Tras recibir el respaldo de los líderes mundiales al acuerdo con el FMI , el presidente Mauricio Macri le envió un mensaje al peronismo desde Canadá, donde asistió como invitado a la Cumbre del G-7, al subrayar que «no hay otro camino» que el trazado en el acuerdo con el Fondo para acelerar la reducción del déficit fiscal .
De hecho, calificó el cierre de la negociación como «algo inédito en nuestra historia».
«El peronismo sabe que hizo mucho daño en el último gobierno, y que no hay más lugar para la demagogia, para la locura y la mentira. Hay que sentarse a hacer algo razonable», afirmó el Presidente, en una entrevista con LA NACION y Clarín, durante una pausa del encuentro internacional, que se realizó en la villa turística de Charlevoix, unos 140 kilómetros al norte de la ciudad de Quebec.
Macri se vio con la directora del FMI, quien le anticipó que en los próximos días el board del organismo terminará de aprobar el préstamo de 50.000 millones de dólares para la Argentina, y tuvo charlas con la canciller alemana, Angela Merkel , el francés Emmanuel Macron , el canadiense Justin Trudeau , el japonés Shinzo Abe y la británica Theresa May . Solo le resultó imposible cruzarse con el norteamericano Donald Trump , quien había partido poco antes de la llegada de Macri.
Luego de alejar los riesgos de insolvencia gracias al acuerdo, el Gobierno debe encarar ahora los recortes del presupuesto, que necesitarán el acompañamiento de la oposición en el Congreso y pueden impactar en las partidas para los gobernadores. El viaje a Canadá resultó precisamente una bisagra entre el fin de las negociaciones y el horizonte que se abre en la reducción del gasto público.
-¿Cómo resultó la reunión con Lagarde?
-Muy bien. Como llegamos muy temprano aprovechamos y nos reunimos en un aparte, hablamos un rato largo de la negociación y de cómo seguimos. Ella estaba muy entusiasmada.
-¿Y cómo se sigue?
-Me dijo que el acuerdo ahora va para la aprobación definitiva del board, en una semana, que no había ningún problema y que todos los accionistas se habían manifestado positivamente. Estaba realmente fascinada por la calidad de todo el equipo de la Argentina, tanto de Hacienda como del Banco Central . Yo hice lo mismo: los cité a todos ayer [por anteayer] a la quinta de Olivos para felicitarlos por la tarea realizada. Hubo una construcción de confianza durante todo el mes, que fue intenso. Cuando uno va con la verdad, se crea confianza. Ellos vieron los números, buscaron si los datos de la economía que les dimos eran verdaderos o falsos, si los estábamos tratando de engañar, pero los dieron vuelta y entendieron que eran la verdad, que era nuestro plan. Y que íbamos al Fondo para no depender de un mercado financiero tan volátil, que íbamos a acelerar el proceso. Lo aceptaron y de ahí salió la propuesta que sorprendió al mundo entero. Y también a los argentinos, que habían sido escépticos sobre cuál iba a ser el nivel de apoyo. Es un respaldo único en la historia de la Argentina y también del Fondo.
-¿Los líderes de la cumbre manifestaron su apoyo?
-Sí, hablé con la canciller [de Alemania, Angela] Merkel, el primer ministro [de Japón, Shinzo] Abe, con [el primer ministro de Canadá, Justin] Trudeau, quien me felicitó, al igual que [la primera ministra británica], Theresa May.
-Tras el acuerdo se abre una etapa de reducción del déficit para cumplir con las metas. ¿Dónde se va a focalizar el ajuste?
-Primero, hay que entender que lo logrado es algo inédito en nuestra historia, por el apoyo mundial, por la cantidad de dinero, por la flexibilidad y el entendimiento frente al plan de los argentinos. Todo esto es una enorme oportunidad para que la Argentina consolide un camino de crecimiento y desarrollo. El objetivo es lograr desarrollarnos, que la Argentina crezca de forma federal y se generen millones de puestos de trabajo. Nadie discute la capacidad de la Argentina en generación de alimentos, en energía renovable, en minería, en servicios con valor agregado, es una potencia futura si hace las cosas que debe hacer. A partir de ahí, lo que hace falta para cumplir con el plan es responsabilidad de toda la dirigencia argentina. El Estado no puede seguir gastando más de lo que tiene. Y esa es una discusión que se va a dar en los próximos meses entre todos los dirigentes de la política, el empresariado, las universidades, los gremios. Todos debemos recuperar una sensatez que no hemos tenido en 70 años, porque lo que está en juego es el futuro de los argentinos.
-¿Y qué le pide a la oposición?
