Prat-Gay: «No hacer un pacto social implica menos actividad y más inflación»

En una entrevista con LA NACION, el ministro de Hacienda rescata el freno de los precios y dice que la economía repuntará hacia fin de año; asegura que no hay internas sino distintas visiones.
Foto: LA NACION / Ricardo Pristupluk
Siempre parece imposible hasta que está resuelto.» La frase de Nelson Mandela en su versión en inglés está enmarcada en la biblioteca que se ubica detrás del escritorio del ministro de Hacienda y Finanzas Públicas, Alfonso Prat-Gay .
También asoman tres tomos del economista argentino Raúl Prebisch, cuatro mensajes presidenciales de Arturo Frondizi; El análisis de la historia económica, de Schumpeter y El fin de la pobreza, de Jeffrey Sachs, además de gran parte de la bibliografía de Keynes.
En el quinto piso de Yrigoyen 250 los muebles se mantienen intactos desde cuando Axel Kicillof habitaba la oficina con vista directa a la Casa Rosada. También quedaron las seis pantallas encendidas con las principales variables económicas aunque ahora como parte del mobiliario y no como ocurría antes, miradas para detectar alarmas de «movimientos especulativos».
A Alfonso Prat-Gay se lo ve tranquilo. Como si el debate que se instaló a partir de sus declaraciones sobre la inflación no le importara. Tampoco las versiones sobre idas y venidas entre los distintos miembros del gabinete ni los comentarios sobre supuestos reproches entre unos y otros del compartimentado equipo económico. En las respuestas mantiene el tono cordial, pero es terminante. Se enoja y no lo disimula o se divierte cuando aplica la más aguda ironía. En una entrevista exclusiva con la nacion responde todo: pobreza, blanqueo, inflación, recesión, empleo, y advierte que «no hacer un pacto social implica menos actividad económica y más inflación».
-¿Cuándo arranca la economía?
-Ya vemos que algunos sectores empiezan a tener dinamismo, fundamentalmente todo lo vinculado con el campo. El chacarero siembra y el peso que le sobra, lo invierte. En el interior hay una sensación térmica diferente a la que vivimos aquí. En números concretos, vemos más venta de sembradoras, de tractores. Hoy es difícil pronosticar, porque es una etapa de transición, con sectores que viven el yunque del régimen anterior.
-Pero la economía está en una clara recesión…
-La recesión que estamos viviendo no es nuestra, sino que la heredamos. En los últimos 12 meses, la caída de la actividad económica ocurrió en una primera mitad durante el año pasado y la segunda mitad durante nuestra gestión. Nosotros logramos ordenar una cantidad de variables sin afectar el ritmo de caída. Normalmente, estos procesos terminan en una crisis muy fuerte, que afecta a los que menos tienen, o -cuando no es tan compleja la situación- para desactivar la bomba, hay que tener un período en el que cae el ritmo de crecimiento. Nosotros hemos mantenido la misma tendencia a pesar de Brasil, que jugó mucho peor en la segunda mitad del período.
– Pero ¿cuándo volverá el crecimiento?
-Hay que ver cuándo son más los sectores que ya arrancaron y menos los que vienen cayendo como producto del régimen anterior. Eso se va a dar seguramente hacia el final de este año o el principio del año que viene. Siempre hablamos de dos semestres y no es porque nos encanta medir el tiempo, sino porque vimos que en la primera mitad íbamos a tener medidas que iban a tener impacto, incluso no deseado. El resultado más concreto es la caída de la inflación. Hoy, en el círculo de tus colegas, expositores y formadores de opinión, dejó de ser un tema de discusión, y dejó de serlo porque tuvimos razón. No es noticia si tenemos razón.
-¿Sigue pensando que ya no es tema la inflación?
-La primera etapa es ganarle la batalla a la inflación. No está ganada totalmente, porque el horizonte es llevarla a 5% anual. Quiero que alguien me discuta que no está bajando. En las estimaciones que tenemos, se planchó muy fuertemente el precio de alimentos, que era una de nuestras preocupaciones. En nuestro esquema, planteábamos que se planche la inflación en el tercer trimestre; esto va a mejorar el consumo, con paritarias crecientes, y mes a mes se va recuperando el salario.
