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Todos los días la Guardia Republicana realiza inspecciones tanto rutinarias como sorpresivas en embajadas y en determinados edificios oficiales para descartar la presencia de explosivos y evitar así cualquier tipo de atentado o ataque de carácter similar.
En el marco de uno de esos controles fue que el pasado jueves 8 de enero —al día siguiente del brutal atentado perpetrado en París contra la revista Charlie Hebdo— se detectó a unos 70 metros de la Torre 4 del World Trade Center, donde se está instalando la Embajada de Israel, un paquete extraño que demandó el despliegue de un amplio operativo combinado entre la Policía y el Ejército.
Finalmente, si bien se confirmó que el paquete no tenía las condiciones para explotar, se especificó que sí contenía un trozo de cordón detonante, un elemento que puede causar una detonación de tamaño medio en caso de que se le agregue el iniciador adecuado. Además, el Ejército indicó que era muy probable que alguien quisiera medir la respuesta oficial ante ese tipo de situaciones.
El caso fue tan llamativo que la semana pasada, representantes del servicio de inteligencia israelí, Mossad, viajaron desde Buenos Aires a Montevideo para reunirse con autoridades locales y plantearles su preocupación, según publicó Búsqueda. Además, esbozaron algunas hipótesis de lo ocurrido y dejaron constancia de su inquietud por la seguridad en el país.
De momento, los efectivos policiales han mantenido un estricto control en dicha zona y no encontraron nuevas dificultades. Para la supervisión de esa zona y de otras embajadas y edificios oficiales, la Guardia Republicana está utilizando el K9. Se trata de un plantel de perros conformado en diciembre de 2013, pero que ya se ha posicionado como el cuerpo de canes más avanzado del país.
«Logramos el dominio total del animal». Foto: Ariel Colmegna.
De élite.
En su comienzo, sólo había un perro y al día de hoy son 16. Hay cuatro especializados en la detección de armas y explosivos, que son los que recorren a diario las instalaciones señaladas para evitar todo tipo de atentados o ataques.
Además, hay cuatro perros que están entrenados especialmente para detectar drogas y otros cuatro animales «de intervención», los cuales pueden, por ejemplo, trabajar en copamientos o en la reducción de personas peligrosas, como se demostró en un simulacro presenciado por El País (ver foto).
Recientemente, se utilizaron con éxito dos de este último grupo en tareas de control luego de un enfrentamiento con armas de fuego en el Comcar. Los otros dos de ese subgrupo son de raza Rottweiler y están entrenados para dar apoyo a la Unidad Antidisturbios. Aún no se usaron, pero trabajarán con un bozal de impacto con el cual se evita la mordedura, pero se logra dar un fuerte golpe que frena a la persona.
Quedri Márquez, encargado de la Unidad de Operaciones Especiales K9 (plantel de perros) de la Guardia Republicana, explicó a El País que los animales de la unidad han avanzado muy rápido, y que si bien el tiempo mínimo de entrenamiento establecido a nivel internacional es de dos años, ya han logrado encontrar armas en la vía pública con cachorros de sólo ocho meses.
Márquez viajó el año pasado a Rusia y estuvo allí cinco meses formándose en la materia con la Policía de ese país, que es de las más avanzadas del mundo en el trabajo antiterrorista con perros. El efectivo retornó en octubre a Uruguay y lidera un equipo de 10 personas.
Los perros pueden detectar 18 olores diferentes y su capacidad para intervenir en distintas situaciones de combate al delito lleva a que hoy se apunte a que sean la primer arma a la cual la Guardia Republicana recurra a la hora de actuar.
«Romper el mito del maltrato»
Quedri Márquez, encargado de la Unidad de Operaciones Especiales K9 de la Guardia Republicana, explicó que el entrenamiento de los perros no supone ningún tipo de maltrato. El instructor afirmó que «es un mito» el creer que para que un perro encuentre droga hay que volverlo adicto, o que para que responda ciertas órdenes hay que golpearlo. «El perro no trabaja, juega», resumió Márquez, que dijo que siempre se trata bien al animal, se lo cuida y se lo «premia» tras realizar su tarea. «Si lo maltratás, de alguna forma te lo va a devolver», afirmó.
«Logramos un dominio total del animal»
Quedri Márquez, que está encargado de la Unidad K9 de la Guardia Republicana y que se formó especialmente en la materia en Rusia, recibió a El País en la zona de entrenamiento de los perros que conforman el plantel.
Ahí, junto a los otros integrantes de la unidad, realizó una demostración de las tareas que pueden realizar los perros y dio detalles de cómo se prepara a los animales para el trabajo policial.
Márquez explicó que se trata de un «entrenamiento especial» y que si bien muchas veces hay apuro por tener los perros en «dos o tres meses», se debe entender que el mismo demanda al menos dos años para poder tener éxito.
«Se busca hacer una selección de perros equilibrados en su carácter, que trabajen sólo bajo la orden de cada guía o instructor. Son perros de los cuales tratamos de sacar lo mejor. Entrenamos a los perros con el juego de por medio, los incentivamos», explicó Márquez.
El instructor dijo que con el entrenamiento dado, se logra un «control máximo sobre el perro». «El perro es mi arma, es una parte más de mí, se activa cuando yo lo activo, interviene cuando yo lo mando a intervenir, y entrenamos diariamente para que el perro sea como nosotros, que sea profesional», señaló Márquez. Destacó que el vínculo entre el efectivo y el animal debe ser muy grande y así subrayó: «Si no hay confianza, el equipo no está completo».
