Foto: Archivo
Por cuarto mes consecutivo, la inflación de julio se ubicó en torno a 2 por ciento. De esta manera, se confirmó el proceso de estabilización en los precios que se había iniciado en abril, tras un comienzo de año muy preocupante. La mayoría de los analistas, igualmente, advierte que este enfriamiento de los precios no se puede atribuir a un programa antiinflacionario de parte del Gobierno, sino más bien al efecto disciplinador de la recesión y la consecuente caída del consumo.
Para lo que resta del año, se espera que se mantenga el panorama relativamente tranquilo en materia de inflación, aunque los especialistas precisan que la variable por seguir es el dólar. En este sentido, alertan que una eventual maxidevaluación como la de enero pasado podría volver a provocar una disparada en el costo de vida.
«La inflación está más estabilizada y cerró julio con una suba del 1,9 por ciento, la más baja desde octubre del año pasado y la quinta caída consecutiva desde el pico del 5,7% de febrero. Además, julio deja para agosto un arrastre estadístico bajo, del orden del 0,7 por ciento. Esta estabilización se explica, por un lado, por el dólar más planchado y, por otro, por el efecto de la política monetaria más constrictiva, que a su vez trajo como consecuencia la recesión económica», explicó Luciano Cohan, economista jefe de la consultora Elypsis.
Los economistas destacan que uno de los rubros en los que más se sintió el impacto de la baja en la demanda en los precios es el de los alimentos.
El mes había comenzado muy complicado para el rubro con la autorización que dio el Gobierno para que los productos que integran la canasta Precios Cuidados tuvieran subas de hasta el 10 por ciento. En el sector se temía que la luz verde oficial se tradujera en una estampida generalizada en las góndolas, algo que, finalmente, no se produjo.
«En el caso puntual de alimentos y bebidas, hubo una desaceleración en el ritmo de los aumentos a pesar de que justo se anunció el ajuste en Precios Cuidados, lo que permite pensar que el resto de los productos tuvo un mes más tranquilo, con aumentos no tan generalizados», señaló Camilo Tiscornia, que igualmente calculó que la inflación de julio llegó al 2,4 por ciento, lo que continúa siendo un piso demasiado alto.
Preocupación verde
El economista Carlos Melconian coincide con el papel que jugó el freno de la actividad en los precios, pero destaca que el panorama no es el mismo que se vivió hace cinco años cuando la crisis económica mundial ayudó a que la inflación en la Argentina cayera drásticamente.
«Lo que estamos viendo es un freno de la inflación, que en julio se ubicó en 2,1%, que se puede trasladar a agosto en la medida en que siga la recesión. Pero igual es una desaceleración transitoria que seguramente se termine hacia fin de año cuando aumenten la emisión por las necesidades de financiamiento del Tesoro», señaló Melconian. «Puede haber un efecto de la recesión que ayude a desacelerar la inflación, pero no es el escenario de 2009, cuando el índice anual cayó del 21,4 al 14,8 por ciento, básicamente porque el agujero fiscal actual es mucho mayor que el que existía en 2009», señala el economista.
Desde una óptica más cercana al Gobierno, Agustín D’Attellis, investigador de la Universidad Nacional de Moreno y economista de La Gran Makro, reconoce el efecto de la recesión en los precios, pero destaca la mayor preponderancia de las políticas oficiales en la estabilización de la inflación que se registró en los últimos meses.
«Hay una desaceleración de la inflación que no es exclusividad de la baja en el nivel de actividad. Hay otros factores que pesan, como la política de controles de precios que impulsa el Gobierno y que no se limita a Precios Cuidados y también incluyen negociaciones con empresas de otros rubros y distintas cadenas de valor. A estos factores además hay que sumar la baja en las expectativas de una nueva devaluación en el mercado cambiario», interpretó D’Attellis.
La calma menos deseada
Tras la fuerte disparada registrada a principios de año, la inflación cumplió cuatro meses con subas de 2% mensual.
Efecto recesión
Para los analistas, la principal causa de la estabilización de los precios fue la caída en el nivel de actividad y la menor demanda.
Precios Cuidados
A principios de julio, el Gobierno autorizó una suba de hasta 10 por ciento en los artículos del programa oficial, pero este incremento no se trasladó al resto de los productos de la góndola.
Estacionalidad
La estabilización de la inflación también se vio ayudada por un efecto de estacionalidad y por la relativa tranquilidad que muestran los precios tradicionalmente a partir del segundo trimestre del año.
Perspectivas
Para los próximos meses se espera un panorama similar a menos que se produzca una devaluación de dimensiones parecidas a la de enero..
