El freno de la economía ya se siente en la inflación. Por segundo mes consecutivo, junio cerró con una desaceleración en el ritmo de los aumentos del costo de vida, aunque con los agravantes de que los alimentos siguen subiendo y que el enfriamiento de la inflación es mucho menos marcado que el parate que está sufriendo la actividad económica.
De acuerdo con las estimaciones preliminares de las consultoras privadas que relevan precios, el mes que acaba de terminar cerró con un alza apenas superior al 1% en el costo de vida. De confirmarse esta proyección, se trataría de la segunda baja en lo que va de 2012, tras el 1,7% de mayo del que dio cuenta el Congreso nacional tomando en cuenta los relevamientos de las consultoras que no pueden publicar sus datos por la presión judicial que ejerce el Gobierno.
«Hay una desaceleración de la inflación que se puede atribuir a la menor actividad. Igualmente, el freno en los precios no es tan grande como el que se siente en la economía. Según nuestras mediciones, mayo fue el primer mes que dio un resultado negativo en materia de actividad económica desde 2009», explicó Fausto Spotorno, economista jefe del estudio Orlando J. Ferreres. «La inflación está cediendo, pero igual sigue siendo alta, con el agravante de que hasta el año pasado el país tenía una fuerte suba en el costo de vida con la economía creciendo a tasas altísimas, y ahora la vamos a sufrir con un nivel de actividad mucho más frenado», agregó el economista.
El diagnóstico es compartido por su colega Camilo Tiscornia, que advierte: «Estamos viendo cierta contención en los precios, que se explica básicamente por el freno muy marcado en la actividad económica», señaló el socio del estudio Castiglione, Tiscornia y Asociados.
Otras voces alertan que la leve desaceleración de la inflación está muy lejos de implicar un panorama más aliviado para los hogares argentinos. «No es lo mismo tener una inflación en torno al 20 por ciento anual con la economía creciendo que en una recesión. Los aumentos de precios y la pérdida del poder adquisitivo, aunque sean un poco más bajos, se sienten muchísimo más en un contexto de aumento del desempleo y menor demanda», señaló un economista que prefiere no dar a conocer su nombre por temor a las represalias oficiales.
Alimentos más caros
Dentro de una marcada desaceleración general en materia de precios y servicios, provocada por la menor demanda, el rubro alimentos y bebidas fue la excepción. De acuerdo con el relevamiento que realiza la asociación de consumidores Adelco, en junio los precios de la canasta básica aumentaron 9,3%, en lo que constituye la mayor suba del año. A estos incrementos se suma que hace una semana el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, autorizó la segunda tanda de aumentos de precios en lo que va del año. Las subas oscilan entre 2 y 9% y benefician a media docena de empresas líderes de alimentos y bebidas, aunque sólo llegarán a las góndolas a partir de esta semana.
Junio es además un mes con baja estacionalidad en materia de inflación, aunque el panorama podría cambiar en el mes que acaba de comenzar, porque entrarán a tallar factores estacionales como las vacaciones de invierno, que tienen un impacto directo en el rubro esparcimiento. «En julio puede ser que se reactive un poco la demanda, por el medio aguinaldo, que en la mayoría de los casos recién se está cobrando ahora, y porque muchos acuerdos salariales incluyen una cláusula de retroactividad. Igualmente, a futuro, no vemos un escenario de estanflación, sino más bien de un crecimiento económico más bajo, en torno al 2%, con inflación alta», explicó el economista Jorge Todesca, director de la consultora Finsoport.
Efecto dólar
Los economistas además advierten sobre los peligros del desdoblamiento del mercado cambiario en materia de precios. «Si bien el mercado del dólar paralelo sigue siendo pequeño, tiene un gran impacto en la formación de expectativas y en las decisiones de consumo e inversión del público. Si las expectativas económicas empiezan a tomar como referencia la cotización del dólar blue, se acentuarían los efectos negativos de una devaluación, como un aumento de la inflación, pero sin sus beneficios, como una mayor protección para la industria y competitividad para el sector externo, con mayor generación de divisas», explicó Mario Sotuyo, economista de la consultora Economía & Regiones.Las ventas de los comercios minoristas medidas en cantidades cayeron en junio 6,8% respecto del mismo mes de 2011 y cerraron el primer semestre del año con una baja de 1,9% interanual, según un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
La contracción de junio es la cuarta caída consecutiva de las ventas minoristas, afectadas por la menor actividad económica. «En general, la demanda se movió con mucha tranquilidad, con un público que se limitó a comprar lo necesario y evitó dejarse tentar por las ofertas y promociones», evaluó la entidad.
Según el informe, de los 22 rubros que componen la canasta minorista, todos verificaron retracciones en la comparación interanual. La baja más pronunciada se vio en el rubro «Inmobiliarias», con una caída de 33,4% anual, por efecto de las mayores restricciones a la compra de dólares que desaceleraron las operaciones de compra y venta. «Muchos oferentes retiraron sus propiedades del mercado y la demanda se encuentra expectante a lo que suceda con los precios», precisó.
