«Hemos tenido que madurar aceleradamente y eso significa una mayor profesionalización y un reparto de tareas. El relato romántico de las plazas tenía fecha de caducidad. La gente no puede estar en las plazas permanentemente, tarde o temprano regresan a casa. La inteligencia colectiva es muy útil, pero hay que tener una dirección fuerte y eso exige una jerarquía. Teníamos poco bagaje político. Hemos ido madurando, no sin tensiones internas, y librando una batalla externa cuyos ritmos los marca el adversario que nos golpea muy duro. La gente de Podemos aprendemos a una velocidad increíble. Y ya estamos en condiciones de rivalizar con políticos que llevan haciendo lo que hacen toda la vida».
‘La simplificación del miedo es eficaz y muy peligrosa para nosotros’
Éste es el resumen muy apretado de los 10 meses que han conmocionado a la política española, visto con los ojos y la palabra de sus dirigentes desde la sede de Podemos. Una sede como Dios manda. Con sus despachos, su jerarquía orgánica, y sus jóvenes voluntarios que no hablan por teléfono, sino por WhatsApp. En menos de un año, Podemos ha pasado de movimiento social a partido, en un proceso impulsado por una férrea dirección ejecutiva compuesta por politólogos y liderada de forma indiscutida por Pablo Iglesias. El político del que más se ha hablado en España desde las europeas -arrogante para sus adversarios, carismático para sus partidarios- ha confesado a algunos interlocutores que en este proceso lo más difícil ha sido «combatir contra Podemos». Es decir, embridar la voluntad asamblearia de los compañeros del 15-M con los que empezó su andadura y la radicalidad de Izquierda Anticapitalista, cuyos miembros le han planteado batalla.
Metamorfosis programática
La metamorfosis de Podemos no sólo ha sido organizativa, sino también programática. De los postulados de una izquierda radical que lloraba por la muerte de Hugo Chávez, los dirigentes del partido han evolucionado hacia una socialdemocracia de modelo nórdico. Su pretensión es cambiar por el eje la política española partiendo de un relato que sustituye la dialéctica izquierda-derecha por élites-pueblo. Siendo el pueblo ellos mismos. Los fundadores de Podemos reconocen haber cambiado incluso físicamente. «Sobre todo, nos ha cambiado el gesto. Antes nos reíamos más, éramos más felices, en los actos ayudábamos a recoger las mesas y los micrófonos. Ahora hay una avalancha de personas que quieren hacerse fotos», asegura uno de los fundadores. Llevan en la cabeza -en ocasiones de forma obsesiva- la sensación de fortaleza asediada por el sistema, por los partidos tradicionales. «Los actores políticos empezaron a entender lo que estaba pasando en enero. Pensaron: los españoles no nos van a volver a querer, pero podemos instalar en la opinión pública que estos nuevos son igual que nosotros y que se han convertido en casta. Están dispuestos a reconocer que tenemos razón en algunas cosas, pero intentan que la gente crea que no hay solución para los problemas que denunciamos y lo más importante: utilizan el miedo para que no se produzca el cambio», asegura a este diario Iñigo Errejón.
‘Los dirigentes de Podemos no hablan por teléfono sino por WhatsApp’
El miedo. Ésa es la mayor amenaza que se cierne sobre Podemos, según reconocen sus dirigentes sin rodeos. Un temor que los profesores recién llegados a la política palpan en la propia calle. Cuando van de viaje y se encuentran en la estación a un ciudadano trajeado que les dice: «Yo quiero votaros porque tenéis dos cojones. Pero tengo una casa en la playa y no sé si váis a quitármela. Y tampoco sé si para vosotros soy un rico. ¿Cuánto dinero hay que tener para ser rico?». Conjurar ese miedo es el gran reto y no resulta fácil. «Las simplificaciones son muy eficaces. La idea de que vamos contra la propiedad privada es muy poderosa y muy peligrosa para nosotros», reconoce uno de los cinco fundadores de Podemos. «Nuestra estrategia no ha sido radical y nuestras propuestas tampoco lo son. Tal vez sí lo éramos en nuestra forma de comunicar. Hemos ido adaptando el discurso para representar a una mayoría. Cuando apelamos a la mayoría social y a la transversalidad, creemos de verdad en lo que decimos. Nuestras propuestas las hubiera firmado cualquier socialdemócrata hace 20 años. Si ahora parecen revolucionarias es por la deriva del sistema», señala Pablo Echenique. ¿Quieren destruirlo todo? «Estamos dispuestos a reconocer que los políticos de la Transición lo hicieron bien, pero eso ya no nos sirve, el sistema hay que reformarlo».
