Peirano: «Resolver la inflación por métodos ortodoxos sería a costa de sacrificios»

22-07-1100:00 Fue ministro de Economía y secretario de Industria durante la gestión de Néstor Kirchner. Afirma que la inflación no puede bajarse en forma brusca sino que requiere de medidas coordinadas, alerta sobre los riesgos de la crisis global y defiende la aplicación de licencias no automáticas a Brasil.
El camión con los lácteos y carne para todos ya se encuentra recorriendo La Matanza como medida de «contención de los precios» que no suben. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner invita a «no apostar al dólar» en la Bolsa de Comercio y el ministro de Planificación, Julio De Vido, asegura que los «medios están generando el faltante de combustible». La ministra de Producción, Débora Giorgi, en tanto, cierra acuerdos con las principales marcas de autos locales para compensar las importaciones con exportaciones de productos de lo más disímiles. Año electoral mediante, así de pragmático se encuentra el modelo macroeconómico. Miguel Peirano lo sabe y tal vez por ello navega entre dos aguas al momento de responder las preguntas de El Cronista We. Por un lado, la del respeto a sus ex colegas en el gabinete -fue ministro de Economía durante la gestión de Néstor Kirchner y ex secretario de Industria- y por otro, las «disidencias suficientes» en temas como el manejo de la inflación, la crisis del Indec y la política agropecuaria, que lo llevaron en diciembre de 2007 a poner fin a su gestión y no hacer un traspaso a las huestes de CFK.
Tras quince meses al frente del BICE, hoy se encuentra abocado a la gestión privada y no tiene en sus planes de corto plazo el regreso a la función pública. Apasionado por los números y trabajador incansable, solía discutir hasta entrada la madrugada con el ex presidente Kirchner sobre los distintos fundamentals del modelo. Fundamentals que en algunos casos defiende y en otros cuestiona.
Cerdo, bicicletas, carne, merluza… ¿Sirven los planes para todos o son sólo una herramienta de marketing?
– En líneas generales, tienen resultados muy limitados, pero de todos modos sino afectan a terceros en la cadena de valor tampoco son un tema central del análisis económico.
La situación es diferente en el caso de las licencias no automáticas. ¿Son medidas útiles o sólo de corto plazo?
– Las licencias no automáticas, como el conjunto de instrumentos de política comercial, son útiles cuando se aplican con el objetivo de favorecer un proceso de inversiones locales o en escenarios de crisis cuando se intenta preservar niveles de empleo y contener la evolución de la actividad. El Estado debe monitorear los comportamientos de los sectores donde se utilizan licencias. Este sistema se utiliza activamente en economías como Brasil y son un instrumento positivo cuando se las enmarca en una política global de desarrollo de inversiones. En el caso de la relación económica y comercial con Brasil, la aplicación de licencias en sectores muy expuestos a los subsidios brasileños es un mecanismo válido y útil de compensación de asimetrías, que debe enmarcarse en la búsqueda de acuerdos con los sectores privados del Brasil.
¿Cuál es el riesgo de mantener los actuales niveles de emisión de la moneda?
– No pasa por la restricción monetaria el objetivo de la estabilidad de precios. Es necesario lograr mayor inversión, estimular la reinversión de utilidades y coordinar de manera más efectiva las políticas en los sectores más relevantes en la formación de precios.
¿Cree que es sostenible de esta forma el modelo económico en un eventual nuevo gobierno de la Presidenta?
– Es una pregunta muy amplia donde habría que definir el alcance de la definición de modelo económico y analizar en forma detallada cada uno de los aspectos de la política macro y de cada uno de las políticas sectoriales. Hay matices relevantes según cada uno de los temas que analicemos.
¿Qué le preocupa de la economía local?
– La principal preocupación es la crisis internacional y su dimensión. Si bien la Argentina tiene menos vulnerabilidad que otros países de la región, no está aislada de un escenario tan grave y con una dinámica difícil de predecir en sus consecuencias. Al mismo tiempo, lograr una tendencia descendiente de la inflación sería positivo, siempre en el marco de resguardar una concepción que respalde el crecimiento y en el marco de políticas sectoriales más efectivas.
Las metas de crecimiento
¿Cuál es su proyección para este año?
