El presidente de la Nación, Mauricio Macri, trazó un balance positivo de su primer año de gestión y admitió que la relación con el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, dio un giro de 180 grados. «Afortunadamente sintonizamos, y la verdad es que eso me puso contento», le dijo el jefe del Estado a La Capital en el marco de una entrevista en el despacho presidencial.
Ante el eventual fracaso definitivo de la boleta electrónica, Macri no descartó la aplicación a nivel nacional de la boleta única papel, que se utiliza en la provincia. «La reforma electoral no es negociable», apostrofó. El presidente afirmó que en Santa Fe «los brotes verdes explotan» y desmintió que vaya a pedirles la renuncia a algunos de sus ministros.
En ese contexto, sorprendió su posicionamiento ante las críticas del presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó: «Expresa un microclima en el cual él vive en Diputados, distinto al del gobierno y al de la gente». En la charla, se le propuso una autocalificación de su gestión de gobierno al cumplirse 12 meses el 10 diciembre próximo. El primer mandatario no anduvo con chiquitas: «Un 8».
—Usted fue más duro con Lifschitz que con cualquier otro gobernador al decir que era el que «menos vocación» tenía «para trabajar en equipo». ¿Cambió la relación, la perspectiva, ahora están trabajando en equipo?
—Sí, afortunadamente sintonizamos con Lifschitz. La verdad es que me puso contento, porque yo creo que los hombres públicos valemos por lo que decimos públicamente, no por lo que decimos en privado. Yo no tengo doble discurso. Me alegro que ahora tengamos un único discurso con el gobernador de Santa Fe. Con Miguel hemos armado una agenda, que va desde las obras a la seguridad, donde también hemos movilizado enorme cantidad de recursos con resultados positivos. Los otros días me comentó la ministra Bullrich los muy buenos resultados conseguidos en la ciudad de Santa Fe, por ejemplo. Hay que seguir trabajando porque falta mucho.
—¿Y a qué se debe ese cambio de relación con Lifschitz, cuál fue el click?
—Nos sentamos acá, en este mismo lugar. Expresamos cada uno su visión y él entendió de qué manera trabajo yo. Tal vez en algunos casos las relaciones humanas quedaron contaminadas por 12 años de mentiras, de no ser solidarios. Yo creo que pasada la elección de 2015 todos tenemos un solo equipo para que a los argentinos nos vaya mejor. Trabajo con las cartas sobre la mesa, y espero y reclamo lo mismo. En Santa Fe esto se entendió y por eso se provocó el cambio.
—Pero, presidente, en Rosario se ven muy pocos gendarmes…
—No, hemos movilizado la cantidad comprometida. Tal vez falten más agentes federales. Este es un trabajo que tenemos que hacer desde la Nación, pero que requiere de un compromiso de la policía de Santa Fe. Nosotros, en ningún caso, en ninguna provincia, podemos reemplazar la presencia y el compromiso de la policía local. Nosotros podemos complementar, ayudar.
—En la provincia no va a tener en 2017 a Del Sel, que vuelve con los Midachi. ¿Tiene recambio para las próximas elecciones?
—La mesa de Cambiemos está muy activa y hay muchas figuras interesantes.
—¿Laspina puede ser una de ellas para encabezar la lista?
—Es una de las grandes revelaciones que ha tenido el Congreso nacional, pero hay muchas en Santa Fe. Están López Molina, José Corral, Jorge Boasso. Hay muchas.
—Parece haber quedado frenada la reforma electoral, al menos para el año que viene. El peronismo mostró una actitud de mayor beligerancia, por primera vez. ¿Qué evaluación hace?
—La reforma electoral no es negociable. Los argentinos decidimos otra forma de convivencia, diciéndonos la verdad, respetándonos, dialogando. Y el sistema electoral que acarreamos desde hace décadas expresa todo lo contrario. La buena noticia es que la reforma va a salir porque 20 de 24 gobernadores están a favor. Acá lo que ocurrió es que un senador, por una cuestión operativa, cajoneó la reforma y no permitió la votación. Si se iba a votación salía mayoritariamente.
