Cuestionado. Los sorteos se realizan en la Dirección General de Tecnología (DGT), del Consejo de la Magistratura.
Los testigos, los primeros allanamientos de las investigaciones y un informe reservado del abonan crudamente las peores sospechas: el sorteo que asigna las causas a los jueces es vulnerable y pudo ser manipulado.
En los últimos días, la pesquisa sobre el funcionamiento del sistema avanzó con declaraciones de doce empleados, de las áreas de seguridad informática y de la Dirección General de Tecnología (DGT), del Consejo de la Magistratura, el organismo a cargo de los sorteos.
En largas exposiciones ratificaron las falencias del sistema, la forma desprolija como se manejaba y la carencia de protocolos y garantías.
También declararon sobre la falta de deberes de confidencialidad, necesarios para el manejo de información sensible, y sobre los “administradores” con capacidad para efectuar cambios en el sistema y modificar su configuración, revelaron a PERFIL fuentes de la investigación.
El panorama alarmante que describieron los testimonios fueron en consonancia con lo que lo que la Justicia pudo relevar el día en que allanó la sede del Data Center, en agosto pasado, y afianza la hipótesis de manipulaciones.
La investigación, a cargo del juzgado de María Servini de Cubría, se inició tras una denuncia de la diputada de Cambiemos Elisa Carrió, que se sumó a una presentación del Cuerpo de Martilleros.
En los próximos días se pondrá en marcha la pericia sobre el sistema informático, que intentará determinar su mecanismo de funcionamiento y los niveles de seguridad, concentrándose en el módulo de sorteos.
Por su parte, el juez Claudio Bonadio investiga la denuncia por las presuntas irregularidades ocurridas cuando la causa por la muerte de Alberto Nisman recayó en el fuero federal.
Ese día, el sistema indicó que el juzgado asignado a la causa era el de Sebastián Casanello, pero tras tres horas y 10 minutos, en los que la pantalla siempre mostró la leyenda “falla en transacción”, debió ser sorteado nuevamente y recayó en el juzgado de Julián Ercolini.
Consecuencias. Los cuestionamientos que se fueron sucediendo con estos expedientes, como con otro que se tramita en el juzgado de Ariel Lijo, y que investiga la adquisición del sistema Lex 100, utilizado en el Poder Judicial, influyeron en una serie de cambios al interior del Consejo de la Magistratura.
Entre los cambios realizados está la reasignación de Gabriel Melhman, hasta hace poco el responsable de la Dirección General de Tecnología y salpicado en los expedientes que se tramitan en Comodoro Py en torno a los sorteos.
Melhman fue designado en la nueva Unidad de Modernización, Innovaciones Tecnológicas y Proyectos Especiales. El hecho motivó dudas y cuestionamientos de quienes no ven un cambio profundo más allá de los anuncios formales.
Si los sorteos de los jueces podían manipularse, el corazón de la imparcialidad judicial queda bajo sospecha.
El documento CubrТa. El administrador general del Consejo, Juan Cubría, presentó un informe a Miguel Piedecasas, titular del organismo.
Allí se afirma que el propio Gabriel Melhman reconoció “in voce” que el día del sorteo de la causa Nisman tuvo que “resetear” el sistema.
Melhman aseguró que debió entrar al lugar del sorteo ante un pedido de la Secretaría General de Cámara.
La consecuencia fue que el sorteo se volvió a realizar y el juez designado para investigar la causa Nisman cambió de nombre.
La explicación de Melhman fue que entró al Data Center para llevar a cabo “el proceso de reseteo del primer sorteo y dejar el sistema en condiciones para realizar el segundo sorteo”.
Y confirmó que ese procedimiento le consumió ni más ni menos que tres horas y 10 minutos.
Tras un detallado descargo, Cubría (hijo de la jueza) no dudó en catalogar el accionar como “imprudente” y “negligente”.
En el informe también se mencionan otros incidentes informáticos del último tiempo.
Por ejemplo, se detalla la pérdida de información en bases de datos de sueldos y mesa de entrada de la administración, una falla en el sistema que habría permitido el hackeo al juzgado federal de Paso de los Libres y una serie de comunicaciones que el Consejo recibió de diferentes fueros dando a conocer distintas fallas en el sistema, entre otros puntos.
Los sorteos de las causas judiciales son el cento de sospechas desde hace años. Las denuncias de manipulación, en las que se creía que ciertas causas sinsibles eran asignadas a dedo, obligaron a modernizar el sistema. Antes se hacía de forma manual, con bolilleros. Sin embargo, la polémica no cesó.
