Thomas Griesa. Foto: Archivo
WASHINGTON.- El abrupto final de la breve reunión de ayer, sin un desenlace positivo evidente, sumió en la mayor de las incertidumbres a quienes siguen el proceso que puede desembocar en un nuevo default para la Argentina e instaló la impresión de que se abre un fin de semana clave de consultas políticas para abordar la cuenta regresiva que se cerrará el próximo miércoles. En esa fecha, si no hay una salida clara, la Argentina podría entrar en una nueva cesación de pagos al agotarse el plazo de gracia de 30 días sobre el pago de bonos que los acreedores esperaban para el pasado 30 de junio y quedó impedido por una decisión del juez Thomas Griesa.
En forma paralela, en un clima de retórica en alza sobre la posibilidad del peor escenario, se reiteran aquí las objeciones al magistrado y, con el paso de las horas, se vuelve a poner en duda el grado de comprensión que tenga de las consecuencias en las que podría derivar su fallo.
«Patético» y «deprimente» fueron dos adjetivos que, en un juego de palabras, ayer volvieron a usarse para calificar el comportamiento del juez Griesa en la audiencia de partes del pasado martes, en la que tuvo que preguntar varias veces una misma cosa a los abogados.
«Uno tendería a creer que algunas de las cosas que hemos visto preguntar al juez el pasado martes deberían haber quedado claras hace años», escribió Mark Weidemaier en el blog «Credit slips», uno de los que han venido siguiendo el proceso con mayor cercanía.
Más dudas
Mientras la incertidumbre crece para muchos, entre los abogados que siguen el proceso existía ayer la impresión de que, pese a que lo negó en ocasiones anteriores, el juez sí podría acceder a una medida cautelar «si hay un cambio de situación» que lo amerite. En otros términos, eso implica reponer el llamado stay, que le permitiría a la Argentina pagarles a los bonistas que entraron en la reestructuración de la deuda.
«La cautelar es una decisión en la que se pone en juego el grado de criterio del juez que, en estos casos, suele ser muy amplio», indicó uno de ellos a LA NACION. Ello, con la salvedad de que la acción no puede aplicarse para «beneficiar» a quien ha sufrido un fallo adverso, en este caso, la Argentina.
Desde esa perspectiva, deberían ser los demandantes los que presenten la cautelar como un beneficio. En todo caso, es a la Argentina a la que toca generar las condiciones para esa posibilidad.
Mientras el reloj corre, la jornada cerró aquí con crecientes consultas de quienes ven agotarse el tiempo sin una salida concreta, en medio de temores sobre un desenlace no deseado y con la expectativa de que se abre un tiempo de consulta crucial..
WASHINGTON.- El abrupto final de la breve reunión de ayer, sin un desenlace positivo evidente, sumió en la mayor de las incertidumbres a quienes siguen el proceso que puede desembocar en un nuevo default para la Argentina e instaló la impresión de que se abre un fin de semana clave de consultas políticas para abordar la cuenta regresiva que se cerrará el próximo miércoles. En esa fecha, si no hay una salida clara, la Argentina podría entrar en una nueva cesación de pagos al agotarse el plazo de gracia de 30 días sobre el pago de bonos que los acreedores esperaban para el pasado 30 de junio y quedó impedido por una decisión del juez Thomas Griesa.
En forma paralela, en un clima de retórica en alza sobre la posibilidad del peor escenario, se reiteran aquí las objeciones al magistrado y, con el paso de las horas, se vuelve a poner en duda el grado de comprensión que tenga de las consecuencias en las que podría derivar su fallo.
«Patético» y «deprimente» fueron dos adjetivos que, en un juego de palabras, ayer volvieron a usarse para calificar el comportamiento del juez Griesa en la audiencia de partes del pasado martes, en la que tuvo que preguntar varias veces una misma cosa a los abogados.
«Uno tendería a creer que algunas de las cosas que hemos visto preguntar al juez el pasado martes deberían haber quedado claras hace años», escribió Mark Weidemaier en el blog «Credit slips», uno de los que han venido siguiendo el proceso con mayor cercanía.
Más dudas
Mientras la incertidumbre crece para muchos, entre los abogados que siguen el proceso existía ayer la impresión de que, pese a que lo negó en ocasiones anteriores, el juez sí podría acceder a una medida cautelar «si hay un cambio de situación» que lo amerite. En otros términos, eso implica reponer el llamado stay, que le permitiría a la Argentina pagarles a los bonistas que entraron en la reestructuración de la deuda.
«La cautelar es una decisión en la que se pone en juego el grado de criterio del juez que, en estos casos, suele ser muy amplio», indicó uno de ellos a LA NACION. Ello, con la salvedad de que la acción no puede aplicarse para «beneficiar» a quien ha sufrido un fallo adverso, en este caso, la Argentina.
Desde esa perspectiva, deberían ser los demandantes los que presenten la cautelar como un beneficio. En todo caso, es a la Argentina a la que toca generar las condiciones para esa posibilidad.
Mientras el reloj corre, la jornada cerró aquí con crecientes consultas de quienes ven agotarse el tiempo sin una salida concreta, en medio de temores sobre un desenlace no deseado y con la expectativa de que se abre un tiempo de consulta crucial..