Los inversores necesitan incentivos que obliguen a la gerencia a hacerse responsables por las pérdidas
Otro día más, otros u$s 1.000 millones en multas para castigar los bancos por sus infracciones del pasado. Esta vez, el total de u$s 4.300 millones para seis grandes bancos aplica a abusos relacionados con el cambio de divisas – y habrá más. Montos adicionales serán extraídos de otros bancos por otros reguladores.
Los propios bancos están triste – y hasta humildemente – aceptando la realidad. Incluso ahora más de seis años después de la crisis financiera, están conscientes del tono equivocado de la arrogante observación que hizo Bob Diamond en 2011, cuando el ex jefe de Barclays dijo a un comité parlamentario: «Hubo un período de remordimiento y disculpas para los bancos y creo que ese período ya tiene que pasar».
Pero los accionistas de los bancos se sienten cada vez más molestos con los castigos constantes por parte de los reguladores. Es una frase común: ¿por qué los accionistas de hoy sufren a causa de las faltas que unas pocas docenas de personas cometieron hace muchos años? La primera persona en comentar en línea acerca del informe del Financial Times con respecto al caso de la multa de las divisas, escribió: «Las multas castigaron a los accionistas y no a aquellos que actuaron mal».
Es fácil simpatizar. Los accionistas están hartos de ver cómo el valor de sus inversiones bancarias siguen estancándose más de siete años después de los primeros rumores de lo que se convirtió en la crisis financiera mundial.
Algunos inversores se quedaron con sus acciones durante esos años sombríos; otros han comprado más acciones con la esperanza de ganar dinero a medida que la suerte de los bancos mejora conjuntamente con la economía mundial. ¿Qué sentido tiene seguir repasando el pasado?, se preguntan. Hay que dejar a los bancos en paz para que puedan apoyar la frágil recuperación económica. No tiene sentido mantener miles de millones de dólares de capacidad de préstamo fuera del sistema sólo por las decisiones de algunos reguladores santurrones cuyos propios errores ayudaron a provocar la crisis en primer lugar.
Todos éstos son argumentos justos. Pero la idea de que los inversores eran intachables y no deben sufrir el peso de las multas hoy en día es un punto de vista miope y mal enfocado.
En los años previos a la crisis financiera, los bancos habían prosperado.
El auge de los beneficios generó auges en los retornos de los inversores y bonificaciones del personal por igual. Pero como hemos descubierto a través de múltiples investigaciones durante los últimos años, también hubo un auge de la manipulación del mercado. Durante los vertiginosos días previos a 2008, cuando los precios de las acciones bancarias reflejaban retornos sobre el capital que superaban habitualmente el 20%, había muchos inversionistas que estaban perfectamente felices tomando el dinero sin hacer preguntas. Hoy la verdad es clara: los rendimientos antes de la crisis fueron inflados por los abusos.
Muchas personas deben asumir la responsabilidad de haber permitido que el sistema se saliera fuera de control – como gestores incompetentes, reguladores flojos y políticos confabuladores. Pero los accionistas también comparten parte de la culpa por no empujar más duro para que la gerencia estableciera y cumpliese con normas más elevadas.
Después de la manipulación del Libor ¿es la manipulación de los mercados de divisas extranjeras el próximo gran escándalo en golpear algunos de los principales bancos del mundo?
Los inversores que se quejan de las multas de las divisas hoy, hicieron un escándalo similar cuando la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. aplicó multas a empresas norteamericanas por su mala conducta a raíz del escándalo de Enron y cuando los reguladores tomaron medidas enérgicas contra la industria del tabaco.
Pero la cruda realidad es que los accionistas están conscientes de dónde están invirtiendo su dinero: en comerciantes de energía poco fiables, fabricantes de productos que matan o bancos que tenían el poder y el dinero para abusar de los mercados. Y si no lo están, deberían estarlo.
Cuando se trata del mal comportamiento bancario, algunos de los principales inversores han sido una parte importante del verdadero cambio de actitud que ha cundido en el sector, tanto en términos de las prioridades de gestión como de la actitud de los empleados. Ellos pueden sentirse particularmente adoloridos hoy en día. Pero no es suficiente arrepentirse en tiempos de problemas. Las multas más recientes – como las relacionadas con el Libor previamente y las que seguirán en el futuro – son un recordatorio de vital importancia que en el próximo ciclo de auge, serán los intereses a largo plazo de los inversores los que frenarán los excesos en vez de estimularlos.