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Obama llega en medio de reclamos del resto de la región
WASHINGTON (GDA).- Poco antes de aterrizar en Cartagena de Indias, donde asistirá a la VI Cumbre de las Américas, el presidente norteamericano, Barack Obama, dio una entrevista en exclusividad al Grupo de Diarios América (GDA), integrado por los 11 periódicos líderes de la región, entre ellos, LA NACION.
El mandatario abordó varios de los temas más polémicos de la agenda hemisférica -Cuba, drogas y Venezuela, entre otros, aunque no respondió sobre la Argentina- y ofreció sus perspectivas sobre las relaciones con una región que considera «crítica» para los intereses de Estados Unidos.
Al responder una pregunta sobre Venezuela, Obama señaló que su país espera que se respete la voluntad popular en las elecciones presidenciales de octubre próximo, y expresó preocupación porque «en demasiados lugares de las Américas los derechos universales, tales como la libertad de expresión y la independencia de los magistrados, están bajo ataque».
En el caso de Cuba, dijo que si La Habana no está sentada en esta cumbre es porque sus líderes se han negado a dar los pasos necesarios, y advirtió que ningún régimen autoritario durará para siempre.
-¿Cuáles son sus metas para esta Cumbre de las Américas, en Cartagena?
– Creo que es importante entender esta cumbre en el contexto del progreso tan significativo que se ha logrado en las Américas. Gracias a la extraordinaria labor y sacrificio de su gente y de sus trabajadores, ésta es una región que es más pacífica, más próspera y con más confianza en su propia función en el mundo. Los conflictos de antaño están desapareciendo, casi toda la gente de las Américas actualmente vive bajo sistemas democráticos, decenas de millones de personas han salido de la pobreza hacia la clase media, y naciones como Brasil, México y Colombia están desempeñando una función más importante en el cumplimiento de los retos globales. Este progreso es bueno para Estados Unidos porque apoya el crecimiento económico aquí, en casa, así como el avance de la seguridad y la democracia en todo el hemisferio. Considero la cumbre una oportunidad para mantener nuestro progreso, aun mientras reconocemos los retos evidentes que todavía persisten, desde la desigualdad económica y la pobreza extrema hasta la violencia causada por los narcotraficantes y las pandillas, y los obstáculos que aún le impiden a demasiada gente encontrar trabajo y oportunidad. En la última Cumbre de las Américas prometí hacerles frente a estos retos mediante alianzas de igualdad, basadas en el interés y el respeto mutuos, fundamentadas en un sentido de responsabilidad compartida. Durante los últimos tres años hemos logrado bastante: con la expansión del comercio, el avance de la lucha contra los carteles de drogas y las pandillas, la solidificación de alianzas de energía limpia y la defensa de la democracia y los derechos humanos, en nuestro propio hemisferio y alrededor del mundo. En Cartagena, podemos expandir nuestra cooperación en todas esas áreas, aunque reconozcamos que son retos que ninguna nación puede enfrentar por sí sola. Tenemos que hacerles frente conjuntamente.
– Son muchos los líderes en la región que consideran que Estados Unidos no ve a América latina como una prioridad. ¿Qué les contestaría?
-Los pueblos y los países de América latina son vitales para el progreso que buscamos en Estados Unidos, en toda la región y alrededor del mundo. Esto comienza con el hecho de que las Américas son nuestra casa, al igual que Estados Unidos es la casa de decenas de millones de hispano-americanos que aportan contribuciones extraordinarias a nuestro país diariamente. Estados Unidos no tiene tantas conexiones, tales como valores compartidos, una herencia común e intereses comunes con ninguna otra región del mundo. Y ninguna otra región del mundo afecta tan directamente las vidas diarias de los norteamericanos. El hemisferio occidental es especialmente importante para mi prioridad principal: la generación de empleos y de oportunidad en Estados Unidos. Ya nosotros exportamos más bienes y servicios al hemisferio que ninguna otra región. Ya que nuestras exportaciones a América latina aumentan a un ritmo mayor que al resto del mundo, esta región es crítica para lograr mi meta de duplicar las exportaciones de Estados Unidos. Además, la expansión del comercio y las inversiones nos benefician a todos. Estados Unidos sigue siendo la fuente individual más grande de inversión extranjera en la región, lo que crea nuevos empleos y oportunidades. Las remesas que provienen de Estados Unidos impulsan muchas economías en la región, y actualmente estas remesas son más transparentes, confiables y de costo asequible, gracias a la legislación para la protección de los consumidores que yo luché por obtener.
