Uno de los grandes mitos sobre la economía argentina es que el crecimiento rápido de la economía durante la década pasada se debe a un boom de las exportaciones de commodities. Por ejemplo, el 26 de abril el The New York Times publicó: Gozando de un boom de las exportaciones de commodities como la soja, la economía argentina creció a una tasa promedio del 7,7 por ciento entre 2004 y 2010, casi el doble del promedio anualizado del 4,3 por ciento en Chile, un país frecuentemente citado como modelo para las políticas económicas. Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano y probablemente la fuente más citada sobre América latina en la prensa de Estados Unidos, escribió un artículo despectivo sobre Argentina hace algunos días donde afirma: Si las ventas y el precio de la soja, el producto principal de exportación de Argentina, siguen altos, el país quizá pueda ser capaz de seguir su camino de crecimiento económico.
No he visto a ningún economista afirmar que el crecimiento económico extraordinario de Argentina en los últimos nueve años que lo ha llevado a niveles record de empleo y a una reducción de dos tercios en la pobreza ha sido impulsado por la soja o un boom de las exportaciones de commodities. Tal vez sea porque no es verdad.
¿Qué significa tener un boom de los commodities o el crecimiento impulsado por la exportación de commodities? Una posibilidad se basaría en la cantidad: la producción y la exportación de estos productos crece tan rápidamente que constituyen una gran parte del crecimiento real de producción en el país. Por lo tanto, como un asunto de contabilidad, podríamos considerar el crecimiento del PIB real para 2002-2010 y preguntar, ¿cuánto de este crecimiento real (ajustado por inflación) se debe a las exportaciones de commodities?
Resulta que sólo el 12 por ciento del crecimiento real del PIB durante este período se debió a algún tipo de exportaciones en lo absoluto. Y sólo una fracción de este 12 por ciento se debió a las exportaciones de commodities, incluyendo la soja. Por lo tanto, el crecimiento económico de Argentina de 2002-2010 no fue una experiencia de crecimiento impulsado por las exportaciones, bajo ningún concepto, y todavía menos un boom de los commodities.
La otra posibilidad se basa en los precios: los precios de la soja y las exportaciones de otras materias primas también subieron durante una parte de este período. Esto puede impulsar la economía de varias maneras, incluso si la cantidad física de exportaciones no aumenta tan rápidamente como la economía. Si esto estuviera impulsando el crecimiento de la economía argentina, esperaríamos ver un crecimiento del valor en dólares de esas exportaciones más rápido que en el crecimiento del resto de la economía. Pero esto tampoco ocurrió. El valor de las exportaciones agrícolas (incluido lo de la soja, por supuesto), como porcentaje del PIB, no subió durante la expansión. Estaba a aproximadamente un 5 por ciento del PIB cuando la economía comenzó a crecer en 2002 y a un 3,7 por ciento del PIB en 2010.
En otras palabras, no existe ninguna historia plausible que alguien pueda extraer de los datos para apoyar la idea de que el crecimiento argentino durante los últimos nueve años fue impulsado por un boom de los commodities. ¿Por qué es importante esto? Bueno, como el economista Paul Krugman notó, comentarios sobre la Argentina tienen un tono más que negativo: la Argentina es irresponsable, está renacionalizando sus industrias, tiene un discurso populista, así que les deber ir muy mal, sin importar lo que los estudios indiquen. Lo cual, él señala, no habla bien del estado del periodismo sobre la economía. Y lo seguro es que no.
El uso del mito del boom de los commodities es una manera en que los detractores de Argentina hacen caso omiso del crecimiento económico de Argentina como pura casualidad. Pero la realidad es que la expansión económica ha sido liderada por el consumo interno y la inversión doméstica. Y sucedió porque el gobierno argentino cambió sus políticas macroeconómicas más importantes: monetarias, fiscales y cambiarias. Eso es lo que sacó a Argentina de su depresión de 1998 a 2002 y la convirtió en la economía de crecimiento más rápido en las Américas.
Las políticas que actualmente se están imponiendo en las economías de la Eurozona, especialmente las más débiles, son similares a las que Argentina sufrió durante la depresión que la llevó a su impago de las deudas y la devaluación. Estas políticas fueron procíclicas, es decir que amplificaron el impacto de la recesión. Junto con una tasa fija, y un tipo de cambio sobrevaluado, hicieron que la economía empeorara. Debido al impago de su deuda y a la devaluación de su moneda, Argentina quedó libre para cambiar sus políticas macroeconómicas más importantes.
