Ricardo Pignanelli fue elegido recientemente al frente de SMATA, uno de los gremios industriales más importantes del país. Recibió a Tiempo Argentino en su oficina de la calle Belgrano, donde conviven sin problemas todos los cuadros típicos de la liturgia peronista sindical –lo que los críticos denominan peyorativamente como la ‘burocracia sindical’– con el aprecio que el propio Pignanelli siente por los jóvenes de La Cámpora. Cuidadoso con sus palabras, dijo que podría apoyar sin problemas la candidatura de Caló, pero advirtió que, sea quien sea elegido en la CGT, la premisa es defender “la unidad del movimiento obrero, y la continuidad del modelo”.
–A su acto de asunción, la semana pasada, asistió gran parte del Gabinete, incluso el vicepresidente Amado Boudou lo elogió públicamente. ¿Qué hay detrás de esa foto?
–En octubre del ’98 teníamos 75 mil afiliados, pero a 2003 llegamos con 25 mil. Teníamos un gremio con un promedio de edad de 48 años, veías con tristeza cómo los compañeros se quedaban sin laburo. A partir de 2003, el cambio que produce el gobierno de Kirchner le da un empujón grande a la industria, empezamos a crecer y hoy contamos con casi 100 mil afiliados. La defensa acérrima que tenemos nosotros del modelo es porque vivimos con sangre y sacrificio lo que fue del ’98 al 2003. Yo provengo de Matanza, donde en 2003 había un 30% de desocupación. Salíamos en ese momento con la gente del flaco Balestrini (Alberto, ex vicegobernador de la provincia de Buenos Aires) a cubrir las emergencias de los lugares más pobres, veías cómo se saqueaba, en los barrios se hacían piquetes, era una lucha de pobres a mano armada. Hoy tenemos un promedio de edad de 25 años en la industria, a partir de 2003 las empresas comenzaron a tomar personal, no tomaron más la gente que se había ido en el ’98, tomaron jóvenes. El gremio se había achicado como se achicó la actividad. No es que habían desaparecido los gremialistas, habían desaparecido los trabajadores. Veníamos de un período durante el cual lo único que le llevábamos a nuestros compañeros eran licenciamientos, jornadas reducidas, tuvimos fábricas laburando seis horas por día, tuvimos 3000 o 4000 personas licenciadas cobrando un mínimo.
–¿Cómo van a encarar la actual negociación paritaria?
–Hoy la escala salarial en las terminales nace en $ 6200 bruto, más o menos deben ser $ 5500 limpios. Y en el autopartismo ronda los $ 4500 brutos, prácticamente por debajo de los $ 3000 pesos no tenemos a nadie. Tenemos hasta abril para reabrir paritarias. Nosotros tenemos una particularidad, pactamos por tres meses: nos sentamos, analizamos cómo está la industria, la producción, la calidad de vida de la gente, hacemos el análisis global y decimos una cifra. Y después nos volvemos a juntar a los tres meses. Nos viene dando resultados. Miramos el pasado, no hacemos futurología.
–¿Hay problemas de insumos en las automotrices?
–Desde hace tres años trabajamos muy intensamente con las secretarías de Industria y de Comercio. El gran tema es el contenido nacional de los autos. Avizoramos que en algún momento podíamos tener problemas de intercambio, ya que tenemos autos con gran contenido extranjero. El esfuerzo que hicimos valió la pena porque pasamos el 28%, podríamos incluso haber logrado un poco más, pero la crisis de 2008 en Europa, donde pertenecen todas las casas matrices, provocó que a ellos hoy les sobre producción y la quieran meter en países emergentes como Argentina y Brasil. Comenzamos a trabajar en forma conjunta con la Asociación de Fábricas Automotores (Adefa) en un programa hasta 2020 para tratar de lograr en el tiempo la mayor cantidad de contenido nacional. Ojalá alguna vez volvamos a tener un 80 por ciento. Tenemos que ser inteligentes, hacer un programa entre todos para poder llegar a levantar el contenido nacional, que acoplemos bien a la industria y poder insertarnos. Estábamos en el puesto 32 de la industria automotriz en el ’98, hace dos años estábamos en el 22, hoy estamos en el 19, quiere decir que la calidad de mano de obra que tenemos es buena. Estamos dentro de los 19 países que fabrican automóviles. Lo tenemos que complementar con un autopartismo fuerte.
–¿Por qué está costando tanto encontrar un candidato de consenso en la CGT?