Detrás se ubicaron los sectores de Neumáticos (-11,9%), Calzados (-8,4%), Deportes (-8,3) e Indumentaria (-8,3). Según el sondeo, los empresarios del sector esperan que el consumo siga «debilitado» en los próximos meses.
De acuerdo con las estimaciones preliminares de las consultoras privadas que relevan precios, el mes que acaba de terminar cerró con un alza apenas superior al 1% en el costo de vida. De confirmarse esta proyección, se trataría de la segunda baja en lo que va de 2012, tras el 1,7% de mayo del que dio cuenta el Congreso nacional tomando en cuenta los relevamientos de las consultoras que no pueden publicar sus datos por la presión judicial que ejerce el Gobierno.
«Hay una desaceleración de la inflación que se puede atribuir a la menor actividad. Igualmente, el freno en los precios no es tan grande como el que se siente en la economía. Según nuestras mediciones, mayo fue el primer mes que dio un resultado negativo en materia de actividad económica desde 2009», explicó Fausto Spotorno, economista jefe del estudio Orlando J. Ferreres. «La inflación está cediendo, pero igual sigue siendo alta, con el agravante de que hasta el año pasado el país tenía una fuerte suba en el costo de vida con la economía creciendo a tasas altísimas, y ahora la vamos a sufrir con un nivel de actividad mucho más frenado», agregó el economista.
El diagnóstico es compartido por su colega Camilo Tiscornia, que advierte: «Estamos viendo cierta contención en los precios, que se explica básicamente por el freno muy marcado en la actividad económica», señaló el socio del estudio Castiglione, Tiscornia y Asociados.
Otras voces alertan que la leve desaceleración de la inflación está muy lejos de implicar un panorama más aliviado para los hogares argentinos. «No es lo mismo tener una inflación en torno al 20 por ciento anual con la economía creciendo que en una recesión. Los aumentos de precios y la pérdida del poder adquisitivo, aunque sean un poco más bajos, se sienten muchísimo más en un contexto de aumento del desempleo y menor demanda», señaló un economista que prefiere no dar a conocer su nombre por temor a las represalias oficiales.
Alimentos más caros
Dentro de una marcada desaceleración general en materia de precios y servicios, provocada por la menor demanda, el rubro alimentos y bebidas fue la excepción. De acuerdo con el relevamiento que realiza la asociación de consumidores Adelco, en junio los precios de la canasta básica aumentaron 9,3%, en lo que constituye la mayor suba del año. A estos incrementos se suma que hace una semana el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, autorizó la segunda tanda de aumentos de precios en lo que va del año. Las subas oscilan entre 2 y 9% y benefician a media docena de empresas líderes de alimentos y bebidas, aunque sólo llegarán a las góndolas a partir de esta semana.
Junio es además un mes con baja estacionalidad en materia de inflación, aunque el panorama podría cambiar en el mes que acaba de comenzar, porque entrarán a tallar factores estacionales como las vacaciones de invierno, que tienen un impacto directo en el rubro esparcimiento. «En julio puede ser que se reactive un poco la demanda, por el medio aguinaldo, que en la mayoría de los casos recién se está cobrando ahora, y porque muchos acuerdos salariales incluyen una cláusula de retroactividad. Igualmente, a futuro, no vemos un escenario de estanflación, sino más bien de un crecimiento económico más bajo, en torno al 2%, con inflación alta», explicó el economista Jorge Todesca, director de la consultora Finsoport.
Efecto dólar
Los economistas además advierten sobre los peligros del desdoblamiento del mercado cambiario en materia de precios. «Si bien el mercado del dólar paralelo sigue siendo pequeño, tiene un gran impacto en la formación de expectativas y en las decisiones de consumo e inversión del público. Si las expectativas económicas empiezan a tomar como referencia la cotización del dólar blue, se acentuarían los efectos negativos de una devaluación, como un aumento de la inflación, pero sin sus beneficios, como una mayor protección para la industria y competitividad para el sector externo, con mayor generación de divisas», explicó Mario Sotuyo, economista de la consultora Economía & Regiones.Las ventas de los comercios minoristas medidas en cantidades cayeron en junio 6,8% respecto del mismo mes de 2011 y cerraron el primer semestre del año con una baja de 1,9% interanual, según un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
La contracción de junio es la cuarta caída consecutiva de las ventas minoristas, afectadas por la menor actividad económica. «En general, la demanda se movió con mucha tranquilidad, con un público que se limitó a comprar lo necesario y evitó dejarse tentar por las ofertas y promociones», evaluó la entidad.
Según el informe, de los 22 rubros que componen la canasta minorista, todos verificaron retracciones en la comparación interanual. La baja más pronunciada se vio en el rubro «Inmobiliarias», con una caída de 33,4% anual, por efecto de las mayores restricciones a la compra de dólares que desaceleraron las operaciones de compra y venta. «Muchos oferentes retiraron sus propiedades del mercado y la demanda se encuentra expectante a lo que suceda con los precios», precisó.
Detrás se ubicaron los sectores de Neumáticos (-11,9%), Calzados (-8,4%), Deportes (-8,3) e Indumentaria (-8,3). Según el sondeo, los empresarios del sector esperan que el consumo siga «debilitado» en los próximos meses.