CARACAS.- Ex guerrillero comunista, ex ministro, candidato presidencial en dos ocasiones y pertinaz opositor a Hugo Chávez desde su diario, Tal Cual, Teodoro Petkoff es considerado una de las mentes más lúcidas de Venezuela. Aunque la victoria chavista fue un duro golpe, mantiene el optimismo.
-Luego de las últimas elecciones, ¿cree que es posible derrotar a Chávez?
-Sin duda. Yo creo que ésta es su última victoria. El discurso de Chávez está agotado, es repetitivo, vacío. La oposición partidista ha tomado el mando y desarrollado una política democrática, convencida de que estos gobiernos autoritarios, autocráticos y militaristas sólo pueden ser enfrentados con posibilidades de éxito en el terreno democrático.
-¿No es eso un poco ingenuo? Da la impresión de que Chávez hace todas las trampas y la oposición pretende jugar limpio.
-Es estrategia. La oposición avanza y esta última elección ha sido un avance enorme.
-Pero seis años es muchísimo tiempo. ¿Qué hará Chávez?
-No lo sé.
-Él habla de lanzar el segundo plan socialista, de profundizar la revolución?
-Todo eso es charlatanería. Él habla de radicalizar la revolución, lo que puede entenderse como un aumento de las estatizaciones. Quién sabe si tiene algún plan para los medios de comunicación? no lo sé. Chávez es predecible en el largo plazo. En el corto es impredecible. Ahora amaneció con un discurso conciliador que le duró dos días.
-¿Chávez es causa o consecuencia en Venezuela?
-Consecuencia, claramente. Es resultado del fracaso de los dos grandes partidos que gobernaron Venezuela durante 40 años y se desentendieron de todo: desaparecieron a los pobres de su radar, se volvieron máquinas autistas electorales para la disputa del poder y se ganaron el odio de los venezolanos.
-¿Qué aprendieron los partidos venezolanos para evitar caer en los mismos errores?
-Que el golpismo y el abstencionismo no rinden: en ese terreno Chávez es invencible. En cambio, en el camino democrático a él le resulta mucho menos cómodo competir con nosotros, porque tiene que seguir ciertas reglas de juego que mal que bien se mantienen en Venezuela.
-¿La unidad de la oposición está hecha para sacar a Chávez?
-Por ahora es una alianza cuyo factor aglutinante es Chávez, como suele suceder con gobiernos de esta naturaleza. La unidad va de la derecha hasta la izquierda. Ahora, para lo que debe sobrevivir es para todos los desafíos electorales que vienen: las regionales en diciembre y las municipales en abril.
-¿Usted ve en Capriles el mascarón de proa de la oposición en esas batallas?
-Bueno, por ahora. Pero Capriles es la punta de un iceberg: comienza a emerger un nuevo liderazgo.
-¿Puede llamarse democracia a lo que hay en Venezuela?
-Es una democracia muy imperfecta y, a la vez, una dictadura, también imperfecta. Éste no es un país dictatorial, pero la democracia sufre demasiadas coerciones. De la democracia subsisten los partidos y los procesos electorales. Pero el ejercicio pleno de la libertad de expresión, por ejemplo, está muy acosado.
-Usted, que es un hombre de larga trayectoria en la izquierda, ¿se decepcionó de Chávez?
-No, porque nunca lo apoyé. Fui una de las poquísimas personas de la izquierda venezolana que no se enceguecieron con Chávez. Esto, a pesar de que teníamos una excelente relación personal: era un tipo simpático y tratable. Pero no me gustaban los trazos muy visibles de autoritarismo desde antes de que fuera presidente.
-¿Alguna vez Hugo Chávez fue socialista?
-Chávez proviene de un grupo de conspiradores militares, sin formación en los valores de la izquierda. De hecho, hace más o menos un año dijo: «Yo soy marxista, aunque nunca he leído una palabra de ese señor».
-¿Y qué es entonces el socialismo del siglo XXI?
-Una consigna, un eslogan que pretende dar cierto contenido al proceso revolucionario. Para la población que nunca lee programas, eso basta.
-Venezuela tiene mucha más delincuencia, mucha más inflación; sin embargo, Chávez sigue teniendo una fuerte base electoral? ¿Por qué?
-Chávez tiene un liderazgo carismático. El carisma no es un don del líder, es algo que la gente le atribuye, la capacidad de hacer milagros. Ese liderazgo es generosamente lubricado por el petróleo, que le da ingresos inconmensurables para financiar sus programas sociales. Él no los inventó, lo que ha hecho es meterles más plata, y eso ha significado para algunos sectores de la pobreza una mejoría.
-¿Puede haber chavismo después de Hugo Chávez?
