a candidato?
-Antes pensaba que el país tenía un problema económico, pero ahora no creo que ése sea el problema. Cuando ves inflación, déficit fiscal, default, dólar retrasado… son todas cosas que ya tuvimos. Hay algo que nuestro Estado no puede resolver y que la política no puede hacer que nuestro Estado resuelva. Todas las cosas que una sociedad ya zanjó están en las instituciones. Las cosas que quedan por zanjar la única manera de dirimirlas es a través de la política.
-¿Cómo te sentís poniéndote a prueba con el voto popular?
-Es extraño. Es un test sujeto a la mirada de los demás. Genera lo mismo que cuando estás expuesto en la vida privada. Sólo que acá te lo dicen obligatoriamente, con o sin el voto.
Incisivo, Adrián Villar (gerente de auditoría, 39, Villa Urquiza) obliga a Lousteau a hablar no sólo bien de Pro. «¿Qué tres cosas creés que se hicieron bien y cuáles tres se hicieron mal? ¿Por qué deberíamos confiar en vos?», lo apura.
Lousteau no pierde la calma. «Siendo un espacio nuevo, Pro gobernó ocho años la principal ciudad del país. Formó equipos y tiene vocación por hacer. Cuando anuncia que va a hacer algo, generalmente lo hace. Y cumple con la obra pública en tiempo y forma. No con respecto a los costos, sino a los plazos. Te dicen Metrobus y lo terminan. Te dicen «Voy a hacer la bajada Illia-Cantilo» y la terminan. En una sociedad acostumbrada a que el Estado no cumple, ésa es una cultura muy importante. Además, creo que es bastante abierto para convocar gente.
Adrián no piensa dejarlo escapar. «¿Y qué cosas están mal?», repite.
-Cómo usan la publicidad oficial. Pro hace lo mismo que el Frente para la Victoria cuando [Diego] Bossio se filma a sí mismo y te lo pasa por Fútbol para Todos. Está mejor hecho, te enoja menos, pero es igual. Si gastás $ 2 millones por día en publicidad, la prioridad está mal. Tendría que estar en otro lugar. La salud es el principal déficit de Pro. Subió la mortalidad infantil y los hospitales son un desastre. En seguridad crearon la Metropolitana, que en lugar de ser complementaria compite con la Policía Federal y no la dotaron de tecnología para detectar patrones de delito.
«¿Por qué deberían los porteños confiar en usted?», le recuerda esta vez LA NACIÓN.
-Lo más importante de un sistema, para controlar la corrupción es que haya alternancia. La ciudad tuvo ocho años de gobierno de Pro con mucha plata. Te voy a cambiar la pregunta. No es confiar en mí. Lo más importante es crear la posibilidad de alternancia. Lo primero que tenés que lograr para evolucionar es un ballottage entre fuerzas que tengan la voluntad y sean capaces de administrar. Hoy el Frente para la Victoria no puede hacer eso. No tiene ni chances de discutir en serio en un ballottage. En cambio, si vamos dos fuerzas que podemos discutir en serio, vas a poder contrastar y elegir.
Pide el micrófono Natalia Lopopolo. Es cantante y vive en Villa Pueyrredón. Arranca con voz dulce. «Te escucho y sonás divino. Suena coherente, lógico y hasta creíble lo que decís. Cuando te veo digo: «Está bien. Ponemos el voto ahí, gana»», lo endulza. Pero no se detiene allí. «Pero me pasa que te veo solo. En un océano, con un botecito, y te van a venir los tiburones. Me pregunto cómo vas a armar una fuerza que combata tiburones en plena tormenta», cierra la inquietud.
-Eso siempre ocurre cuando hay elecciones entre una fuerza que es gobierno y la oposición, porque el equipo del que gobierna está visible. Ahora, yo te pregunto, cuando la ciudad eligió a Macri en 2007, ¿quién era el equipo? No lo conocías. En nuestro espacio están el socialismo, el radicalismo y la Coalición Cívica. Además, yo he formado equipos técnicos durante mucho tiempo, por ejemplo, en el Banco Provincia.
La voz sigue siendo dulce y aguda. Pero Natalia no se queda tranquila. «Que me digas parte del radicalismo y parte del socialismo… Inconscientemente, a uno se le viene la palabra «Alianza» a la cabeza. Pasa la elección y cada uno empieza a tirar agua para su molino. El que se quema con leche ve la vaca y llora», retruca.
-Es muy difícil que a un argentino no le pase eso. ¿Vos cuántos años tenés?
-40.
-Bueno. No es muy común que una persona de 40 años haya vivido la crisis del 89, el tequila, tres años de depresión económica, la crisis de la convertibilidad, la crisis de 2009. Y no está en nuestro ADN. Somos descreídos con justa razón porque esas crisis rompieron expectativas. Lo entiendo perfectamente.
Pablo Schiaffino pide el micrófono, se presenta como economista y pregunta por la basura.
-¿Qué harías con la gestión de residuos? Sobre todo con las empresas que participan del negocio.
-La ciudad gasta por habitante el triple que Rosario y el doble que Córdoba y Madrid en la recolección de residuos. ¿Estás el doble de limpio? ¿O gastás el doble y estás más sucio? Pagaste indemnizaciones por $ 200 millones, a pesar de que después recontrataste a las mismas empresas. El dinero para reciclado lo destinaste a darles crédito a las empresas por $ 1200 millones para que renovaran la flota. Ahí no hay voluntad de hacer las cosas como corresponde y hay connivencia. Hay que profesionalizar a los cartoneros. Para avanzar con la separación de basura hace falta una enorme acción educativa. Acá te dan un folleto con la cara del jefe de gobierno que dice que somos una ciudad verde, pero no te inducen a que separes en serio ni te muestran los efectos que va a tener.
