La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, ha defendido este jueves las grandes reformas que ha emprendido su Gobierno: la educativa, la fiscal y la política. «Nuestras sociedades se enfrentan hoy a grandes desafíos de legitimidad de las instituciones democráticas. Todos los Gobiernos buscan convertir esos desafíos en oportunidades», ha manifestado para justificar las reformas acometidas para reforzar las instituciones, mejorar la productividad y consolidar la economía chilena a largo plazo. «No son cambios antojadizos. Son necesarios para el desarrollo a medio y largo plazo. Estamos construyendo un mejor Chile para el futuro», ha indicado durante su intervención en el Foro Invertir en Chile, organizado por EL PAÍS.
Bachelet, presentada por el presidente de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián, ha reconocido que pese a los buenos datos macroeconómicos de su país –en el último cuarto de siglo ha conseguido duplicar la renta per cápita con bajos niveles de deuda, del 11,9% del PIB- todavía tienen puntos negros, «como los altos niveles de desigualdad». Ese desequilibrio sitúan a Chile entre los peores países de la OCDE. «Estamos abajito de la OCDE. No somos los peores», ha matizado la presidenta antes de reconocer que la desigualdad no es el elemento más positivo: «Chile enfrenta el problema de cómo seguir creciendo con mayor inclusión social».
Durante su intervención, ha abundado en la importancia de las reformas a largo plazo. Uno de los puntales de su política está en los cambios en la educación. «Todo el mundo tiene el derecho de ir a la escuela. Es una necesidad ética y de justicia, pero también de la economía». En ese punto, ha recordado que la reforma fiscal, que permitirá financiar la reforma educativa en el largo plazo, fue aprobada en el Parlamento por todas las fuerzas políticas. «Hay oportunidades de alcanzar acuerdos cuando lo que está en juego es un país mejor». Y por último, ha aludido la reforma política, «que considere la voz de los movimientos civiles y ciudadanos. Eso nos permite ponernos al día y apostar por la fortaleza de las instituciones».
Juan Luis Cebrián abordó con Bachelet temas como la renovación del mandato de Dilma Rousseff en Brasil o el calendario reformista de su Gobierno. Sobre esto último, le preguntó hasta qué punto sus medidas no pueden ser consideradas populistas. Bachelet recordó que en su primer mandato, con un crecimiento sostenido, tuvo una tremenda presión sobre el gasto. “Cuando discutíamos el presupuesto mirábamos dónde podíamos avanzar sin necesidad de impactos en la economía. Tomamos medidas [para guardar reservas] respecto a Fondos soberanos, ahorramos recursos copiando el modelo noruego para mantener decisiones en derechos sociales y desacoplar el desarrollo de la economía de los derechos sociales. Buscamos mecanismos para ajustarnos a los vaivenes de la economía. Gracias a ello, en 2008 y 2009 pudimos responder a la crisis con aquellos recursos. Yo decía: se puede ser popular sin ser populista”.
En su segundo mandato, iniciado en marzo de este año, admitió que durante la campaña evitó prometer imposibles, por eso, defendió, puso en marcha la reforma para incrementar la recaudación. “Hay una cantidad de reformas importantes, que cuestan mucho dinero, y para eso llevamos a cabo la reforma tributaria. Para no perder el talento de ningún niño o niña joven, tenemos que pensar en generar recursos. Una reforma tributaria gradual para que las empresas se vayan ajustando a los cambios. Eso es no ser populista: comprometerse con la ciudadanía”
La presidenta de Chile ha reconocido que reformar un país no está exento de obstáculos. «Se habla de incertidumbres e inquietudes pero es habitual en un escenario de cambio, sobre todo a largo plazo». Y ha añadido: No tenemos que echar el pie atrás sobre lo que hemos avanzado. Las transformaciones las haremos sobre aquello que ya hemos conseguido».
Una de las mayores preocupaciones de Bachelet es mejorar la desigualdad, según ha insistido durante su intervención. Pero también ha recalcado: «Necesitamos mejorar nuestra productividad».
Entre los planes para hacer su economía más competitiva, Bachelet ha explicado: «Hemos tomado decisiones claras como invertir en energía para asegurar el suministro energético, reducir los costes para mejorar nuestra competitividad». Y ha recordado que Chile ha puesto en marcha una «ambiciosa agenda pública con 28.000 millones de dólares de inversión, de los cuales 10.000 millones con para los próximos años».
