Los ecos de la burbuja que explotó en el año 2007 en Estados Unidos y Europa se han amplificado en los últimos tiempos. Estados Unidos entró en un período de largo estancamiento y alto desempleo, ante la necesidad inevitable de reducir sus altísimos niveles de deuda pública y privada. Algunos países de Europa viven los coletazos del estallido de sus propias burbujas, mientras que la Unión enfrenta el desafío de mantener una moneda única en el marco de políticas e instituciones fiscales independientes en cada país. Alguna de las dos – moneda única o riesgos soberanos distintos- va a tener que ceder y las repercusiones también serán muy dañinas. Si a esto le sumamos el permanente letargo económico de Japón, más del 50% del PBI mundial estará estancado o en niveles de crecimiento bajísimos para lo que resta de la década.
Esta irresuelta inestabilidad mundial comienza a dejar al desnudo lo que Argentina ha hecho mal en esta última década : 1) Nos hemos vuelto muy dependientes del precio internacional de la soja.
Si nuestros productos de exportación, con la soja a la cabeza, valieran lo mismo que en 2001, hoy tendríamos déficit comercial de 5% del PIB en vez del actual equilibrio.
2) Hemos vuelto a caer en la trampa de la aparente estabilidad cambiaria.
En el balance comercial de productos industriales tenemos un déficit estructural que no hemos revertido y que duplica actualmente los niveles de la década del 80 y del 90. El error es haber permitido que la persistente inflación erosionara la ventaja cambiaria del ajuste 2001-2002. Fuera del complejo sojero, hoy es prácticamente imposible ser competitivo en Argentina.
3) Hemos elegido el camino de la cigarra en materia fiscal.
La recaudación tributaria se ha casi duplicado en los últimos nueve años en comparación con el promedio de los veinte anteriores (34% del PIB hoy vs. 19% en el pasado), siendo las retenciones a la exportación una parte sustancial de este incremento. Los gobiernos nacional, provinciales y municipales cuentan hoy con US$60.000 millones más por año para gastar que en cualquier momento desde el retorno de la democracia.
¿En qué se utilizó este excedente de recaudación? Básicamente en subsidios colosales a los servicios públicos para fomentar el despilfarro en el uso de la luz y el gas por parte de las clases más pudientes, y en obras públicas destinadas a la cosmética y al bienestar pasajero , antes que en un verdadero plan de infraestructura que apunte a revolucionar la decadente realidad de todo lo relacionado con rutas, trenes, transporte aerocomercial y vías navegables, temas esenciales para el desarrollo genuino de un país como el nuestro.
4) El Gobierno ha usado a los pobres políticamente en lugar de liberarlos hacia la clase media.
Si después de tantos años de crecimiento y más de US$300.000 millones de recursos excedentes acumulados la pobreza sigue siendo más alta que en cualquier momento de los 90 y más del triple que a principios de los 70, entonces la única esperanza que les queda a los más desprotegidos es la dádiva del clientelismo que, sin que lo sepan, los condena aún más.
Nunca antes habíamos tenido mejores chances de derrotar estas cuatro plagas de la política económica argentina : la apuesta a todo o nada a una variable que no controlamos; la estabilidad del tipo de cambio nominal a cualquier precio; la prodigalidad de los recursos fiscales; el populismo económico. Pero los Kirchner eligieron repetir los mismos errores de siempre.
El Gobierno esconde la cabeza cuando tiene problemas y los niega o los maquilla, explotando más y más el financiamiento “fácil” pero peligroso del Banco Central y del ANSeS.
El principal riesgo de la irresuelta crisis internacional, como tantas veces, es el brusco despertar del adormecimiento consumista en el que estamos.
Para evitar esa pesadilla, es urgente pasar del cortoplacismo a una política de desarrollo.
Encarar ya los temas de infraestructura esenciales para la vitalidad competitiva de todo el tejido productivo.
Necesitamos menos conurbanos de bajísima calidad de vida y más ciudades prósperas diseminadas por todo nuestro país y mejor comunicadas. Evitar el despilfarro de recursos públicos y ambientales de los subsidios a los sectores con capacidad de pago. Apoyar a las PYMES y a los emprendedores, en lugar de ponerles trabas permanentes. Promover la competitividad antes que pisar las importaciones introduciendo fuertes distorsiones en todos los sectores. Atacar la inflación con sensatez en la política monetaria y fiscal y con equipos económicos capacitados, creíbles y dedicados.
Una inflación baja y estable es la única manera genuina de tener crédito en pesos, a largo plazo y a tasas fijas de un dígito para los sectores productivos y para quienes aspiren a una vivienda propia .
En vez de aprovechar la oportunidad que nos dio el mundo, Argentina decidió dilapidarla y depender del mundo … para poder sostener una nueva fantasía consumista. En esto fallaron el “modelo” y sus pilotos, y es tan imperdonable como que una nueva frustración nos encontraría hoy con tantos compatriotas viviendo en la pobreza como en ninguna de las frustraciones anteriores que ya deberíamos haber confinado a la historia.
Esta irresuelta inestabilidad mundial comienza a dejar al desnudo lo que Argentina ha hecho mal en esta última década : 1) Nos hemos vuelto muy dependientes del precio internacional de la soja.