– En octubre habrá elecciones presidenciales en Venezuela y algunos funcionarios dijeron que si Chávez no gana habrá caos, mientras que otros incluso sugieren que no entregará el poder aun si gana la oposición. ¿Cómo están viendo ustedes las cosas y qué medidas tomarían si algo así llegara a suceder?
-Venezuela, como todas las naciones soberanas, tiene que establecer su propio camino, pero es el pueblo venezolano quien tiene que determinar su camino democrático. Lo que sí hará Estados Unidos es continuar defendiendo el derecho de la gente en todas partes a determinar su propio futuro. Todos los países de América tienen la obligación solemne de proteger ese derecho de auto-determinación. Tal como nuestras naciones lo acordaron cuando adoptaron la Carta Democrática Interamericana , «la gente de las Américas tiene derecho a la democracia y sus gobiernos tienen la obligación de promoverlo y defenderlo». Muchas generaciones en toda América han sufrido y se han sacrificado para darles significado a esas palabras: activistas, líderes religiosos, prisioneros políticos, así como ciudadanos ordinarios que continúan arriesgando sus vidas hoy en día. Actualmente, en demasiados lugares en las Américas los derechos universales, tales como la libertad de expresión y la independencia de los magistrados, están bajo ataque. De manera que en Venezuela, al igual que en todos los países, queremos ver elecciones que sean libres y justas, en las que se respete la voluntad de la gente. La historia demuestra que las naciones son más fuertes y más exitosas cuando tienen legislaturas vigorosas, magistrados independientes, una prensa libre, militares profesionales bajo control civil, sociedades civiles fuertes, y gobiernos que son transparentes y que atienden a las necesidades de sus ciudadanos.
– La región, como un todo, está reclamando que Cuba sea invitada a la próxima cumbre, en Panamá. ¿Insistirá Estados Unidos en bloquear su participación si antes no camina por el sendero de la democracia? ¿No cree que aislar a Cuba de este tipo de eventos los aleja aún más y previene precisamente el tipo de cambios políticos que ustedes desearían?
-Espero con entusiasmo el día en que una Cuba democrática reclame su merecido puesto en la Cumbre de las Américas y el día en que el pueblo cubano disfrute de los mismos derechos y libertades que otra gente en nuestra región y alrededor del mundo. En 2009, mi administración colaboró con países de toda la región para crear, por consenso, un camino para la reintegración de Cuba al sistema interamericano. Ese camino guardaba consistencia con la promesa hecha por la región de apoyar la gobernabilidad democrática fundamentada en la Carta Democrática Interamericana de 2001 e incluía que las autoridades cubanas respetaran los derechos humanos universales del pueblo cubano. Desafortunada y trágicamente, los líderes de Cuba han rechazado ese camino repetidamente. Yo expresé claramente que buscamos una nueva era en la relación entre nuestros dos países. Como presidente, he hecho los cambios más significativos en varias décadas en nuestra política hacia Cuba, incluyendo permitir visitas a la familia y haciendo posible que los estadounidenses envíen remesas que aporten cierta esperanza e independencia a la gente de Cuba. Por el contrario, las autoridades cubanas no han mostrado interés alguno en modificar su relación con Estados Unidos, ni tampoco ninguna disposición a respetar los derechos democráticos y humanos del pueblo cubano. Incluso durante la reciente visita del papa Benedicto XVI a ese país, las autoridades cubanas reiteraron que Cuba seguirá siendo un Estado de un solo partido y procedieron a continuar persiguiendo a aquellos que elevan su voz en apoyo de los derechos del pueblo cubano. La historia demuestra que las ansias de libertad y dignidad humanas no pueden negarse para siempre. Ningún régimen autoritario dura eternamente. Llegará el día en que el pueblo cubano será libre para determinar su propio destino. A la espera de ese día, yo mantengo mi compromiso de apoyar al pueblo cubano en su deseo de determinar libremente el futuro de Cuba y que la ayuda los haga menos dependientes del Estado cubano, que les niega sus derechos universales.