-Yo lo dudo un poco. A veces pienso en el caso de Perón, pero él organizó a la sociedad argentina, sobre todo a la clase obrera. Yo dudo mucho de que el chavismo tenga esa capacidad de resistencia: primero porque no tiene cemento ideológico, teórico; ahí no hay pensamiento. Segundo: el liderazgo por debajo de Chávez es extremadamente pobre y mediocre, porque Chávez no deja que crezca nada a su alrededor. No hay un líder en el chavismo que sea capaz de meterse en sus botas. Ahora, varios lo intentarán, sin duda. Hay varios nombres que suenan como herederos lógicos: Nicolás Maduro, Elías Jaua, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello? todos son bastante mediocres. El más peligroso es Cabello, porque tiene fuerza militar y muchísimo dinero.
-¿Y Adán, su hermano?
-No, ése es un personaje sumamente gris, apagado. No entusiasma ni a su mamá.
-En su estudio sobre Chávez, el historiador mexicano Enrique Krauze sostiene que es más fascista que socialista o marxista?
-Bueno, eso se lo digo yo a Krauze. Lo que dije exactamente es que Chávez tiene más elementos fascistoides que socialistas, a menos que hablemos del estalinismo: el culto a la violencia y a la muerte, el desprecio por los adversarios, el canto al pasado, etcétera.
-Y, también, su fijación con la figura de Simón Bolívar?
-Eso creo que viene más de su personalidad. Chávez es un psicópata, que no es lo mismo que un loco. Chávez empezó asociando a Bolívar con la revolución y luego ha terminado presentándose casi como la reencarnación del libertador.
-Resulta contradictorio que el Estado gigantesco que ha creado Chávez tenga cada vez menos presencia en las calles.
-El Estado es obeso, no musculoso. Creció, pero engordando. Chávez ha destruido las instituciones y no ha creado las que las podrían sustituir. Hay una que otra oficina pública que funciona bien, pero en general todo el aparato del Estado venezolano es extremadamente ineficiente.
-¿Y corrupto también?
-Eso ni decirlo. Ése ha sido un rasgo permanente en la vida venezolana. No sólo con Chávez. Siempre. Sólo que ahora el botín es más grande.
-¿A dónde cree usted que quiere llegar Chávez con su revolución?
-A mantenerse en el poder lo más que pueda. Ése es su único objetivo: el poder a todo precio. Y lo ha logrado hasta ahora.
-¿Qué tan difícil será reconstruir Venezuela cuando Chávez deje el poder?
-Será difícil, pero otros países también lograron salir de situaciones muy malas, como Perú, Chile, la Argentina, Uruguay o Brasil.
Acusa al mandatario de estar obsesionado con el poder «a todo precio»
TEODORO PETKOFF
Director del diario Tal cual
El veterano intelectual venezolano fue candidato presidencial en dos ocasiones. Referente de la izquierda en el pasado, hoy es un pertinaz opositor.
-Luego de las últimas elecciones, ¿cree que es posible derrotar a Chávez?
-Sin duda. Yo creo que ésta es su última victoria. El discurso de Chávez está agotado, es repetitivo, vacío. La oposición partidista ha tomado el mando y desarrollado una política democrática, convencida de que estos gobiernos autoritarios, autocráticos y militaristas sólo pueden ser enfrentados con posibilidades de éxito en el terreno democrático.
-¿No es eso un poco ingenuo? Da la impresión de que Chávez hace todas las trampas y la oposición pretende jugar limpio.
-Es estrategia. La oposición avanza y esta última elección ha sido un avance enorme.
-Pero seis años es muchísimo tiempo. ¿Qué hará Chávez?
-No lo sé.
-Él habla de lanzar el segundo plan socialista, de profundizar la revolución?
-Todo eso es charlatanería. Él habla de radicalizar la revolución, lo que puede entenderse como un aumento de las estatizaciones. Quién sabe si tiene algún plan para los medios de comunicación? no lo sé. Chávez es predecible en el largo plazo. En el corto es impredecible. Ahora amaneció con un discurso conciliador que le duró dos días.
-¿Chávez es causa o consecuencia en Venezuela?
-Consecuencia, claramente. Es resultado del fracaso de los dos grandes partidos que gobernaron Venezuela durante 40 años y se desentendieron de todo: desaparecieron a los pobres de su radar, se volvieron máquinas autistas electorales para la disputa del poder y se ganaron el odio de los venezolanos.
-¿Qué aprendieron los partidos venezolanos para evitar caer en los mismos errores?
-Que el golpismo y el abstencionismo no rinden: en ese terreno Chávez es invencible. En cambio, en el camino democrático a él le resulta mucho menos cómodo competir con nosotros, porque tiene que seguir ciertas reglas de juego que mal que bien se mantienen en Venezuela.
-¿La unidad de la oposición está hecha para sacar a Chávez?
-Por ahora es una alianza cuyo factor aglutinante es Chávez, como suele suceder con gobiernos de esta naturaleza. La unidad va de la derecha hasta la izquierda. Ahora, para lo que debe sobrevivir es para todos los desafíos electorales que vienen: las regionales en diciembre y las municipales en abril.
-¿Usted ve en Capriles el mascarón de proa de la oposición en esas batallas?
