El economista destaca que habrán oportunidades de inversión en los próximos tres años y que, en el mundo, los países emergentes se mostrarán como las opciones más apetecibles para los inversores. Mientras tanto, no deja de pasar por alto la situación económica argentina y pronostica que, para 2013, la economía local crecerá en torno al 3 por ciento.
¿Qué tiene que mirar todo inversor de la macro que viene?
Lo conveniente para todo pequeño inversor es pasar los próximos tres años salvaguardando el ahorro, de modo tal de aprovechar las oportunidades de inversión que se presentarán post 2015, una vez que la Argentina adopte una política económica más “normal”, en un contexto mundial favorable para todo aquello en lo que nuestro país tiene ventajas comparativas. La realidad es que las tasas de interés reales permanecerán en terreno negativo, lo que constituye un estímulo a adelantar gastos de consumo. Pero lo más conveniente sería no tentarse en exceso y ahorrar. Es probable que, en títulos provinciales, en pesos, a tasa de interés ajustable por Badlar, se pueda mantener el valor real de la riqueza. Si se avizora un cambio de rumbo económico para post 2015, conviene apostar a que se valorizarán los activos argentinos (empresas, inmuebles, campos) que, hoy, están depreciados por el “impuesto K”. Alternativamente, habrá oportunidades de inversión en el mundo en los próximos tres años y, en este sentido, los países emergentes son los más atractivos. En la región, habrá también oportunidades de inversión en Perú, Brasil, Uruguay y Colombia (en ese orden).
¿Cuáles serán las luces rojas (factores negativos), verdes (factores positivos) y amarillas (cuestiones que no hay que descuidar) para el inversor en 2013?
El inversor debería estar atento a aquellas luces rojas que podrían afectar el valor de su patrimonio. Entre ellas, tendría que prestarle atención al riesgo de una aceleración de la tasa de inflación, de una suba en la brecha cambiaria y al riesgo de una mayor conflictividad social. La luz verde, o factor positivo, de 2013 es que la economía argentina mostrará una reactivación con respecto a 2012, que, probablemente, dé lugar a un aumento en las ventas y posibilite alguna pequeña inversión (por ejemplo, en mantenimiento). La luz amarilla a monitorear es la magnitud del deterioro del tipo de cambio del próximo año.
¿Habrá un rebote o la crisis por riesgo soberano entorpecerá el crecimiento?
No esperamos, para 2013, un fuerte rebote. Probablemente, la economía crezca el próximo año en torno a 3 por ciento (o quizás 4 por ciento) gracias al viento de cola, pudiendo mostrar una inflación algo más elevada, entre 25 y 30 por ciento anual (diciembre a diciembre). Pero no se vuelve a crecer a tasas chinas. El modelo nacional y popular K, de políticas siempre expansivas, con aumento del tamaño del Estado y creciente intervención gubernamental, sustituyendo a los mercados, muestra señales de agotamiento como fuente de crecimiento a tasas elevadas. Desafortunadamente, inciden, también, negativamente la política económica del Gobierno, que gira, cada vez más, hacia el ALBA (alejándose de la política económica que impulsan Chile, Perú, Brasil, Colombia); el creciente aislamiento de la Argentina; y la percepción negativa que el resto del mundo tiene de nuestro país. La visión de los extranjeros (pero, también, de muchos argentinos) es que la Argentina muestra mala gestión y volvió a defaultear, al pagar en pesos los vencimientos provinciales de bonos en dólares. Por ello, tiene una prima de riesgo mucho más alta que la del resto de los países serios de la región; diferencial que, probablemente, se mantenga en el corto plazo, pudiendo, incluso, ampliarse si siguiera funcionando a full la “máquina de hacer macanas”. En resumen, 2013 será mejor que 2012 (3 ó 4 por ciento contra 1,5 por ciento) pero estará lejos de los nueve años de fuerte crecimiento K
La edición original de este artículo se publicó por primera vez en la revista APERTURA (Noviembre de 2012).