–Creo que la CGT venía con un rumbo y en el último momento se cambió el rumbo. Nosotros, desde la CGT, acompañamos desde que asumió Moyano. Marchamos a la 9 de Julio, fuimos a la cancha de River. Todos sabemos que la crisis del mundo nos puede afectar. No podemos jugar con el sacrificio de los últimos diez años de la gente. Cada diez años nos dejan juntar y cada diez años gritan “cero” y se llevan todo. Nosotros tenemos que aprender de lo que pasamos, no nos olvidemos que estuvimos a punto de desintegrarnos como Nación, con peleas de pobres en la calle, 30% de desocupación, papel moneda que era papel de diario. Esto es como una paritaria: hay puntos clave que tiene el movimiento obrero que hablar con el gobierno. Hay necesidades y posibilidades. Las necesidades son siempre nuestras, de los trabajadores, y las posibilidades son del gobierno, hay que buscar un punto de equilibrio. Para eso me tengo que sentar en una mesa.
–¿Existen motivos objetivos que justifiquen el rompimiento de la CGT con el gobierno, o es sólo una forma de posicionarse frente a los demás gremios para darle visibilidad a la candidatura de Moyano?
–Si es por un posicionamiento, creo que estamos arriesgando mucho. Estamos arriesgando el sacrificio de 12 años de los trabajadores. Los que hicieron el sacrificio son los laburantes, más allá de que nosotros los conducimos. Vos no le podés robar el futuro a los jóvenes. Nosotros sabemos, las pasamos todas. Ahora, cuando vos me preguntas si esto es una estrategia política, yo lo desconozco. Si es así, creo que no corresponde. La mayoría de los reclamos son lógicos, pero para reclamar tenés que sentarte a negociar. No conozco que algo se pueda sacar sin negociar. Te tenés que sentar a negociar y ahí pedirás 100, las posibilidades serán 70. Hay cosas fundamentales: el salario familiar para los que ganan 4000 pesos, el tema de las obras sociales, la suba del mínimo no imponible en Ganancias, el tema de la vivienda también. Hoy es más fácil llegar a tener un coche que una casa, porque los créditos son duros. Yo lo vivo, mis compañeros ganan seis lucas, laburan ellos y sus esposas, y los dos tienen que juntar 12 lucas para pedir un préstamo y aun así no llegan. Hay muchas cosas para conversar. Se puede conversar en función del presente y del futuro.
–¿Antonio Caló, de la UOM, asegura la continuidad de la lucha por ese modelo?
–Nadie en soledad va a poder hacer esto. Ninguno, lo vamos a poder hacer si somos capaces de la unidad, no hay superhombre, son hombres, si logramos unificar la fuerza vamos a poder defender el modelo. Tengo buena relación con Caló. Él sabe que nosotros vamos a apoyar la unidad y si el hombre es él lo vamos a respaldar sin problemas. Inclusive la intención es, más allá de la CGT, armar la Federación de Gremios Industriales, que necesitamos para que, en vez de gestionar de a uno, podamos hacerlo en conjunto. Hablo de textiles, plásticos, caucho…
–¿Qué condiciones tiene que tener el jefe de la CGT?
–No es un sillón fácil. Tiene que amalgamar la unidad del movimiento, la mayor unidad del movimiento obrero, después es cuestión de conducirla, seguramente va a necesitar ayuda, nosotros no tenemos drama en prestar ayuda, sea él u otro. Faltan tres meses, en estos tres meses se irá despejando la cancha.
–¿Hay algún límite ético a la hora de entablar una alianza con otro gremio?
–Siempre lo dije, tanto en el Luna Park, cuando fui candidato de la lista verde, y te lo repito como secretario general del gremio, yo siempre voy a bregar por la unidad del movimiento obrero, es la única llave que puede traerles esperanza a los trabajadores y continuidad del modelo al gobierno.
–¿Haría una alianza con Pedraza, por ejemplo?
–Pedraza hoy no está, todos lo sabemos. Para hablar de la unidad del movimiento obrero no tenemos que hablar ni de alianzas ni de nombres. Tenemos que hablar de objetivos, si hablás de nombres estás trabando la unidad, y si hablás de alianzas, bueno, ya vivimos el gobierno de la Alianza. Tenemos que trazarnos objetivos claros, que son los de los laburantes. Hubo dos épocas donde tuvimos unidad monolítica, con José Rucci y el flaco Saúl Ubaldini. Con Rucci teníamos un objetivo, que Perón vuelva a la Patria, y con el flaco era salir de la dictadura sangrienta. Los objetivos eran tan claros y sudorosos, tan descarnados, que nos pusimos de acuerdo. Por lo general nos ponemos de acuerdo en el espanto. Tenemos que actuar antes de llegar al espanto. Es clave que el movimiento obrero ayude a este gobierno a no perder el modelo.