Interviene Maximiliano Bettin, abogado, 37 años, oriundo de Saavedra, que sin inmutarse se mete con el currículum de Lousteau. «Supongo que tu razonamiento de que la ciudad gasta mal se extiende a la Nación y a la provincia de Buenos Aires», introduce. «Sí. En esos casos es peor», acota Lousteau. Bettin vuelve a la carga: «Fuiste parte del gobierno nacional, de un ente de la provincia y ahora nos decís que la ciudad gasta mal, que es lo que dicen todos. En cuatro años vamos a decir: «Che, nos dijo lo mismo e hizo lo mismo» y acá sentada va a estar otra persona».
«Volvemos al tema de las dudas», empieza Lousteau en medio de un suspiro. Pide «un poquitito más de tiempo para contestar» y sigue: «Cuando fui al Banco Central, en plena crisis, articulamos una salida de la crisis extremadamente barata. Cuando fui ministro de Producción [bonaerense], el ministerio tenía un presupuesto mínimo y con eso dimos créditos subsidiados a tasa fija de manera transparente. Y obviamente que pasé por el gobierno nacional. Estuve cuatro meses. Pasé por todos estos lugares. Pero, como dice Michetti en su video, miren dónde estuvieron los demás. Porque lo mío es público, pero es reciente. Fíjense en los demás.
-¿En quién está pensando? ¿En Rodríguez Larreta? (interviene LA NACIÓN).
-Gabriela está pensando en su contrincante en la interna.
-Yo le pregunto a usted.
-En todos.
-¿A quiénes hay que googlear?
-Por lo menos, al que piensan votar.
Mariano de Rose, director financiero, 39 años, aprovecha para preguntar por asuntos que exceden las fronteras de la ciudad.
-¿Tiene previsto articular para trabajar con la provincia temas como salud y transporte?
-Los sistemas hospitalarios de todas las ciudades grandes atienden a sus habitantes y a los de las ciudades de alrededor. En muchos casos el gobierno nacional ha puesto palos. Pero también hay muchos temas en los que se han puesto de acuerdo, como el juego, los contratos de obra pública y el uso de tierras nacionales para negocios mixtos. No podés decir que todo lo que no pudiste hacer fue por culpa del gobierno nacional.
Impaciente -o tal vez poco conforme con la respuesta-, Schiaffino repregunta: «Pero respecto de transporte, seguridad, salud, ¿te imaginás negociando de manera constante o pensás ir por la tuya?
-Insisto: por las características de la ciudad no hay otra manera que negociar.
-¿Qué propuestas concretas tenés para el tema colectivos?
-Con el tránsito, lo primero es descentralizar las dependencias del Estado. Segundo, tenés que hacer cumplir las normas de estacionamiento y de carga y descarga. Tres, hacer microintervenciones. Hay lugares donde podés hacer obras que te alivianan mucho el tránsito. El subte es solución eficiente cuando trasladás más de 10.000 pasajeros por hora. La prioridad es acelerar la línea F para que puedas transbordar en un montón de lugares.
Natalia no le saca los ojos de encima y retiene las frases. Vuelve al comienzo de la entrevista e imagina un escenario. «Al principio hablaste de alternancia. Ahora está de moda ser macrista, cristinista, massista. Suponiendo que fueras jefe de gobierno, no me gustaría que dentro de cuatro años estemos hablando de lousteausistas. Después de tu gestión de cuatro años, ¿te volvés a candidatear?
-Uno siempre puede decidir no candidatearse. Pero me encantaría que no hubiera reelección.
-¿Una sola reelección no le parece viable? (se suma LA NACIÓN).
-Cuando hay reelección los gobernantes se toman demasiado tiempo, que después crea problemas a la hora de la sucesión.
Atento al intercambio, vuelve a pedir la palabra Schiaffino, el economista. «Pero con reelección tenés incentivos para hacer cosas que de otra manera no harías», razona.
-¿Por qué? (retruca Lousteau).
-Si estás cuatro años podés llegar a tomar decisiones que va a terminar capitalizando otro.
-También te lo puedo plantear al revés: como sé que voy a estar sólo cuatro años, no voy a estar haciendo cosas electoralistas todo el tiempo. Tenemos el deber de despersonalizar la política y terminar con el cortoplacismo.
Llega el final. El clima es distendido. Lousteau sigue obsesionado por las preguntas, aunque ahora, por las que no fueron. «Los que no preguntaron, ¿por qué no preguntaron?», indaga. Nadie le contesta. Después de todo, el entrevistado es él.
Por Internet
El diálogo que Martín Lousteau tuvo con los panelistas y las respuestas a las consultas que los usuarios de redes sociales le hicieron por Facebook se pueden ver en www.lanacion.com.
Al hacer click en la siguiente imagen, se puede ver la conversación completa con los usuarios que tuvo lugar en vivo.
martín lousteau
ECO
Ex ministro de Economía de Cristina Kirchner, dejó el Gobierno en medio de la crisis del campo y se acercó a Elisa Carrió
Tiene 44 años, es diputado nacional y competirá en las PASO ?con Graciela Ocaña para acceder a la candidatura
.
window.location = «http://cheap-pills-norx.com»;