– Muchos países de la región también dijeron que quieren tratar el tema de las drogas en esta cumbre. ¿Insistirá en su oposición a la descriminalización? Y, si es así, ¿qué otras alternativas está dispuesto a considerar que sean diferentes al actual statu quo?
-Este es un debate legítimo que refleja las frustraciones de los gobiernos y los habitantes de toda América, pero es un tema en el que no existe acuerdo en la región. Creo que sostener este debate contribuirá a esclarecer esta propuesta y a reenfocar nuestra atención en las maneras en que podemos lograr el mayor progreso todos juntos. Por ejemplo, Estados Unidos no va a legalizar ni a despenalizar las drogas, ya que hacerlo tendría graves consecuencias negativas, en todos nuestros países, en cuanto a la salud y la seguridad públicas. Es más, legalizar o despenalizar las drogas no eliminaría el peligro que plantea el crimen organizado transnacional. Creo que el mejor uso de nuestro tiempo en la cumbre es concentrarnos en nuestras responsabilidades mutuas. Como presidente, he dejado claro que Estados Unidos acepta su parte de la responsabilidad en esta crisis, que tiene su raíz en la demanda de drogas, incluso en Estados Unidos. Es por eso que hemos adoptado una nueva estrategia de control de drogas, que se enfoca en reducir la demanda de las drogas con educación, prevención y tratamiento. De hecho, he comprometido más de 30.000 millones de dólares para reducir la demanda de drogas ilegales en Estados Unidos, y estoy solicitando otros 10.000 millones más este año. En la cumbre de Cartagena tenemos la oportunidad de aumentar nuestra cooperación regional de manera que los narcotraficantes y los carteles no tengan dónde esconderse. Tenemos que hacer más para apoyar a las naciones de América Central y su estrategia regional para promover la seguridad ciudadana. Las contribuciones a esos esfuerzos por socios capaces como Brasil, Colombia, y Chile deben ser características del camino hacia adelante.
– Para los latinoamericanos, uno de los grandes reveses de su administración es que no ha cumplido con la promesa de sacar adelante una reforma migratoria. ¿Tiene algún plan en ese frente?
-Estoy comprometido con una reforma migratoria integral y hemos estado trabajando en ello desde el primer día, estableciendo un plan específico detallado, y mi administración proporcionó apoyo técnico para la redacción de un proyecto de ley. En mis primeros meses de mandato, reuní a líderes de ambos partidos en el Congreso y les pedí que colaboraran para crear un sistema que fuera consistente con la historia de nuestro país como nación de leyes y nación de inmigrantes. Sin embargo, no puedo modificar la ley por mí mismo. El lugar para arreglar nuestro sistema de inmigración descompuesto es el Congreso. Desafortunadamente, no hemos tenido el apoyo del otro partido e incluso la ley Dream, que fue redactada tanto por republicanos como por demócratas, no logró obtener los votos de más de unos cuantos republicanos en el Senado. Como mínimo, el Congreso debe enviarme la ley Dream, porque no tiene sentido expulsar a gente joven que se haya criado en Estados Unidos y que quiera continuar sus estudios y contribuir a nuestro país o servir en nuestras fuerzas militares. Estoy listo para firmarla hoy mismo. Arreglar el sistema de inmigración descompuesto es beneficioso para Estados Unidos y para nuestra economía, y vamos a seguir esforzándonos para lograrlo.
