La baja está más relacionada con la actividad que con el alza de precios; pese a las subas, las ventas de nafta y gasoil premium, los más caros, aumentaron más de 10%
Las estaciones de servicio suelen ser un buen termómetro de la marcha de la actividad. Ellas confirman algo que muestran otros indicadores: la economía continúa estancada y no da señales de salir de esa situación en el corto plazo.
Según los números oficiales que maneja el Gobierno sobre la base de la información que les remiten las empresas (las líderes del mercado son YPF, Shell, Axion, Petrobras y Oil), las ventas de gasoil cayeron 4,89% en los primeros dos meses del año, hasta donde llegan los datos disponibles. Pasaron de 1,79 millones de metros cúbicos (m3) a 1,70 millones de m3. En el sector petrolero suelen definir ese insumo como el combustible del trabajo, a diferencia de otros carburantes.
Las empresas estiman que la caída en las ventas de gasoil tuvo más que ver con el estancamiento de la actividad que con los aumentos de precios. La explicación está en las ventas de otros combustibles, como las naftas y el gasoil premium.
Foto: LA NACION / Marcelo Manera
Anteayer, el ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, que pasó la mayor parte de su vida profesional dedicado al negocio de refinación y venta de combustibles, sostuvo en un encuentro con la prensa: «Si el consumidor considera que este nivel de precios es alto con relación a otros precios de su economía, deja de consumir. Si considera que no, no deja de consumir, pero parte de una base que es su toma de decisión. Los consumidores son inteligentes».
Todo lleva a pensar que el fuerte aumento del precio de los combustibles no terminó de impactar aún en el consumo, como se quejan algunos dueños de estaciones de servicio. Por caso, en los primeros dos meses del año la venta total de naftas y gasoil se mantuvo (creció 0,2%), con algunos ítems que dieron un salto importante.
Aunque la súper creció 1,46%, la nafta premium trepó más de 10% y el gasoil premium, más de 12 por ciento. Se trata de los productos más caros del mercado, por lo que los aumentos de precios llevaron a una reconfiguración de la demanda, que prefiere pagar más al momento de llenar el tanque.
El domingo, las naftas aumentaron otro 10%, por lo que el litro de súper de YPF en la ciudad de Buenos Aires superó los $ 17. Fue el cuarto aumento del año, pero el más alto, dado que los anteriores rondaron el 6 por ciento.
En diciembre del año pasado, la nafta súper de YPF costaba $ 13,01 el litro. De manera que el aumento desde el último mes del año pasado es del 30 por ciento.
La escalada de precios abrió suficiente polémica como para que hablara de ella el presidente Mauricio Macri. «Entiendo el dolor y el enojo de la gente cuando ve los aumentos. Sería feliz de no haber tenido que hacer ningún aumento, pero heredamos una economía al borde del colapso», sostuvo Macri en diálogo con la prensa, tras presidir una reunión de gabinete y un encuentro con rectores de universidades nacionales. Y agregó: «Las naftas desde hace muchos años se ligan al precio del dólar. Y lo que hizo el Gobierno fue pedirles un esfuerzo compartido a los empresarios para postergar los aumentos y no hacerlos todos juntos en enero, cuando se sinceró el valor del dólar. Y esto es lo que venimos recorriendo, el escalón de los aumentos, los cuales con éste han terminado».
Las empresas del autotransporte de cargas criticaron ayer los aumentos. La Federación de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac) afirmó que sólo el combustible representa entre un 35 y un 40 por ciento de sus costos.
Las empresas transportistas sostienen que están «imposibilitadas de absorber estos costos y, en muchos casos, tampoco pueden trasladarlos, agravando aún más la situación por una alta presión impositiva, un mayor costo financiero, la dilatación en la cadena de pagos y la caída de la actividad», según explicaron en un comunicado.
Las estaciones de servicio suelen ser un buen termómetro de la marcha de la actividad. Ellas confirman algo que muestran otros indicadores: la economía continúa estancada y no da señales de salir de esa situación en el corto plazo.
Según los números oficiales que maneja el Gobierno sobre la base de la información que les remiten las empresas (las líderes del mercado son YPF, Shell, Axion, Petrobras y Oil), las ventas de gasoil cayeron 4,89% en los primeros dos meses del año, hasta donde llegan los datos disponibles. Pasaron de 1,79 millones de metros cúbicos (m3) a 1,70 millones de m3. En el sector petrolero suelen definir ese insumo como el combustible del trabajo, a diferencia de otros carburantes.
Las empresas estiman que la caída en las ventas de gasoil tuvo más que ver con el estancamiento de la actividad que con los aumentos de precios. La explicación está en las ventas de otros combustibles, como las naftas y el gasoil premium.
Foto: LA NACION / Marcelo Manera
Anteayer, el ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, que pasó la mayor parte de su vida profesional dedicado al negocio de refinación y venta de combustibles, sostuvo en un encuentro con la prensa: «Si el consumidor considera que este nivel de precios es alto con relación a otros precios de su economía, deja de consumir. Si considera que no, no deja de consumir, pero parte de una base que es su toma de decisión. Los consumidores son inteligentes».
Todo lleva a pensar que el fuerte aumento del precio de los combustibles no terminó de impactar aún en el consumo, como se quejan algunos dueños de estaciones de servicio. Por caso, en los primeros dos meses del año la venta total de naftas y gasoil se mantuvo (creció 0,2%), con algunos ítems que dieron un salto importante.
Aunque la súper creció 1,46%, la nafta premium trepó más de 10% y el gasoil premium, más de 12 por ciento. Se trata de los productos más caros del mercado, por lo que los aumentos de precios llevaron a una reconfiguración de la demanda, que prefiere pagar más al momento de llenar el tanque.
El domingo, las naftas aumentaron otro 10%, por lo que el litro de súper de YPF en la ciudad de Buenos Aires superó los $ 17. Fue el cuarto aumento del año, pero el más alto, dado que los anteriores rondaron el 6 por ciento.
En diciembre del año pasado, la nafta súper de YPF costaba $ 13,01 el litro. De manera que el aumento desde el último mes del año pasado es del 30 por ciento.
La escalada de precios abrió suficiente polémica como para que hablara de ella el presidente Mauricio Macri. «Entiendo el dolor y el enojo de la gente cuando ve los aumentos. Sería feliz de no haber tenido que hacer ningún aumento, pero heredamos una economía al borde del colapso», sostuvo Macri en diálogo con la prensa, tras presidir una reunión de gabinete y un encuentro con rectores de universidades nacionales. Y agregó: «Las naftas desde hace muchos años se ligan al precio del dólar. Y lo que hizo el Gobierno fue pedirles un esfuerzo compartido a los empresarios para postergar los aumentos y no hacerlos todos juntos en enero, cuando se sinceró el valor del dólar. Y esto es lo que venimos recorriendo, el escalón de los aumentos, los cuales con éste han terminado».
Las empresas del autotransporte de cargas criticaron ayer los aumentos. La Federación de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac) afirmó que sólo el combustible representa entre un 35 y un 40 por ciento de sus costos.
Las empresas transportistas sostienen que están «imposibilitadas de absorber estos costos y, en muchos casos, tampoco pueden trasladarlos, agravando aún más la situación por una alta presión impositiva, un mayor costo financiero, la dilatación en la cadena de pagos y la caída de la actividad», según explicaron en un comunicado.