“Hoy, hace 203 años, se publicaba la primera edición del primer diario oficialista de nuestra historia”, tuiteó Cristina ayer por el Día del Periodista. “Su ideólogo y creador, el numen de la Revolución de Mayo, Mariano Moreno. Mirá vos, un diario fundado por el gobierno –siguió la Presidenta–. Y pensar que muchos de los que hoy escriben en los medios están convencidos de que ser periodistas es ser opositores. Qué cosa, no?” La reinterpretación de la Historia desde el estilo Billiken no es nueva en Cristina: el relato necesita que la Historia se acomode a él. Festejar a Moreno por la libertad de prensa es igual a condenar a Sarmiento por sus calificativos sobre los indios y los gauchos, como si todo aquello hubiera sido dicho por un antropólogo alemán del siglo XXI en lugar de por un escritor del siglo XIX. La extrapolación y el análisis fuera del contexto histórico es el error más básico de quienes quieren manipular la Historia. Podrían condenar a Aristóteles por haber tenido esclavos.
“Estoy preparando un libro sobre Belgrano”, me dijo ayer, en la radio, el historiador Diego Valenzuela. “Me puse a buscar diarios previos a La Gazeta entre 1800 y 1810. Los que fundaron Belgrano y también Vieytes: El Telégrafo, Semanario y El Correo de Comercio. Y siguiendo el razonamiento de Cristina uno podría decir que esos periodistas, Vieytes y Belgrano, fueron periodistas a sueldo del Virrey. Esos tres diarios se fundaron por decreto estatal y en un contexto de censura previa con amparo de la Corona. Es Cisneros el que le pide a Belgrano que funde el Correo de Comercio en marzo de 1810. ¿Eso significa que Belgrano era un periodista a sueldo de la Corona española?” Durante la entrevista, Valenzuela citó una frase de Moreno: “Los pueblos caerán en el embrutecimiento más vergonzoso si no se da una absoluta libertad para hablar de todo asunto que no se oponga en modo alguno a las verdades de nuestra santa religión y a las determinaciones del gobierno siempre dignas de nuestro mayor respeto”. Así hablaba Moreno, en el contexto de una revolución, tan convencido de ejercer la censura revolucionaria que censuró párrafos completos de Jean Jaques Rousseau, a quien admiraba.
Hace tiempo que sostengo que Cristina se ha creído su propia mentira: cree que está haciendo una Revolución, y actúa en consecuencia. No hace falta más que mirar los datos objetivos para advertir que no hay ninguna Revolución en marcha. Pero es imposible entender el kirchnerismo si no se toma como cierto ese supuesto: ninguna Revolución tiene prensa libre, por eso pelean con los medios. La tapa del Granma habla del récord de producción lechera de la vaca campeona, no puede publicar las sospechas de narcotráfico de un general cubano. La preocupación por la prensa acompaña a este gobierno desde sus inicios, y habla también de sus dificultades para estar delante de los hechos: Perón no leía los diarios, los hacía. En ese imaginario, el gobierno ha cimentado la grieta social en el aparato de propaganda más grande que se ha creado en la Argentina desde los años cincuenta. Los trabajos de Pablo Sirvén ( “Perón y los medios de comunicación” ) y Silvia Mercado (“El inventor del peronismo”) son indispensables si se quiere analizar aquella época y compararla con ésta. “Entre fines de los años cuarenta y principios de los cincuenta –escribió Sirvén– el primer peronismo armó en pocos años un colosal holding estatal de medios de comunicación cuando la mayoría de los dueños de diarios y radios del país fueron obligados a vender sus empresas. A los más débiles se los premiaba con un perverso lauro: a cambio de perder su condición de propietarios se les concedía convertirse en obedientes funcionarios a cargo de sus ex compañías (…) Las compras eran bajo cuerda, no se publicaban en el Boletín Oficial y se pagaban con dineros provistos sin desmayo por el “mago de las finanzas”, Miguel Miranda, desde el IAPI.(…) Apold articula un sistema de control y censura de los medios. El aparato propagandístico oficial monta un gran trust periodístico, la cadena ALEA, que incluye siete diarios en la Capital y sesenta y tres en el interior, las doce revistas de Editorial Haynes, quince radios y ocho talleres gráficos”. Sobre Apold, Silvia Mercado no duda en afirmar que “el 17 de octubre fue un invento del relato”.
Las ideas del “intelectual orgánico” (el rol que hoy cubre Carta Abierta) y del “periodismo militante” sirven para sostener la ficción del doble discurso. El periodismo militante –cuya síntesis está representada por la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Plata, en actual proceso de purga ideológica– es contradictoria con la idea del periodismo en sí: el periodismo pregunta, el periodismo militante responde. El periodismo ejerce la inteligencia crítica y la duda como camino del conocimiento, el militante recita la respuesta. Preguntar es, siempre, desobedecer; implica cuestionar al objeto, ponerlo en duda, someterlo a la crítica. Los militantes viven al lado de la religión. Tal vez eso explique los premios de la libertad de prensa que esa Facultad entregó a Evo Morales, Néstor Kirchner, Hugo Chávez y Rafael Correa: todos ellos persiguieron al periodismo.