-Que discutamos con la verdad sobre la mesa, que no sigamos engañando a la gente diciéndole que hay soluciones mágicas. Hay un crecimiento que se viene dando en la Argentina, que con la sequía, la corrida cambiaria y el precio del aumento del petróleo, va a ser menor. Si queremos acelerar el crecimiento, la política tiene que saber vivir con los recursos que tiene. Además, necesitamos bajar los impuestos. Los argentinos están pagando impuestos por demás.
-Se vienen objetivos concretos, como acordar el presupuesto, la reforma de la carta orgánica del Banco Central después de un revés importante por las tarifas.
-Todo el mundo tiene que entender que los argentinos decidimos un cambio. No vamos a volver atrás. Tiene que quedar claro quiénes están a favor del cambio y quiénes quieren impedirlo. Y eso va a ordenar mucho las discusiones que vienen ahora, porque el futuro pasa por acá. No hay otro camino para el progreso que integrar a la Argentina al mundo, tener un gobierno que combata la corrupción y el narcotráfico, que apoye la libertad de expresión y el acceso a la información, para que la ciudadanía pueda saber qué se hace con sus recursos.
-¿Y qué pasa si el peronismo se niega a acompañar como pasó con el proyecto de tarifas?
-No hay espacio para eso. El peronismo sabe que hizo mucho daño en el último gobierno, y que no hay más lugar para la demagogia, para la locura y la mentira.
-¿Cómo va a impactar el ajuste en la vida cotidiana de la gente?
-Nosotros tenemos que seguir justamente el ejemplo de la gente común, que se levanta a las seis de la mañana, se toma el transporte público, que no falta nunca y se esfuerza todos los días. En el presupuesto no puede haber más privilegios, gente que no trabaja, gente que se jubila mucho antes, otros que cobran por cosas que no existen.
-¿El plan va a implicar reducir los giros a las provincias?
-No nos anticipemos. Dejemos que el ministro de Hacienda y el jefe de Gabinete hagan su trabajo. He hablado con los gobernadores. Son conscientes de que hay muchas cosas que se han hecho mal y de que llegó el momento de ponerlas sobre la mesa. Recién dije acá [en la Cumbre del G-7] cuando me tocó hablar: la Argentina hace dos años y medio emprendió un cambio que se basa en poner los problemas sobre la mesa.
-¿Usted perdió la confianza en los gobernadores por lo que sucedió con el proyecto de tarifas?
-[Hace una pausa y reflexiona.] Los conozco hace mucho. Por eso vamos a apostar a que cada uno ponga lo mejor de sí.
-¿El recorte del gasto no puede impactar en el crecimiento del año próximo?
-Al revés. Esa es otra mentira que se le dijo a la gente. El despilfarro y la corrupción jamás pueden ayudar a crecer a un país. La Argentina, si se equilibra macroeconómicamente, es imparable. Se viene creciendo, y sin financiamiento. Solo el 13 por ciento de las pymes tienen acceso al financiamiento. Imaginen cuando todas tengan acceso y logremos bajar la inflación definitivamente. La Argentina va a ser el país que más va a crecer en los próximos 20 años, si hacemos lo que hay que hacer.
-¿La plata del Fondo es para usarla o tenerla como garantía?
-Preferentemente, uno quisiera no tener que usarla. En la medida en que bajemos el déficit más rápido, menos vamos a tener que usarla. Y sería lo mejor, para no seguir acumulando deuda para nuestros hijos y nietos.
-¿Prevén un escenario de conflictividad por los recortes?
-Yo creo en el diálogo. Lo apliqué desde que estoy en el Gobierno. La violencia, en cualquier tipo de escenario, no suma nada.
-Desde que asumió, y aquí se vio nuevamente, enfrentó una dicotomía: el respaldo en el extranjero no fue equivalente a las reacciones internas.
-Porque los argentinos abrazamos el escepticismo, la negatividad y el espíritu crítico como si fuese algo que resalta nuestra inteligencia. Y yo no creo en eso. Creo que hay que ser positivo y optimista, y creer en lo que somos capaces.
-¿Cree que los recortes y el acuerdo con el FMI pueden impactar en las elecciones de 2019?
-Sí, positivamente. Estamos construyendo una historia nueva. Cuando más argentinos es sumen y crean, más rápido va a suceder.
-Pero no hay antecedentes de campañas electorales en las que el mensaje haya sido la austeridad.
-En Boca me pusieron el «cartonero Báez» e hice una reforma para poder irme, de lo contrario me iban a reelegir de por vida. La austeridad también es un valor. Pero lo más importante es crecer. Y las dos cosas son compatibles.
