07 de Marzo de 2015
Todo imperio es fiel a su ley sagrada de mantener e incrementar su dominio teniendo como hoja de ruta sus intereses, sin reparar en amistades, reglas morales o humanitarias.
Todo imperio es fiel a su ley sagrada de mantener e incrementar su dominio teniendo como hoja de ruta sus intereses, sin reparar en amistades, reglas morales o humanitarias.
El que nos tocó soportar en estas épocas y que alcanzó su apogeo en la segunda mitad del siglo XX no es ninguna excepción.
Es al inicio de los años ’60 del siglo pasado cuando Gene Sharp (filósofo del instituto Albert Einstein de Boston) comienza a estudiar los métodos no violentos de Mahatma Gandhi.
Elabora una teoría denominada golpes blandos, con la cual se podía llegar a derrocar gobiernos que no se ajustan a la política de Washington por medios menos agresivos logrando de esta forma ciertos consensos internos y menor rechazo internacional.
Se comienza a poner en práctica, con éxito en los Balcanes a fines de los años 80, luego en la ex Yugoeslavia con los resultados conocidos. Fracasa en Bielorrusia y Zimbabue.
A principios de siglo XXI es adoptada definitivamente por la CIA y puesta en práctica en nuestro continente a favor de la inutilidad de las fuerzas armadas como gendarme de los poderes concentrados, ya sea por desprestigio popular o por salto cualitativo poniéndose al lado del pueblo como en Venezuela.
Se aplica con intentos frustrados en Venezuela 2002, Bolivia 2008, Ecuador 2010.
Con lamentable éxito en Honduras 2009 y Paraguay 2012, con el saldo de cientos de periodistas y dirigentes sociales y políticos asesinados.
Hoy lo intentan en Brasil y Argentina y por supuesto en la tierra de Chavez que es un objetivo permanente.
La receta de Gene Sharp se propone básicamente:
1)Desarrollar, a través de los tanques mediáticos ( CNN, O Globo, Clarín, Televisa, etc ), campañas de opiniones antigubernamentales sobre temas de preocupación real, inflación, inseguridad, corrupción, que por otro lado los mismos poderes concentrados generaron y/o multiplicaron en gobiernos neoliberales.
2)Deslegitimación de las autoridades elegidas, campañas por derechos humanos, libertad de prensa, contra el discurso único, etc.
3)Manifestaciones callejeras de descontento, las guarimbas venezolanas es un ejemplo clásico.
4)Combinación de varias formas de desestabilización apelando a fuerzas de seguridad, policías, poder judicial, parlamentos derivando en toma de edificios públicos.
5)Se pide la renuncia del presidente y se crean las condiciones para la guerra civil o la intervención militar directa.
Esta nueva estrategia le costó a Venezuela 43 muertos en febrero-marzo del 2014, y a Ucrania más de 50 mil muertos desde febrero de 2014 hasta la fecha , según declaraciones del profesor Vladimir Davydov de la Academia de Ciencias de Rusia, días pasados en el CARI ( Consejo Argentino de Relaciones Internacionales).
O sea, los golpes blandos no son tales.Si bien aplicarlos les resulta más difícil en un tablero internacional con nuevos actores y una creciente inteligencia popular acumulada.
El imperio, que hoy se debate en profundas contradicciones internas, sigue siendo poderoso y peligroso, intenta nuevas tácticas con similares objetivos, pero paulatinamente la balanza de poder mundial se inclina hacia un mundo multipolar en detrimento de una unipolaridad anacrónica.
Todo imperio es fiel a su ley sagrada de mantener e incrementar su dominio teniendo como hoja de ruta sus intereses, sin reparar en amistades, reglas morales o humanitarias.
Todo imperio es fiel a su ley sagrada de mantener e incrementar su dominio teniendo como hoja de ruta sus intereses, sin reparar en amistades, reglas morales o humanitarias.
El que nos tocó soportar en estas épocas y que alcanzó su apogeo en la segunda mitad del siglo XX no es ninguna excepción.
Es al inicio de los años ’60 del siglo pasado cuando Gene Sharp (filósofo del instituto Albert Einstein de Boston) comienza a estudiar los métodos no violentos de Mahatma Gandhi.
Elabora una teoría denominada golpes blandos, con la cual se podía llegar a derrocar gobiernos que no se ajustan a la política de Washington por medios menos agresivos logrando de esta forma ciertos consensos internos y menor rechazo internacional.
Se comienza a poner en práctica, con éxito en los Balcanes a fines de los años 80, luego en la ex Yugoeslavia con los resultados conocidos. Fracasa en Bielorrusia y Zimbabue.
A principios de siglo XXI es adoptada definitivamente por la CIA y puesta en práctica en nuestro continente a favor de la inutilidad de las fuerzas armadas como gendarme de los poderes concentrados, ya sea por desprestigio popular o por salto cualitativo poniéndose al lado del pueblo como en Venezuela.
Se aplica con intentos frustrados en Venezuela 2002, Bolivia 2008, Ecuador 2010.
Con lamentable éxito en Honduras 2009 y Paraguay 2012, con el saldo de cientos de periodistas y dirigentes sociales y políticos asesinados.
Hoy lo intentan en Brasil y Argentina y por supuesto en la tierra de Chavez que es un objetivo permanente.
La receta de Gene Sharp se propone básicamente:
1)Desarrollar, a través de los tanques mediáticos ( CNN, O Globo, Clarín, Televisa, etc ), campañas de opiniones antigubernamentales sobre temas de preocupación real, inflación, inseguridad, corrupción, que por otro lado los mismos poderes concentrados generaron y/o multiplicaron en gobiernos neoliberales.
2)Deslegitimación de las autoridades elegidas, campañas por derechos humanos, libertad de prensa, contra el discurso único, etc.
3)Manifestaciones callejeras de descontento, las guarimbas venezolanas es un ejemplo clásico.
4)Combinación de varias formas de desestabilización apelando a fuerzas de seguridad, policías, poder judicial, parlamentos derivando en toma de edificios públicos.
5)Se pide la renuncia del presidente y se crean las condiciones para la guerra civil o la intervención militar directa.
Esta nueva estrategia le costó a Venezuela 43 muertos en febrero-marzo del 2014, y a Ucrania más de 50 mil muertos desde febrero de 2014 hasta la fecha , según declaraciones del profesor Vladimir Davydov de la Academia de Ciencias de Rusia, días pasados en el CARI ( Consejo Argentino de Relaciones Internacionales).
O sea, los golpes blandos no son tales.Si bien aplicarlos les resulta más difícil en un tablero internacional con nuevos actores y una creciente inteligencia popular acumulada.
El imperio, que hoy se debate en profundas contradicciones internas, sigue siendo poderoso y peligroso, intenta nuevas tácticas con similares objetivos, pero paulatinamente la balanza de poder mundial se inclina hacia un mundo multipolar en detrimento de una unipolaridad anacrónica.