– ¿Cree usted que Irán planea usar a América latina como una plataforma para atacar a Estados Unidos? ¿Le preocupa su presencia en la región?
-Tomamos muy en serio todo alegato de conspiración contra Estados Unidos, y monitoreamos las actividades de Irán en el hemisferio occidental. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos para influir en la región, Irán no ha tenido mucho éxito, sin duda debido a que el gobierno iraní fundamentalmente está equivocado, no sólo con las aspiraciones de su propia gente, sino de la gente alrededor del mundo, incluyendo América. En definitiva, creo que los pueblos de la región no consideran que Irán sea su aliado debido a que Irán viola los derechos humanos de su gente, apoya el terrorismo y apoya a regímenes como el de Bashar al-Assad en Siria. Creo que la gente de América está concentrada en alianzas con socios que aumenten su prosperidad y seguridad, y reconozcan sus derechos humanos universales, y eso es lo que hace Estados Unidos.
– ¿Cómo piensa su administración responder al hecho de que países como China y la India le están robando a Estados Unidos el mercado latinoamericano?
-Las exportaciones de Estados Unidos a América latina están creciendo a un ritmo saludable, y confío en que Estados Unidos continuará siendo el socio preferido de América latina en el comercio, la industria y el desarrollo. Como la mayor economía del mundo, nosotros exportamos tres veces más a América latina que lo que exportamos a China. Durante la última década, el 41% de las exportaciones de América latina vinieron a Estados Unidos, mientras que sólo el 8% fue a China. Mientras que el 60% de las exportaciones de América latina a Estados Unidos constituyen mercancía fabricada, el 87% de las exportaciones de América latina a China eran productos de consumo básico. Opinamos que las alianzas económicas no pueden ser sólo para que unas naciones les extraigan los recursos a otras. La verdadera prosperidad resulta de darles rienda suelta a los talentos y el espíritu empresarial de nuestra gente. Estados Unidos tiene que competir en América y eso precisamente es lo que estamos haciendo.
– El gobierno de Colombia le ha pedido a su gobierno respaldo en la nueva estrategia para combatir a las FARC y otros grupos criminales, como más helicópteros y aviones espía. ¿Está dispuesto a brindar este tipo de ayuda?
-En primer lugar, es importante reconocer que Colombia logró inmensos avances en seguridad. El hecho de que Cartagena sea la sede de la cumbre es testamento de ese progreso. Debe dárseles crédito al pueblo colombiano, a sus líderes y a las fuerzas de seguridad, ya que todos ellos hicieron sacrificios extraordinarios. El éxito también está teniendo un impacto que va más allá de sus fronteras, ya que Colombia comparte su pericia en seguridad con aliados en la región y en otras partes. Colombia actualmente se encuentra en una fase crucial de consolidar los avances de seguridad obtenidos con gran esfuerzo durante la última década en una paz perdurable y justa que contribuya a desencadenar todo el potencial de ese país. Como le dije al presidente [Juan Manuel] Santos durante nuestras dos visitas anteriores, y como le reafirmaré cuando nos veamos este fin de semana, Estados Unidos está comprometido a mantener y solidificar nuestra relación de seguridad con Colombia como parte de nuestra alianza bilateral general. Desde el comienzo del Plan Colombia en 1999, Estados Unidos invirtió más de 8000 millones de dólares para apoyar los esfuerzos de Colombia. Como señal evidente de nuestro compromiso sostenido, le solicité al Congreso más de 330 millones adicionales para el próximo año.
«En demasiados lugares de las Américas la libertad de expresión y la independencia de los magistrados están bajo ataque»Presidente de Estados Unidos .
Obama llega en medio de reclamos del resto de la región
WASHINGTON (GDA).- Poco antes de aterrizar en Cartagena de Indias, donde asistirá a la VI Cumbre de las Américas, el presidente norteamericano, Barack Obama, dio una entrevista en exclusividad al Grupo de Diarios América (GDA), integrado por los 11 periódicos líderes de la región, entre ellos, LA NACION.
