Es la principal espada del macrismo en Diputados y criticó feo a Durán Barba y Vidal. Su buena onda con el hijo de Cristina.
Emilio Monzó con su jefe Macri, que teme por sus exabruptos.
La última fue una semana de furia la del presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. Arrancó en una entrevista con el diario Perfil y luego se despachó en varios programas de tevé. En ningún momento titubeó al criticar al espacio del cual forma parte. “Emilio es así, siempre dice lo que piensa”, explica la gente de su espacio, pero esta reacción en cadena no había aparecido hasta ahora.
Después de hablar del mal momento que atraviesa el país, de ignorar a la estrella del PRO María Eugenia Vidal y de criticar al consultor Jaime Durán Barba y al jefe de Gabinete Marcos Peña (porque al Gobierno “le sobra marketing y le falta política”, según sus dichos), sintió que se había despachado a gusto y bajó las armas. Pero el miércoles 30 de diciembre, tras haber sido reelegido presidente de la Cámara de Diputados (con elogios de la oposición), soltó una frase que desde la Casa Rosada tomaron como un último golpe: “Todo lo que se hizo este año, acá, fue gracias a la política”, sentenció.
El presidente Mauricio Macri afirmó, horas después, que “no compartía” las opiniones de Monzó. Pero le bajó un tono a la confrontación: “Él expresa un microclima en el cual vive, que es el de la Cámara de Diputados, pero es distinto al del Gobierno y al que la gente vive”.
“Durán Barba tiene muy poca idea, casi nada, de la realidad política de Argentina”, dijo el diputado sobre el gurú de Macri, a quienes muchos en Cambiemos consideran el artífice de las victorias del Presidente y de la gobernadora Vidal. Monzó es uno de los pocos políticos del Gobierno que reniegan de la “nueva escuela” que quiere imponer el PRO: “Yo reclamo más profundidad política”, les insiste a sus colegas.
Pero el principal enojo radica sobre su propio trabajo: “Salió a tirar bombas en la semana en que se le cayó la reforma política. Es decir, mientras él nos criticaba en la televisión, los gobernadores se ponían de acuerdo para tumbarle el proyecto”, completa un funcionario del Gobierno.
Además de apuntarle a Durán Barba, el diputado ignoró a una de las estrellas políticas de su espacio. Porque aseguró que “Felipe Solá es el mejor gobernador que tuvo la historia de la provincia de Buenos Aires”. Todo un gesto, más allá de que después haya aclarado que, a pesar de sus amplias diferencias políticas, la relación con la gobernadora Vidal era cordial en la actualidad.
Por su trabajo de armador de consensos en el Congreso, Monzó debe tener una buena relación con la oposición. Pero en el PRO aducen que las internas de la Cámara baja no deben confundirse con el resto de la política. Entre las relaciones más extrañas, se lleva muy bien con el hijo de la ex presidenta, Máximo Kirchner, con quien se escribe mensajes a través de WhatsApp. De hecho, llegó a considerarlo “una persona muy inteligente” y el diputado del Frente para la Victoria le retribuyó el elogio: “Es lo más eficiente del Gobierno”. “Ese tipo de mensajes confunde a la gente y nos mete en el mismo lodo”, se enoja un funcionario.
También tiene buena relación con el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, quien aprovechó la grieta interna para meterse en la discusión: “El Gobierno tiene setenta leyes, un mérito a reconocerle a Monzó”, le hizo una caricia al diputado PRO.
La polémica con Monzó llega en un momento en que el Gobierno tiene muchos frentes abiertos, por eso dolieron tanto sus críticas adentro de la Casa Rosada. Después de la semana de furia, y con retiro espiritual mediante, confían en que por fin llegue la calma.
Emilio Monzó con su jefe Macri, que teme por sus exabruptos.
La última fue una semana de furia la del presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. Arrancó en una entrevista con el diario Perfil y luego se despachó en varios programas de tevé. En ningún momento titubeó al criticar al espacio del cual forma parte. “Emilio es así, siempre dice lo que piensa”, explica la gente de su espacio, pero esta reacción en cadena no había aparecido hasta ahora.
Después de hablar del mal momento que atraviesa el país, de ignorar a la estrella del PRO María Eugenia Vidal y de criticar al consultor Jaime Durán Barba y al jefe de Gabinete Marcos Peña (porque al Gobierno “le sobra marketing y le falta política”, según sus dichos), sintió que se había despachado a gusto y bajó las armas. Pero el miércoles 30 de diciembre, tras haber sido reelegido presidente de la Cámara de Diputados (con elogios de la oposición), soltó una frase que desde la Casa Rosada tomaron como un último golpe: “Todo lo que se hizo este año, acá, fue gracias a la política”, sentenció.
El presidente Mauricio Macri afirmó, horas después, que “no compartía” las opiniones de Monzó. Pero le bajó un tono a la confrontación: “Él expresa un microclima en el cual vive, que es el de la Cámara de Diputados, pero es distinto al del Gobierno y al que la gente vive”.
“Durán Barba tiene muy poca idea, casi nada, de la realidad política de Argentina”, dijo el diputado sobre el gurú de Macri, a quienes muchos en Cambiemos consideran el artífice de las victorias del Presidente y de la gobernadora Vidal. Monzó es uno de los pocos políticos del Gobierno que reniegan de la “nueva escuela” que quiere imponer el PRO: “Yo reclamo más profundidad política”, les insiste a sus colegas.
Pero el principal enojo radica sobre su propio trabajo: “Salió a tirar bombas en la semana en que se le cayó la reforma política. Es decir, mientras él nos criticaba en la televisión, los gobernadores se ponían de acuerdo para tumbarle el proyecto”, completa un funcionario del Gobierno.
Además de apuntarle a Durán Barba, el diputado ignoró a una de las estrellas políticas de su espacio. Porque aseguró que “Felipe Solá es el mejor gobernador que tuvo la historia de la provincia de Buenos Aires”. Todo un gesto, más allá de que después haya aclarado que, a pesar de sus amplias diferencias políticas, la relación con la gobernadora Vidal era cordial en la actualidad.
Por su trabajo de armador de consensos en el Congreso, Monzó debe tener una buena relación con la oposición. Pero en el PRO aducen que las internas de la Cámara baja no deben confundirse con el resto de la política. Entre las relaciones más extrañas, se lleva muy bien con el hijo de la ex presidenta, Máximo Kirchner, con quien se escribe mensajes a través de WhatsApp. De hecho, llegó a considerarlo “una persona muy inteligente” y el diputado del Frente para la Victoria le retribuyó el elogio: “Es lo más eficiente del Gobierno”. “Ese tipo de mensajes confunde a la gente y nos mete en el mismo lodo”, se enoja un funcionario.
También tiene buena relación con el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, quien aprovechó la grieta interna para meterse en la discusión: “El Gobierno tiene setenta leyes, un mérito a reconocerle a Monzó”, le hizo una caricia al diputado PRO.
La polémica con Monzó llega en un momento en que el Gobierno tiene muchos frentes abiertos, por eso dolieron tanto sus críticas adentro de la Casa Rosada. Después de la semana de furia, y con retiro espiritual mediante, confían en que por fin llegue la calma.