—¿Quién es ese senador que, según usted, cajoneó la reforma electoral.
—(Marcelo) Fuentes (FpV), con el apoyo de cuatro gobernadores solamente. Creo que vamos rumbo a un sistema electoral que empiece a terminar con la trampa y el robo de votos. Sería el más beneficiado en mantener las cosas como están, pero tengo que hacer este aporte para la mejora de la calidad de la convivencia. Es parte del llamado a unir a los argentinos.
—¿Puede comenzar a aplicarse en el 2017?
—Puede ser parcialmente aplicable en el 2017. Ya sabemos que Córdoba adhirió y otros seguirán haciendo lo mismo. La gobernadora Vidal lo está estudiando.
«Creo en la cultura del equipo y para fortalecerla genero estos encuentros. Lo hice en Boca, cuando fui jefe de Gobierno y ahora en el gobierno nacional» / @mauriciomacri
—¿Y no es el momento de aplicar un camino alternativo con la boleta única papel, como sucede en Santa Fe y Córdoba?
—Puede ser, puede ser un camino alternativo, intermedio.
—Entonces va a aplicarse la boleta única papel si fracasa la boleta electrónica…
—Puede ser. Ya sería una mejora: la boleta única papel no introduce la tecnología pero sí es un instrumento que evita el robo de boletas.
—¿Ante el rechazo del peronismo a la boleta electrónica, inmediatamente instalaría el tratamiento de la boleta única?
—Puede ser una alternativa.
—¿Cuáles son las expectativas de la reunión en Chapadmalal con sus funcionarios y referencias de Cambiemos?
—Siempre creo en la cultura del equipo y para fortalecerla genero estos encuentros. Lo hice en Boca, cuando fui jefe de Gobierno y ahora en el gobierno nacional. Estos espacios fortalecen los vínculos, es una convivencia intensa de casi dos días, donde cada uno expresa lo que hizo y sus proyectos a futuro. Y luego un debate amplio. Espero seguir fortaleciendo el equipo y acordar la agenda.
—Se dice que usted no está conforme con algunas áreas del gobierno.
—No es así. Estoy contento, en líneas generales, con el crecimiento que ha tenido el equipo, con el aprendizaje de los ministros y no he planteado ningún cambio trascendente.
—¿No necesita reforzar este equipo?
—Todos los días se incorpora gente nueva, pero me siento conforme con lo que se ha logrado hasta el presente.
Emilio Monzó, presidente de la Cámara Baja.
—¿Cómo tomó las críticas de Monzó?
—No las comparto. Es una opinión de él, en un espacio plural.
—¿Habló con Monzó?
—Sí. Nos reunimos todos los días en este mismo lugar en que estamos ahora.
—¿Pero no lo sorprende que alguien del riñón macrista, con peso institucional, diga que hay que cambiar el gabinete y que la estrategia comunicacional no sirve?
—No sé si me sorprende o no. El expresa un microclima en el cual vive, que es el de la Cámara de Diputados, que es distinto al del gobierno y al que la gente vive. Acá, en Argentina, lo bueno y lo mágico es que el cambio vino de abajo hacia arriba. Y la gente aún sabiendo que el cambio es difícil, es largo, tiene niveles de esperanza como nunca antes y le da un apoyo al gobierno como a ningún otro en América latina. Este es un cambio cultural, un cambio de época. Esto cuesta ser entendido en toda su dimensión.
—¿Hay un recrudecimiento de la ofensiva opositora?
—Se confunde intentar mantener una agenda mediática con gobernar un país que intenta reinsertarse en el mundo, volver a crecer, hacer reformas de fondo por una Justicia independiente. La libertad de expresión con la que convivimos hoy. Hay una confusión con eso. Hoy, más que nunca, estamos convencidos del rumbo que hemos tomado y siento que la gente lo entiende mucho mejor que los dirigentes, que continúan haciendo propuestas demagógicas que entorpecerían el camino de crecimiento.
