La medida de fuerza tiene la impronta de una estrategia conjunta de patrones y dirigentes sindicales, ya que el Ministerio de Trabajo no sólo promueve y garantiza el marco de diálogo entre las partes, sino que las obliga a sentarse a acordar en paritarias. El gobierno pone a favor del diálogo las paritarias y la conciliación obligatoria. En cambio, los empresarios se hacen los distraídos mientras Moyano y su hijo se ocupan de impedir la circulación de camiones.
A nadie escapa que esta escalada se produce a semanas de la renovación de la jefatura de la Confederación General del Trabajo que ocupa y pretende retener Moyano, y a pocos días de que este fuera recibido por el gobernador de Buenos Aires Daniel Scioli, en un encuentro deportivo de connotaciones políticas insoslayables, plagad de gestos significativos de ambas partes.
No puede sino llamar la atención que luego de ese encuentro se produzca esta medida irracional y extorsiva por parte de Moyano, en momentos en que el gobernador se pidió una licencia por motivos personales. El acercamiento de Scioli con el líder camionero, en las semanas de mayor confrontación de este con la presidenta y el gobierno nacional, se inscribe en la misma línea que el picadito con Mauricio Macri y las reuniones con Rodolfo Lavagna. La marcada brecha entre la orientación de las políticas públicas nacionales y las provinciales –por ejemplo, en materia de seguridad– se ensancha con el indisimulable deseo de Scioli de coquetear públicamente con referentes políticos que se caracterizan por enfrentar sin bemoles el proceso de transformación que encabeza Cristina. Todo ello en el marco del anuncio anticipadísimo, por parte del gobernador, de que quiere ser presidente, lanzamiento que recibió el apoyo inmediato de la familia Moyano.
El país recorre desde 2003 una etapa trascendente de su historia, con una notoria recuperación del trabajo, la producción y el consumo popular, que derivaron en un crecimiento sostenido del 7,7% promedio anual en los últimos nueve años y el mejoramiento de todas las variables socioeconómicas. Los trabajadores adquieren cada día más derechos, gracias a la apertura de fuentes de trabajo, el acceso creciente a empleo de calidad, la reducción constante de la informalidad, el impulso de más de 2500 paritarias, la puesta en marcha del Consejo Nacional del Salario y la recuperación y ampliación de la cobertura previsional. Defendimos, defendemos y defenderemos sin condiciones el derecho de los trabajadores a reclamar mejores condiciones laborales y salariales. Ese derecho es una conquista del campo popular. Por eso, no es justo que se lo manipule para ponerlo a disposición de un plan que trasciende el conflicto gremial y tiene un claro objetivo político. Producir un lock-out síndico-empresarial contra el pueblo argentino y contra la presidenta sólo puede encontrar causa en una estrategia de extorsión acordada con el establishment, sus corporaciones, sus representantes y voceros, para recuperar los privilegios perdidos. Pero a pesar de ellos, los argentinos y argentinas no permitiremos que se bloquee el proyecto nacional.