En su camino hacia la toma del cielo por asalto -que la dirección de Podemos sitúa en las elecciones generales- se han cruzado dos obstáculos: el caso Monedero -«Nos ha hecho daño, claro»- y las elecciones andaluzas, en las que sus expectativas eran mayores de lo que fueron sus resultados. «Nos retaron ahí, donde era más difícil, para frenarnos. Aún así les metimos 15 diputados». Su objetivo declarado sigue siendo quedarse con una parte sustancial de los votos del PSOE.
PABLO ECHENIQUE Candidato en Aragón
La voz crítica que ha ido matizándose
El secretario general de Podemos en Aragón y virtual candidato al Gobierno autonómico fue en el nacimiento del partido la voz crítica que reclamó en el congreso de Vista Alegre una dirección más participativa. Echenique, que acaba de renunciar a su acta de eurodiputado, ha logrado consolidarse en su tierra y también ha ido limando su rivalidad con Pablo Iglesias. Concienzudo, sistemático y firme, ahora está centrado casi en exclusiva en la elaboración de un programa «realista, no utópico» para las autonómicas.
Íñigo Errejón Secretario de Política
Estratega bajo el influjo de Gramsci
A sus 31 años, Iñigo Errejón es el número dos de Podemos, ideólogo, estratega y director de las campañas electorales. Su frágil aspecto encierra una personalidad de sólida formación política que le reconocen incluso los más implacables adversarios de su partido. Aparentemente superada la polémica sobre su beca en la Universidad de Málaga, Errejón está centrado en la planificación de la campaña para las locales y autonómicas de mayo. Admirador de Gramsci y de las metáforas bélicas y futbolísticas aplicadas a la política.
Teresa Rodríguez Portavoz en Andalucía
Avanzadilla de Podemos en las instituciones
La cabeza de lista de Podemos para el Parlamento andaluz es la avanzadilla del partido en las instituciones españolas. Rodríguez -procedente de Izquierda Anticapitalista, la corriente crítica con Iglesias- hizo una campaña más bien moderada y sus expectativas subjetivas se vieron defraudadas. Esperaba más de los quince escaños que logró su lista. La convocatoria de Susana Díaz la pilló sin siquiera organización interna de partido. No ha desvelado su decisión ante la investidura de Díaz, aunque sí acudió a entrevistarse con ella.
‘La simplificación del miedo es eficaz y muy peligrosa para nosotros’
Éste es el resumen muy apretado de los 10 meses que han conmocionado a la política española, visto con los ojos y la palabra de sus dirigentes desde la sede de Podemos. Una sede como Dios manda. Con sus despachos, su jerarquía orgánica, y sus jóvenes voluntarios que no hablan por teléfono, sino por WhatsApp. En menos de un año, Podemos ha pasado de movimiento social a partido, en un proceso impulsado por una férrea dirección ejecutiva compuesta por politólogos y liderada de forma indiscutida por Pablo Iglesias. El político del que más se ha hablado en España desde las europeas -arrogante para sus adversarios, carismático para sus partidarios- ha confesado a algunos interlocutores que en este proceso lo más difícil ha sido «combatir contra Podemos». Es decir, embridar la voluntad asamblearia de los compañeros del 15-M con los que empezó su andadura y la radicalidad de Izquierda Anticapitalista, cuyos miembros le han planteado batalla.
Metamorfosis programática
La metamorfosis de Podemos no sólo ha sido organizativa, sino también programática. De los postulados de una izquierda radical que lloraba por la muerte de Hugo Chávez, los dirigentes del partido han evolucionado hacia una socialdemocracia de modelo nórdico. Su pretensión es cambiar por el eje la política española partiendo de un relato que sustituye la dialéctica izquierda-derecha por élites-pueblo. Siendo el pueblo ellos mismos. Los fundadores de Podemos reconocen haber cambiado incluso físicamente. «Sobre todo, nos ha cambiado el gesto. Antes nos reíamos más, éramos más felices, en los actos ayudábamos a recoger las mesas y los micrófonos. Ahora hay una avalancha de personas que quieren hacerse fotos», asegura uno de los fundadores. Llevan en la cabeza -en ocasiones de forma obsesiva- la sensación de fortaleza asediada por el sistema, por los partidos tradicionales. «Los actores políticos empezaron a entender lo que estaba pasando en enero. Pensaron: los españoles no nos van a volver a querer, pero podemos instalar en la opinión pública que estos nuevos son igual que nosotros y que se han convertido en casta. Están dispuestos a reconocer que tenemos razón en algunas cosas, pero intentan que la gente crea que no hay solución para los problemas que denunciamos y lo más importante: utilizan el miedo para que no se produzca el cambio», asegura a este diario Iñigo Errejón.