—Pero las dilaciones alrededor del tema impuesto a las Ganancias hace que hoy los réditos se los lleve la oposición…
—Algo que abarca a solamente el 3% de la población no lo vivo como un éxito para el gobierno. Yo gobierno especialmente para los que menos tienen, para el 32% que está en la pobreza. La discusión sobre Ganancias es para el 3% de la población que más gana en la Argentina.
—Pero fue uno de los ejes de su campaña electoral, presidente. Prometió medidas muy distintas a la que está aplicando ahora su gobierno…
—Bueno… Triplicamos el mínimo no imponible al principio del año, al corregir abusos que habían sido producto de la inflación. Y ahora tenemos una propuesta que, aun siendo para el 3% de la población, genera una escala progresiva mucho más justa. Eso es lo posible. Entendamos que el problema fundamental que enfrenta la Argentina en términos de su equilibrio como sociedad es el enorme déficit fiscal, que hay que bajar, y tiene la carga impositiva más alta de la región. Eso es un impedimento enorme para generar trabajo, y es el trabajo el que nos va a sacar de la pobreza. Espero que el año que viene nos sentemos alrededor de una mesa y que en vez de que todos vengan a pedir, todos vengan a decir qué vamos a hacer para lograr ese equilibrio. Alguien alguna vez valoró los superávits gemelos, después se los olvidó (por Néstor Kirchner).
—¿Eso es lo que está trabando las inversiones?
—Las inversiones están llegando, pero si tuviésemos resultados con el déficit fiscal llegaríamos a muchísima mayor velocidad.
—¿Qué puntaje le pone a su primer año de gobierno?
—¿Cuánto vale haber evitado la quinta crisis terminal de los últimos 50 años? ¿Cuánto califica haber bajado las tensiones? Los periodistas se expresan con absoluta libertad, el mundo nos abrió las puertas y quiere que al país le vaya bien. Yo me pondría para esta etapa una buena nota. Yo pondría un ocho.
«Yo me pondría para esta etapa una buena nota, un ocho» / @mauriciomacri
—¿Reconoce que en materia económica no han habido brotes verdes?
—Brotes verdes hubo, pero en promedio no terminan de poner en marcha el país como todos necesitamos, y eso va a suceder el año próximo. Usted viene de la provincia de Santa Fe, y allí los brotes verdes explotan, solamente de la inversión en los puertos hay más de dos mil millones de dólares que se han puesto en marcha en todo el sistema. La producción aumentó y Santa Fe es una de las que más la impulsa. El tema es que no ha sido parejo: hay áreas en la que ya arrancó y otras que no. Trabajo para que todas las áreas arranquen. Generamos condiciones para que la inversión se multiplique y la economía se ponga en marcha definitivamente. Pero recordemos: hace más de 5 años que la economía no crece.
—¿Está conforme con el desempeño de los ministros del área económica?
—Sí, claro que sí. Si en algo nos equivocamos fue en no tomar dimensión del nivel de destrucción que había hecho el gobierno anterior. La Argentina estaba quebrada, en default, sin energía, con deudas de todo tipo que nos dejaron en todas las áreas. Teníamos la carga impositiva más grande, las obras públicas paradas. Poner en marcha todo eso, en coincidencia con una curva de aprendizaje de nuestros ministros, fue más difícil que lo que imaginamos.
—¿Cuál considera que es la crítica más justa y cuál la más injusta a su gobierno?
—Aprendí en el fútbol cómo es esto: si la pelota pega en el palo y va adentro, somos unos fenómenos. Si pega en el palo y va afuera, somos un desastre.
—¿Pero qué autocrítica hace de lo que estuvo mal, de lo que hay que corregir?
—Siempre se puede mejorar, si hay una curva de aprendizaje es que podemos mejorar, y estamos mejorando todos los días. Este gobierno está formado por gente capaz, de buena madera, honesta, con las mejores intenciones. Y eso no pasaba en Argentina desde hace muchas décadas. El camino es el ejemplo que no dio el equipo de la Copa Davis: esfuerzo y trabajo en equipo.