-Pero se perdieron entre 10 y 15 puntos de poder adquisitivo…
-Ponelo en la columna de las cosas que teníamos que hacer en la primera mitad del año. Así como nos preocupó en la primera mitad, no podemos dejar de seguir diciendo que es al revés en la segunda mitad. Y es tema de discusión: por eso mandamos la ley de pymes, la ley de empleo, la ley de reparación histórica a jubilados, la devolución de IVA, la mejora de asignaciones familiares para buena parte de los empleados en relación de dependencia, la extensión de la AUH a los monotributistas, la tarifa social. Por eso, no podemos decir que cayó el salario real. Hay que ver sector por sector. La tarifa social atiende al 30% de la población, los más vulnerables, y logramos que no tengan aumento de tarifas. Si además le devolvemos el 15% de su compra cada vez que va a comprar alimentos, entonces no se lo carguemos. A esa franja le mantuvimos los ingresos.
– ¿Entonces por qué la Universidad Católica dice lo contrario y marca que aumentó la pobreza?
-El análisis de la UCA no es completo? esto lo hemos discutido con monseñor Víctor Fernández. La propia UCA dice que es preliminar. Recordemos que el análisis de la UCA fue, lejos, el mejor informe mientras duró el apagón en el Indec. Antes hablaba de año vencido. Este año avanzaron un casillero más, y entonces publican información preliminar de lo que está pasando.
-La industria cayó a su peor nivel desde 2002…
-Es un período de 12 meses. Hay cinco de la administración anterior y siete nuestros. La industria no crece hace cinco años, y nosotros estamos replanteando las bases para revertir esa situación. Además, hay que computar el impacto de Brasil; la mitad de la recesión de la industria es brasileña. Ahora vemos que algunas cuestiones están pegando la vuelta. Con Brasil recuperándose, tenés la segunda razón para ser optimista por la actividad económica. Cuatro razones: Brasil, salario, agroindustria y obra pública. Tal como decíamos hace cuatro meses, dénme ustedes fundamentos para decir que la inflación no va a bajar. Ganamos ahí. De la misma manera, dénme ustedes fundamentos para decir que la economía no se va a reactivar. El debate es cuándo y a qué ritmo. Pero se va a revertir.
-¿Por qué no se logra llegar a una inflación del 25%?
-Lo dijimos de manera nacional, y no tenemos un índice nacional.
-¿Sigue pensando en la necesidad de un pacto social?
-Sí, porque no hacerlo implica menos actividad económica y más inflación. Porque tenemos que salir de la lógica del «sálvese quien pueda». Entiendo el comportamiento individual de cada sector, y no le pido a cada sector que tenga visión de conjunto,porque esa es la tarea del Gobierno. Pero si en una mesa instalamos más la visión en lo colectivo que en lo individual vamos a tener una mejora. Tras un año de ejercer el poder, creo que lo vamos a lograr.
-¿Por qué cree que no se pueden cohesionar las opiniones de todo el grupo de la gestión económica puertas adentro?
-Lo que hay que hacer es tomarse el trabajo de leer las declaraciones de los funcionarios. Si leés el discurso de Federico (Sturzenegger) en la Universidad de Tel Aviv no hay nada que reprocharle: plantea políticas fiscales, la necesidad del gradualismo, el diálogo entre distintos sectores, y cuando remite a la inflación, dice lo mismo que todos. Que hayamos llevado la inflación a 1% mensual, no quiere decir que ganamos el partido final. El objetivo es el 5% anual.
-¿Pero no es demasiado alto el costo para la actividad?
