‘Sugieren’ a brokers que sólo operen el dólar liqui por debajo de los $ 12
La orden no está escrita en ningún lado, pero las principales mesas de la City lo saben: la Comisión Nacional de Valores no quiere que el dólar contado con liqui se opere en más de $ 12, ya que su precio marca una referencia para el valor del blue. «El regulador no te lo pide directamente: lo que hace es, cada vez que superás los $ 12, reclamarte papeles de la comitente del cliente, aunque se la hayas enviado tres o cuatro veces. Nadie quiere convalidar arriba de $ 12 porque quien lo haga seré el objetivo del gobierno. Por eso, hay lista de espera en un blue chip abajo de $ 12», revela un broker.
Lo cierto es que la CNV tiene un watch market en tiempo real: saben con nombre y apellido quién esta impulsando el mercado: «Si te agarran, te piden informes del cliente, declaraciones juradas, origen de fondos, a dónde se giran y con qué intermediario externo. Puede estar todo en regla, pero es un aviso de alerta que nadie quiere tener», advierte un mesadinerista. A raíz de esto, los principales bancos operan muy tímidos y sin levantar polvadera: «Operan para ellos, no para terceros. Prefieren transferirlos a sociedades hermanas, pero nadie se atreve a llevarse puesto al mercado: eso es miedo», aseguran en las mesas.
El CCL, a su vez, está atado al blue, que si logra pasar la barrera de los $ 13 y sostenerlo, impulsará a pagar más de $ 12 por el conti con liqui, que ayer cerró en $ 11,99, respetando la orden no escrita del gobierno.
Sucede que existe una suerte de cupo diario para que la cotización del contado con liquidación no se dispare. La CNV monitorea este mercado constantemente, y cuando aparece una operación grande, llegan las inspecciones. Las sociedades de bolsa prefieren hacer las transacciones a cuentagotas, para evitar que la CNV levante la polvareda apenas sube el precio.
«En el CCL hay lista de espera porque es el único instrumento de giro y no hay volumen. Por día de conti con liqui se negocia por Bolsa entre u$s 30 y u$s 40 millones con todo incluido, entre bonos y acciones. Con ese volumen se mantiene estable el liqui en $ 12, pero si se mueve más sube. De ahí la lista de espera», detallan las fuentes.
Los que más usan este canal son multinacionales con utilidades retenidas desde 2012, mientras otras venden activos localmente, porque en el exterior no tienen compradores, y no les queda otra que salir así. Desde febrero, hay muchas aseguradoras internacionales, importadoras multinacionales medianas y hasta mineras que están vendiendo sus activos y yéndose del país. Las empresas valúan a oficial sus activos, pero por mercado se valúan a CCL. Esas divisas no se van por MULC, porque tardarían meses si es que las dejaran, y la orden es de irse lo más rápido posible, entonces todos los días colocan un bloque, lo que en la jerga equivale a una operación de u$s 50.000. Para no levantar la perdiz, colocan un paquete (incluye seis bloques) de u$s 300.000 por plaza de bonos dispersos en el día.
De todos modos, los límites autorregulados son no más del 10% del volumen total como broker. A su vez, dan preferencia al cliente que prefiere CCL cerrado al abierto, ya que los intermediarios ganan más. El cerrado implica colocar los bonos en Panamá y hacerse de dólares allá con un tipo de cambio de hoy, sin tener que esperar 72 horas o más. Así, los brokers ganan $ 0,20 más por dólar girado, porque venden tenencia propia o de algún cliente del exterior. En definitiva, le adelantan los dólares al cliente, que luego le entrega los bonos más $ 0,20 sobre el tipo de cambio implícito del día. El mínimo de giro suelen ser u$s 30.000, aunque hay quienes pueden llegar a aceptar desde u$s 10.000.