—¿Cómo ha sido desde lo personal este primer año como presidente? ¿Lo siente en el cuerpo?
—Sí, claro que lo sentí en el cuerpo. Para mí también fue una curva de aprendizaje. No es lo mismo ser empresario, presidente de Boca o alcalde de una ciudad importante que ser presidente de la Nación. Tuve que asumir este nuevo rol, entenderlo, ingresar al mundo con todas sus experiencias. Pero desde hace un mes siento que, al menos en esta primera etapa, estamos en el camino correcto.
—Parece que le gustó ser presidente: quiere quedarse ocho años…
—No es que me gustó, tengo sentido de la responsabilidad. Un cambio cultural como éste va a llevar mucho más que 8 años, pero tengo que estar abierto a pensar en llevar esta responsabilidad más adelante. Pero no es lo que me desvela en este momento, ni siquiera se me ocurre pensar en las elecciones de 2017. Mi día a día se debate en solucionar conflictos, trabas. Remover trabas para que los argentinos se puedan desarrollar. Mire, Argentina no saldrá adelante por la genialidad de su presidente o de su gobierno, será por el crecimiento de cada argentino, por el granito de arena que cada uno va a poner. Ese es el crecimiento de un país. Cada pyme se va a transformar en mediana empresa y la mediana en grande. Y eso hará crecer todo. Este es el camino, salir de la cosa frívola y superficial.
—¿Son cruciales para el gobierno las elecciones de 2017?
—Sí, claro que sí. Es muy importante que ganemos, no por una cuestión deportiva, sino porque fortalecerá la idea de cambio. Este año de transición ha sido duro para muchos argentinos, pero recién es el comienzo: el cambio cultural se tiene que profundizar. Y para eso necesitamos más apoyo de la gente. Los que con prepotencia se resisten al cambio para conservar de forma mafiosa su espacio de poder tienen que saber que esta decisión no es de un gobierno, es de la mayoría de los argentinos que quiere progresar.
«Este gobierno está formado por gente capaz, de buena madera, honesta, con las mejores intenciones» / @mauriciomacri
—¿Reconoce errores en los ajustes tarifarios, en el manejo de la inflación?
—La inflación ha sido el mayor éxito que hemos tenido. Yo dije a principio de año que en el segundo semestre bajaría drásticamente la inflación y ustedes me decían que era imposible, que era imparable. Y hoy estamos en un promedio de 1,5% mensual, que todavía está lejos del dígito al que tenemos que llegar. Sí es verdad, claramente, que podríamos haber instrumentado mejor el tema de las tarifas. Quiero rescatar el enorme apoyo de la gente, de los que viven en el área metropolitana de Buenos Aires, porque en el interior se pagan tarifas altas desde hace muchos años. El 83% pagó su boleta, aún costándole. Y desde la política se revirtió, lamentablemente. Porque la gente dijo: «Aunque duele, entiendo que la energía no puede ser gratis, porque los rosarinos pagan dos o tres veces más que yo». Hay que pagar lo que vale la energía, porque sin energía un país no crece. El gobierno anterior dilapidó las reservas energéticas. La austeridad tiene que ser un ejemplo y yo la predico desde hace mucho. Consumir más no nos acerca a la felicidad, ahí estoy alineado más que nunca con el Papa: «El dinero no es el camino a la felicidad».
—¿Está decepcionado con los empresarios, esperaba otro nivel de compromiso?
—Hay una camada de empresarios nuevos, jóvenes, que vienen empujando. Y también los hay viejos, entusiasmados con este cambio. También están los que son más conservadores, hay de todo. El empresariado, mayoritariamente, está acompañando.
—Diciembre siempre es un mes caliente…
—Estemos tranquilos. Este cambio que hemos decidido, este cambio de época con menor tensión, mayor capacidad de escucha y mayor respeto, hará que tengamos unas fiestas en paz. Después de comer y tomar de más ojalá tengamos más afecto en la unión de familia. Este camino de progreso será largo, pero creo que llegaremos a buen puerto.