– Será un año con características similares a 2010, con una crisis internacional que aún se mantendrá vigente. Es más, el escenario internacional se agravará y en Europa se profundizarán las dificultades sociales y políticas con impacto sobre la economía. Es una situación muy grave y muy mal administrada. Preveo un piso de crecimiento cercano al 5 por ciento, creación de empleo y un superávit comercial elevado.
¿Qué temas locales se deben resolver?
– La inflación que este año será similar a la de 2010, o levemente inferior, evidencia la necesidad de coordinación de políticas económicas. Pero no existen factores para pronosticar una espiralización de la inflación. El escenario cambiario es de absoluta estabilidad, hay un superávit comercial elevado y el sistema financiero está extremadamente sólido. La fuga de capitales lamentablemente genera un costo de oportunidad y genera dependencia extrema de los niveles de superávit comercial.
El tema del dólar volvió a la agenda tanto de inversores como de los industriales… ¿No le preocupa el atraso cambiario?
– Todavía hay una paridad cambiaria que permite tener desenvolvimientos satisfactorios de la economía. El desafío es disminuir la inflación porque uno no puede proyectar preservar el tipo de cambio real en base a que las devaluaciones nominales acompañen a los niveles inflacionarios.
Para varios industriales se ha perdido competitividad y hoy estamos cerca de los niveles del uno a uno….
– No, en absoluto. Por una diversidad de motivos. Existe una política de administración del comercio exterior diferencial al período del uno a uno, con lo cual no solamente se tiene que evaluar la competitividad del tipo de cambio sino el conjuntos de medidas de políticas de incentivos. Los sectores más expuestos al atraso cambiario, históricamente más vinculados a los problemas de empleo, hoy tienen una política de administración del comercio exterior efectivo. Además, la competitividad con Brasil por las políticas cambiarias de ese país y las medidas del Mercosur preserva ciertos sectores, sin subestimar el desafío de la inflación, no sólo para preservar el poder adquisitivo sino también variables macro como el tipo de cambio. El Gobierno tiene un conjunto de medidas que favorecen a los sectores con mayor valor agregado.
¿Por qué no se resuelve la inflación?
– Es acertada la visión del Gobierno cuando plantea que resolver la inflación por mecanismos ortodoxos o políticas de ajuste severas que implican emisiones monetarias, ajustes fiscales o políticas globales más tradicionales son negativas porque disminuyen la inflación a costa de sacrificios en la tasa de actividad y el empleo. Y más grave aún son las teorías del ajuste en un escenario de crisis internacional y dificultades de los niveles de actividad de la economía mundial.
¿La crisis global va a afectarnos en forma directa?
– La depresión es un riesgo cierto y alejarse de ella es ineludible. El objetivo no debe ser el derrumbe brusco de la inflación sino una tendencia descendente que se vaya retroalimentando positivamente generando un círculo virtuoso. Para disminuir la inflación con una señal descendente se requiere una coordinación de un conjunto de políticas sectoriales y de inversión. El tema es que no en todos los sectores las causas inflacionarias responden a las mismas razones: en algunos existe presión de los precios internacionales, en otros, por necesidades de políticas de incentivo específicas o intervenciones equivocadas, por inflación importada de Brasil. También hay realidades de comportamientos oligopólicos. Hay un sesgo excesivo en adjudicarle a la emisión los problemas inflacionarios actuales.
Pero hoy se da una puja entre precios y salarios…
– Como aclaré, no son las mismas realidades las que determinan la inflación en cada uno de los sectores. La inflación es el síntoma del desorden en el funcionamiento de la economía o de determinados sectores. Para generar un escenario de menor presión en los reclamos salariales, primero hay que lograr que los precios disminuyan en sus expectativas de crecimiento, sino es difícil que sea viable.
Hay empresarios que dicen no poder competir en el mundo por el aumento de los costos…
– Pueden haber realidades sectoriales en particular con mucho valor agregado con competencia en mercados muy agresivos como el de China, pero el Gobierno tiene capacidad de respuesta con políticas de incentivo sectoriales para resguardar la competitividad en el corto plazo. Es un tema que gana espacio cuando se analiza el largo plazo, en el presente no es un problema extendido.
¿El crecimiento macro está sustentado por los precios de los commoditties?