– Vos me hacés la pregunta de la actividad con el mismo escepticismo con el que hace seis meses me preguntaban por la inflación o los holdouts, o hace ocho meses sobre el cepo. No quiero agrandar giles, pero cuando nosotros levantamos el cepo, el 95% decía que era una mala decisión y que el dólar se iba a $ 20, y ahora te dicen que está muy bajo. Prometimos salir del cepo sin pozos de aire, y cumplimos; prometimos salir de los holdouts, y cumplimos; prometimos salir de la inflación, y estamos saliendo. Dénme el beneficio de la duda de que vamos a lograr salir adelante.
-¿Qué tan solo está en la toma de decisiones? Se habla de fuertes divisiones…
-Retomo lo anterior: no hay internas, hay distintas visiones. Yo lo digo así: las visiones vienen de los lugares de donde viene cada uno. Yo puedo entender que alguien que viene del sector privado tenga una visión que es lo que trae del sector privado; después estamos los que tenemos alguna experiencia política y pública. Lo raro sería que estemos de acuerdo en todos los temas. Lo que debemos rescatar es, dada la variedad de visiones, la manera muy coordinada en la que estamos funcionando. Hay diferencias, pero las resolvemos donde se deben, y después aplicamos las decisiones que surjan del consenso.
-¿Cómo se cohesionan?
-Yo formo parte de la mesa de coordinación que se junta una hora todos los días con el Presidente para resolver los temas. Hay días que casi no vengo al ministerio. En esa mesa está Jefatura de Gabinete, con Marcos Peña; está Interior, con Rogelio Frigerio; está representado el Senado y Diputados, con (Federico) Pinedo, (Emilio) Monzó o Gabriela (Michetti), y cada tanto viene Ernesto Sanz en representación del radicalismo. Ahí se toman las decisiones.
– Otra de las versiones habla de su salida hacia Cancillería…
-No, no, no. Mi máxima aspiración, como dije, es que hay dos cuestiones muy sensibles y que presentan un desafío muy importante: la política exterior y la política económica. Mi visión es que era mucho más complicado el desafío en política exterior. Mauricio me quería en el Ministerio de Hacienda. Si él toma otra decisión, y yo creo que puedo hacer un aporte, genial, y lo voy a acompañar. Todavía hay muchas cosas para resolver acá antes de seguir especulando con eso.
-¿Qué análisis hace del repliegue en el tema tarifas?
-Más allá de las revisiones que hagamos adelante, no hay otra vía posible que la del gradualismo. Hemos discutido internamente cuál es el mejor camino, en su momento planteábamos que no se podía bajar la inflación y el déficit en un año o dos años. Lo planteamos y dijimos que el gradualismo debe ser así por una restricción social, que heredamos. Me encanta que los K vean el informe de la UCA, porque ahora saben de la pobreza que tenían mientras gestionaban. Somos conscientes de la restricción social, y también la restricción política, porque no tenemos mayoría en ninguna de las dos cámaras. Está buenísimo todo, pero no manejamos una playstation y no movemos a los jugadores según nuestro querer.
– ¿Y las fallas en las formalidades?
-El fallo de la Corte responde a eso: más allá de la formalidad de la audiencia, también dice que debemos tener un criterio de gradualismo. Hay que ver qué pasa: en el caso de la Energía, si es muy lento, nos quedamos sin luz y gas, y si es muy rápido, generás un conflicto social. No hay duda de cuál es el norte: queremos autoabastecimiento energético, porque todas las empresas deben tener posibilidad de explotar gas y petróleo a un precio más barato del que importamos gas licuado. En ese esquema ganamos todos, pero no lo podemos hacer de un día para el otro.
-¿Quién se equivocó ahí?
-El Gobierno. Y lo reconocimos. Cuando salió el fallo, no empezamos a discutir el fallo. No perdemos el tiempo con eso, porque es la Corte Suprema. Dijimos: «Bueno, muy bien, vamos a hacer la audiencia», y esperamos que todos los sectores ayuden para que la audiencia sea pacífica, y estamos planteando un esquema más gradual del que veníamos proyectando.
– ¿Es necesaria una ley de góndolas como la que usted propone? El ministro Cabrera desmintió que se esté trabajando en ello.