El mandatario abordó varios de los temas más polémicos de la agenda hemisférica -Cuba, drogas y Venezuela, entre otros, aunque no respondió sobre la Argentina- y ofreció sus perspectivas sobre las relaciones con una región que considera «crítica» para los intereses de Estados Unidos.
Al responder una pregunta sobre Venezuela, Obama señaló que su país espera que se respete la voluntad popular en las elecciones presidenciales de octubre próximo, y expresó preocupación porque «en demasiados lugares de las Américas los derechos universales, tales como la libertad de expresión y la independencia de los magistrados, están bajo ataque».
En el caso de Cuba, dijo que si La Habana no está sentada en esta cumbre es porque sus líderes se han negado a dar los pasos necesarios, y advirtió que ningún régimen autoritario durará para siempre.
-¿Cuáles son sus metas para esta Cumbre de las Américas, en Cartagena?
– Creo que es importante entender esta cumbre en el contexto del progreso tan significativo que se ha logrado en las Américas. Gracias a la extraordinaria labor y sacrificio de su gente y de sus trabajadores, ésta es una región que es más pacífica, más próspera y con más confianza en su propia función en el mundo. Los conflictos de antaño están desapareciendo, casi toda la gente de las Américas actualmente vive bajo sistemas democráticos, decenas de millones de personas han salido de la pobreza hacia la clase media, y naciones como Brasil, México y Colombia están desempeñando una función más importante en el cumplimiento de los retos globales. Este progreso es bueno para Estados Unidos porque apoya el crecimiento económico aquí, en casa, así como el avance de la seguridad y la democracia en todo el hemisferio. Considero la cumbre una oportunidad para mantener nuestro progreso, aun mientras reconocemos los retos evidentes que todavía persisten, desde la desigualdad económica y la pobreza extrema hasta la violencia causada por los narcotraficantes y las pandillas, y los obstáculos que aún le impiden a demasiada gente encontrar trabajo y oportunidad. En la última Cumbre de las Américas prometí hacerles frente a estos retos mediante alianzas de igualdad, basadas en el interés y el respeto mutuos, fundamentadas en un sentido de responsabilidad compartida. Durante los últimos tres años hemos logrado bastante: con la expansión del comercio, el avance de la lucha contra los carteles de drogas y las pandillas, la solidificación de alianzas de energía limpia y la defensa de la democracia y los derechos humanos, en nuestro propio hemisferio y alrededor del mundo. En Cartagena, podemos expandir nuestra cooperación en todas esas áreas, aunque reconozcamos que son retos que ninguna nación puede enfrentar por sí sola. Tenemos que hacerles frente conjuntamente.
– Son muchos los líderes en la región que consideran que Estados Unidos no ve a América latina como una prioridad. ¿Qué les contestaría?
-Los pueblos y los países de América latina son vitales para el progreso que buscamos en Estados Unidos, en toda la región y alrededor del mundo. Esto comienza con el hecho de que las Américas son nuestra casa, al igual que Estados Unidos es la casa de decenas de millones de hispano-americanos que aportan contribuciones extraordinarias a nuestro país diariamente. Estados Unidos no tiene tantas conexiones, tales como valores compartidos, una herencia común e intereses comunes con ninguna otra región del mundo. Y ninguna otra región del mundo afecta tan directamente las vidas diarias de los norteamericanos. El hemisferio occidental es especialmente importante para mi prioridad principal: la generación de empleos y de oportunidad en Estados Unidos. Ya nosotros exportamos más bienes y servicios al hemisferio que ninguna otra región. Ya que nuestras exportaciones a América latina aumentan a un ritmo mayor que al resto del mundo, esta región es crítica para lograr mi meta de duplicar las exportaciones de Estados Unidos. Además, la expansión del comercio y las inversiones nos benefician a todos. Estados Unidos sigue siendo la fuente individual más grande de inversión extranjera en la región, lo que crea nuevos empleos y oportunidades. Las remesas que provienen de Estados Unidos impulsan muchas economías en la región, y actualmente estas remesas son más transparentes, confiables y de costo asequible, gracias a la legislación para la protección de los consumidores que yo luché por obtener.