En el caso del MEP, o dólar Bolsa, el cupo lo pone el mercado en su oferta, ya que no es tan demandado como el transferencia. Desde que las empresas no pueden descargar más el diferencial de cambio en ganancia y bienes personales, cayó el uso. «Al igual que el transferencia, la cuota la impone que no aumente de precio: si encontrás contraparte, listo. Pero sino la encontrás y subís de precio, los chanchos (inspectores) enseguida levantan el teléfono y te piden información del cliente y que fragmentes. Hoy en MEP no pasa porque hay poca demanda: hay mucha más del transferencia. Si aparece la demanda, puede haber problemas», alertan en la City porteña.
Lo cierto es que la CNV tiene un watch market en tiempo real: saben con nombre y apellido quién esta impulsando el mercado: «Si te agarran, te piden informes del cliente, declaraciones juradas, origen de fondos, a dónde se giran y con qué intermediario externo. Puede estar todo en regla, pero es un aviso de alerta que nadie quiere tener», advierte un mesadinerista. A raíz de esto, los principales bancos operan muy tímidos y sin levantar polvadera: «Operan para ellos, no para terceros. Prefieren transferirlos a sociedades hermanas, pero nadie se atreve a llevarse puesto al mercado: eso es miedo», aseguran en las mesas.
El CCL, a su vez, está atado al blue, que si logra pasar la barrera de los $ 13 y sostenerlo, impulsará a pagar más de $ 12 por el conti con liqui, que ayer cerró en $ 11,99, respetando la orden no escrita del gobierno.
Sucede que existe una suerte de cupo diario para que la cotización del contado con liquidación no se dispare. La CNV monitorea este mercado constantemente, y cuando aparece una operación grande, llegan las inspecciones. Las sociedades de bolsa prefieren hacer las transacciones a cuentagotas, para evitar que la CNV levante la polvareda apenas sube el precio.
«En el CCL hay lista de espera porque es el único instrumento de giro y no hay volumen. Por día de conti con liqui se negocia por Bolsa entre u$s 30 y u$s 40 millones con todo incluido, entre bonos y acciones. Con ese volumen se mantiene estable el liqui en $ 12, pero si se mueve más sube. De ahí la lista de espera», detallan las fuentes.
Los que más usan este canal son multinacionales con utilidades retenidas desde 2012, mientras otras venden activos localmente, porque en el exterior no tienen compradores, y no les queda otra que salir así. Desde febrero, hay muchas aseguradoras internacionales, importadoras multinacionales medianas y hasta mineras que están vendiendo sus activos y yéndose del país. Las empresas valúan a oficial sus activos, pero por mercado se valúan a CCL. Esas divisas no se van por MULC, porque tardarían meses si es que las dejaran, y la orden es de irse lo más rápido posible, entonces todos los días colocan un bloque, lo que en la jerga equivale a una operación de u$s 50.000. Para no levantar la perdiz, colocan un paquete (incluye seis bloques) de u$s 300.000 por plaza de bonos dispersos en el día.
De todos modos, los límites autorregulados son no más del 10% del volumen total como broker. A su vez, dan preferencia al cliente que prefiere CCL cerrado al abierto, ya que los intermediarios ganan más. El cerrado implica colocar los bonos en Panamá y hacerse de dólares allá con un tipo de cambio de hoy, sin tener que esperar 72 horas o más. Así, los brokers ganan $ 0,20 más por dólar girado, porque venden tenencia propia o de algún cliente del exterior. En definitiva, le adelantan los dólares al cliente, que luego le entrega los bonos más $ 0,20 sobre el tipo de cambio implícito del día. El mínimo de giro suelen ser u$s 30.000, aunque hay quienes pueden llegar a aceptar desde u$s 10.000.
En el caso del MEP, o dólar Bolsa, el cupo lo pone el mercado en su oferta, ya que no es tan demandado como el transferencia. Desde que las empresas no pueden descargar más el diferencial de cambio en ganancia y bienes personales, cayó el uso. «Al igual que el transferencia, la cuota la impone que no aumente de precio: si encontrás contraparte, listo. Pero sino la encontrás y subís de precio, los chanchos (inspectores) enseguida levantan el teléfono y te piden información del cliente y que fragmentes. Hoy en MEP no pasa porque hay poca demanda: hay mucha más del transferencia. Si aparece la demanda, puede haber problemas», alertan en la City porteña.