Si las autoridades europeas siguen bloqueando la recuperación económica de la Eurozona con medidas de austeridad sin sentido, cada país querrá considerar alternativas más racionales con el fin de restablecer el pleno empleo. Se les dice a los habitantes de Grecia, España, Portugal, Irlanda y otros países que se tienen que tragar esta medicina amarga, y que no hay alternativa al sufrimiento prolongado ni al alto desempleo que están experimentando. Sin embargo, la experiencia argentina indica que esto no es verdad. Sin duda, hay alternativas mejores y no tienen que ver con la soja ni los booms de exportaciones de los commodities.
* Economista del Center for Economic and Policy Research.
Nota aparecida en The Guardian.
«En otras palabras, no existe ninguna historia plausible que alguien pueda extraer de los datos para apoyar la idea de que el crecimiento argentino durante los últimos nueve años fue impulsado por un “boom de los commodities”. ¿Por qué es importante esto? Bueno, como el economista Paul Krugman notó, “comentarios sobre la Argentina tienen un tono más que negativo: la Argentina es irresponsable, está renacionalizando sus industrias, tiene un discurso populista, así que les deber ir muy mal, sin importar lo que los estudios indiquen”. Lo cual, él señala, “no habla bien del estado del periodismo sobre la economía”. Y lo seguro es que no.
El uso del mito del “boom de los commodities” es una manera en que los detractores de Argentina hacen caso omiso del crecimiento económico de Argentina como pura casualidad. Pero la realidad es que la expansión económica ha sido liderada por el consumo interno y la inversión doméstica. Y sucedió porque el gobierno argentino cambió sus políticas macroeconómicas más importantes: monetarias, fiscales y cambiarias. Eso es lo que sacó a Argentina de su depresión de 1998 a 2002 y la convirtió en la economía de crecimiento más rápido en las Américas.»
Ese dato, el referido al PBI Agrícola dividido el PBI Total, es el que vengo usando desde hace rato para abrochar a los que me salen con la historia del «viento de cola», el precio de la soja y garchas parecidas. Es demoledor. Y quedan pataleando en el aire.
A lo que decís, se agrega el informe de la CEPAL sobre la comparación de los efectos del viento de cola (mejora de los términos del intercambio, es decir aumento de los precios de las commodities versus aumento de precio de productos importados) en distintos países latinoamericanos.
Resultó que Chile se benefició muchísimo más que Argentina por la exponencial subida del precio del cobre (en relación con los precios de sus importaciones, y en relación con cualquier cosa). Sin contar con que parte de las ventas de cobre son divisas que entran directo al Estado.
Brasil no tanto, pero también se benefició en un porcentaje mayor que Argentina.
Nunca se analiza el beneficio del ‘viento de cola’ sobre la evolución de estos vecinos.
Raul, acaso Chile, Brasil y cualquier pais de la region en los ultimos 8 o 9 años tuvieron dificultades economicas?
La tesis del viento de cola no aplica exclusivamente a la Argentina. Jamas nadie dijo eso.
La teoria del viento de cola no dice que el precio de los commodities per se, hizo crecer al pais, sino que los recursos generados por esos excedentes, fueron utilizados para hacer crecer otras actividades o fomentar el consumo.
Digamos, de donde salieron las divisas para pagarle al FMI, tener tarifas subsidiarias tanto tiempo, implementar la asignacion por hijo y todo eso, sin apelar al endeudamiento externo?
De las exportaciones de autos que tienen un 70%-80% de componentes importados?
Usar el PBI Agrícola dividido el PBI Total para desechar la teoria del viento de cola, es una ridiculez. Incluso es ridiculo si se lo compara con la propia historia de los gobiernos peronistas. O acaso no fue el objetivo del IAPI de Peron, usar el excedente agricola para volcarlos a la actividad industrial? A quien se le hubiera ocurrido usar el PBI agricola / PBI Total para medir la importancia de las exportaciones agricolas en esa epoca?
El autor de la nota dice: «En otras palabras, no existe ninguna historia plausible que alguien pueda extraer de los datos para apoyar la idea de que el crecimiento argentino durante los últimos nueve años fue impulsado por un “boom de los commodities”».