– En octubre habrá elecciones presidenciales en Venezuela y algunos funcionarios dijeron que si Chávez no gana habrá caos, mientras que otros incluso sugieren que no entregará el poder aun si gana la oposición. ¿Cómo están viendo ustedes las cosas y qué medidas tomarían si algo así llegara a suceder?
-Venezuela, como todas las naciones soberanas, tiene que establecer su propio camino, pero es el pueblo venezolano quien tiene que determinar su camino democrático. Lo que sí hará Estados Unidos es continuar defendiendo el derecho de la gente en todas partes a determinar su propio futuro. Todos los países de América tienen la obligación solemne de proteger ese derecho de auto-determinación. Tal como nuestras naciones lo acordaron cuando adoptaron la Carta Democrática Interamericana , «la gente de las Américas tiene derecho a la democracia y sus gobiernos tienen la obligación de promoverlo y defenderlo». Muchas generaciones en toda América han sufrido y se han sacrificado para darles significado a esas palabras: activistas, líderes religiosos, prisioneros políticos, así como ciudadanos ordinarios que continúan arriesgando sus vidas hoy en día. Actualmente, en demasiados lugares en las Américas los derechos universales, tales como la libertad de expresión y la independencia de los magistrados, están bajo ataque. De manera que en Venezuela, al igual que en todos los países, queremos ver elecciones que sean libres y justas, en las que se respete la voluntad de la gente. La historia demuestra que las naciones son más fuertes y más exitosas cuando tienen legislaturas vigorosas, magistrados independientes, una prensa libre, militares profesionales bajo control civil, sociedades civiles fuertes, y gobiernos que son transparentes y que atienden a las necesidades de sus ciudadanos.
– La región, como un todo, está reclamando que Cuba sea invitada a la próxima cumbre, en Panamá. ¿Insistirá Estados Unidos en bloquear su participación si antes no camina por el sendero de la democracia? ¿No cree que aislar a Cuba de este tipo de eventos los aleja aún más y previene precisamente el tipo de cambios políticos que ustedes desearían?
-Espero con entusiasmo el día en que una Cuba democrática reclame su merecido puesto en la Cumbre de las Américas y el día en que el pueblo cubano disfrute de los mismos derechos y libertades que otra gente en nuestra región y alrededor del mundo. En 2009, mi administración colaboró con países de toda la región para crear, por consenso, un camino para la reintegración de Cuba al sistema interamericano. Ese camino guardaba consistencia con la promesa hecha por la región de apoyar la gobernabilidad democrática fundamentada en la Carta Democrática Interamericana de 2001 e incluía que las autoridades cubanas respetaran los derechos humanos universales del pueblo cubano. Desafortunada y trágicamente, los líderes de Cuba han rechazado ese camino repetidamente. Yo expresé claramente que buscamos una nueva era en la relación entre nuestros dos países. Como presidente, he hecho los cambios más significativos en varias décadas en nuestra política hacia Cuba, incluyendo permitir visitas a la familia y haciendo posible que los estadounidenses envíen remesas que aporten cierta esperanza e independencia a la gente de Cuba. Por el contrario, las autoridades cubanas no han mostrado interés alguno en modificar su relación con Estados Unidos, ni tampoco ninguna disposición a respetar los derechos democráticos y humanos del pueblo cubano. Incluso durante la reciente visita del papa Benedicto XVI a ese país, las autoridades cubanas reiteraron que Cuba seguirá siendo un Estado de un solo partido y procedieron a continuar persiguiendo a aquellos que elevan su voz en apoyo de los derechos del pueblo cubano. La historia demuestra que las ansias de libertad y dignidad humanas no pueden negarse para siempre. Ningún régimen autoritario dura eternamente. Llegará el día en que el pueblo cubano será libre para determinar su propio destino. A la espera de ese día, yo mantengo mi compromiso de apoyar al pueblo cubano en su deseo de determinar libremente el futuro de Cuba y que la ayuda los haga menos dependientes del Estado cubano, que les niega sus derechos universales.
