Un economista que trabaja hoy en el Gobierno contaba meses atrás en la Fundación Pensar. “Miramos el caso chileno para bajar la inflación”. En 1990, la inflación chilena era 26,9%, muy similar a la que registra hoy Argentina. Cuatro años después (1994), dicha tasa era 8,9%. Pero el sendero propuesto el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, es aún más veloz que el que recorrió su par de entonces Alejandro Foxley. Chile demoró seis años en llegar al nivel de inflación que se propone Mauricio Macri. Prat-Gay reconoció ayer que parten de un nivel de 30%.
Entre los interrogantes cabe por ejemplo preguntarse cual será el grado de compromiso del Banco Central en la materia. Ayer el ministro adelantó que las metas de inflación son compatibles con el programa fiscal y con el mismo nivel de asistencia del BCRA al Tesoro de 2015. Otra duda es qué botones se tocarán en caso de desvíos. ¿Qué ajustará el Gobierno, el PBI y el consumo vía tasas? ¿o el tipo de cambio?
En el caso chileno la reducción de la inflación se realizó en el contexto de una economía abierta y competitiva, sin controles de precios, con superávit fiscal y sin recurrir a la fijación del tipo de cambio nominal. Prat-Gay explicó ayer que la clave para que la economía crezca mientras se bajen el déficit fiscal y la tasa de inflación será aumentar la productividad. El diagnóstico de este equipo económico es que sus antecesores habían reprimido la economía. Y ellos la liberaron. Confían ahora en su potencial.
Por último, otra coincidencia con Chile en los 90: Foxley decía que una clave de la estabilización fue que los salarios se ajustaran por la inflación esperada y no la pasada.
Entre los interrogantes cabe por ejemplo preguntarse cual será el grado de compromiso del Banco Central en la materia. Ayer el ministro adelantó que las metas de inflación son compatibles con el programa fiscal y con el mismo nivel de asistencia del BCRA al Tesoro de 2015. Otra duda es qué botones se tocarán en caso de desvíos. ¿Qué ajustará el Gobierno, el PBI y el consumo vía tasas? ¿o el tipo de cambio?
En el caso chileno la reducción de la inflación se realizó en el contexto de una economía abierta y competitiva, sin controles de precios, con superávit fiscal y sin recurrir a la fijación del tipo de cambio nominal. Prat-Gay explicó ayer que la clave para que la economía crezca mientras se bajen el déficit fiscal y la tasa de inflación será aumentar la productividad. El diagnóstico de este equipo económico es que sus antecesores habían reprimido la economía. Y ellos la liberaron. Confían ahora en su potencial.
Por último, otra coincidencia con Chile en los 90: Foxley decía que una clave de la estabilización fue que los salarios se ajustaran por la inflación esperada y no la pasada.