Todos los días la Guardia Republicana realiza inspecciones tanto rutinarias como sorpresivas en embajadas y en determinados edificios oficiales para descartar la presencia de explosivos y evitar así cualquier tipo de atentado o ataque de carácter similar.
En el marco de uno de esos controles fue que el pasado jueves 8 de enero —al día siguiente del brutal atentado perpetrado en París contra la revista Charlie Hebdo— se detectó a unos 70 metros de la Torre 4 del World Trade Center, donde se está instalando la Embajada de Israel, un paquete extraño que demandó el despliegue de un amplio operativo combinado entre la Policía y el Ejército.
Finalmente, si bien se confirmó que el paquete no tenía las condiciones para explotar, se especificó que sí contenía un trozo de cordón detonante, un elemento que puede causar una detonación de tamaño medio en caso de que se le agregue el iniciador adecuado. Además, el Ejército indicó que era muy probable que alguien quisiera medir la respuesta oficial ante ese tipo de situaciones.
El caso fue tan llamativo que la semana pasada, representantes del servicio de inteligencia israelí, Mossad, viajaron desde Buenos Aires a Montevideo para reunirse con autoridades locales y plantearles su preocupación, según publicó Búsqueda. Además, esbozaron algunas hipótesis de lo ocurrido y dejaron constancia de su inquietud por la seguridad en el país.
De momento, los efectivos policiales han mantenido un estricto control en dicha zona y no encontraron nuevas dificultades. Para la supervisión de esa zona y de otras embajadas y edificios oficiales, la Guardia Republicana está utilizando el K9. Se trata de un plantel de perros conformado en diciembre de 2013, pero que ya se ha posicionado como el cuerpo de canes más avanzado del país.
«Logramos el dominio total del animal». Foto: Ariel Colmegna.
De élite.
En su comienzo, sólo había un perro y al día de hoy son 16. Hay cuatro especializados en la detección de armas y explosivos, que son los que recorren a diario las instalaciones señaladas para evitar todo tipo de atentados o ataques.
Además, hay cuatro perros que están entrenados especialmente para detectar drogas y otros cuatro animales «de intervención», los cuales pueden, por ejemplo, trabajar en copamientos o en la reducción de personas peligrosas, como se demostró en un simulacro presenciado por El País (ver foto).
Recientemente, se utilizaron con éxito dos de este último grupo en tareas de control luego de un enfrentamiento con armas de fuego en el Comcar. Los otros dos de ese subgrupo son de raza Rottweiler y están entrenados para dar apoyo a la Unidad Antidisturbios. Aún no se usaron, pero trabajarán con un bozal de impacto con el cual se evita la mordedura, pero se logra dar un fuerte golpe que frena a la persona.
Quedri Márquez, encargado de la Unidad de Operaciones Especiales K9 (plantel de perros) de la Guardia Republicana, explicó a El País que los animales de la unidad han avanzado muy rápido, y que si bien el tiempo mínimo de entrenamiento establecido a nivel internacional es de dos años, ya han logrado encontrar armas en la vía pública con cachorros de sólo ocho meses.
Márquez viajó el año pasado a Rusia y estuvo allí cinco meses formándose en la materia con la Policía de ese país, que es de las más avanzadas del mundo en el trabajo antiterrorista con perros. El efectivo retornó en octubre a Uruguay y lidera un equipo de 10 personas.
Los perros pueden detectar 18 olores diferentes y su capacidad para intervenir en distintas situaciones de combate al delito lleva a que hoy se apunte a que sean la primer arma a la cual la Guardia Republicana recurra a la hora de actuar.
«Romper el mito del maltrato»
Quedri Márquez, encargado de la Unidad de Operaciones Especiales K9 de la Guardia Republicana, explicó que el entrenamiento de los perros no supone ningún tipo de maltrato. El instructor afirmó que «es un mito» el creer que para que un perro encuentre droga hay que volverlo adicto, o que para que responda ciertas órdenes hay que golpearlo. «El perro no trabaja, juega», resumió Márquez, que dijo que siempre se trata bien al animal, se lo cuida y se lo «premia» tras realizar su tarea. «Si lo maltratás, de alguna forma te lo va a devolver», afirmó.
«Logramos un dominio total del animal»
Quedri Márquez, que está encargado de la Unidad K9 de la Guardia Republicana y que se formó especialmente en la materia en Rusia, recibió a El País en la zona de entrenamiento de los perros que conforman el plantel.
Ahí, junto a los otros integrantes de la unidad, realizó una demostración de las tareas que pueden realizar los perros y dio detalles de cómo se prepara a los animales para el trabajo policial.
Márquez explicó que se trata de un «entrenamiento especial» y que si bien muchas veces hay apuro por tener los perros en «dos o tres meses», se debe entender que el mismo demanda al menos dos años para poder tener éxito.
«Se busca hacer una selección de perros equilibrados en su carácter, que trabajen sólo bajo la orden de cada guía o instructor. Son perros de los cuales tratamos de sacar lo mejor. Entrenamos a los perros con el juego de por medio, los incentivamos», explicó Márquez.
El instructor dijo que con el entrenamiento dado, se logra un «control máximo sobre el perro». «El perro es mi arma, es una parte más de mí, se activa cuando yo lo activo, interviene cuando yo lo mando a intervenir, y entrenamos diariamente para que el perro sea como nosotros, que sea profesional», señaló Márquez. Destacó que el vínculo entre el efectivo y el animal debe ser muy grande y así subrayó: «Si no hay confianza, el equipo no está completo».
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