– Muchos países de la región también dijeron que quieren tratar el tema de las drogas en esta cumbre. ¿Insistirá en su oposición a la descriminalización? Y, si es así, ¿qué otras alternativas está dispuesto a considerar que sean diferentes al actual statu quo?
-Este es un debate legítimo que refleja las frustraciones de los gobiernos y los habitantes de toda América, pero es un tema en el que no existe acuerdo en la región. Creo que sostener este debate contribuirá a esclarecer esta propuesta y a reenfocar nuestra atención en las maneras en que podemos lograr el mayor progreso todos juntos. Por ejemplo, Estados Unidos no va a legalizar ni a despenalizar las drogas, ya que hacerlo tendría graves consecuencias negativas, en todos nuestros países, en cuanto a la salud y la seguridad públicas. Es más, legalizar o despenalizar las drogas no eliminaría el peligro que plantea el crimen organizado transnacional. Creo que el mejor uso de nuestro tiempo en la cumbre es concentrarnos en nuestras responsabilidades mutuas. Como presidente, he dejado claro que Estados Unidos acepta su parte de la responsabilidad en esta crisis, que tiene su raíz en la demanda de drogas, incluso en Estados Unidos. Es por eso que hemos adoptado una nueva estrategia de control de drogas, que se enfoca en reducir la demanda de las drogas con educación, prevención y tratamiento. De hecho, he comprometido más de 30.000 millones de dólares para reducir la demanda de drogas ilegales en Estados Unidos, y estoy solicitando otros 10.000 millones más este año. En la cumbre de Cartagena tenemos la oportunidad de aumentar nuestra cooperación regional de manera que los narcotraficantes y los carteles no tengan dónde esconderse. Tenemos que hacer más para apoyar a las naciones de América Central y su estrategia regional para promover la seguridad ciudadana. Las contribuciones a esos esfuerzos por socios capaces como Brasil, Colombia, y Chile deben ser características del camino hacia adelante.
– Para los latinoamericanos, uno de los grandes reveses de su administración es que no ha cumplido con la promesa de sacar adelante una reforma migratoria. ¿Tiene algún plan en ese frente?
-Estoy comprometido con una reforma migratoria integral y hemos estado trabajando en ello desde el primer día, estableciendo un plan específico detallado, y mi administración proporcionó apoyo técnico para la redacción de un proyecto de ley. En mis primeros meses de mandato, reuní a líderes de ambos partidos en el Congreso y les pedí que colaboraran para crear un sistema que fuera consistente con la historia de nuestro país como nación de leyes y nación de inmigrantes. Sin embargo, no puedo modificar la ley por mí mismo. El lugar para arreglar nuestro sistema de inmigración descompuesto es el Congreso. Desafortunadamente, no hemos tenido el apoyo del otro partido e incluso la ley Dream, que fue redactada tanto por republicanos como por demócratas, no logró obtener los votos de más de unos cuantos republicanos en el Senado. Como mínimo, el Congreso debe enviarme la ley Dream, porque no tiene sentido expulsar a gente joven que se haya criado en Estados Unidos y que quiera continuar sus estudios y contribuir a nuestro país o servir en nuestras fuerzas militares. Estoy listo para firmarla hoy mismo. Arreglar el sistema de inmigración descompuesto es beneficioso para Estados Unidos y para nuestra economía, y vamos a seguir esforzándonos para lograrlo.
– ¿Cree usted que Irán planea usar a América latina como una plataforma para atacar a Estados Unidos? ¿Le preocupa su presencia en la región?