Ante el eventual fracaso definitivo de la boleta electrónica, Macri no descartó la aplicación a nivel nacional de la boleta única papel, que se utiliza en la provincia. «La reforma electoral no es negociable», apostrofó. El presidente afirmó que en Santa Fe «los brotes verdes explotan» y desmintió que vaya a pedirles la renuncia a algunos de sus ministros.
En ese contexto, sorprendió su posicionamiento ante las críticas del presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó: «Expresa un microclima en el cual él vive en Diputados, distinto al del gobierno y al de la gente». En la charla, se le propuso una autocalificación de su gestión de gobierno al cumplirse 12 meses el 10 diciembre próximo. El primer mandatario no anduvo con chiquitas: «Un 8».
—Usted fue más duro con Lifschitz que con cualquier otro gobernador al decir que era el que «menos vocación» tenía «para trabajar en equipo». ¿Cambió la relación, la perspectiva, ahora están trabajando en equipo?
—Sí, afortunadamente sintonizamos con Lifschitz. La verdad es que me puso contento, porque yo creo que los hombres públicos valemos por lo que decimos públicamente, no por lo que decimos en privado. Yo no tengo doble discurso. Me alegro que ahora tengamos un único discurso con el gobernador de Santa Fe. Con Miguel hemos armado una agenda, que va desde las obras a la seguridad, donde también hemos movilizado enorme cantidad de recursos con resultados positivos. Los otros días me comentó la ministra Bullrich los muy buenos resultados conseguidos en la ciudad de Santa Fe, por ejemplo. Hay que seguir trabajando porque falta mucho.
—¿Y a qué se debe ese cambio de relación con Lifschitz, cuál fue el click?
—Nos sentamos acá, en este mismo lugar. Expresamos cada uno su visión y él entendió de qué manera trabajo yo. Tal vez en algunos casos las relaciones humanas quedaron contaminadas por 12 años de mentiras, de no ser solidarios. Yo creo que pasada la elección de 2015 todos tenemos un solo equipo para que a los argentinos nos vaya mejor. Trabajo con las cartas sobre la mesa, y espero y reclamo lo mismo. En Santa Fe esto se entendió y por eso se provocó el cambio.
—Pero, presidente, en Rosario se ven muy pocos gendarmes…
—No, hemos movilizado la cantidad comprometida. Tal vez falten más agentes federales. Este es un trabajo que tenemos que hacer desde la Nación, pero que requiere de un compromiso de la policía de Santa Fe. Nosotros, en ningún caso, en ninguna provincia, podemos reemplazar la presencia y el compromiso de la policía local. Nosotros podemos complementar, ayudar.
—En la provincia no va a tener en 2017 a Del Sel, que vuelve con los Midachi. ¿Tiene recambio para las próximas elecciones?
—La mesa de Cambiemos está muy activa y hay muchas figuras interesantes.
—¿Laspina puede ser una de ellas para encabezar la lista?
—Es una de las grandes revelaciones que ha tenido el Congreso nacional, pero hay muchas en Santa Fe. Están López Molina, José Corral, Jorge Boasso. Hay muchas.
—Parece haber quedado frenada la reforma electoral, al menos para el año que viene. El peronismo mostró una actitud de mayor beligerancia, por primera vez. ¿Qué evaluación hace?
—La reforma electoral no es negociable. Los argentinos decidimos otra forma de convivencia, diciéndonos la verdad, respetándonos, dialogando. Y el sistema electoral que acarreamos desde hace décadas expresa todo lo contrario. La buena noticia es que la reforma va a salir porque 20 de 24 gobernadores están a favor. Acá lo que ocurrió es que un senador, por una cuestión operativa, cajoneó la reforma y no permitió la votación. Si se iba a votación salía mayoritariamente.
—¿Quién es ese senador que, según usted, cajoneó la reforma electoral.