-¿Alguna vez se imaginó que como presidente iba a volver a pedir dinero al Fondo?
-Desde que asumí escuché por lo menos dos docenas de veces que era el primer presidente que hacía algo en particular. Esta será una más.
De hecho, calificó el cierre de la negociación como «algo inédito en nuestra historia».
«El peronismo sabe que hizo mucho daño en el último gobierno, y que no hay más lugar para la demagogia, para la locura y la mentira. Hay que sentarse a hacer algo razonable», afirmó el Presidente, en una entrevista con LA NACION y Clarín, durante una pausa del encuentro internacional, que se realizó en la villa turística de Charlevoix, unos 140 kilómetros al norte de la ciudad de Quebec.
Macri se vio con la directora del FMI, quien le anticipó que en los próximos días el board del organismo terminará de aprobar el préstamo de 50.000 millones de dólares para la Argentina, y tuvo charlas con la canciller alemana, Angela Merkel , el francés Emmanuel Macron , el canadiense Justin Trudeau , el japonés Shinzo Abe y la británica Theresa May . Solo le resultó imposible cruzarse con el norteamericano Donald Trump , quien había partido poco antes de la llegada de Macri.
Luego de alejar los riesgos de insolvencia gracias al acuerdo, el Gobierno debe encarar ahora los recortes del presupuesto, que necesitarán el acompañamiento de la oposición en el Congreso y pueden impactar en las partidas para los gobernadores. El viaje a Canadá resultó precisamente una bisagra entre el fin de las negociaciones y el horizonte que se abre en la reducción del gasto público.
-¿Cómo resultó la reunión con Lagarde?
-Muy bien. Como llegamos muy temprano aprovechamos y nos reunimos en un aparte, hablamos un rato largo de la negociación y de cómo seguimos. Ella estaba muy entusiasmada.
-¿Y cómo se sigue?
-Me dijo que el acuerdo ahora va para la aprobación definitiva del board, en una semana, que no había ningún problema y que todos los accionistas se habían manifestado positivamente. Estaba realmente fascinada por la calidad de todo el equipo de la Argentina, tanto de Hacienda como del Banco Central . Yo hice lo mismo: los cité a todos ayer [por anteayer] a la quinta de Olivos para felicitarlos por la tarea realizada. Hubo una construcción de confianza durante todo el mes, que fue intenso. Cuando uno va con la verdad, se crea confianza. Ellos vieron los números, buscaron si los datos de la economía que les dimos eran verdaderos o falsos, si los estábamos tratando de engañar, pero los dieron vuelta y entendieron que eran la verdad, que era nuestro plan. Y que íbamos al Fondo para no depender de un mercado financiero tan volátil, que íbamos a acelerar el proceso. Lo aceptaron y de ahí salió la propuesta que sorprendió al mundo entero. Y también a los argentinos, que habían sido escépticos sobre cuál iba a ser el nivel de apoyo. Es un respaldo único en la historia de la Argentina y también del Fondo.
-¿Los líderes de la cumbre manifestaron su apoyo?
-Sí, hablé con la canciller [de Alemania, Angela] Merkel, el primer ministro [de Japón, Shinzo] Abe, con [el primer ministro de Canadá, Justin] Trudeau, quien me felicitó, al igual que [la primera ministra británica], Theresa May.
-Tras el acuerdo se abre una etapa de reducción del déficit para cumplir con las metas. ¿Dónde se va a focalizar el ajuste?
-Primero, hay que entender que lo logrado es algo inédito en nuestra historia, por el apoyo mundial, por la cantidad de dinero, por la flexibilidad y el entendimiento frente al plan de los argentinos. Todo esto es una enorme oportunidad para que la Argentina consolide un camino de crecimiento y desarrollo. El objetivo es lograr desarrollarnos, que la Argentina crezca de forma federal y se generen millones de puestos de trabajo. Nadie discute la capacidad de la Argentina en generación de alimentos, en energía renovable, en minería, en servicios con valor agregado, es una potencia futura si hace las cosas que debe hacer. A partir de ahí, lo que hace falta para cumplir con el plan es responsabilidad de toda la dirigencia argentina. El Estado no puede seguir gastando más de lo que tiene. Y esa es una discusión que se va a dar en los próximos meses entre todos los dirigentes de la política, el empresariado, las universidades, los gremios. Todos debemos recuperar una sensatez que no hemos tenido en 70 años, porque lo que está en juego es el futuro de los argentinos.
-¿Y qué le pide a la oposición?