–¿Se indignó cuando lo fueron a detener, en un lujoso departamento de Puerto Madero?
–Es algo que yo no haría. Pero decime, ¿vos sos capaz de juzgar a un colega tuyo? Prefiero guardármelo para mis adentros. Es un tema de conciencia. <
–A su acto de asunción, la semana pasada, asistió gran parte del Gabinete, incluso el vicepresidente Amado Boudou lo elogió públicamente. ¿Qué hay detrás de esa foto?
–En octubre del ’98 teníamos 75 mil afiliados, pero a 2003 llegamos con 25 mil. Teníamos un gremio con un promedio de edad de 48 años, veías con tristeza cómo los compañeros se quedaban sin laburo. A partir de 2003, el cambio que produce el gobierno de Kirchner le da un empujón grande a la industria, empezamos a crecer y hoy contamos con casi 100 mil afiliados. La defensa acérrima que tenemos nosotros del modelo es porque vivimos con sangre y sacrificio lo que fue del ’98 al 2003. Yo provengo de Matanza, donde en 2003 había un 30% de desocupación. Salíamos en ese momento con la gente del flaco Balestrini (Alberto, ex vicegobernador de la provincia de Buenos Aires) a cubrir las emergencias de los lugares más pobres, veías cómo se saqueaba, en los barrios se hacían piquetes, era una lucha de pobres a mano armada. Hoy tenemos un promedio de edad de 25 años en la industria, a partir de 2003 las empresas comenzaron a tomar personal, no tomaron más la gente que se había ido en el ’98, tomaron jóvenes. El gremio se había achicado como se achicó la actividad. No es que habían desaparecido los gremialistas, habían desaparecido los trabajadores. Veníamos de un período durante el cual lo único que le llevábamos a nuestros compañeros eran licenciamientos, jornadas reducidas, tuvimos fábricas laburando seis horas por día, tuvimos 3000 o 4000 personas licenciadas cobrando un mínimo.
–¿Cómo van a encarar la actual negociación paritaria?
–Hoy la escala salarial en las terminales nace en $ 6200 bruto, más o menos deben ser $ 5500 limpios. Y en el autopartismo ronda los $ 4500 brutos, prácticamente por debajo de los $ 3000 pesos no tenemos a nadie. Tenemos hasta abril para reabrir paritarias. Nosotros tenemos una particularidad, pactamos por tres meses: nos sentamos, analizamos cómo está la industria, la producción, la calidad de vida de la gente, hacemos el análisis global y decimos una cifra. Y después nos volvemos a juntar a los tres meses. Nos viene dando resultados. Miramos el pasado, no hacemos futurología.
–¿Hay problemas de insumos en las automotrices?
–Desde hace tres años trabajamos muy intensamente con las secretarías de Industria y de Comercio. El gran tema es el contenido nacional de los autos. Avizoramos que en algún momento podíamos tener problemas de intercambio, ya que tenemos autos con gran contenido extranjero. El esfuerzo que hicimos valió la pena porque pasamos el 28%, podríamos incluso haber logrado un poco más, pero la crisis de 2008 en Europa, donde pertenecen todas las casas matrices, provocó que a ellos hoy les sobre producción y la quieran meter en países emergentes como Argentina y Brasil. Comenzamos a trabajar en forma conjunta con la Asociación de Fábricas Automotores (Adefa) en un programa hasta 2020 para tratar de lograr en el tiempo la mayor cantidad de contenido nacional. Ojalá alguna vez volvamos a tener un 80 por ciento. Tenemos que ser inteligentes, hacer un programa entre todos para poder llegar a levantar el contenido nacional, que acoplemos bien a la industria y poder insertarnos. Estábamos en el puesto 32 de la industria automotriz en el ’98, hace dos años estábamos en el 22, hoy estamos en el 19, quiere decir que la calidad de mano de obra que tenemos es buena. Estamos dentro de los 19 países que fabrican automóviles. Lo tenemos que complementar con un autopartismo fuerte.
–¿Por qué está costando tanto encontrar un candidato de consenso en la CGT?
–Creo que la CGT venía con un rumbo y en el último momento se cambió el rumbo. Nosotros, desde la CGT, acompañamos desde que asumió Moyano. Marchamos a la 9 de Julio, fuimos a la cancha de River. Todos sabemos que la crisis del mundo nos puede afectar. No podemos jugar con el sacrificio de los últimos diez años de la gente. Cada diez años nos dejan juntar y cada diez años gritan “cero” y se llevan todo. Nosotros tenemos que aprender de lo que pasamos, no nos olvidemos que estuvimos a punto de desintegrarnos como Nación, con peleas de pobres en la calle, 30% de desocupación, papel moneda que era papel de diario. Esto es como una paritaria: hay puntos clave que tiene el movimiento obrero que hablar con el gobierno. Hay necesidades y posibilidades. Las necesidades son siempre nuestras, de los trabajadores, y las posibilidades son del gobierno, hay que buscar un punto de equilibrio. Para eso me tengo que sentar en una mesa.
