Pensé que era una bomba de humo. Pusimos «Smoke on the Water» en la radio, a modo sarcástico. Pero la primicia de la revista Veintitrés (perdón y chapeau) se convirtió en noticia: campeonato largo de 38 equipos, sin promedios, con regreso del público visitante, nacional, popular y federal. El vocero de la AFA, Cherquis Bialo, admitió que el descenso de River había sido motivo fundamental de esta reformulación. «La televisión paga por ver a los mejores», dijo sin subtítulos. El presidente de Lanús, Nicolás Russo, blanqueó la presión del Gobierno: «La AFA fue citada en Casa Rosada. Les explicaron el proyecto. Era aprobarlo o no…». Dueño de los derechos de TV a partir del programa Fútbol para Todos, el Estado decidió intervenir en la estructura de la competición con el objetivo de eliminar la B Nacional, potenciada por los descensos de River, Gimnasia, Huracán y Quilmes, cuatro equipos del área metropolitana. Los derechos de este torneo pertenecen a TSC, la sociedad entre Torneos y Competencias y el Grupo Clarín, que perdería el principal activo de su programación.
Causa o efecto del cambio, ahí hay un objetivo claro. La temporada 11-12 de la segunda división tendrá paridad entre conjuntos de Capital/Gran Buenos Aires y de provincias, diez de cada grupo. Sin cuatro de sus clásicos (Boca, San Lorenzo, Newell’s y Estudiantes no tienen a su rival de siempre), la Primera «unitaria» presenta un elenco de doce equipos metropolitanos y ocho de provincias. Esta foto refuta la teoría del «federalismo». Doce distritos seguirían sin pertenecer a la elite. La kermés de 38 beneficia a los grandes que, con promedios bajos, pelearían por la permanencia. Boca, San Lorenzo y Racing no mirarán otra tabla. No se favorece a River, que ya pasó por el drama deportivo del descenso y jugará una temporada en la B. Al contrario, se lo humilla, se le niega el derecho de ganarse el ascenso en la cancha y con el título, como muchos hinchas han expresado. Resulta valioso ese sentimiento, multiplicado en aficionados de otros equipos del ascenso, de no aceptar la dádiva y seguir creyendo en el mérito deportivo. El Gobierno debería registrar este enfático rechazo popular hacia el proyecto.
Una vez más, Grondona logró domesticar a los dirigentes con el argumento del dinero. El Estado le debe a la AFA 305 millones en concepto de ajuste por inflación del abono de cable por los dos primeros años de Fútbol para Todos. Ese monto y el negocio de un contrato más importante, que duplicaría el actual, fueron suficientes para la aprobación sin votos en contra. A pesar de haber arrancado sin deudas con los futbolistas en 2009, la mayoría de los clubes ya tiene sus cuentas en rojo. La kermés no promueve la excelencia: más que decretar el ascenso de 18 equipos, hace descender a 20. La FIFA recomienda campeonatos de entre 16 y 20, pero no prohíbe ningún experimento. Simultáneamente, hace su ingreso el canal AFA TV, un proyecto que apunta en el largo plazo a la distribución y comercialización del propio producto, sin depender del contexto político/mediático. Además de difundir contenidos institucionales y sin espacio en otros canales deportivos, podrá transmitir algunos de los 19 partidos de cada fecha, ya que no habrá lugar para todo el programa de encuentros en la televisión abierta. Con su video promocional recientemente subido a Internet, la señal necesita entrar en la grilla de operadores pagos como Cablevisión o DirecTV para ser negocio rentable. Si no, no pasará de la pantalla YouTube.
En octubre, se votará en Asamblea. Desnaturaliza la competencia. No fomenta ni el desarrollo de clubes ni la formación de jugadores. Es política y plata. Hiere de muerte al fútbol argentino. Grondona, los dirigentes de los clubes y el Gobierno aún están a tiempo de evitar semejante esperpento. Todavía pueden convertir esta impactante noticia en una simple bomba de humo.
Causa o efecto del cambio, ahí hay un objetivo claro. La temporada 11-12 de la segunda división tendrá paridad entre conjuntos de Capital/Gran Buenos Aires y de provincias, diez de cada grupo. Sin cuatro de sus clásicos (Boca, San Lorenzo, Newell’s y Estudiantes no tienen a su rival de siempre), la Primera «unitaria» presenta un elenco de doce equipos metropolitanos y ocho de provincias. Esta foto refuta la teoría del «federalismo». Doce distritos seguirían sin pertenecer a la elite. La kermés de 38 beneficia a los grandes que, con promedios bajos, pelearían por la permanencia. Boca, San Lorenzo y Racing no mirarán otra tabla. No se favorece a River, que ya pasó por el drama deportivo del descenso y jugará una temporada en la B. Al contrario, se lo humilla, se le niega el derecho de ganarse el ascenso en la cancha y con el título, como muchos hinchas han expresado. Resulta valioso ese sentimiento, multiplicado en aficionados de otros equipos del ascenso, de no aceptar la dádiva y seguir creyendo en el mérito deportivo. El Gobierno debería registrar este enfático rechazo popular hacia el proyecto.
Una vez más, Grondona logró domesticar a los dirigentes con el argumento del dinero. El Estado le debe a la AFA 305 millones en concepto de ajuste por inflación del abono de cable por los dos primeros años de Fútbol para Todos. Ese monto y el negocio de un contrato más importante, que duplicaría el actual, fueron suficientes para la aprobación sin votos en contra. A pesar de haber arrancado sin deudas con los futbolistas en 2009, la mayoría de los clubes ya tiene sus cuentas en rojo. La kermés no promueve la excelencia: más que decretar el ascenso de 18 equipos, hace descender a 20. La FIFA recomienda campeonatos de entre 16 y 20, pero no prohíbe ningún experimento. Simultáneamente, hace su ingreso el canal AFA TV, un proyecto que apunta en el largo plazo a la distribución y comercialización del propio producto, sin depender del contexto político/mediático. Además de difundir contenidos institucionales y sin espacio en otros canales deportivos, podrá transmitir algunos de los 19 partidos de cada fecha, ya que no habrá lugar para todo el programa de encuentros en la televisión abierta. Con su video promocional recientemente subido a Internet, la señal necesita entrar en la grilla de operadores pagos como Cablevisión o DirecTV para ser negocio rentable. Si no, no pasará de la pantalla YouTube.
En octubre, se votará en Asamblea. Desnaturaliza la competencia. No fomenta ni el desarrollo de clubes ni la formación de jugadores. Es política y plata. Hiere de muerte al fútbol argentino. Grondona, los dirigentes de los clubes y el Gobierno aún están a tiempo de evitar semejante esperpento. Todavía pueden convertir esta impactante noticia en una simple bomba de humo.