Si, existe una historia pausible. La influencia de las exportaciones del agro con respecto a las divisas netas que logra capturar el BCRA.
Que producto argentino de exportacion genera tanta divisas netas a la Argentina como el agro? Ningun otro.
Por otro lado me causa un poco de gracia que cuando se produce una crisis o baja de crecimiento en la Argentina (2009 y ahora), la culpa es del contexto internacional.
Se ve que para las crisis, hay viento de cola, pero no para el crecimiento.
Buscale la vuelta que quieras, un crecimiento del PBI del 90% no se explica a partir de una participación del PBI del 6% del la soja.
A otro perro con ese hueso. Inventen otra cosa. O admitan que el 94% restante creció por otros factores.
-¿Que ‘jamás nadie dijo eso’?
Las columnas del discurso dominante económico se la pasan clamando que Argentina tuvo viento de cola -y cero méritos de los gobiernos K- mientras que Chile y Brasil son económicamente virtuosos.
Y, repito, no encuentro juntas las palabras ‘Chile’, ‘Brasil’ y ‘viento de cola’ en ninguna columna de esas.
-Las divisas del campo se pudieron usar de diferentes formas porque hubo dos decisiones políticas: el aumento de los niveles de retenciones y la obligación de traer partes crecientes de esas divisas al país para engordar las reservas.
Es decir (y refutando otra zoncera argentina actual): un gobierno con las pautas de Menem o De la Rúa, ‘con estos precios de la soja’, no hubiera podido aumentar las reservas, desendeudarse, volcar recursos al consumo u otras actividades ni crear la AUH. Sencillamente porque no hubiera puesto retenciones y hubiera permitido la libre disposición de las divisas de la exportación (es decir, dejarlas afuera en su mayor parte).
-Lo trágico es que haya incluso gente bien intencionada que piense ‘volvamos a los 90, antes no era sustentable pero con estos precios de la soja ahora se puede’.
-No tengo ninguna duda sobre la generación de divisas netas del agro (así como de la exportación de combustibles). No sé cuán brillante sería ese resultado neto sin las decisiones políticas a que me refería antes.
-Tampoco minimizo su rol fundamental en proveernos de alimentos, obviamente. Pero no estoy de acuerdo en que debamos pagarlos en nuestro país a precio internacional.
-En otros sentidos la contribución del campo es limitada: ya sabemos que la creación de empleos en ese ámbito es escasa. Sin hablar de las bajas remuneraciones, el empleo en negro, la evasión impositiva, los bajísimos niveles del impuesto inmobiliario a la tierra, etc. Y (pido perdón por atacar a otra zoncera argentina, una de las mejores): no es verdad que ‘gastan toda su plata en el país’…
-Otro aspecto que no se explica por la generación neta de divisas del agro es, por ejemplo, la creación de varios millones de empleos desde 2003.
-Y haciendo algo de prospectiva barata: me parece que la generación neta de divisas del agro tiende a disminuir su importancia para la macro en el mediano plazo. Esto se debería a: más desendeudamiento externo, con pagos de deuda decrecientes año a año; crecimiento de la fracción de la deuda externa denominada en moneda local; crecimiento del intercambio de bienes y servicios en moneda local (por ejemplo, con Brasil). Y en menor medida, sustitución y/o control de importaciones.
Es maomeno como si yo quisiera justificar mi sobrepeso porque se me hinchó el dedo gordo.
A buscar giles por otro lado, que aquí no es.
Aca (http://www.lanacion.com.ar/1472188-comparar-a-veces-es-enganoso ) hay un ejemplo reciente de vientodecolismo: «el PBI argentino evolucionó en forma parecida al brasileño. La razón es que el principal motor del crecimiento de ambos países es exógeno».
A esto responde Weisbrot: «la realidad es que la expansión económica ha sido liderada por el consumo interno y la inversión doméstica».
El modelo fue, es y, ojala, sera: captas rentas para el estado, las repartis, aumenta el consumo, aumenta la inversion interna.
La principal debilidad del modelo es la inflacion, y en eso estamos ahora, viendo como cambiamos la «cultura» de los formadores de precios.
Estoy de acuerdo Napule. El crecimiento de Argentina solamente es dado por los Argentinos. Los impuestos a las exportaciones del campo ayudan tambien, pero en el fondo se trata de que el gobierno usa la plata que teniamos guardada y la inyecta, y se endeuda para crecer.