–¿Existen motivos objetivos que justifiquen el rompimiento de la CGT con el gobierno, o es sólo una forma de posicionarse frente a los demás gremios para darle visibilidad a la candidatura de Moyano?
–Si es por un posicionamiento, creo que estamos arriesgando mucho. Estamos arriesgando el sacrificio de 12 años de los trabajadores. Los que hicieron el sacrificio son los laburantes, más allá de que nosotros los conducimos. Vos no le podés robar el futuro a los jóvenes. Nosotros sabemos, las pasamos todas. Ahora, cuando vos me preguntas si esto es una estrategia política, yo lo desconozco. Si es así, creo que no corresponde. La mayoría de los reclamos son lógicos, pero para reclamar tenés que sentarte a negociar. No conozco que algo se pueda sacar sin negociar. Te tenés que sentar a negociar y ahí pedirás 100, las posibilidades serán 70. Hay cosas fundamentales: el salario familiar para los que ganan 4000 pesos, el tema de las obras sociales, la suba del mínimo no imponible en Ganancias, el tema de la vivienda también. Hoy es más fácil llegar a tener un coche que una casa, porque los créditos son duros. Yo lo vivo, mis compañeros ganan seis lucas, laburan ellos y sus esposas, y los dos tienen que juntar 12 lucas para pedir un préstamo y aun así no llegan. Hay muchas cosas para conversar. Se puede conversar en función del presente y del futuro.
–¿Antonio Caló, de la UOM, asegura la continuidad de la lucha por ese modelo?
–Nadie en soledad va a poder hacer esto. Ninguno, lo vamos a poder hacer si somos capaces de la unidad, no hay superhombre, son hombres, si logramos unificar la fuerza vamos a poder defender el modelo. Tengo buena relación con Caló. Él sabe que nosotros vamos a apoyar la unidad y si el hombre es él lo vamos a respaldar sin problemas. Inclusive la intención es, más allá de la CGT, armar la Federación de Gremios Industriales, que necesitamos para que, en vez de gestionar de a uno, podamos hacerlo en conjunto. Hablo de textiles, plásticos, caucho…
–¿Qué condiciones tiene que tener el jefe de la CGT?
–No es un sillón fácil. Tiene que amalgamar la unidad del movimiento, la mayor unidad del movimiento obrero, después es cuestión de conducirla, seguramente va a necesitar ayuda, nosotros no tenemos drama en prestar ayuda, sea él u otro. Faltan tres meses, en estos tres meses se irá despejando la cancha.
–¿Hay algún límite ético a la hora de entablar una alianza con otro gremio?
–Siempre lo dije, tanto en el Luna Park, cuando fui candidato de la lista verde, y te lo repito como secretario general del gremio, yo siempre voy a bregar por la unidad del movimiento obrero, es la única llave que puede traerles esperanza a los trabajadores y continuidad del modelo al gobierno.
–¿Haría una alianza con Pedraza, por ejemplo?
–Pedraza hoy no está, todos lo sabemos. Para hablar de la unidad del movimiento obrero no tenemos que hablar ni de alianzas ni de nombres. Tenemos que hablar de objetivos, si hablás de nombres estás trabando la unidad, y si hablás de alianzas, bueno, ya vivimos el gobierno de la Alianza. Tenemos que trazarnos objetivos claros, que son los de los laburantes. Hubo dos épocas donde tuvimos unidad monolítica, con José Rucci y el flaco Saúl Ubaldini. Con Rucci teníamos un objetivo, que Perón vuelva a la Patria, y con el flaco era salir de la dictadura sangrienta. Los objetivos eran tan claros y sudorosos, tan descarnados, que nos pusimos de acuerdo. Por lo general nos ponemos de acuerdo en el espanto. Tenemos que actuar antes de llegar al espanto. Es clave que el movimiento obrero ayude a este gobierno a no perder el modelo.
–¿Se indignó cuando lo fueron a detener, en un lujoso departamento de Puerto Madero?
–Es algo que yo no haría. Pero decime, ¿vos sos capaz de juzgar a un colega tuyo? Prefiero guardármelo para mis adentros. Es un tema de conciencia. <