Los argentinos estamos otra vez, como ocurre cíclicamente, en la fiebre del dólar. En Anfibia le pedimos al economista Martín Alfie que explique sin jerga y en lenguaje coloquial por qué el peso se devaluó un ocho por ciento en una semana y ahora desde los mercados hasta los pequeños ahorristas huyen corriendo detrás del dólar.
Esta semana volvimos a hablar del dólar. Hubo rumores de corridas, corralito y otras yerbas. Antes que nada, cabe aclarar: el escenario está muy lejos de la crisis del fin de la convertibilidad. Sin embargo, la preocupación estuvo presente: hubo una escalada frente al dólar y la actitud del gabinete económico no fue la más adecuada. En el medio de la tormenta, al BCRA se lo vio bastante perdido, al menos hasta hoy. Corría de atrás al mercado y no encontraba la forma de frenar esta escalada.
Si bien el fortalecimiento del dólar se dio a nivel global, acá en Argentina tomó otra dinámica y la floja respuesta del Banco Central generó una inquietud que no se vio en otros países.
El público está siguiendo minuto a minuto la cotización del dólar. Entonces, por estas idas y vueltas, la preocupación y el miedo de las familias son lógicos: no poder pagar las cuentas, no llegar a fin de mes, perder los ahorros. Las recurrentes crisis macroeconómicas de nuestro país aún viven en la memoria colectiva. Lo que se esperaba es que el gobierno mostrara una mayor firmeza: medidas en el corto plazo más efectivas y también un plan más consistente en el largo plazo.
En los últimos meses también vimos una descoordinación entre los distintos sectores del gobierno, y eso impactó negativamente. El Banco Central tironeando con Jefatura de Gabinete provocó incertidumbre tanto en los mercados como, por lo que esta semana con el dólar, en los pequeños ahorristas. Para salir de este enfrentamiento tiene que haber un plan más equilibrado y unificado de la conducción de la economía. Pueden seguir los mismos actores, pero lo importante es que todos tiren para el mismo lado. No que unos crean que hay que bajar la tasa de interés, que otros crean que hay que subirla, que haya peleas, idas y vueltas. Esas señales no vienen siendo positivas y es lo que está generando estos movimientos en el valor del dólar y esta preocupación de la población.
Las fuertes medidas que tomó el Banco Central hoy son una señal en ese sentido. El BCRA cuenta con herramientas para frenar la tormenta, a pesar de que vino errando en sus movimientos. En efecto, hoy bajó luego de la conferencia del Ministro y el comunicado del BCRA.
La jugada del BCRA fue fuerte: obligó a los bancos a desprenderse de sus dólares desde el lunes y anunció una muy fuerte suba de la “tasa de política monetaria”.
Además, Dujovne anunció “metas fiscales” más estrictas. Esto es principalmente una señal a los inversores: muchos bancos de inversión pedían ayer en sus reportes un sendero fiscal más duro.
Vale mencionar que un movimiento así era esperable: la economía argentina está muy expuesta internacionalmente, y la desregulación de los movimientos de capital lo amplifica. El problema es que se adelantó: esta semana se vio la salida de una parte de los fondos de inversión que habían venido a la Argentina y generó un ruido anticipadamente a lo que esperaba el gobierno y parte del mercado.
La crisis del aumento del dólar, por lo tanto, es más bien externa que fiscal. Por eso la solución viene por otro lado. El ajuste de metas fiscales fue más para la “tribuna”. El problema del gobierno es que depende mucho de esa tribuna.
Ahora hay que pensar en el futuro. Esta crisis quedó como una señal de debilidad, es decir, que en un momento de salida de capitales el Banco Central no se mostró de una manera activa y correcta frente al movimiento del dólar. Lo más probable es que esta tormenta pase y nos adaptemos a un escenario con un dólar más alto y con una tasa más alta. Pero lo que queda como preocupación es, si se vuelve a dar una situación así, qué rol va a jugar el Banco Central y si las herramientas que tienen son suficientes.
Otro problema no menor a remarcar es el traslado a precios. Más allá de que el dólar pueda bajar un poco por las medidas del Banco Central, un movimiento de este nivel tendrá impacto en los precios, inclusive por subas precautorias. En agosto del año pasado el gobierno decía que el traslado del dólar a los precios había muerto. Y claramente durante este primer trimestre, con el movimiento del dólar y de los precios, ese argumento fue invalidado. Es un hecho que la economía argentina está dolarizada, que cualquier movimiento impacta fuerte en los precios. El propio Dujovne lo reconoció hoy en la conferencia de prensa.
Finalmente, el BCRA mostró los dientes. Esta tormenta probablemente pase. Estaremos en un escenario de “equilibrio” temporal con tasa de interés más alta, dólar más alto y una aceleración inflacionaria en relación a dos semanas atrás. Pero el problema es estructural, de largo plazo, vinculado con el déficit de cuenta corriente y la dependencia de dólares financieros. Escenarios como el de esta semana van a ser recurrentes en los próximos años debido a la desregulación de la entrada y salida de dólares. Hoy hay que pasar la tormenta. Por ahora, pareciera que se puede ir guardando el paraguas.