-Sí, venimos trabajando con esto hace tiempo. Nos importa que haya competencia a lo largo de toda la cadena. No estamos en la discusión ideológica, sino miramos el bolsillo de la gente. Si vemos prácticas monopólicas en la cadena, lo vamos a denunciar. Una cosa es la ley del mercado y otra cosa es el abuso por prácticas monopólicas. Pancho Cabrera y la CNDC han avanzado en un ejemplo muy concreto, que es el de las tarjetas de crédito. Hay otros ejemplos y otras denuncias hechas ante esa comisión.
-La oposición critica «la borrachera de la deuda», un fenómeno de endeudamiento tapado por la coyuntura?
-Es un eslogan para los que lamentan no estar en el poder. No están haciendo los números, que indican que bajó la deuda. El tipo que hace esa aseveración, entenderá que hay deuda que vence, y que no es nuestra, sino del gobierno anterior, como los US$ 1400 millones del Club de París, que era extraordinaria, y todo porque Kicillof no levantó el teléfono y habló con el FMI, pagamos US$ 3600 millones de más. Eso es lo que estamos pagando este año. Nosotros pagamos la deuda con los holdouts. El cálculo que hacen es que emitimos $ 30.000 millones, pero por empezar: el Estado nacional emitió US$ 20.000, más allá de colocaciones locales, que no llegan a US$ 30.000, y fuimos pagando los otros vencimientos que teníamos: la cuenta a hacer es, si en general, en cualquier lugar, el aumento de la deuda se parece bastante al déficit. En nuestro caso, redujimos la deuda con la negociación.
-¿El blanqueo arrancó más frío de lo que se esperaba?
-Las fechas críticas son las que concentran la acción: 30 de septiembre, 31 de octubre, 31 de diciembre, y 31 de marzo también. Lo que uno percibe es que hay muchos que tomaron la decisión de ponerse al día, pero quizás por tanto intermediario van dando vueltas. No vaya a ser que, de tantas vueltas, terminen pagando 30%. O que el año que viene, con la información de otros fiscos, paguen 60%. Tenemos más información de la que comunica la AFIP.
-¿La van a ir soltando, para responder a los que dicen «ya la vi pasar», como dicen otros empresarios?
-Sí. Hay que entender que es una multa alta comparada con la región, pero también premiamos al que hace las cosas bien. No se va a sentir un boludo el que siempre estuvo en orden con sus impuestos. No es lo mismo el que declara US$ 50.000 que el que declara US$ 50 millones. La gran novedad es que cambió el marco internacional, y son los propios bancos del exterior que están empujando a los argentinos a regularizarse.
-¿Uruguay es un capítulo de la ametralladora de información?
-Sí, y también estamos conversando con los Estados Unidos, con Suiza. Esta es una oportunidad única, porque el cerco se va cerrando sobre los que no tienen en regla sus ahorros.
-¿Se podrá evitar el radar?
– La actitud de la AFIP va a ser acompañar, pero cambia dramáticamente a partir del 1° de abril de 2017. Hoy te ayuda, pero mañana te busca.
-¿Qué pasará con los monotributistas o autónomos y sus escalas?
-Está en la agenda de una reforma tributaria mucho más profunda. No podemos resolver todo con parches, porque te limitan y restringen para definiciones definitivas. Vamos a mandar un proyecto de ley sobre modificación de la escala de Ganancias, que va a impactar fundamentalmente en autónomos, monotributistas. No podemos hacer todo este año.
-¿Cómo juzga el rol de los empresrios?
-No hago juicio de valor, entiendo la historia de la que vienen en los últimos 50 años. No hay una solución individual a los desafíos de la Argentina. Ojalá alcanzara con un país iluminado, o con un buen gabinete. La Argentina se pondrá en marcha con ayuda de todos, y requerimos empresarios menos pendientes del próximo trimestre y más de las próximas décadas. El empresario tiene el mandato de seguir durante 100 años; si el empresariado no tiene aptitud de pensar el largo plazo, hay una pata de la mesa que falta. Ellos tratan de salvarse mirando el próximo trimestre.

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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