-Que discutamos con la verdad sobre la mesa, que no sigamos engañando a la gente diciéndole que hay soluciones mágicas. Hay un crecimiento que se viene dando en la Argentina, que con la sequía, la corrida cambiaria y el precio del aumento del petróleo, va a ser menor. Si queremos acelerar el crecimiento, la política tiene que saber vivir con los recursos que tiene. Además, necesitamos bajar los impuestos. Los argentinos están pagando impuestos por demás.
-Se vienen objetivos concretos, como acordar el presupuesto, la reforma de la carta orgánica del Banco Central después de un revés importante por las tarifas.
-Todo el mundo tiene que entender que los argentinos decidimos un cambio. No vamos a volver atrás. Tiene que quedar claro quiénes están a favor del cambio y quiénes quieren impedirlo. Y eso va a ordenar mucho las discusiones que vienen ahora, porque el futuro pasa por acá. No hay otro camino para el progreso que integrar a la Argentina al mundo, tener un gobierno que combata la corrupción y el narcotráfico, que apoye la libertad de expresión y el acceso a la información, para que la ciudadanía pueda saber qué se hace con sus recursos.
-¿Y qué pasa si el peronismo se niega a acompañar como pasó con el proyecto de tarifas?
-No hay espacio para eso. El peronismo sabe que hizo mucho daño en el último gobierno, y que no hay más lugar para la demagogia, para la locura y la mentira.
-¿Cómo va a impactar el ajuste en la vida cotidiana de la gente?
-Nosotros tenemos que seguir justamente el ejemplo de la gente común, que se levanta a las seis de la mañana, se toma el transporte público, que no falta nunca y se esfuerza todos los días. En el presupuesto no puede haber más privilegios, gente que no trabaja, gente que se jubila mucho antes, otros que cobran por cosas que no existen.
-¿El plan va a implicar reducir los giros a las provincias?
-No nos anticipemos. Dejemos que el ministro de Hacienda y el jefe de Gabinete hagan su trabajo. He hablado con los gobernadores. Son conscientes de que hay muchas cosas que se han hecho mal y de que llegó el momento de ponerlas sobre la mesa. Recién dije acá [en la Cumbre del G-7] cuando me tocó hablar: la Argentina hace dos años y medio emprendió un cambio que se basa en poner los problemas sobre la mesa.
-¿Usted perdió la confianza en los gobernadores por lo que sucedió con el proyecto de tarifas?
-[Hace una pausa y reflexiona.] Los conozco hace mucho. Por eso vamos a apostar a que cada uno ponga lo mejor de sí.
-¿El recorte del gasto no puede impactar en el crecimiento del año próximo?
-Al revés. Esa es otra mentira que se le dijo a la gente. El despilfarro y la corrupción jamás pueden ayudar a crecer a un país. La Argentina, si se equilibra macroeconómicamente, es imparable. Se viene creciendo, y sin financiamiento. Solo el 13 por ciento de las pymes tienen acceso al financiamiento. Imaginen cuando todas tengan acceso y logremos bajar la inflación definitivamente. La Argentina va a ser el país que más va a crecer en los próximos 20 años, si hacemos lo que hay que hacer.
-¿La plata del Fondo es para usarla o tenerla como garantía?
-Preferentemente, uno quisiera no tener que usarla. En la medida en que bajemos el déficit más rápido, menos vamos a tener que usarla. Y sería lo mejor, para no seguir acumulando deuda para nuestros hijos y nietos.
-¿Prevén un escenario de conflictividad por los recortes?
-Yo creo en el diálogo. Lo apliqué desde que estoy en el Gobierno. La violencia, en cualquier tipo de escenario, no suma nada.
-Desde que asumió, y aquí se vio nuevamente, enfrentó una dicotomía: el respaldo en el extranjero no fue equivalente a las reacciones internas.
-Porque los argentinos abrazamos el escepticismo, la negatividad y el espíritu crítico como si fuese algo que resalta nuestra inteligencia. Y yo no creo en eso. Creo que hay que ser positivo y optimista, y creer en lo que somos capaces.
-¿Cree que los recortes y el acuerdo con el FMI pueden impactar en las elecciones de 2019?
-Sí, positivamente. Estamos construyendo una historia nueva. Cuando más argentinos es sumen y crean, más rápido va a suceder.
-Pero no hay antecedentes de campañas electorales en las que el mensaje haya sido la austeridad.
-En Boca me pusieron el «cartonero Báez» e hice una reforma para poder irme, de lo contrario me iban a reelegir de por vida. La austeridad también es un valor. Pero lo más importante es crecer. Y las dos cosas son compatibles.
-¿Alguna vez se imaginó que como presidente iba a volver a pedir dinero al Fondo?
-Desde que asumí escuché por lo menos dos docenas de veces que era el primer presidente que hacía algo en particular. Esta será una más.