– No en absoluto. Hay decisiones que se tomaron en política económica que permiten acompañar y respaldar al escenario internacional. La Argentina tiene un tipo de cambio flexible, un Banco Central que interviene en función de los escenarios internacionales, un sistema financiero que funciona en pesos y sólido. Además de una política de administración del comercio exterior efectiva para preservar el empleo. Que el mundo haya tenido que atravesar una crisis en la que los bancos americanos hayan tenido que ser intervenidos por el Estado y en la que los propios gobiernos de la Unión Europea no encuentran resolución a los problemas, y que en la Argentina la situación cambiaria y financiera haya sido de estabilidad es un dato que hay que observarlo y valorarlo.
¿Qué hubiera pasado en un escenario de convertibilidad?
– Sí hubiéramos tenido un sistema financiero dolarizado como en los ’90 o un tipo de cambio fijo o un Banco Central que no intervenía, no tenga dudas de que hubiéramos tenido problemas cambiarios y bancarios. Imagínese si el Mercosur hubiera tenido una moneda única como recomendaba gran parte del pensamiento internacional, la situación habría sido muy compleja en los picos de la crisis internacional. La Argentina hubiera perdido autonomía en el manejo de sus políticas y flexibilidad. Hay un conjunto de decisiones que a veces se subestiman y que hay que darle dimensión, no solo para destacar mérito de la política económica, sino también para rescatar la lógica conceptual que los países de la región y el Mercosur en particular han tenido para vincularse. Hubo etapas en las que la Unión Europea se marcaba como el ejemplo que el Mercosur debía tomar por su inexperiencia, su juventud o ineficacia. Y la experiencia demostró que en los últimos años profundizó la relación en base a reglas más consistentes y que la integración no se sustenta en tener una moneda única y la eliminación de aranceles.
¿Los acuerdos sociales sirven para manejar las expectativas de inflación?
– Son acuerdos para colaborar en las expectativas, en la fijación de las pautas, pero no en una lógica corporativa donde muchas veces algunos segmentos empresarios en particular intentan recrear esquemas de acuerdos económicos y sociales para transformarse en espacios de elaboración y discusión de planes económicos. Los planes económicos son responsabilidad del Gobierno. Un acuerdo social no suplanta un plan económico, sino que es un ámbito para generar fluidez en el dialogo, mejorar las expectativas inflacionarias y para distender las tensiones.
¿Cuáles pueden ser las implicancias para la Argentina de una eventual suba del real este año?
– No hay certeza de que Brasil devalúe. Sólo en un escenario de crisis internacional muy agudo puede haber modificaciones bruscas del real. Si lo hace por su propia voluntad, lo hará en forma administrada y, en ese caso, la Argentina tiene capacidad de respuesta, en términos macro y globales. Este país articuló un sistema económico mucho más flexible frente a escenario de cambio que experiencias anteriores, como por ejemplo en la década del ‘90, cuando no tenía capacidad de respuesta cambiaria, monetaria, fiscal, ni de política comercial. Hoy tenés un sistema más flexible y consistente frente a escenarios de cambios. Lo que hay que hacer hoy es resolver niveles descendentes de inflación para que la competitividad de la moneda frente al real en los próximos años no se deteriore.
¿Cuáles son los riesgos de este boom de consumo?
– No hay. Yo prefiero una economía con alta demanda y ver cómo éstas se resuelven. Creo que es más sencillo y mucho más viable solucionar los problemas presentes que si estuvieras discutiendo en un escenario recesivo o de depresión. Que existan niveles elevados de demanda y que el Gobierno tenga la visión conceptual de incentivar la demanda, la verdad que me parece acertado. z we
Made in Argentina
* A los 39 años asumió como ministro de Economía. Ocupó ese cargo hasta el final de la gestión de Néstor Kirchner. La posición anterior había sido la de secretario de Industria, Comercio y Pyme.
* Se recibió «con honores» de licenciado en Economía en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Hasta 2004, fue el jefe del departamento de Economía de la Unión Industrial Argentina (UIA). Fue también economista de la Cámara de la Industria del Calzado entre 1996 y 1999.
* En el sector público, se desempeñó como presidente y vicepresidente primero del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) durante los últimos 15 meses. Hoy se desempeña en la gestión privada.
* Al frente de la secretaría de Industria, se ganó la fama de duro. Dirigió los equipos negociadores en discusiones comerciales con los socios del Mercosur y en 2006 lideró el monitoreo que la Argentina y Brasil realizaron sobre las áreas sensibles.

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