Dicen que el mercado suele adelantarse siempre a la economía real. Si así fuera, el gobierno de Mauricio Macri podría tener la certeza de que el optimismo que tanto reclama al empresariado argentino tarde o temprano llegará. Y es que, a diferencia de lo que sucede en la industria, donde los empresarios hablan por lo bajo del fuerte parate y admiten que están más cerca de políticas de ajuste que de expansión, en el mundo de las finanzas el optimismo es palpable.
La masiva convocatoria del 33er. Congreso Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), que reunió ayer en el hotel Sheraton a cientos de ejecutivos de empresas, bancos, fondos de inversión y de sociedades de Bolsa, fue una clara muestra de ello. A toda hora, el principal salón de convenciones del hotel estuvo colmado, con más de 1000 asistentes, más del doble que en años anteriores.
Aunque cautelosos, los ejecutivos de finanzas señalan que la salida del default y la eliminación del cepo cambiario abrieron grandes oportunidades de negocios. Por primera vez en años, nuevamente observan empresas con vocación de financiarse en el mercado y provincias emitiendo deuda de mediano plazo a tasas de interés aún atractivas.
«Somos optimistas. Acabamos de comprar una sociedad de Bolsa y hay varias más saliendo al mercado», dice a LA NACION Ezequiel Asensio, economista y dueño de GMA Capital. Aunque admite que «las inversiones en la economía real van a tardar en llegar un poco más. Por ahora lo que se dinamizan son las emisiones», apuntó. La provincia de Buenos Aires fue la primera en colocar deuda. Le siguió Neuquén, la semana pasada, y están en gateras las emisiones de Mendoza, Córdoba y la ciudad de Buenos Aires.
Pero también las empresas están aprovechando. «Hay muchas que en vez de fondearse en el exterior están viniendo a consultar a la industria de fondos comunes», cuenta Ricardo Daud, presidente de Santander Asset Management. La sociedad gerente de fondos del Banco Santander lanzó al mercado el mes pasado un nuevo fondo de inversión en dólares, que se suscribe y paga en moneda extranjera. «En sólo un mes conseguimos recaudar US$ 70 millones, sólo entre minoristas, y el fondo subió un 1,8 por ciento», dijo.
Además, admiten, la liberación de restricciones ayudó a que se destrabaran proyectos que hasta hace no mucho estaban prácticamente paralizados. «¿Cómo no vamos a ser optimistas?», dice Juan Nápoli, presidente del Banco de Valores. «Desde el regulador nos están dando todas las señales para que avancemos en cosas en las que venimos trabajando desde hace tiempo, como el desarrollo de B&MA (el mercado que surge de la fusión del Merval y de la Bolsa de Comercio)», apuntó.
Entre los ejecutivos de finanzas no desconocen las dificultades que presenta la economía. No pocos escucharon con atención el diagnóstico de Miguel Ángel Broda, quien alertó durante su exposición sobre el déficit fiscal, el nulo crecimiento y las dificultades para bajar la inflación sólo a través de la política monetaria. Ademas de su descripción de la escasa coordinación dentro del equipo económico, donde ejemplificó, «quienes están trabajando en las metas de inflación del BCRA se enteraron por la televisión de que subía el precio de la energía».
Las dudas son políticas
«Es verdad lo que dice Broda -ilustró un ejecutivo de una empresa de servicios públicos, que pidió anonimato-. En el exterior se ve mucho interés en la economía real, pero todavía quieren ver qué va a pasar, sobre todo con la gestión política, de la cual depende el éxito de la economía. El mundo está acostumbrado a que la Argentina venda un relato y al poco tiempo vuelva a caer, por eso salir esta vez nos va a costar más», aseguró.
Sin embargo, ni el diagnóstico de Broda terminó de nublar las expectativas, al menos en el corto plazo. Y es que para el economista Miguel Kiguel hay tres velocidades que, en el caso argentino, se están cumpliendo al pie de la letra: «La financiera, que viene espectacular, sobre todo en el exterior; la económica, que viene bien pero lenta, y la política, que es donde se juega el partido más difícil».
La masiva convocatoria del 33er. Congreso Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), que reunió ayer en el hotel Sheraton a cientos de ejecutivos de empresas, bancos, fondos de inversión y de sociedades de Bolsa, fue una clara muestra de ello. A toda hora, el principal salón de convenciones del hotel estuvo colmado, con más de 1000 asistentes, más del doble que en años anteriores.
Aunque cautelosos, los ejecutivos de finanzas señalan que la salida del default y la eliminación del cepo cambiario abrieron grandes oportunidades de negocios. Por primera vez en años, nuevamente observan empresas con vocación de financiarse en el mercado y provincias emitiendo deuda de mediano plazo a tasas de interés aún atractivas.
«Somos optimistas. Acabamos de comprar una sociedad de Bolsa y hay varias más saliendo al mercado», dice a LA NACION Ezequiel Asensio, economista y dueño de GMA Capital. Aunque admite que «las inversiones en la economía real van a tardar en llegar un poco más. Por ahora lo que se dinamizan son las emisiones», apuntó. La provincia de Buenos Aires fue la primera en colocar deuda. Le siguió Neuquén, la semana pasada, y están en gateras las emisiones de Mendoza, Córdoba y la ciudad de Buenos Aires.
Pero también las empresas están aprovechando. «Hay muchas que en vez de fondearse en el exterior están viniendo a consultar a la industria de fondos comunes», cuenta Ricardo Daud, presidente de Santander Asset Management. La sociedad gerente de fondos del Banco Santander lanzó al mercado el mes pasado un nuevo fondo de inversión en dólares, que se suscribe y paga en moneda extranjera. «En sólo un mes conseguimos recaudar US$ 70 millones, sólo entre minoristas, y el fondo subió un 1,8 por ciento», dijo.
Además, admiten, la liberación de restricciones ayudó a que se destrabaran proyectos que hasta hace no mucho estaban prácticamente paralizados. «¿Cómo no vamos a ser optimistas?», dice Juan Nápoli, presidente del Banco de Valores. «Desde el regulador nos están dando todas las señales para que avancemos en cosas en las que venimos trabajando desde hace tiempo, como el desarrollo de B&MA (el mercado que surge de la fusión del Merval y de la Bolsa de Comercio)», apuntó.
Entre los ejecutivos de finanzas no desconocen las dificultades que presenta la economía. No pocos escucharon con atención el diagnóstico de Miguel Ángel Broda, quien alertó durante su exposición sobre el déficit fiscal, el nulo crecimiento y las dificultades para bajar la inflación sólo a través de la política monetaria. Ademas de su descripción de la escasa coordinación dentro del equipo económico, donde ejemplificó, «quienes están trabajando en las metas de inflación del BCRA se enteraron por la televisión de que subía el precio de la energía».
Las dudas son políticas
«Es verdad lo que dice Broda -ilustró un ejecutivo de una empresa de servicios públicos, que pidió anonimato-. En el exterior se ve mucho interés en la economía real, pero todavía quieren ver qué va a pasar, sobre todo con la gestión política, de la cual depende el éxito de la economía. El mundo está acostumbrado a que la Argentina venda un relato y al poco tiempo vuelva a caer, por eso salir esta vez nos va a costar más», aseguró.
Sin embargo, ni el diagnóstico de Broda terminó de nublar las expectativas, al menos en el corto plazo. Y es que para el economista Miguel Kiguel hay tres velocidades que, en el caso argentino, se están cumpliendo al pie de la letra: «La financiera, que viene espectacular, sobre todo en el exterior; la económica, que viene bien pero lenta, y la política, que es donde se juega el partido más difícil».