Por cuarto mes consecutivo, la inflación de julio se ubicó en torno a 2 por ciento. De esta manera, se confirmó el proceso de estabilización en los precios que se había iniciado en abril, tras un comienzo de año muy preocupante. La mayoría de los analistas, igualmente, advierte que este enfriamiento de los precios no se puede atribuir a un programa antiinflacionario de parte del Gobierno, sino más bien al efecto disciplinador de la recesión y la consecuente caída del consumo.
Para lo que resta del año, se espera que se mantenga el panorama relativamente tranquilo en materia de inflación, aunque los especialistas precisan que la variable por seguir es el dólar. En este sentido, alertan que una eventual maxidevaluación como la de enero pasado podría volver a provocar una disparada en el costo de vida.
«La inflación está más estabilizada y cerró julio con una suba del 1,9 por ciento, la más baja desde octubre del año pasado y la quinta caída consecutiva desde el pico del 5,7% de febrero. Además, julio deja para agosto un arrastre estadístico bajo, del orden del 0,7 por ciento. Esta estabilización se explica, por un lado, por el dólar más planchado y, por otro, por el efecto de la política monetaria más constrictiva, que a su vez trajo como consecuencia la recesión económica», explicó Luciano Cohan, economista jefe de la consultora Elypsis.
Los economistas destacan que uno de los rubros en los que más se sintió el impacto de la baja en la demanda en los precios es el de los alimentos.
El mes había comenzado muy complicado para el rubro con la autorización que dio el Gobierno para que los productos que integran la canasta Precios Cuidados tuvieran subas de hasta el 10 por ciento. En el sector se temía que la luz verde oficial se tradujera en una estampida generalizada en las góndolas, algo que, finalmente, no se produjo.
«En el caso puntual de alimentos y bebidas, hubo una desaceleración en el ritmo de los aumentos a pesar de que justo se anunció el ajuste en Precios Cuidados, lo que permite pensar que el resto de los productos tuvo un mes más tranquilo, con aumentos no tan generalizados», señaló Camilo Tiscornia, que igualmente calculó que la inflación de julio llegó al 2,4 por ciento, lo que continúa siendo un piso demasiado alto.
Preocupación verde
El economista Carlos Melconian coincide con el papel que jugó el freno de la actividad en los precios, pero destaca que el panorama no es el mismo que se vivió hace cinco años cuando la crisis económica mundial ayudó a que la inflación en la Argentina cayera drásticamente.
«Lo que estamos viendo es un freno de la inflación, que en julio se ubicó en 2,1%, que se puede trasladar a agosto en la medida en que siga la recesión. Pero igual es una desaceleración transitoria que seguramente se termine hacia fin de año cuando aumenten la emisión por las necesidades de financiamiento del Tesoro», señaló Melconian. «Puede haber un efecto de la recesión que ayude a desacelerar la inflación, pero no es el escenario de 2009, cuando el índice anual cayó del 21,4 al 14,8 por ciento, básicamente porque el agujero fiscal actual es mucho mayor que el que existía en 2009», señala el economista.
Desde una óptica más cercana al Gobierno, Agustín D’Attellis, investigador de la Universidad Nacional de Moreno y economista de La Gran Makro, reconoce el efecto de la recesión en los precios, pero destaca la mayor preponderancia de las políticas oficiales en la estabilización de la inflación que se registró en los últimos meses.
«Hay una desaceleración de la inflación que no es exclusividad de la baja en el nivel de actividad. Hay otros factores que pesan, como la política de controles de precios que impulsa el Gobierno y que no se limita a Precios Cuidados y también incluyen negociaciones con empresas de otros rubros y distintas cadenas de valor. A estos factores además hay que sumar la baja en las expectativas de una nueva devaluación en el mercado cambiario», interpretó D’Attellis.
La calma menos deseada
Tras la fuerte disparada registrada a principios de año, la inflación cumplió cuatro meses con subas de 2% mensual.
Efecto recesión
Para los analistas, la principal causa de la estabilización de los precios fue la caída en el nivel de actividad y la menor demanda.
Precios Cuidados
A principios de julio, el Gobierno autorizó una suba de hasta 10 por ciento en los artículos del programa oficial, pero este incremento no se trasladó al resto de los productos de la góndola.
Estacionalidad
La estabilización de la inflación también se vio ayudada por un efecto de estacionalidad y por la relativa tranquilidad que muestran los precios tradicionalmente a partir del segundo trimestre del año.
Perspectivas
Para los próximos meses se espera un panorama similar a menos que se produzca una devaluación de dimensiones parecidas a la de enero..
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