El Ministerio de Salud diseña un esquema por el cual los pacientes de obras sociales y prepagas podrán atenderse en establecimientos de unas y otras si fuera necesario. La prueba piloto comenzará con las emergencias médicas.
En el país existen 568 prepagas, 300 obras sociales nacionales y otras tantas obras sociales de las provincias. En total son 24 millones de usuarios que están comprendidos en estos sistemas de salud. La Superintendencia de Salud, a cargo de Ricardo Bellagio, está trabajando en una serie de resoluciones que apuntarán a la unificación de las tres patas del sistema (público, privado y obras sociales), con el objetivo de garantizar una cobertura más amplia y cohesionada en todo el país. La idea es que un paciente de una obra social pueda realizarse un estudio determinado o una intervención en una prepaga o clínica privada, si es que su prestador original no lo puede cubrir. Todo estará parametrizado y ninguno de los actores podrá desentenderse del paciente, indicó a este diario Bellagio. En definitiva, se apuntará a hacer más solidario el sistema. La prueba piloto comenzará con las emergencias médicas. Para ello, la Superintendencia emitirá la primera resolución entre mayo y junio.
Hace cuarenta años, la composición de los recursos del sistema provenía en un 99,9 por ciento de los asalariados. Pero en la actualidad fueron sumándose monotributistas, monotributistas sociales, personal del servicio doméstico, recursos por el SANO (Subsidio Automático Nominativo de Obras Sociales), entre otros. Actualmente, sólo el 66 por ciento corresponde a asalariados. Es decir que el padrón creció. En 2003 el sistema tenía, con Pami incluido, 14 millones de personas. Nueve años después, hubo un incremento de 10 millones de usuarios, es decir, se alcanzó al 57 por ciento de la población.
Si cada ministro de Salud de las provincias sabe dónde capita cada uno de los habitantes, tendremos la atención garantizada. Estamos apostando a una articulación vertical y horizontal para eficientizar los recursos, y que éstos sean equitativos entre todos. Actualmente no es la misma salud que recibe una persona de Jujuy que otra de Buenos Aires. Hay que garantizar que sea la misma, sostuvo el superintendente de Salud.
Un camino para alcanzar la unificación podría ser a través de una resolución general. Sin embargo, la Argentina tiene un sistema complejo, cada provincia tiene la potestad de fijar sus propias políticas en el tema, por lo que conviven varios niveles de atención.
Lo que vamos a hacer es unificar las bases de datos de todo el país, prepagas, seguridad social, obras sociales, nacionales y provincias. Ahí tendremos mapeado el 85 por ciento de la población. El objetivo final es que cada uno de los subsistemas pueda utilizar todos los prestadores, ya sean privados o públicos. Ahora la interrelación se da en función de los contratos previos que tiene una prepaga con la obra social. Con el paso que daremos tendremos una red programática, indicó Bellagio.
¿Cómo funcionará? Por ejemplo, un trabajador de la construcción de Santa Fe tiene que realizarse una resonancia magnética. Pero su obra social recién puede darle turno en tres meses o si el caso es muy urgente, podría derivarlo a otra localidad (hay casos donde un paciente debe viajar 300 kilómetros para atenderse). Lo que propone la Superintendencia es que si en la localidad de este trabajador existe, por ejemplo, una clínica privada que podría hacerle el estudio inmediatamente, el trabajador podría recurrir a dicho establecimiento, por más que la obra social no tenga un contrato previo con la clínica privada.
Esto se logrará, indican en la Superintendencia, conociendo a fondo cada uno de los efectores, tipo de tecnología e infraestructura con la que cuentan y los padrones de cada uno de los subsistemas. Después, la obra social deberá pagarle a la clínica privada por el servicio prestado.
Esto no se hará de un día para el otro. El primer paso será la integración del sistema para el caso de las emergencias médicas. La resolución se conocería a mediados de este mes. Según indicaron a este diario desde la Superintendencia, hay varios casos registrados en los que un paciente llega a su prestador por una emergencia, pero sin posibilidad de acceder a una cama. Generalmente, la excusa es falta de espacio. Pero suele ocurrir que algunas clínicas prefieren atender a un paciente de una prepaga antes que a alguien de una obra social, porque le cobran más caro al primero.
Es eficientizar el sistema, darles accesibilidad a los ciudadanos. Los prestadores públicos y privados seguirán existiendo como tales, pero mejoraremos la articulación, con la atención médica como prioridad, concluyó Bellagio.
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