Después de mantenerse al margen durante varios meses, Sebastián Piñera decidió salir con fuerza a cuestionar las reformas que impulsa el Gobierno. Aunque dice que todavía no es tiempo de definiciones presidenciales, confiesa que echa de menos La Moneda, critica la poca unidad de la centroderecha y arremete contra los empresarios: «No han actuado con la suficiente fuerza y eficacia en difundir las ventajas de la economía social de mercado».
-Usted tiene claro que muchos interpretan su distanciamiento de los negocios como el reconocimiento de la intención de volver a La Moneda
-Este Gobierno aún no completa su primer año y me parece inoportuno y una falta de respeto a la presidenta que estemos pensando en candidaturas. Ya vendrá el tiempo y en nuestro sector espero que cuando llegue ese momento, tengamos la capacidad de ofrecerle al país un gran proyecto. Ya vendrá el momento de elegir al que esté mejor preparado.
-¿Cómo evalúa este primer año de gobierno de Bachelet?
-Chile no va por buen camino y 2014 ha sido un mal año para el país. Vemos un frenazo brutal de la economía, el crecimiento en torno al 1,7%. En lugar de generar empleos vamos a perderlos, los salarios estancados, los emprendedores desconcertados y en compás de espera, la inversión cayendo como piedra, la inflación al alza, las exportaciones estancadas. En fin.
-¿Hay señales de que las cosas puedan cambiar?
-Para enmendar se necesita un buen diagnóstico. Pero este gobierno no asume su responsabilidad, sino que culpa a la economía internacional. Eso es intentar tapar el sol con un dedo. No es correcto. Es cosa de ver el crecimiento promedio del mundo y de nuestros socios comerciales, las tasas de interés del mundo, el precio del petróleo, para ver cuáles son las condiciones. No está ahí la culpa.
Y, en segundo lugar, intenta culpar de todo al gobierno anterior. Nosotros recibimos una economía en recesión y graves desequilibrios fiscales, debimos enfrentar un terremoto, la economía internacional estaba en crisis y tuvimos una sequía pocas veces vista. Pese a ello Chile recuperó su capacidad de crecimiento, lo hicimos más que América Latina, más que el mundo, logramos alcanzar el Nº1 de crecimiento de la OCDE, crear más de un millón de nuevos empleos, bajar la tasa de desempleo de 9% a 6%, crear 260 mil nuevos emprendedores, la inversión creció más de 10% al año, con lo cual logramos que se recuperara luego de haber caído como piedra durante el primer gobierno de Bachelet. En fin, cifras hay muchas.
Este gobierno recién lleva 9 meses, todavía está a tiempo para corregir errores.
-Si este hubiera sido un quinto año de gobierno de Piñera, ¿estaríamos creciendo más?
-Yo creo que sí. Este Gobierno no se ha puesto metas. ¿Cuál es la meta de crecimiento? Lo único que escuchamos es que algún día vamos a crecer a algo más. Y ese día se viene postergando permanentemente. El ministro Arenas ha anticipado 6 fechas en que se produce el punto de inflexión.
Nosotros sí teníamos metas: reconstruir el país en cuatro años, crecer a tasas conocidas y crear empleos. Chile debe aspirar a volver a crecer entre 5 y 6%, que es lo que podemos hacer.
-¿Estaría su gobierno creciendo a esa cifra?
-Es lo que habríamos intentado crecer. Además de otro millón de empleos de aquí a 2020. La gente a veces no aprecia el valor del crecimiento. Éste no es una cifra fría, detrás de ese número hay mayores empleos, mayores salarios, más oportunidades, mayores recursos para que el fisco pueda cumplir su rol social. Y por eso las metas de este Gobierno debieran ser crecer al 5% o 6%, crear un millón de empleos, seguir reduciendo la pobreza y las desigualdades, mejorar la calidad de la salud y educación, la seguridad ciudadana.
-Pero en todo esto hay algo raro. Internamente hay una crisis de expectativas, pero los inversionistas extranjeros no han dejado apostar a Chile, con grandes operaciones de compra de empresas. ¿No habrá algo de mito y afán de dañar al Gobierno?
-Tanto la inversión nacional como la externa están cayendo. Por supuesto que sigue habiendo inversión, pero mucho menos de la que podríamos tener. Es cierto que hay empresarios chilenos y extranjeros que están invirtiendo, pero lo están haciendo en menor medida porque se produjo un cambio en los niveles de confianza y de expectativas. Ha caído la confianza de los inversionistas, consumidores, ciudadanos y la única forma de lograr una recuperación sólida, sana, sustentable, es recuperando la confianza de todos esos sectores y los trabajadores.
-Es decir, ¿no ve una actitud negociadora ni una forma de hacer presión con la pausa de las inversiones?
