“La emisión causa inflación y eso no merece ninguna discusión técnica”, sostiene el ex presidente del Banco Central durante la presidencia de Eduardo Duhalde, Aldo Pignanelli. Aquí, un resumen de la entrevista con el economista.
-Desde el Gobierno plantean que la emisión no genera inflación, ¿esto es así?
-La emisión causa inflación y eso no merece ninguna discusión técnica, máxime cuando no hay demanda de pesos para atesorar. Si el Banco Central emite moneda, aumenta la circulación y todo eso va al consumo o a ahorrar en una moneda fuerte.
-Pero no siempre en la historia argentina una mayor emisión se tradujo en inflación.
-Eso depende de la demanda de pesos, si los argentinos quieren guardar esos pesos o no. Hasta 2007, cuando asumió Cristina Kirchner, los argentinos guardaban los pesos.
-¿Y por qué los argentinos no quieren guardar pesos?
-Con una inflación del 30% anual, tasas de interés menores al 20% y devaluación del 40% anual, es simple entender por qué no quieren guardar pesos.
-Pero EE.UU. emite y no tiene una alta inflación.
-A este fenómeno yo lo llame el pecado original porque en Argentina se emite una moneda que nadie quiere guardar, mientras que en EE.UU. se cumplen dos características: el dólar es una moneda de ahorro a nivel mundial y la FED (Reserva Federal) demostró una gran capacidad de absorción cuando lo quiere hacer. Entonces, la expectativa sobre el dólar es muy diferente a la del peso porque acá el Gobierno se manejó irresponsablemente generando una base monetaria que está por encima de la demanda de la moneda. Y los libros de texto y la realidad dicen que si nadie quiere esa moneda, o va a productos o va al dólar.
-¿Tiene razón el Gobierno cuando argumenta que el mayor nivel de gasto sirve para generar empleo, más actividad económica?
-El mayor nivel también sirve para generar más desequilibrios, más endeudamiento, y para hacer bolsa la moneda local. Sirve para todo, menos para hacer las cosas bien. Si el gasto se financia con emisión, y no va para mejorar la inversión, la productividad, es un gasto ineficiente.
-¿Cómo se sale de esa situación?
-Hay que hacer tres correcciones. La primera es fiscal. Si sacás las ayudas del Banco Central y la ANSeS, el déficit financiero (después del pago de intereses) es del 4,5% del PBI y casualmente esto coincide con los subsidios a las tarifas energéticas. Ahí está el problema estructural de la economía porque la situación energética afecta la situación fiscal y también genera un costo de divisas. El segundo tema es la emisión monetaria. Hoy emitís para financiar el Tesoro y hay una expansión del 40% anual de la base monetaria y una absorción entre el 10 y el 15 por ciento.
-¿Y la tercera corrección?
-Es financiera y consiste en determinar qué inversiones extranjeras queremos atraer. Sin estas correcciones, Argentina es inviable.
-¿Cómo se llegó a esta situación?
-El Gobierno tuvo dos noviembres negros. El primero fue en 2011 al desaprovechar la oportunidad del gran triunfo de Cristina Kirchner para tomar medidas correctas. En lugar de eso crearon el cepo cambiario y agravaron el problema. El otro noviembre negro fue este año, con los cambios de Gabinete después de las elecciones. En lugar de poner a un ministro de Economía razonable y creíble, pusieron a Axel Kicillof que nadie entiende lo que dice. Y el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, pintaba bien, pero lo recortaron poderes. El Gobierno desaprovechó esas dos oportunidades y ahora es más difícil dar vuelta la cuesta.
-Desde el Gobierno plantean que la emisión no genera inflación, ¿esto es así?
-La emisión causa inflación y eso no merece ninguna discusión técnica, máxime cuando no hay demanda de pesos para atesorar. Si el Banco Central emite moneda, aumenta la circulación y todo eso va al consumo o a ahorrar en una moneda fuerte.
-Pero no siempre en la historia argentina una mayor emisión se tradujo en inflación.
-Eso depende de la demanda de pesos, si los argentinos quieren guardar esos pesos o no. Hasta 2007, cuando asumió Cristina Kirchner, los argentinos guardaban los pesos.
-¿Y por qué los argentinos no quieren guardar pesos?
-Con una inflación del 30% anual, tasas de interés menores al 20% y devaluación del 40% anual, es simple entender por qué no quieren guardar pesos.
-Pero EE.UU. emite y no tiene una alta inflación.
-A este fenómeno yo lo llame el pecado original porque en Argentina se emite una moneda que nadie quiere guardar, mientras que en EE.UU. se cumplen dos características: el dólar es una moneda de ahorro a nivel mundial y la FED (Reserva Federal) demostró una gran capacidad de absorción cuando lo quiere hacer. Entonces, la expectativa sobre el dólar es muy diferente a la del peso porque acá el Gobierno se manejó irresponsablemente generando una base monetaria que está por encima de la demanda de la moneda. Y los libros de texto y la realidad dicen que si nadie quiere esa moneda, o va a productos o va al dólar.
-¿Tiene razón el Gobierno cuando argumenta que el mayor nivel de gasto sirve para generar empleo, más actividad económica?
-El mayor nivel también sirve para generar más desequilibrios, más endeudamiento, y para hacer bolsa la moneda local. Sirve para todo, menos para hacer las cosas bien. Si el gasto se financia con emisión, y no va para mejorar la inversión, la productividad, es un gasto ineficiente.
-¿Cómo se sale de esa situación?
-Hay que hacer tres correcciones. La primera es fiscal. Si sacás las ayudas del Banco Central y la ANSeS, el déficit financiero (después del pago de intereses) es del 4,5% del PBI y casualmente esto coincide con los subsidios a las tarifas energéticas. Ahí está el problema estructural de la economía porque la situación energética afecta la situación fiscal y también genera un costo de divisas. El segundo tema es la emisión monetaria. Hoy emitís para financiar el Tesoro y hay una expansión del 40% anual de la base monetaria y una absorción entre el 10 y el 15 por ciento.
-¿Y la tercera corrección?
-Es financiera y consiste en determinar qué inversiones extranjeras queremos atraer. Sin estas correcciones, Argentina es inviable.
-¿Cómo se llegó a esta situación?
-El Gobierno tuvo dos noviembres negros. El primero fue en 2011 al desaprovechar la oportunidad del gran triunfo de Cristina Kirchner para tomar medidas correctas. En lugar de eso crearon el cepo cambiario y agravaron el problema. El otro noviembre negro fue este año, con los cambios de Gabinete después de las elecciones. En lugar de poner a un ministro de Economía razonable y creíble, pusieron a Axel Kicillof que nadie entiende lo que dice. Y el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, pintaba bien, pero lo recortaron poderes. El Gobierno desaprovechó esas dos oportunidades y ahora es más difícil dar vuelta la cuesta.