—(Marcelo) Fuentes (FpV), con el apoyo de cuatro gobernadores solamente. Creo que vamos rumbo a un sistema electoral que empiece a terminar con la trampa y el robo de votos. Sería el más beneficiado en mantener las cosas como están, pero tengo que hacer este aporte para la mejora de la calidad de la convivencia. Es parte del llamado a unir a los argentinos.
—¿Puede comenzar a aplicarse en el 2017?
—Puede ser parcialmente aplicable en el 2017. Ya sabemos que Córdoba adhirió y otros seguirán haciendo lo mismo. La gobernadora Vidal lo está estudiando.
«Creo en la cultura del equipo y para fortalecerla genero estos encuentros. Lo hice en Boca, cuando fui jefe de Gobierno y ahora en el gobierno nacional» / @mauriciomacri
—¿Y no es el momento de aplicar un camino alternativo con la boleta única papel, como sucede en Santa Fe y Córdoba?
—Puede ser, puede ser un camino alternativo, intermedio.
—Entonces va a aplicarse la boleta única papel si fracasa la boleta electrónica…
—Puede ser. Ya sería una mejora: la boleta única papel no introduce la tecnología pero sí es un instrumento que evita el robo de boletas.
—¿Ante el rechazo del peronismo a la boleta electrónica, inmediatamente instalaría el tratamiento de la boleta única?
—Puede ser una alternativa.
—¿Cuáles son las expectativas de la reunión en Chapadmalal con sus funcionarios y referencias de Cambiemos?
—Siempre creo en la cultura del equipo y para fortalecerla genero estos encuentros. Lo hice en Boca, cuando fui jefe de Gobierno y ahora en el gobierno nacional. Estos espacios fortalecen los vínculos, es una convivencia intensa de casi dos días, donde cada uno expresa lo que hizo y sus proyectos a futuro. Y luego un debate amplio. Espero seguir fortaleciendo el equipo y acordar la agenda.
—Se dice que usted no está conforme con algunas áreas del gobierno.
—No es así. Estoy contento, en líneas generales, con el crecimiento que ha tenido el equipo, con el aprendizaje de los ministros y no he planteado ningún cambio trascendente.
—¿No necesita reforzar este equipo?
—Todos los días se incorpora gente nueva, pero me siento conforme con lo que se ha logrado hasta el presente.
Emilio Monzó, presidente de la Cámara Baja.
—¿Cómo tomó las críticas de Monzó?
—No las comparto. Es una opinión de él, en un espacio plural.
—¿Habló con Monzó?
—Sí. Nos reunimos todos los días en este mismo lugar en que estamos ahora.
—¿Pero no lo sorprende que alguien del riñón macrista, con peso institucional, diga que hay que cambiar el gabinete y que la estrategia comunicacional no sirve?
—No sé si me sorprende o no. El expresa un microclima en el cual vive, que es el de la Cámara de Diputados, que es distinto al del gobierno y al que la gente vive. Acá, en Argentina, lo bueno y lo mágico es que el cambio vino de abajo hacia arriba. Y la gente aún sabiendo que el cambio es difícil, es largo, tiene niveles de esperanza como nunca antes y le da un apoyo al gobierno como a ningún otro en América latina. Este es un cambio cultural, un cambio de época. Esto cuesta ser entendido en toda su dimensión.
—¿Hay un recrudecimiento de la ofensiva opositora?
—Se confunde intentar mantener una agenda mediática con gobernar un país que intenta reinsertarse en el mundo, volver a crecer, hacer reformas de fondo por una Justicia independiente. La libertad de expresión con la que convivimos hoy. Hay una confusión con eso. Hoy, más que nunca, estamos convencidos del rumbo que hemos tomado y siento que la gente lo entiende mucho mejor que los dirigentes, que continúan haciendo propuestas demagógicas que entorpecerían el camino de crecimiento.