-No. El Gobierno cree que solamente aumentando el gasto público va a lograr la recuperación de la economía. Eso no ha sido así en ninguna parte del mundo. La única forma de recuperar el liderazgo y el dinamismo es reparando la confianza. Y la confianza se ha deteriorado. Lo muestran todos los indicadores. No estamos en una crisis y esto no es Venezuela ni Argentina, pero ésos son, por lejos, los dos países más ricos en América Latina y son los que tienen los peores resultados, porque han implementado políticas inadecuadas.
Hasta el tercer trimestre del año pasado, la inversión en Chile crecía hasta 10% al año y la economía al 5%, fue a partir del tercer trimestre, cuando ya el programa de la Nueva Mayoría era conocido, y ya todos sabían que la próxima presidenta iba a ser Bachelet, que se empieza a producir el frenazo. Primero cae la inversión en el tercer trimestre, y luego el consumo, se desacelera el crecimiento y se frena la creación de empleos.
-No le dieron ni el beneficio de la duda a la presidenta Bachelet si antes de que asumiera y diera a conocer el detalle de sus reformas se frenó todo…
-La gente se anticipa. Vio en el programa de la Nueva Mayoría, cómo el eje del poder se estaba desplazando hacia la izquierda, y que era muy distinto el rostro de esta NM que el rostro de la Concertación que habíamos conocido y tomó sus decisiones. El primer gobierno de Bachelet es muy diferente al segundo, tiene otra orientación, otra misión. La Concertación es distinta a la NM, pero hay algo en común: en el primer gobierno de Bachelet también se frenó la economía.
-¿Cuán a la izquierda se desplazó el eje? ¿Hacia un socialismo duro o sólo a uno socialdemócrata?
-Yo no juzgo las intenciones, pero sí tengo derecho a juzgar resultados. Este mismo tipo de políticas se ha aplicado en otras partes del mundo y en todas ellas han producido los mismos resultados: estancamiento, frustración. En cambio, el otro tipo de políticas que se aplicó durante los primeros gobiernos de la Concertación, generó resultados más positivos. Por supuesto que creo que se requieren más recursos para financiar en forma seria una reforma educacional, la salud, una mayor capacidad para luchar contra la delincuencia. Pero cuestiono la forma como se hizo la reforma tributaria. Una reforma tributaria tiene que ser procrecimiento, proinversión, proempleo, pero ésta no lo es.
-Ahí está lo que dijo Bachelet de que su primer sentido fue partir por educación pública.
-Mire, el cerebro tiene dos hemisferios; el izquierdo es el hemisferio frío, la razón, los argumentos, las cifras, la lógica. El derecho es el hemisferio caliente; las intuiciones, las emociones, los sentimientos. Obviamente que no somos hemipléjicos, tenemos los dos. En políticas públicas, uno no solamente debe tener intuiciones, debe evaluar, tener las cifras. En el gobierno uno debe ocupar los dos hemisferios del cerebro
-Usted tiene claro que muchos interpretan su distanciamiento de los negocios como el reconocimiento de la intención de volver a La Moneda
-Este Gobierno aún no completa su primer año y me parece inoportuno y una falta de respeto a la presidenta que estemos pensando en candidaturas. Ya vendrá el tiempo y en nuestro sector espero que cuando llegue ese momento, tengamos la capacidad de ofrecerle al país un gran proyecto. Ya vendrá el momento de elegir al que esté mejor preparado.
-¿Cómo evalúa este primer año de gobierno de Bachelet?
-Chile no va por buen camino y 2014 ha sido un mal año para el país. Vemos un frenazo brutal de la economía, el crecimiento en torno al 1,7%. En lugar de generar empleos vamos a perderlos, los salarios estancados, los emprendedores desconcertados y en compás de espera, la inversión cayendo como piedra, la inflación al alza, las exportaciones estancadas. En fin.
-¿Hay señales de que las cosas puedan cambiar?
-Para enmendar se necesita un buen diagnóstico. Pero este gobierno no asume su responsabilidad, sino que culpa a la economía internacional. Eso es intentar tapar el sol con un dedo. No es correcto. Es cosa de ver el crecimiento promedio del mundo y de nuestros socios comerciales, las tasas de interés del mundo, el precio del petróleo, para ver cuáles son las condiciones. No está ahí la culpa.
Y, en segundo lugar, intenta culpar de todo al gobierno anterior. Nosotros recibimos una economía en recesión y graves desequilibrios fiscales, debimos enfrentar un terremoto, la economía internacional estaba en crisis y tuvimos una sequía pocas veces vista. Pese a ello Chile recuperó su capacidad de crecimiento, lo hicimos más que América Latina, más que el mundo, logramos alcanzar el Nº1 de crecimiento de la OCDE, crear más de un millón de nuevos empleos, bajar la tasa de desempleo de 9% a 6%, crear 260 mil nuevos emprendedores, la inversión creció más de 10% al año, con lo cual logramos que se recuperara luego de haber caído como piedra durante el primer gobierno de Bachelet. En fin, cifras hay muchas.
Este gobierno recién lleva 9 meses, todavía está a tiempo para corregir errores.
-Si este hubiera sido un quinto año de gobierno de Piñera, ¿estaríamos creciendo más?