Si nuestros productos de exportación, con la soja a la cabeza, valieran lo mismo que en 2001, hoy tendríamos déficit comercial de 5% del PIB en vez del actual equilibrio.
2) Hemos vuelto a caer en la trampa de la aparente estabilidad cambiaria.
En el balance comercial de productos industriales tenemos un déficit estructural que no hemos revertido y que duplica actualmente los niveles de la década del 80 y del 90. El error es haber permitido que la persistente inflación erosionara la ventaja cambiaria del ajuste 2001-2002. Fuera del complejo sojero, hoy es prácticamente imposible ser competitivo en Argentina.
3) Hemos elegido el camino de la cigarra en materia fiscal.
La recaudación tributaria se ha casi duplicado en los últimos nueve años en comparación con el promedio de los veinte anteriores (34% del PIB hoy vs. 19% en el pasado), siendo las retenciones a la exportación una parte sustancial de este incremento. Los gobiernos nacional, provinciales y municipales cuentan hoy con US$60.000 millones más por año para gastar que en cualquier momento desde el retorno de la democracia.
¿En qué se utilizó este excedente de recaudación? Básicamente en subsidios colosales a los servicios públicos para fomentar el despilfarro en el uso de la luz y el gas por parte de las clases más pudientes, y en obras públicas destinadas a la cosmética y al bienestar pasajero , antes que en un verdadero plan de infraestructura que apunte a revolucionar la decadente realidad de todo lo relacionado con rutas, trenes, transporte aerocomercial y vías navegables, temas esenciales para el desarrollo genuino de un país como el nuestro.
4) El Gobierno ha usado a los pobres políticamente en lugar de liberarlos hacia la clase media.
Si después de tantos años de crecimiento y más de US$300.000 millones de recursos excedentes acumulados la pobreza sigue siendo más alta que en cualquier momento de los 90 y más del triple que a principios de los 70, entonces la única esperanza que les queda a los más desprotegidos es la dádiva del clientelismo que, sin que lo sepan, los condena aún más.
Nunca antes habíamos tenido mejores chances de derrotar estas cuatro plagas de la política económica argentina : la apuesta a todo o nada a una variable que no controlamos; la estabilidad del tipo de cambio nominal a cualquier precio; la prodigalidad de los recursos fiscales; el populismo económico. Pero los Kirchner eligieron repetir los mismos errores de siempre.
El Gobierno esconde la cabeza cuando tiene problemas y los niega o los maquilla, explotando más y más el financiamiento “fácil” pero peligroso del Banco Central y del ANSeS.
El principal riesgo de la irresuelta crisis internacional, como tantas veces, es el brusco despertar del adormecimiento consumista en el que estamos.
Para evitar esa pesadilla, es urgente pasar del cortoplacismo a una política de desarrollo.
Encarar ya los temas de infraestructura esenciales para la vitalidad competitiva de todo el tejido productivo.
Necesitamos menos conurbanos de bajísima calidad de vida y más ciudades prósperas diseminadas por todo nuestro país y mejor comunicadas. Evitar el despilfarro de recursos públicos y ambientales de los subsidios a los sectores con capacidad de pago. Apoyar a las PYMES y a los emprendedores, en lugar de ponerles trabas permanentes. Promover la competitividad antes que pisar las importaciones introduciendo fuertes distorsiones en todos los sectores. Atacar la inflación con sensatez en la política monetaria y fiscal y con equipos económicos capacitados, creíbles y dedicados.
Una inflación baja y estable es la única manera genuina de tener crédito en pesos, a largo plazo y a tasas fijas de un dígito para los sectores productivos y para quienes aspiren a una vivienda propia .
En vez de aprovechar la oportunidad que nos dio el mundo, Argentina decidió dilapidarla y depender del mundo … para poder sostener una nueva fantasía consumista. En esto fallaron el “modelo” y sus pilotos, y es tan imperdonable como que una nueva frustración nos encontraría hoy con tantos compatriotas viviendo en la pobreza como en ninguna de las frustraciones anteriores que ya deberíamos haber confinado a la historia.
No puedo comentar con fundamentos económicos, pero cada una de las palabras del punto 4 es de una increíble mala fe. (Bah, no tan increíble).
es que mas facil criticar cuando no se tiene la manija.Los ruralistas querian eliminar las retensiones pero no para hacer la infraestructura o industrializar,sino para aumentar su capital y llevarlo afuera.Este peronismo enchufa no solo con los deseos de la gente,sino con el tiempo posmo presentista que vivimos,y no es por la»cigarra»,sino por la falta de utopias que propongan futuros.Y asi,no entiendo como Prat puede hablar de pobreza y consumismo al mismo tiempo…Lo que propondria,tal vez,es reslizar los ajustes que esta haciendo el hemisferio norte con el resultado conocido.
no necesitamos mas ciudades prosperas sin villas circundantes.Necesitamos medidas economicas que hagan retornar a la gente a sus lugares de origen o disminuyan la emigracion,aprovechando las posibilidades economicas regionales,En este sentido se esta expresando la presi al inaugurar fuentes productivas en el interior.Prat representa a la clase media que no quiere mezclarse con los»negritos»,pero el peronismo mas bien fomenta el ascenso de l9s pobres aunque disminuya esa clase media culo crespo tradicional.En sintesis,PRAT es un agorero mas.