—Pero las dilaciones alrededor del tema impuesto a las Ganancias hace que hoy los réditos se los lleve la oposición…
—Algo que abarca a solamente el 3% de la población no lo vivo como un éxito para el gobierno. Yo gobierno especialmente para los que menos tienen, para el 32% que está en la pobreza. La discusión sobre Ganancias es para el 3% de la población que más gana en la Argentina.
—Pero fue uno de los ejes de su campaña electoral, presidente. Prometió medidas muy distintas a la que está aplicando ahora su gobierno…
—Bueno… Triplicamos el mínimo no imponible al principio del año, al corregir abusos que habían sido producto de la inflación. Y ahora tenemos una propuesta que, aun siendo para el 3% de la población, genera una escala progresiva mucho más justa. Eso es lo posible. Entendamos que el problema fundamental que enfrenta la Argentina en términos de su equilibrio como sociedad es el enorme déficit fiscal, que hay que bajar, y tiene la carga impositiva más alta de la región. Eso es un impedimento enorme para generar trabajo, y es el trabajo el que nos va a sacar de la pobreza. Espero que el año que viene nos sentemos alrededor de una mesa y que en vez de que todos vengan a pedir, todos vengan a decir qué vamos a hacer para lograr ese equilibrio. Alguien alguna vez valoró los superávits gemelos, después se los olvidó (por Néstor Kirchner).
—¿Eso es lo que está trabando las inversiones?
—Las inversiones están llegando, pero si tuviésemos resultados con el déficit fiscal llegaríamos a muchísima mayor velocidad.
—¿Qué puntaje le pone a su primer año de gobierno?
—¿Cuánto vale haber evitado la quinta crisis terminal de los últimos 50 años? ¿Cuánto califica haber bajado las tensiones? Los periodistas se expresan con absoluta libertad, el mundo nos abrió las puertas y quiere que al país le vaya bien. Yo me pondría para esta etapa una buena nota. Yo pondría un ocho.
«Yo me pondría para esta etapa una buena nota, un ocho» / @mauriciomacri
—¿Reconoce que en materia económica no han habido brotes verdes?
—Brotes verdes hubo, pero en promedio no terminan de poner en marcha el país como todos necesitamos, y eso va a suceder el año próximo. Usted viene de la provincia de Santa Fe, y allí los brotes verdes explotan, solamente de la inversión en los puertos hay más de dos mil millones de dólares que se han puesto en marcha en todo el sistema. La producción aumentó y Santa Fe es una de las que más la impulsa. El tema es que no ha sido parejo: hay áreas en la que ya arrancó y otras que no. Trabajo para que todas las áreas arranquen. Generamos condiciones para que la inversión se multiplique y la economía se ponga en marcha definitivamente. Pero recordemos: hace más de 5 años que la economía no crece.
—¿Está conforme con el desempeño de los ministros del área económica?
—Sí, claro que sí. Si en algo nos equivocamos fue en no tomar dimensión del nivel de destrucción que había hecho el gobierno anterior. La Argentina estaba quebrada, en default, sin energía, con deudas de todo tipo que nos dejaron en todas las áreas. Teníamos la carga impositiva más grande, las obras públicas paradas. Poner en marcha todo eso, en coincidencia con una curva de aprendizaje de nuestros ministros, fue más difícil que lo que imaginamos.
—¿Cuál considera que es la crítica más justa y cuál la más injusta a su gobierno?
—Aprendí en el fútbol cómo es esto: si la pelota pega en el palo y va adentro, somos unos fenómenos. Si pega en el palo y va afuera, somos un desastre.
—¿Pero qué autocrítica hace de lo que estuvo mal, de lo que hay que corregir?
—Siempre se puede mejorar, si hay una curva de aprendizaje es que podemos mejorar, y estamos mejorando todos los días. Este gobierno está formado por gente capaz, de buena madera, honesta, con las mejores intenciones. Y eso no pasaba en Argentina desde hace muchas décadas. El camino es el ejemplo que no dio el equipo de la Copa Davis: esfuerzo y trabajo en equipo.
