Las restricciones a ultranza de la demanda de dólares está provocando una importante caída del volumen en el mercado de cambios. Con una plaza virtualmente cerrada para importadores, grandes empresas y ahorristas en general, el caudal de negocios cae 30% en lo que va del año.
El promedio diario operado, sumando al Mercado Abierto Electrónico (MAE) donde se concentran los bancos y el Mercado Electrónico de Cambios (MEC) donde participan los corredores de cambio, es hoy de u$s 400 millones. Lo cierto es que los negocios vienen en franca caída: en 2011, básicamente por la merma del segundo semestre cuando empezó a restringirse la demanda, hubo una caída del 7% contra el año anterior. En 2010 se había visto un incremento del 45% en el volumen en relación al año anterior. Esto deja a las claras los efectos de las restricciones para operar dólares.
Hay una clara bajada de línea de no operar. El mercado del dólar está taponeado y no creo que lo liberen pronto, si bien puede llegar a haber alguna flexibilización para no ahogar la economía, razonaban desde una entidad financiera. De hecho, hace una semana circuló el rumor acerca de llamados del Banco Central a las entidades para que frenen cualquier tipo de operación de compra de dólares, sea propia o de clientes.
El pico de volumen operado entre ambos mercados es históricamente alto en abril por la liquidación de la soja. Así y todo, y este año con precios más altos de la soja que los anteriores, el volumen operado llegó a máximos de u$s 550 millones en promedio. Son incluso unos u$s 100 millones menos que en abril de 2011 y 2010, cuando la soja valía menos que ahora (u$s 500 millones y u$s 350 millones respectivamente).
Como recuerda la consultora Federico Muñoz & Asociados, esta estrategia represiva se anotó algunos éxitos iniciales: frenó la feroz corrida cambiaria del año pasado, engordó nuevamente el superávit comercial y las reservas del BCRA recuperaron una tendencia levemente ascendente. Sin embargo, es evidente que la solución oficial también carga con varios efectos colaterales nocivos. Una de sus derivaciones más perniciosas no es sorprendente: la consolidación de un mercado cambiario paralelo. Con el acceso vedado al mercado formal, la demanda insatisfecha sale a la búsqueda del denominado dólar blue, fuera del alcance de las restricciones oficiales, dice.
Ese mercado paralelo, con una plaza formal en franco descenso, mueve ahora el 10% de los que opera el oficial (unos u$s 40 millones diarios), algo que provoca que algunos precios de la economía ya empiecen a formarse por el valor del blue.
El gobierno necesita imperiosamente corregir su estrategia de intervención en el mercado cambiario; sus últimas movidas, muy torpes por cierto, sembraron un grado de incertidumbre tal que amenaza con paralizar la actividad económica, afirma Federico Muñoz y Asociados.
Ya empiezan a alertar acerca de una desaparición del mercado formal de cambios. Las autoridades parecen reaccionar con el mismo menú de medidas, es decir, profundizando los controles, estrategia que simplemente redundará en disminuir la importancia del mercado formal en pos de una mayor relevancia del mercado paralelo, acota ACM.
El promedio diario operado, sumando al Mercado Abierto Electrónico (MAE) donde se concentran los bancos y el Mercado Electrónico de Cambios (MEC) donde participan los corredores de cambio, es hoy de u$s 400 millones. Lo cierto es que los negocios vienen en franca caída: en 2011, básicamente por la merma del segundo semestre cuando empezó a restringirse la demanda, hubo una caída del 7% contra el año anterior. En 2010 se había visto un incremento del 45% en el volumen en relación al año anterior. Esto deja a las claras los efectos de las restricciones para operar dólares.
Hay una clara bajada de línea de no operar. El mercado del dólar está taponeado y no creo que lo liberen pronto, si bien puede llegar a haber alguna flexibilización para no ahogar la economía, razonaban desde una entidad financiera. De hecho, hace una semana circuló el rumor acerca de llamados del Banco Central a las entidades para que frenen cualquier tipo de operación de compra de dólares, sea propia o de clientes.
El pico de volumen operado entre ambos mercados es históricamente alto en abril por la liquidación de la soja. Así y todo, y este año con precios más altos de la soja que los anteriores, el volumen operado llegó a máximos de u$s 550 millones en promedio. Son incluso unos u$s 100 millones menos que en abril de 2011 y 2010, cuando la soja valía menos que ahora (u$s 500 millones y u$s 350 millones respectivamente).
Como recuerda la consultora Federico Muñoz & Asociados, esta estrategia represiva se anotó algunos éxitos iniciales: frenó la feroz corrida cambiaria del año pasado, engordó nuevamente el superávit comercial y las reservas del BCRA recuperaron una tendencia levemente ascendente. Sin embargo, es evidente que la solución oficial también carga con varios efectos colaterales nocivos. Una de sus derivaciones más perniciosas no es sorprendente: la consolidación de un mercado cambiario paralelo. Con el acceso vedado al mercado formal, la demanda insatisfecha sale a la búsqueda del denominado dólar blue, fuera del alcance de las restricciones oficiales, dice.
Ese mercado paralelo, con una plaza formal en franco descenso, mueve ahora el 10% de los que opera el oficial (unos u$s 40 millones diarios), algo que provoca que algunos precios de la economía ya empiecen a formarse por el valor del blue.
El gobierno necesita imperiosamente corregir su estrategia de intervención en el mercado cambiario; sus últimas movidas, muy torpes por cierto, sembraron un grado de incertidumbre tal que amenaza con paralizar la actividad económica, afirma Federico Muñoz y Asociados.
Ya empiezan a alertar acerca de una desaparición del mercado formal de cambios. Las autoridades parecen reaccionar con el mismo menú de medidas, es decir, profundizando los controles, estrategia que simplemente redundará en disminuir la importancia del mercado formal en pos de una mayor relevancia del mercado paralelo, acota ACM.