-Yo creo que sí. Este Gobierno no se ha puesto metas. ¿Cuál es la meta de crecimiento? Lo único que escuchamos es que algún día vamos a crecer a algo más. Y ese día se viene postergando permanentemente. El ministro Arenas ha anticipado 6 fechas en que se produce el punto de inflexión.
Nosotros sí teníamos metas: reconstruir el país en cuatro años, crecer a tasas conocidas y crear empleos. Chile debe aspirar a volver a crecer entre 5 y 6%, que es lo que podemos hacer.
-¿Estaría su gobierno creciendo a esa cifra?
-Es lo que habríamos intentado crecer. Además de otro millón de empleos de aquí a 2020. La gente a veces no aprecia el valor del crecimiento. Éste no es una cifra fría, detrás de ese número hay mayores empleos, mayores salarios, más oportunidades, mayores recursos para que el fisco pueda cumplir su rol social. Y por eso las metas de este Gobierno debieran ser crecer al 5% o 6%, crear un millón de empleos, seguir reduciendo la pobreza y las desigualdades, mejorar la calidad de la salud y educación, la seguridad ciudadana.
-Pero en todo esto hay algo raro. Internamente hay una crisis de expectativas, pero los inversionistas extranjeros no han dejado apostar a Chile, con grandes operaciones de compra de empresas. ¿No habrá algo de mito y afán de dañar al Gobierno?
-Tanto la inversión nacional como la externa están cayendo. Por supuesto que sigue habiendo inversión, pero mucho menos de la que podríamos tener. Es cierto que hay empresarios chilenos y extranjeros que están invirtiendo, pero lo están haciendo en menor medida porque se produjo un cambio en los niveles de confianza y de expectativas. Ha caído la confianza de los inversionistas, consumidores, ciudadanos y la única forma de lograr una recuperación sólida, sana, sustentable, es recuperando la confianza de todos esos sectores y los trabajadores.
-Es decir, ¿no ve una actitud negociadora ni una forma de hacer presión con la pausa de las inversiones?
-No. El Gobierno cree que solamente aumentando el gasto público va a lograr la recuperación de la economía. Eso no ha sido así en ninguna parte del mundo. La única forma de recuperar el liderazgo y el dinamismo es reparando la confianza. Y la confianza se ha deteriorado. Lo muestran todos los indicadores. No estamos en una crisis y esto no es Venezuela ni Argentina, pero ésos son, por lejos, los dos países más ricos en América Latina y son los que tienen los peores resultados, porque han implementado políticas inadecuadas.
Hasta el tercer trimestre del año pasado, la inversión en Chile crecía hasta 10% al año y la economía al 5%, fue a partir del tercer trimestre, cuando ya el programa de la Nueva Mayoría era conocido, y ya todos sabían que la próxima presidenta iba a ser Bachelet, que se empieza a producir el frenazo. Primero cae la inversión en el tercer trimestre, y luego el consumo, se desacelera el crecimiento y se frena la creación de empleos.
-No le dieron ni el beneficio de la duda a la presidenta Bachelet si antes de que asumiera y diera a conocer el detalle de sus reformas se frenó todo…
-La gente se anticipa. Vio en el programa de la Nueva Mayoría, cómo el eje del poder se estaba desplazando hacia la izquierda, y que era muy distinto el rostro de esta NM que el rostro de la Concertación que habíamos conocido y tomó sus decisiones. El primer gobierno de Bachelet es muy diferente al segundo, tiene otra orientación, otra misión. La Concertación es distinta a la NM, pero hay algo en común: en el primer gobierno de Bachelet también se frenó la economía.
-¿Cuán a la izquierda se desplazó el eje? ¿Hacia un socialismo duro o sólo a uno socialdemócrata?
-Yo no juzgo las intenciones, pero sí tengo derecho a juzgar resultados. Este mismo tipo de políticas se ha aplicado en otras partes del mundo y en todas ellas han producido los mismos resultados: estancamiento, frustración. En cambio, el otro tipo de políticas que se aplicó durante los primeros gobiernos de la Concertación, generó resultados más positivos. Por supuesto que creo que se requieren más recursos para financiar en forma seria una reforma educacional, la salud, una mayor capacidad para luchar contra la delincuencia. Pero cuestiono la forma como se hizo la reforma tributaria. Una reforma tributaria tiene que ser procrecimiento, proinversión, proempleo, pero ésta no lo es.
-Ahí está lo que dijo Bachelet de que su primer sentido fue partir por educación pública.
-Mire, el cerebro tiene dos hemisferios; el izquierdo es el hemisferio frío, la razón, los argumentos, las cifras, la lógica. El derecho es el hemisferio caliente; las intuiciones, las emociones, los sentimientos. Obviamente que no somos hemipléjicos, tenemos los dos. En políticas públicas, uno no solamente debe tener intuiciones, debe evaluar, tener las cifras. En el gobierno uno debe ocupar los dos hemisferios del cerebro
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