El reino de Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, y el de las poderosas empresas mexicanas de televisión fue desafiado por el gobierno mexicano. El presidente Enrique Peña Nieto se dispone a limitar a los titanes que durante décadas frenaron la competencia en el sector de telecomunicaciones.
Peña Nieto, que durante su campaña a la presidencia el año anterior fue cuestionado por la oposición por su cercanía con las televisoras, dio un paso trascendental en el país con una ambiciosa reforma en materia de telecomunicaciones, que abre las puertas a dos nuevos canales de televisión y castiga los monopolios en materia de telecomunicaciones.
«Es una reforma muy consensuada, cambiará la fisonomía de la industria», dijo el ex subsecretario de comunicaciones de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Jorge Álvarez Hoth, al diario «Excelsior».
La reforma, si bien fue celebrada por el grupo Televisa y América Móvil, compañía de Slim que integra las empresas de telecomunicaciones Telmex y Telcel, afectará los intereses de estos gigantes dado que elevará de 49 a 100 por ciento la participación de inversión extranjera directa en telecomunicaciones y comunicación vía satélite, así como de 0 a 49 por ciento en radiodifusión.
La iniciativa pone en apuros al reino de Slim, un empresario mexicano de familia de origen libanés que construyó su fortuna de 73 mil millones de dólares a partir de la privatización de la compañía telefónica estatal en el gobierno del ex presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari en los años noventa.
El monopolio de las comunicaciones del magnate se ha expandido en América Latina, donde también domina en el sector con América Móvil, y a Europa, con la operadora holandesa KPN.
Slim, de 73 años, quien ha convertido en oro toda compañía que toca, por primera vez se enfrenta a la decisión de un gobierno mexicano de acotar su reino en materia de telecomunicaciones, sector cuyos ingresos representan en México unos 26.600 millones de dólares al año, según un informe de 2012 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
América Móvil controla el 80 por ciento de las 19,6 millones de líneas de telefonía fija en México, así como el 70 por ciento de los 91,3 millones de suscriptores de telefonía móvil. Además, Slim posee el 74 por ciento del mercado de Internet fijo.
Pero no sólo el imperio de Slim será tocado. En las licitaciones de los dos nuevos canales no podrán participar las empresas que ya tengan concesiones por 12 MHz o más, hecho que afecta a Televisa, mayor consorcio de medios de comunicación en español, y Tv Azteca.
Analistas creen que esta podría ser la oportunidad de Telmex entrar en el mercado de la televisión, que hasta ahora se le ha negado de forma expresa en su título de concesión.
Con la reforma, además, los concesionarios de televisión abierta deberán permitir la retransmisión íntegra de su señal de manera gratuita y sin discriminación. De igual forma, los concesionarios de televisión de paga deberán retransmitir las señales de televisión abierta sin costo para sus suscriptores.
La reforma afectará de manera directa a Televisa y Tv Azteca, compañías que se llevan la mayor parte del pastel en cuanto a penetración, además de que tienen el dominio de los contenidos.
Televisa posee actualmente el 48.9 por ciento del mercado de televisión de pago. A diferencia de Slim, que no ha podido incursionar todavía en el mercado de la televisión, las televisoras ya pueden brindar servicios de telefonía e Internet.
Slim ha intentado en vano desde 2006 entrar al negocio de la televisión de paga. Sin embargo, se lo prohíbe el título de concesión que le otorgó el Estado mexicano cuando le vendió la empresa estatal Teléfonos de México (Telmex).
El gobierno mexicano se negó en 2011 a modificar las condiciones con el argumento de que las empresas de Slim no estaban cumpliendo su parte en el sector de telefonía, como por ejemplo al cobrar tarifas de interconexión demasiado altas a sus competidores. Las empresas de Slim han sido multadas varias veces en los últimos años por prácticas monopólicas.
Varias de las medidas incluidas en la reforma a las telecomunicaciones, con la que se creará el Instituto Federal de las Telecomunicaciones, fueron recomendadas por la OCDE.
La reforma de telecomunicaciones de Peña Nieto, que cuenta con el respaldo de los tres principales partidos mexicanos, fue presentada el lunes a estudio del Congreso, y a juicio de la presidenta del Observatorio de Telecomunicaciones de México, Irene Levy, «es un muy buen paso en materia de herramientas del Estado»
«Políticamente el mensaje es correcto, de que el Estado está por encima de los poderes fácticos», declaró Levy.
La reforma impedirá que una empresa tenga más del 50 por ciento del mercado nacional ya sea en telefonía, televisión o Internet, y en un país donde los grandes monopolios dominan los principales sectores de la economía, incluido el petrolero, el paso dado por Peña Nieto es central.
Slim dice que no le teme a la competencia. Las mismas voces se oyen desde el sector de la televisión.