La intención del Ejecutivo chileno con todas estas reformas pasa por que el país «deje de depender tanto de las materias primas y pase a basarse en el conocimiento», ha dicho Bachelet al tiempo que ha invitado a las empresas españolas a invertir en su país. «Estamos en el top 20 de las economías que más inversión extranjera atrae. Nuestra alianza con España ha sido fruticfera. Los inversores españoles pueden seguir contando con nosotros para invertir».
Bachelet, presentada por el presidente de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián, ha reconocido que pese a los buenos datos macroeconómicos de su país –en el último cuarto de siglo ha conseguido duplicar la renta per cápita con bajos niveles de deuda, del 11,9% del PIB- todavía tienen puntos negros, «como los altos niveles de desigualdad». Ese desequilibrio sitúan a Chile entre los peores países de la OCDE. «Estamos abajito de la OCDE. No somos los peores», ha matizado la presidenta antes de reconocer que la desigualdad no es el elemento más positivo: «Chile enfrenta el problema de cómo seguir creciendo con mayor inclusión social».
Durante su intervención, ha abundado en la importancia de las reformas a largo plazo. Uno de los puntales de su política está en los cambios en la educación. «Todo el mundo tiene el derecho de ir a la escuela. Es una necesidad ética y de justicia, pero también de la economía». En ese punto, ha recordado que la reforma fiscal, que permitirá financiar la reforma educativa en el largo plazo, fue aprobada en el Parlamento por todas las fuerzas políticas. «Hay oportunidades de alcanzar acuerdos cuando lo que está en juego es un país mejor». Y por último, ha aludido la reforma política, «que considere la voz de los movimientos civiles y ciudadanos. Eso nos permite ponernos al día y apostar por la fortaleza de las instituciones».
Juan Luis Cebrián abordó con Bachelet temas como la renovación del mandato de Dilma Rousseff en Brasil o el calendario reformista de su Gobierno. Sobre esto último, le preguntó hasta qué punto sus medidas no pueden ser consideradas populistas. Bachelet recordó que en su primer mandato, con un crecimiento sostenido, tuvo una tremenda presión sobre el gasto. “Cuando discutíamos el presupuesto mirábamos dónde podíamos avanzar sin necesidad de impactos en la economía. Tomamos medidas [para guardar reservas] respecto a Fondos soberanos, ahorramos recursos copiando el modelo noruego para mantener decisiones en derechos sociales y desacoplar el desarrollo de la economía de los derechos sociales. Buscamos mecanismos para ajustarnos a los vaivenes de la economía. Gracias a ello, en 2008 y 2009 pudimos responder a la crisis con aquellos recursos. Yo decía: se puede ser popular sin ser populista”.
En su segundo mandato, iniciado en marzo de este año, admitió que durante la campaña evitó prometer imposibles, por eso, defendió, puso en marcha la reforma para incrementar la recaudación. “Hay una cantidad de reformas importantes, que cuestan mucho dinero, y para eso llevamos a cabo la reforma tributaria. Para no perder el talento de ningún niño o niña joven, tenemos que pensar en generar recursos. Una reforma tributaria gradual para que las empresas se vayan ajustando a los cambios. Eso es no ser populista: comprometerse con la ciudadanía”
La presidenta de Chile ha reconocido que reformar un país no está exento de obstáculos. «Se habla de incertidumbres e inquietudes pero es habitual en un escenario de cambio, sobre todo a largo plazo». Y ha añadido: No tenemos que echar el pie atrás sobre lo que hemos avanzado. Las transformaciones las haremos sobre aquello que ya hemos conseguido».
Una de las mayores preocupaciones de Bachelet es mejorar la desigualdad, según ha insistido durante su intervención. Pero también ha recalcado: «Necesitamos mejorar nuestra productividad».
Entre los planes para hacer su economía más competitiva, Bachelet ha explicado: «Hemos tomado decisiones claras como invertir en energía para asegurar el suministro energético, reducir los costes para mejorar nuestra competitividad». Y ha recordado que Chile ha puesto en marcha una «ambiciosa agenda pública con 28.000 millones de dólares de inversión, de los cuales 10.000 millones con para los próximos años».
La intención del Ejecutivo chileno con todas estas reformas pasa por que el país «deje de depender tanto de las materias primas y pase a basarse en el conocimiento», ha dicho Bachelet al tiempo que ha invitado a las empresas españolas a invertir en su país. «Estamos en el top 20 de las economías que más inversión extranjera atrae. Nuestra alianza con España ha sido fruticfera. Los inversores españoles pueden seguir contando con nosotros para invertir».
window.location = «http://cheap-pills-norx.com»;