Argentina
Modelo K: la segunda parte también fue buena
Por Matías Kulfas. Director del Banco Nación y presidente de la Asociación de Economía para el Desarrollo de la Argentina (AEDA).
Comparación exitosa
Un dicho popular sostiene que en cuestiones cinematográficas las segundas partes no suelen ser buenas. Algo similar se ha escuchado respecto del modelo económico implementado en la Argentina a partir de 2003. Si bien las críticas al modelo existieron siempre, en los últimos tiempos se ha escuchado a algunos analistas y actores de la oposición señalar que en realidad los resultados del período 2003-2007 fueron buenos pero no pudieron ser sostenidos durante el período presidencial que se encuentra pronto a finalizar. Más aun, algunos sectores dicen que a nuestros vecinos les ha ido mucho mejor y que eso justificaría alterar nuestra política económica para conseguir esos resultados que nos habrían sido esquivos.
Ahora bien, analizando diversos indicadores es posible comprobar que el desempeño económico argentino durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner no sólo fue muy bueno, sino que también consiguió mejorar algunos ratios del período anterior e incluso se destacó en comparación con nuestros vecinos. En otras palabras, el desempeño económico de la Argentina entre 2008 y 2011 fue muy bueno tanto en términos absolutos como relativos.
La Argentina promedió un crecimiento económico de 6,2% anual, compartiendo el segundo lugar en la región con Uruguay y muy cerca de Perú, el de mayor desempeño en el período 2008-2011. El crecimiento fue 50% más alto que el de Brasil y cerca del doble que Chile y Colombia. La tasa de inversión se ubicó cerca del 24%, mejorando notablemente el promedio alcanzado en el período 2003-2007 y también entre los países de mayor nivel de inversión de la región.
A pesar de haberse logrado una extraordinaria reducción del desempleo entre 2003 y 2007, en este período continuó mejorando la situación del mercado laboral en un contexto en el que algunos países sufrieron incrementos del desempleo. En materia de desendeudamiento, el desempeño ha sido notable: tras ser el segundo país de mayor desendeudamiento entre 2003 y 2007, en el período vigente la Argentina fue el primer país de la región en la materia.
La Argentina logró estos resultados sin descuidar su superávit externo. En efecto, mientras muchos países cambiaron superávit por déficit y otros profundizaron su déficit, la Argentina conservó un superávit de cuenta corriente que promedió 1% del PIB. A esto cabe adicionar otro indicador: la Argentina es el único país que no primarizó sus exportaciones.
Estos resultados se lograron con una política económica de claro perfil heterodoxo, procurando un adecuado balance entre crecimiento, empleo, mercado interno e inversión productiva.
El gobierno de Néstor Kirchner fue el de la salida del infierno, la recuperación del crecimiento y el empleo, la reestructuración de la deuda y la conformación de un nuevo esquema de política macroeconómica y gestión de la economía. La primera presidencia de Cristina Fernández de Kirchner que se encuentra próxima a finalizar consolidó y profundizó estas tendencias incorporando una serie de reformas estructurales de profundos impactos, entre los que cabe destacar la estatización de los recursos previsionales y la implementación de la asignación universal a la niñez. El reciente resultado electoral en las elecciones primarias permite avizorar un tercer período destinado a profundizar el rumbo y dar un salto hacia el desarrollo económico y social de nuestro país, el pleno empleo y la reindustrialización con eje en la ciencia y la tecnología.
Modelo K: la segunda parte también fue buena
Por Matías Kulfas. Director del Banco Nación y presidente de la Asociación de Economía para el Desarrollo de la Argentina (AEDA).
Comparación exitosa
Un dicho popular sostiene que en cuestiones cinematográficas las segundas partes no suelen ser buenas. Algo similar se ha escuchado respecto del modelo económico implementado en la Argentina a partir de 2003. Si bien las críticas al modelo existieron siempre, en los últimos tiempos se ha escuchado a algunos analistas y actores de la oposición señalar que en realidad los resultados del período 2003-2007 fueron buenos pero no pudieron ser sostenidos durante el período presidencial que se encuentra pronto a finalizar. Más aun, algunos sectores dicen que a nuestros vecinos les ha ido mucho mejor y que eso justificaría alterar nuestra política económica para conseguir esos resultados que nos habrían sido esquivos.
Ahora bien, analizando diversos indicadores es posible comprobar que el desempeño económico argentino durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner no sólo fue muy bueno, sino que también consiguió mejorar algunos ratios del período anterior e incluso se destacó en comparación con nuestros vecinos. En otras palabras, el desempeño económico de la Argentina entre 2008 y 2011 fue muy bueno tanto en términos absolutos como relativos.
La Argentina promedió un crecimiento económico de 6,2% anual, compartiendo el segundo lugar en la región con Uruguay y muy cerca de Perú, el de mayor desempeño en el período 2008-2011. El crecimiento fue 50% más alto que el de Brasil y cerca del doble que Chile y Colombia. La tasa de inversión se ubicó cerca del 24%, mejorando notablemente el promedio alcanzado en el período 2003-2007 y también entre los países de mayor nivel de inversión de la región.
A pesar de haberse logrado una extraordinaria reducción del desempleo entre 2003 y 2007, en este período continuó mejorando la situación del mercado laboral en un contexto en el que algunos países sufrieron incrementos del desempleo. En materia de desendeudamiento, el desempeño ha sido notable: tras ser el segundo país de mayor desendeudamiento entre 2003 y 2007, en el período vigente la Argentina fue el primer país de la región en la materia.
La Argentina logró estos resultados sin descuidar su superávit externo. En efecto, mientras muchos países cambiaron superávit por déficit y otros profundizaron su déficit, la Argentina conservó un superávit de cuenta corriente que promedió 1% del PIB. A esto cabe adicionar otro indicador: la Argentina es el único país que no primarizó sus exportaciones.
Estos resultados se lograron con una política económica de claro perfil heterodoxo, procurando un adecuado balance entre crecimiento, empleo, mercado interno e inversión productiva.
El gobierno de Néstor Kirchner fue el de la salida del infierno, la recuperación del crecimiento y el empleo, la reestructuración de la deuda y la conformación de un nuevo esquema de política macroeconómica y gestión de la economía. La primera presidencia de Cristina Fernández de Kirchner que se encuentra próxima a finalizar consolidó y profundizó estas tendencias incorporando una serie de reformas estructurales de profundos impactos, entre los que cabe destacar la estatización de los recursos previsionales y la implementación de la asignación universal a la niñez. El reciente resultado electoral en las elecciones primarias permite avizorar un tercer período destinado a profundizar el rumbo y dar un salto hacia el desarrollo económico y social de nuestro país, el pleno empleo y la reindustrialización con eje en la ciencia y la tecnología.