-Tomamos muy en serio todo alegato de conspiración contra Estados Unidos, y monitoreamos las actividades de Irán en el hemisferio occidental. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos para influir en la región, Irán no ha tenido mucho éxito, sin duda debido a que el gobierno iraní fundamentalmente está equivocado, no sólo con las aspiraciones de su propia gente, sino de la gente alrededor del mundo, incluyendo América. En definitiva, creo que los pueblos de la región no consideran que Irán sea su aliado debido a que Irán viola los derechos humanos de su gente, apoya el terrorismo y apoya a regímenes como el de Bashar al-Assad en Siria. Creo que la gente de América está concentrada en alianzas con socios que aumenten su prosperidad y seguridad, y reconozcan sus derechos humanos universales, y eso es lo que hace Estados Unidos.
– ¿Cómo piensa su administración responder al hecho de que países como China y la India le están robando a Estados Unidos el mercado latinoamericano?
-Las exportaciones de Estados Unidos a América latina están creciendo a un ritmo saludable, y confío en que Estados Unidos continuará siendo el socio preferido de América latina en el comercio, la industria y el desarrollo. Como la mayor economía del mundo, nosotros exportamos tres veces más a América latina que lo que exportamos a China. Durante la última década, el 41% de las exportaciones de América latina vinieron a Estados Unidos, mientras que sólo el 8% fue a China. Mientras que el 60% de las exportaciones de América latina a Estados Unidos constituyen mercancía fabricada, el 87% de las exportaciones de América latina a China eran productos de consumo básico. Opinamos que las alianzas económicas no pueden ser sólo para que unas naciones les extraigan los recursos a otras. La verdadera prosperidad resulta de darles rienda suelta a los talentos y el espíritu empresarial de nuestra gente. Estados Unidos tiene que competir en América y eso precisamente es lo que estamos haciendo.
– El gobierno de Colombia le ha pedido a su gobierno respaldo en la nueva estrategia para combatir a las FARC y otros grupos criminales, como más helicópteros y aviones espía. ¿Está dispuesto a brindar este tipo de ayuda?
-En primer lugar, es importante reconocer que Colombia logró inmensos avances en seguridad. El hecho de que Cartagena sea la sede de la cumbre es testamento de ese progreso. Debe dárseles crédito al pueblo colombiano, a sus líderes y a las fuerzas de seguridad, ya que todos ellos hicieron sacrificios extraordinarios. El éxito también está teniendo un impacto que va más allá de sus fronteras, ya que Colombia comparte su pericia en seguridad con aliados en la región y en otras partes. Colombia actualmente se encuentra en una fase crucial de consolidar los avances de seguridad obtenidos con gran esfuerzo durante la última década en una paz perdurable y justa que contribuya a desencadenar todo el potencial de ese país. Como le dije al presidente [Juan Manuel] Santos durante nuestras dos visitas anteriores, y como le reafirmaré cuando nos veamos este fin de semana, Estados Unidos está comprometido a mantener y solidificar nuestra relación de seguridad con Colombia como parte de nuestra alianza bilateral general. Desde el comienzo del Plan Colombia en 1999, Estados Unidos invirtió más de 8000 millones de dólares para apoyar los esfuerzos de Colombia. Como señal evidente de nuestro compromiso sostenido, le solicité al Congreso más de 330 millones adicionales para el próximo año.
«En demasiados lugares de las Américas la libertad de expresión y la independencia de los magistrados están bajo ataque»Presidente de Estados Unidos .
Si hacía falta un ejemplo de colonización mental «periodística», he aquí un ejemplo redondo: «- Son muchos los líderes en la región que consideran que Estados Unidos no ve a América latina como una prioridad. ¿Qué les contestaría?»
Traducido para Doña Rosa: «¿Porqué El Amo no nos considera importantes?», versión súbdita del clásico neocolonial «Cómo nos ven afuera» de Revista Gente.