Los testigos, los primeros allanamientos de las investigaciones y un informe reservado del abonan crudamente las peores sospechas: el sorteo que asigna las causas a los jueces es vulnerable y pudo ser manipulado.
En los últimos días, la pesquisa sobre el funcionamiento del sistema avanzó con declaraciones de doce empleados, de las áreas de seguridad informática y de la Dirección General de Tecnología (DGT), del Consejo de la Magistratura, el organismo a cargo de los sorteos.
En largas exposiciones ratificaron las falencias del sistema, la forma desprolija como se manejaba y la carencia de protocolos y garantías.
También declararon sobre la falta de deberes de confidencialidad, necesarios para el manejo de información sensible, y sobre los “administradores” con capacidad para efectuar cambios en el sistema y modificar su configuración, revelaron a PERFIL fuentes de la investigación.
El panorama alarmante que describieron los testimonios fueron en consonancia con lo que lo que la Justicia pudo relevar el día en que allanó la sede del Data Center, en agosto pasado, y afianza la hipótesis de manipulaciones.
La investigación, a cargo del juzgado de María Servini de Cubría, se inició tras una denuncia de la diputada de Cambiemos Elisa Carrió, que se sumó a una presentación del Cuerpo de Martilleros.
En los próximos días se pondrá en marcha la pericia sobre el sistema informático, que intentará determinar su mecanismo de funcionamiento y los niveles de seguridad, concentrándose en el módulo de sorteos.
Por su parte, el juez Claudio Bonadio investiga la denuncia por las presuntas irregularidades ocurridas cuando la causa por la muerte de Alberto Nisman recayó en el fuero federal.
Ese día, el sistema indicó que el juzgado asignado a la causa era el de Sebastián Casanello, pero tras tres horas y 10 minutos, en los que la pantalla siempre mostró la leyenda “falla en transacción”, debió ser sorteado nuevamente y recayó en el juzgado de Julián Ercolini.
Consecuencias. Los cuestionamientos que se fueron sucediendo con estos expedientes, como con otro que se tramita en el juzgado de Ariel Lijo, y que investiga la adquisición del sistema Lex 100, utilizado en el Poder Judicial, influyeron en una serie de cambios al interior del Consejo de la Magistratura.
Entre los cambios realizados está la reasignación de Gabriel Melhman, hasta hace poco el responsable de la Dirección General de Tecnología y salpicado en los expedientes que se tramitan en Comodoro Py en torno a los sorteos.
Melhman fue designado en la nueva Unidad de Modernización, Innovaciones Tecnológicas y Proyectos Especiales. El hecho motivó dudas y cuestionamientos de quienes no ven un cambio profundo más allá de los anuncios formales.
Si los sorteos de los jueces podían manipularse, el corazón de la imparcialidad judicial queda bajo sospecha.
El documento CubrТa. El administrador general del Consejo, Juan Cubría, presentó un informe a Miguel Piedecasas, titular del organismo.
Allí se afirma que el propio Gabriel Melhman reconoció “in voce” que el día del sorteo de la causa Nisman tuvo que “resetear” el sistema.
Melhman aseguró que debió entrar al lugar del sorteo ante un pedido de la Secretaría General de Cámara.
La consecuencia fue que el sorteo se volvió a realizar y el juez designado para investigar la causa Nisman cambió de nombre.
La explicación de Melhman fue que entró al Data Center para llevar a cabo “el proceso de reseteo del primer sorteo y dejar el sistema en condiciones para realizar el segundo sorteo”.
Y confirmó que ese procedimiento le consumió ni más ni menos que tres horas y 10 minutos.
Tras un detallado descargo, Cubría (hijo de la jueza) no dudó en catalogar el accionar como “imprudente” y “negligente”.
En el informe también se mencionan otros incidentes informáticos del último tiempo.
Por ejemplo, se detalla la pérdida de información en bases de datos de sueldos y mesa de entrada de la administración, una falla en el sistema que habría permitido el hackeo al juzgado federal de Paso de los Libres y una serie de comunicaciones que el Consejo recibió de diferentes fueros dando a conocer distintas fallas en el sistema, entre otros puntos.
Los sorteos de las causas judiciales son el cento de sospechas desde hace años. Las denuncias de manipulación, en las que se creía que ciertas causas sinsibles eran asignadas a dedo, obligaron a modernizar el sistema. Antes se hacía de forma manual, con bolilleros. Sin embargo, la polémica no cesó.