Pero las reglas de juego podrían cambiar de manera rotunda en el país del «rey Midas», que ocupa el primer lugar de millonarios de la revista «Forbes», si empiezan a desembarcar en su reino también grandes compañías internacionales para pelear por el trono.
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Peña Nieto, que durante su campaña a la presidencia el año anterior fue cuestionado por la oposición por su cercanía con las televisoras, dio un paso trascendental en el país con una ambiciosa reforma en materia de telecomunicaciones, que abre las puertas a dos nuevos canales de televisión y castiga los monopolios en materia de telecomunicaciones.
«Es una reforma muy consensuada, cambiará la fisonomía de la industria», dijo el ex subsecretario de comunicaciones de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Jorge Álvarez Hoth, al diario «Excelsior».
La reforma, si bien fue celebrada por el grupo Televisa y América Móvil, compañía de Slim que integra las empresas de telecomunicaciones Telmex y Telcel, afectará los intereses de estos gigantes dado que elevará de 49 a 100 por ciento la participación de inversión extranjera directa en telecomunicaciones y comunicación vía satélite, así como de 0 a 49 por ciento en radiodifusión.
La iniciativa pone en apuros al reino de Slim, un empresario mexicano de familia de origen libanés que construyó su fortuna de 73 mil millones de dólares a partir de la privatización de la compañía telefónica estatal en el gobierno del ex presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari en los años noventa.
El monopolio de las comunicaciones del magnate se ha expandido en América Latina, donde también domina en el sector con América Móvil, y a Europa, con la operadora holandesa KPN.
Slim, de 73 años, quien ha convertido en oro toda compañía que toca, por primera vez se enfrenta a la decisión de un gobierno mexicano de acotar su reino en materia de telecomunicaciones, sector cuyos ingresos representan en México unos 26.600 millones de dólares al año, según un informe de 2012 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
América Móvil controla el 80 por ciento de las 19,6 millones de líneas de telefonía fija en México, así como el 70 por ciento de los 91,3 millones de suscriptores de telefonía móvil. Además, Slim posee el 74 por ciento del mercado de Internet fijo.
Pero no sólo el imperio de Slim será tocado. En las licitaciones de los dos nuevos canales no podrán participar las empresas que ya tengan concesiones por 12 MHz o más, hecho que afecta a Televisa, mayor consorcio de medios de comunicación en español, y Tv Azteca.
Analistas creen que esta podría ser la oportunidad de Telmex entrar en el mercado de la televisión, que hasta ahora se le ha negado de forma expresa en su título de concesión.
Con la reforma, además, los concesionarios de televisión abierta deberán permitir la retransmisión íntegra de su señal de manera gratuita y sin discriminación. De igual forma, los concesionarios de televisión de paga deberán retransmitir las señales de televisión abierta sin costo para sus suscriptores.
La reforma afectará de manera directa a Televisa y Tv Azteca, compañías que se llevan la mayor parte del pastel en cuanto a penetración, además de que tienen el dominio de los contenidos.
Televisa posee actualmente el 48.9 por ciento del mercado de televisión de pago. A diferencia de Slim, que no ha podido incursionar todavía en el mercado de la televisión, las televisoras ya pueden brindar servicios de telefonía e Internet.
Slim ha intentado en vano desde 2006 entrar al negocio de la televisión de paga. Sin embargo, se lo prohíbe el título de concesión que le otorgó el Estado mexicano cuando le vendió la empresa estatal Teléfonos de México (Telmex).
El gobierno mexicano se negó en 2011 a modificar las condiciones con el argumento de que las empresas de Slim no estaban cumpliendo su parte en el sector de telefonía, como por ejemplo al cobrar tarifas de interconexión demasiado altas a sus competidores. Las empresas de Slim han sido multadas varias veces en los últimos años por prácticas monopólicas.
Varias de las medidas incluidas en la reforma a las telecomunicaciones, con la que se creará el Instituto Federal de las Telecomunicaciones, fueron recomendadas por la OCDE.
La reforma de telecomunicaciones de Peña Nieto, que cuenta con el respaldo de los tres principales partidos mexicanos, fue presentada el lunes a estudio del Congreso, y a juicio de la presidenta del Observatorio de Telecomunicaciones de México, Irene Levy, «es un muy buen paso en materia de herramientas del Estado»
«Políticamente el mensaje es correcto, de que el Estado está por encima de los poderes fácticos», declaró Levy.
La reforma impedirá que una empresa tenga más del 50 por ciento del mercado nacional ya sea en telefonía, televisión o Internet, y en un país donde los grandes monopolios dominan los principales sectores de la economía, incluido el petrolero, el paso dado por Peña Nieto es central.
Slim dice que no le teme a la competencia. Las mismas voces se oyen desde el sector de la televisión.
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