Esta semana volvimos a hablar del dólar. Hubo rumores de corridas, corralito y otras yerbas. Antes que nada, cabe aclarar: el escenario está muy lejos de la crisis del fin de la convertibilidad. Sin embargo, la preocupación estuvo presente: hubo una escalada frente al dólar y la actitud del gabinete económico no fue la más adecuada. En el medio de la tormenta, al BCRA se lo vio bastante perdido, al menos hasta hoy. Corría de atrás al mercado y no encontraba la forma de frenar esta escalada.
Si bien el fortalecimiento del dólar se dio a nivel global, acá en Argentina tomó otra dinámica y la floja respuesta del Banco Central generó una inquietud que no se vio en otros países.
El público está siguiendo minuto a minuto la cotización del dólar. Entonces, por estas idas y vueltas, la preocupación y el miedo de las familias son lógicos: no poder pagar las cuentas, no llegar a fin de mes, perder los ahorros. Las recurrentes crisis macroeconómicas de nuestro país aún viven en la memoria colectiva. Lo que se esperaba es que el gobierno mostrara una mayor firmeza: medidas en el corto plazo más efectivas y también un plan más consistente en el largo plazo.
En los últimos meses también vimos una descoordinación entre los distintos sectores del gobierno, y eso impactó negativamente. El Banco Central tironeando con Jefatura de Gabinete provocó incertidumbre tanto en los mercados como, por lo que esta semana con el dólar, en los pequeños ahorristas. Para salir de este enfrentamiento tiene que haber un plan más equilibrado y unificado de la conducción de la economía. Pueden seguir los mismos actores, pero lo importante es que todos tiren para el mismo lado. No que unos crean que hay que bajar la tasa de interés, que otros crean que hay que subirla, que haya peleas, idas y vueltas. Esas señales no vienen siendo positivas y es lo que está generando estos movimientos en el valor del dólar y esta preocupación de la población.
Las fuertes medidas que tomó el Banco Central hoy son una señal en ese sentido. El BCRA cuenta con herramientas para frenar la tormenta, a pesar de que vino errando en sus movimientos. En efecto, hoy bajó luego de la conferencia del Ministro y el comunicado del BCRA.
La jugada del BCRA fue fuerte: obligó a los bancos a desprenderse de sus dólares desde el lunes y anunció una muy fuerte suba de la “tasa de política monetaria”.
Además, Dujovne anunció “metas fiscales” más estrictas. Esto es principalmente una señal a los inversores: muchos bancos de inversión pedían ayer en sus reportes un sendero fiscal más duro.
Vale mencionar que un movimiento así era esperable: la economía argentina está muy expuesta internacionalmente, y la desregulación de los movimientos de capital lo amplifica. El problema es que se adelantó: esta semana se vio la salida de una parte de los fondos de inversión que habían venido a la Argentina y generó un ruido anticipadamente a lo que esperaba el gobierno y parte del mercado.
La crisis del aumento del dólar, por lo tanto, es más bien externa que fiscal. Por eso la solución viene por otro lado. El ajuste de metas fiscales fue más para la “tribuna”. El problema del gobierno es que depende mucho de esa tribuna.
Ahora hay que pensar en el futuro. Esta crisis quedó como una señal de debilidad, es decir, que en un momento de salida de capitales el Banco Central no se mostró de una manera activa y correcta frente al movimiento del dólar. Lo más probable es que esta tormenta pase y nos adaptemos a un escenario con un dólar más alto y con una tasa más alta. Pero lo que queda como preocupación es, si se vuelve a dar una situación así, qué rol va a jugar el Banco Central y si las herramientas que tienen son suficientes.
Otro problema no menor a remarcar es el traslado a precios. Más allá de que el dólar pueda bajar un poco por las medidas del Banco Central, un movimiento de este nivel tendrá impacto en los precios, inclusive por subas precautorias. En agosto del año pasado el gobierno decía que el traslado del dólar a los precios había muerto. Y claramente durante este primer trimestre, con el movimiento del dólar y de los precios, ese argumento fue invalidado. Es un hecho que la economía argentina está dolarizada, que cualquier movimiento impacta fuerte en los precios. El propio Dujovne lo reconoció hoy en la conferencia de prensa.
Finalmente, el BCRA mostró los dientes. Esta tormenta probablemente pase. Estaremos en un escenario de “equilibrio” temporal con tasa de interés más alta, dólar más alto y una aceleración inflacionaria en relación a dos semanas atrás. Pero el problema es estructural, de largo plazo, vinculado con el déficit de cuenta corriente y la dependencia de dólares financieros. Escenarios como el de esta semana van a ser recurrentes en los próximos años debido a la desregulación de la entrada y salida de dólares. Hoy hay que pasar la tormenta. Por ahora, pareciera que se puede ir guardando el paraguas.