—¿Cómo ha sido desde lo personal este primer año como presidente? ¿Lo siente en el cuerpo?
—Sí, claro que lo sentí en el cuerpo. Para mí también fue una curva de aprendizaje. No es lo mismo ser empresario, presidente de Boca o alcalde de una ciudad importante que ser presidente de la Nación. Tuve que asumir este nuevo rol, entenderlo, ingresar al mundo con todas sus experiencias. Pero desde hace un mes siento que, al menos en esta primera etapa, estamos en el camino correcto.
—Parece que le gustó ser presidente: quiere quedarse ocho años…
—No es que me gustó, tengo sentido de la responsabilidad. Un cambio cultural como éste va a llevar mucho más que 8 años, pero tengo que estar abierto a pensar en llevar esta responsabilidad más adelante. Pero no es lo que me desvela en este momento, ni siquiera se me ocurre pensar en las elecciones de 2017. Mi día a día se debate en solucionar conflictos, trabas. Remover trabas para que los argentinos se puedan desarrollar. Mire, Argentina no saldrá adelante por la genialidad de su presidente o de su gobierno, será por el crecimiento de cada argentino, por el granito de arena que cada uno va a poner. Ese es el crecimiento de un país. Cada pyme se va a transformar en mediana empresa y la mediana en grande. Y eso hará crecer todo. Este es el camino, salir de la cosa frívola y superficial.
—¿Son cruciales para el gobierno las elecciones de 2017?
—Sí, claro que sí. Es muy importante que ganemos, no por una cuestión deportiva, sino porque fortalecerá la idea de cambio. Este año de transición ha sido duro para muchos argentinos, pero recién es el comienzo: el cambio cultural se tiene que profundizar. Y para eso necesitamos más apoyo de la gente. Los que con prepotencia se resisten al cambio para conservar de forma mafiosa su espacio de poder tienen que saber que esta decisión no es de un gobierno, es de la mayoría de los argentinos que quiere progresar.
«Este gobierno está formado por gente capaz, de buena madera, honesta, con las mejores intenciones» / @mauriciomacri
—¿Reconoce errores en los ajustes tarifarios, en el manejo de la inflación?
—La inflación ha sido el mayor éxito que hemos tenido. Yo dije a principio de año que en el segundo semestre bajaría drásticamente la inflación y ustedes me decían que era imposible, que era imparable. Y hoy estamos en un promedio de 1,5% mensual, que todavía está lejos del dígito al que tenemos que llegar. Sí es verdad, claramente, que podríamos haber instrumentado mejor el tema de las tarifas. Quiero rescatar el enorme apoyo de la gente, de los que viven en el área metropolitana de Buenos Aires, porque en el interior se pagan tarifas altas desde hace muchos años. El 83% pagó su boleta, aún costándole. Y desde la política se revirtió, lamentablemente. Porque la gente dijo: «Aunque duele, entiendo que la energía no puede ser gratis, porque los rosarinos pagan dos o tres veces más que yo». Hay que pagar lo que vale la energía, porque sin energía un país no crece. El gobierno anterior dilapidó las reservas energéticas. La austeridad tiene que ser un ejemplo y yo la predico desde hace mucho. Consumir más no nos acerca a la felicidad, ahí estoy alineado más que nunca con el Papa: «El dinero no es el camino a la felicidad».
—¿Está decepcionado con los empresarios, esperaba otro nivel de compromiso?
—Hay una camada de empresarios nuevos, jóvenes, que vienen empujando. Y también los hay viejos, entusiasmados con este cambio. También están los que son más conservadores, hay de todo. El empresariado, mayoritariamente, está acompañando.
—Diciembre siempre es un mes caliente…
—Estemos tranquilos. Este cambio que hemos decidido, este cambio de época con menor tensión, mayor capacidad de escucha y mayor respeto, hará que tengamos unas fiestas en paz. Después de comer y tomar de más ojalá tengamos más afecto en la unión de familia. Este camino de progreso será largo, pero creo que llegaremos a buen puerto.