-Bueno, por ahora. Pero Capriles es la punta de un iceberg: comienza a emerger un nuevo liderazgo.
-¿Puede llamarse democracia a lo que hay en Venezuela?
-Es una democracia muy imperfecta y, a la vez, una dictadura, también imperfecta. Éste no es un país dictatorial, pero la democracia sufre demasiadas coerciones. De la democracia subsisten los partidos y los procesos electorales. Pero el ejercicio pleno de la libertad de expresión, por ejemplo, está muy acosado.
-Usted, que es un hombre de larga trayectoria en la izquierda, ¿se decepcionó de Chávez?
-No, porque nunca lo apoyé. Fui una de las poquísimas personas de la izquierda venezolana que no se enceguecieron con Chávez. Esto, a pesar de que teníamos una excelente relación personal: era un tipo simpático y tratable. Pero no me gustaban los trazos muy visibles de autoritarismo desde antes de que fuera presidente.
-¿Alguna vez Hugo Chávez fue socialista?
-Chávez proviene de un grupo de conspiradores militares, sin formación en los valores de la izquierda. De hecho, hace más o menos un año dijo: «Yo soy marxista, aunque nunca he leído una palabra de ese señor».
-¿Y qué es entonces el socialismo del siglo XXI?
-Una consigna, un eslogan que pretende dar cierto contenido al proceso revolucionario. Para la población que nunca lee programas, eso basta.
-Venezuela tiene mucha más delincuencia, mucha más inflación; sin embargo, Chávez sigue teniendo una fuerte base electoral? ¿Por qué?
-Chávez tiene un liderazgo carismático. El carisma no es un don del líder, es algo que la gente le atribuye, la capacidad de hacer milagros. Ese liderazgo es generosamente lubricado por el petróleo, que le da ingresos inconmensurables para financiar sus programas sociales. Él no los inventó, lo que ha hecho es meterles más plata, y eso ha significado para algunos sectores de la pobreza una mejoría.
-¿Puede haber chavismo después de Hugo Chávez?
-Yo lo dudo un poco. A veces pienso en el caso de Perón, pero él organizó a la sociedad argentina, sobre todo a la clase obrera. Yo dudo mucho de que el chavismo tenga esa capacidad de resistencia: primero porque no tiene cemento ideológico, teórico; ahí no hay pensamiento. Segundo: el liderazgo por debajo de Chávez es extremadamente pobre y mediocre, porque Chávez no deja que crezca nada a su alrededor. No hay un líder en el chavismo que sea capaz de meterse en sus botas. Ahora, varios lo intentarán, sin duda. Hay varios nombres que suenan como herederos lógicos: Nicolás Maduro, Elías Jaua, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello? todos son bastante mediocres. El más peligroso es Cabello, porque tiene fuerza militar y muchísimo dinero.
-¿Y Adán, su hermano?
-No, ése es un personaje sumamente gris, apagado. No entusiasma ni a su mamá.
-En su estudio sobre Chávez, el historiador mexicano Enrique Krauze sostiene que es más fascista que socialista o marxista?
-Bueno, eso se lo digo yo a Krauze. Lo que dije exactamente es que Chávez tiene más elementos fascistoides que socialistas, a menos que hablemos del estalinismo: el culto a la violencia y a la muerte, el desprecio por los adversarios, el canto al pasado, etcétera.
-Y, también, su fijación con la figura de Simón Bolívar?
-Eso creo que viene más de su personalidad. Chávez es un psicópata, que no es lo mismo que un loco. Chávez empezó asociando a Bolívar con la revolución y luego ha terminado presentándose casi como la reencarnación del libertador.
-Resulta contradictorio que el Estado gigantesco que ha creado Chávez tenga cada vez menos presencia en las calles.
-El Estado es obeso, no musculoso. Creció, pero engordando. Chávez ha destruido las instituciones y no ha creado las que las podrían sustituir. Hay una que otra oficina pública que funciona bien, pero en general todo el aparato del Estado venezolano es extremadamente ineficiente.
-¿Y corrupto también?
-Eso ni decirlo. Ése ha sido un rasgo permanente en la vida venezolana. No sólo con Chávez. Siempre. Sólo que ahora el botín es más grande.
-¿A dónde cree usted que quiere llegar Chávez con su revolución?
-A mantenerse en el poder lo más que pueda. Ése es su único objetivo: el poder a todo precio. Y lo ha logrado hasta ahora.
-¿Qué tan difícil será reconstruir Venezuela cuando Chávez deje el poder?
-Será difícil, pero otros países también lograron salir de situaciones muy malas, como Perú, Chile, la Argentina, Uruguay o Brasil.
Acusa al mandatario de estar obsesionado con el poder «a todo precio»
TEODORO PETKOFF
Director del diario Tal cual
El veterano intelectual venezolano fue candidato presidencial en dos ocasiones. Referente de la izquierda en el pasado, hoy es un pertinaz opositor.