El secretario general de la CTA opositora, Pablo Micheli, coincidió con los reclamos que planteó Hugo Moyano y avisó que acompañará sus protestas. «Se paró en el lugar que tiene que ocupar un líder de la CGT. No quiere ser como Yasky: el bufón de la Reina», dijo. Así, se sumó al acompañamiento que ya plantearon Gerónimo Venegas y Luís Barrionuevo.
El líder de la CGT, Hugo Moyano, sigue sumando apoyos luego de su duro discurso en el estadio de Huracán. A los pedidos de unidad solicitados por Gerónimo Venegas y Luís Barrionuevo, ahora se sumó el titular de la CTA disidente Pablo Micheli.
El sindicalista coincidió con el reclamo por el reparto de las utilidades entre los trabajadores y las críticas a los dichos de la Presidenta, quien vinculó, por un lado, el derecho de huelga a la «extorsión y al chantaje» y, por otro, a las paritarias con la competitividad. «Son conceptos de Cavallo y de la peor etapa neoliberal».
En ese marco, aseguró que acompañará las potenciales medidas de fuerza que encabece Hugo Moyano. «Podemos hacer es una unidad de acción como ocurrió en Italia, que se decretó un paro general. El problema pasa por si la CGT está dispuesta a discutir estas cosas con gente movilizada. Lo que hace falta en nuestro país es que una central salga a la calle. Si eso ocurre, seguro que van a contar con el apoyo de la CTA», advirtió.
También aprovechó para marcar distancia de su enemigo interno en la CTA. «Moyano se paró en el lugar que tiene que ocupar un líder de la CGT. No quiere ser como Yasky: el bufón de la Reina, que va a todos los actos para aplaudirla», disparó.
De este modo, el líder camionero aglutina a los dirigentes gremiales otrora disidentes y se erige como el líder de la protesta a las políticas de ajuste. Como bien se anticipó en LPO: las distintas expresiones del sindicalismo, incluso las de izquierda, comienzan encolumnarse detrás de las anchas espaldas de Moyano.
Es que los reclamos del camionero son, en su mayoría, compartidos por todos el arco del sindicalismo. No es llamativo, en ese marco, el vuelco que han dado sus más férreos opositores: hace algunas semanas pedían el recambio anticipado en la cúpula de la CGT y hoy todos plantean un camino hacia la unidad.
Los erráticos movimientos en la estrategia de la Casa Rosada hicieron que Moyano aglutine en pocas semanas un grupo por demás heretogéneo: el titular de los Técnicos Aeronáuticos, Ricardo Cirielli; el jefe de la disidentes CGT Azul y Blanco, Luís Barrionuevo; el líder de los peones rurales -enemistado con el camionero y alineado a Eduardo Duhalde-, Gerónimo Venegas; y ahora el dirigente de izquierda de la CTA, Pablo Micheli.
El líder de la CGT, Hugo Moyano, sigue sumando apoyos luego de su duro discurso en el estadio de Huracán. A los pedidos de unidad solicitados por Gerónimo Venegas y Luís Barrionuevo, ahora se sumó el titular de la CTA disidente Pablo Micheli.
El sindicalista coincidió con el reclamo por el reparto de las utilidades entre los trabajadores y las críticas a los dichos de la Presidenta, quien vinculó, por un lado, el derecho de huelga a la «extorsión y al chantaje» y, por otro, a las paritarias con la competitividad. «Son conceptos de Cavallo y de la peor etapa neoliberal».
En ese marco, aseguró que acompañará las potenciales medidas de fuerza que encabece Hugo Moyano. «Podemos hacer es una unidad de acción como ocurrió en Italia, que se decretó un paro general. El problema pasa por si la CGT está dispuesta a discutir estas cosas con gente movilizada. Lo que hace falta en nuestro país es que una central salga a la calle. Si eso ocurre, seguro que van a contar con el apoyo de la CTA», advirtió.
También aprovechó para marcar distancia de su enemigo interno en la CTA. «Moyano se paró en el lugar que tiene que ocupar un líder de la CGT. No quiere ser como Yasky: el bufón de la Reina, que va a todos los actos para aplaudirla», disparó.
De este modo, el líder camionero aglutina a los dirigentes gremiales otrora disidentes y se erige como el líder de la protesta a las políticas de ajuste. Como bien se anticipó en LPO: las distintas expresiones del sindicalismo, incluso las de izquierda, comienzan encolumnarse detrás de las anchas espaldas de Moyano.
Es que los reclamos del camionero son, en su mayoría, compartidos por todos el arco del sindicalismo. No es llamativo, en ese marco, el vuelco que han dado sus más férreos opositores: hace algunas semanas pedían el recambio anticipado en la cúpula de la CGT y hoy todos plantean un camino hacia la unidad.
Los erráticos movimientos en la estrategia de la Casa Rosada hicieron que Moyano aglutine en pocas semanas un grupo por demás heretogéneo: el titular de los Técnicos Aeronáuticos, Ricardo Cirielli; el jefe de la disidentes CGT Azul y Blanco, Luís Barrionuevo; el líder de los peones rurales -enemistado con el camionero y alineado a Eduardo Duhalde-, Gerónimo Venegas; y ahora el dirigente de izquierda de la CTA, Pablo Micheli.