‘Los dirigentes de Podemos no hablan por teléfono sino por WhatsApp’
El miedo. Ésa es la mayor amenaza que se cierne sobre Podemos, según reconocen sus dirigentes sin rodeos. Un temor que los profesores recién llegados a la política palpan en la propia calle. Cuando van de viaje y se encuentran en la estación a un ciudadano trajeado que les dice: «Yo quiero votaros porque tenéis dos cojones. Pero tengo una casa en la playa y no sé si váis a quitármela. Y tampoco sé si para vosotros soy un rico. ¿Cuánto dinero hay que tener para ser rico?». Conjurar ese miedo es el gran reto y no resulta fácil. «Las simplificaciones son muy eficaces. La idea de que vamos contra la propiedad privada es muy poderosa y muy peligrosa para nosotros», reconoce uno de los cinco fundadores de Podemos. «Nuestra estrategia no ha sido radical y nuestras propuestas tampoco lo son. Tal vez sí lo éramos en nuestra forma de comunicar. Hemos ido adaptando el discurso para representar a una mayoría. Cuando apelamos a la mayoría social y a la transversalidad, creemos de verdad en lo que decimos. Nuestras propuestas las hubiera firmado cualquier socialdemócrata hace 20 años. Si ahora parecen revolucionarias es por la deriva del sistema», señala Pablo Echenique. ¿Quieren destruirlo todo? «Estamos dispuestos a reconocer que los políticos de la Transición lo hicieron bien, pero eso ya no nos sirve, el sistema hay que reformarlo».
En su camino hacia la toma del cielo por asalto -que la dirección de Podemos sitúa en las elecciones generales- se han cruzado dos obstáculos: el caso Monedero -«Nos ha hecho daño, claro»- y las elecciones andaluzas, en las que sus expectativas eran mayores de lo que fueron sus resultados. «Nos retaron ahí, donde era más difícil, para frenarnos. Aún así les metimos 15 diputados». Su objetivo declarado sigue siendo quedarse con una parte sustancial de los votos del PSOE.
PABLO ECHENIQUE Candidato en Aragón
La voz crítica que ha ido matizándose
El secretario general de Podemos en Aragón y virtual candidato al Gobierno autonómico fue en el nacimiento del partido la voz crítica que reclamó en el congreso de Vista Alegre una dirección más participativa. Echenique, que acaba de renunciar a su acta de eurodiputado, ha logrado consolidarse en su tierra y también ha ido limando su rivalidad con Pablo Iglesias. Concienzudo, sistemático y firme, ahora está centrado casi en exclusiva en la elaboración de un programa «realista, no utópico» para las autonómicas.
Íñigo Errejón Secretario de Política
Estratega bajo el influjo de Gramsci
A sus 31 años, Iñigo Errejón es el número dos de Podemos, ideólogo, estratega y director de las campañas electorales. Su frágil aspecto encierra una personalidad de sólida formación política que le reconocen incluso los más implacables adversarios de su partido. Aparentemente superada la polémica sobre su beca en la Universidad de Málaga, Errejón está centrado en la planificación de la campaña para las locales y autonómicas de mayo. Admirador de Gramsci y de las metáforas bélicas y futbolísticas aplicadas a la política.
Teresa Rodríguez Portavoz en Andalucía
Avanzadilla de Podemos en las instituciones
La cabeza de lista de Podemos para el Parlamento andaluz es la avanzadilla del partido en las instituciones españolas. Rodríguez -procedente de Izquierda Anticapitalista, la corriente crítica con Iglesias- hizo una campaña más bien moderada y sus expectativas subjetivas se vieron defraudadas. Esperaba más de los quince escaños que logró su lista. La convocatoria de Susana Díaz la pilló sin siquiera organización interna de partido. No ha desvelado su decisión ante la investidura de Díaz, aunque sí acudió a entrevistarse con ella.