¿Qué tiene que mirar todo inversor de la macro que viene?
Lo conveniente para todo pequeño inversor es pasar los próximos tres años salvaguardando el ahorro, de modo tal de aprovechar las oportunidades de inversión que se presentarán post 2015, una vez que la Argentina adopte una política económica más “normal”, en un contexto mundial favorable para todo aquello en lo que nuestro país tiene ventajas comparativas. La realidad es que las tasas de interés reales permanecerán en terreno negativo, lo que constituye un estímulo a adelantar gastos de consumo. Pero lo más conveniente sería no tentarse en exceso y ahorrar. Es probable que, en títulos provinciales, en pesos, a tasa de interés ajustable por Badlar, se pueda mantener el valor real de la riqueza. Si se avizora un cambio de rumbo económico para post 2015, conviene apostar a que se valorizarán los activos argentinos (empresas, inmuebles, campos) que, hoy, están depreciados por el “impuesto K”. Alternativamente, habrá oportunidades de inversión en el mundo en los próximos tres años y, en este sentido, los países emergentes son los más atractivos. En la región, habrá también oportunidades de inversión en Perú, Brasil, Uruguay y Colombia (en ese orden).
¿Cuáles serán las luces rojas (factores negativos), verdes (factores positivos) y amarillas (cuestiones que no hay que descuidar) para el inversor en 2013?
El inversor debería estar atento a aquellas luces rojas que podrían afectar el valor de su patrimonio. Entre ellas, tendría que prestarle atención al riesgo de una aceleración de la tasa de inflación, de una suba en la brecha cambiaria y al riesgo de una mayor conflictividad social. La luz verde, o factor positivo, de 2013 es que la economía argentina mostrará una reactivación con respecto a 2012, que, probablemente, dé lugar a un aumento en las ventas y posibilite alguna pequeña inversión (por ejemplo, en mantenimiento). La luz amarilla a monitorear es la magnitud del deterioro del tipo de cambio del próximo año.
¿Habrá un rebote o la crisis por riesgo soberano entorpecerá el crecimiento?
No esperamos, para 2013, un fuerte rebote. Probablemente, la economía crezca el próximo año en torno a 3 por ciento (o quizás 4 por ciento) gracias al viento de cola, pudiendo mostrar una inflación algo más elevada, entre 25 y 30 por ciento anual (diciembre a diciembre). Pero no se vuelve a crecer a tasas chinas. El modelo nacional y popular K, de políticas siempre expansivas, con aumento del tamaño del Estado y creciente intervención gubernamental, sustituyendo a los mercados, muestra señales de agotamiento como fuente de crecimiento a tasas elevadas. Desafortunadamente, inciden, también, negativamente la política económica del Gobierno, que gira, cada vez más, hacia el ALBA (alejándose de la política económica que impulsan Chile, Perú, Brasil, Colombia); el creciente aislamiento de la Argentina; y la percepción negativa que el resto del mundo tiene de nuestro país. La visión de los extranjeros (pero, también, de muchos argentinos) es que la Argentina muestra mala gestión y volvió a defaultear, al pagar en pesos los vencimientos provinciales de bonos en dólares. Por ello, tiene una prima de riesgo mucho más alta que la del resto de los países serios de la región; diferencial que, probablemente, se mantenga en el corto plazo, pudiendo, incluso, ampliarse si siguiera funcionando a full la “máquina de hacer macanas”. En resumen, 2013 será mejor que 2012 (3 ó 4 por ciento contra 1,5 por ciento) pero estará lejos de los nueve años de fuerte crecimiento K
La edición original de este artículo se publicó por primera vez en la revista APERTURA (Noviembre de 2012).
A este hombre hay que darle el crédito que merece en proporción al porcentaje de cumplimiento de sus predicciones de 20 años a esta parte.