El problema de inventarse un pasado es qué hacer con el que queda abajo: muchos de quienes están hoy al otro lado de la grieta descubrieron –tarde, por lo que se ve– que el Grupo Clarín era su enemigo y el enemigo de la democracia. En el emblemático programa de propaganda “Seis, siete, rocho” hay varios: Carlos Barragán (libretista de Radio Mitre), Jorge Dorio (periodista de Badía y Compañía en Canal 13 y columnista de Convicción, el diario de Massera), Orlando Barone (colaborador de Clarín en los comienzos de la dictadura y entre 1978 y 1981, y luego diez años en La Nación), Sandra Russo (ex co conductora en Radio Mitre en 2006), Cynthia García (productora de María Laura Santillán en Causa Común), Edgardo Mocca (columnista de este diario entre 2003 y 2007).
En Radio Nacional están María Seone, directora de la Radio y hasta 2009 importante editora en Clarín, Vicente Muleiro (ex editor de Clarín), Luciano Galende (se vestía de payaso en Mañanas Informales por Canal Trece entre 2007 y 2008), Nora Veiras y Hernán Brienza (colaboradores de la revista Ñ), Carlos Ulanovsky (histórico del staff de Clarín), Pedro Brieger (colaborador de Clarín y La Nación), Néstor Restivo (de Clarín), Telma Luzzani (de Clarín), y siguen las firmas.
¿Lo harán sólo por dinero y ejercicio del cinismo?
¿Se creerán, como Cristina, su propia mentira?
Según los últimos datos publicados, del primer semestre de 2012, el 44% de la pauta oficial se repartió entre diez grupos de medios, en algunos casos de los mismos grupos. Desde el segundo semestre de 2009 hasta el primero de 2012 la pauta creció un 76%. Hoy, de manera directa o indirecta, el ochenta por ciento de los medios de la Argentina están en manos del gobierno. Por paradoja, ese ochenta por ciento sólo tiene, y exagerando, el veinte por ciento de la audiencia. El veinte por ciento restante de los medios tiene el ochenta por ciento del público.
El Granma o el Pravda sólo circulan cuando no hay otro diario para leer. La desesperación oficial por tratar de tapar con fútbol las denuncias de PPT deja en evidencia ese agujero negro que sólo sirvió para hacer millonarios a algunos que se bajarán del barco a tiempo, como acostumbran a hacer.
Investigación: JL / María Eugenia Duffard / Amelia Cole
“Estoy preparando un libro sobre Belgrano”, me dijo ayer, en la radio, el historiador Diego Valenzuela. “Me puse a buscar diarios previos a La Gazeta entre 1800 y 1810. Los que fundaron Belgrano y también Vieytes: El Telégrafo, Semanario y El Correo de Comercio. Y siguiendo el razonamiento de Cristina uno podría decir que esos periodistas, Vieytes y Belgrano, fueron periodistas a sueldo del Virrey. Esos tres diarios se fundaron por decreto estatal y en un contexto de censura previa con amparo de la Corona. Es Cisneros el que le pide a Belgrano que funde el Correo de Comercio en marzo de 1810. ¿Eso significa que Belgrano era un periodista a sueldo de la Corona española?” Durante la entrevista, Valenzuela citó una frase de Moreno: “Los pueblos caerán en el embrutecimiento más vergonzoso si no se da una absoluta libertad para hablar de todo asunto que no se oponga en modo alguno a las verdades de nuestra santa religión y a las determinaciones del gobierno siempre dignas de nuestro mayor respeto”. Así hablaba Moreno, en el contexto de una revolución, tan convencido de ejercer la censura revolucionaria que censuró párrafos completos de Jean Jaques Rousseau, a quien admiraba.
Hace tiempo que sostengo que Cristina se ha creído su propia mentira: cree que está haciendo una Revolución, y actúa en consecuencia. No hace falta más que mirar los datos objetivos para advertir que no hay ninguna Revolución en marcha. Pero es imposible entender el kirchnerismo si no se toma como cierto ese supuesto: ninguna Revolución tiene prensa libre, por eso pelean con los medios. La tapa del Granma habla del récord de producción lechera de la vaca campeona, no puede publicar las sospechas de narcotráfico de un general cubano. La preocupación por la prensa acompaña a este gobierno desde sus inicios, y habla también de sus dificultades para estar delante de los hechos: Perón no leía los diarios, los hacía. En ese imaginario, el gobierno ha cimentado la grieta social en el aparato de propaganda más grande que se ha creado en la Argentina desde los años cincuenta. Los trabajos de Pablo Sirvén ( “Perón y los medios de comunicación” ) y Silvia Mercado (“El inventor del peronismo”) son indispensables si se quiere analizar aquella época y compararla con ésta. “Entre fines de los años cuarenta y principios de los cincuenta –escribió Sirvén– el primer peronismo armó en pocos años un colosal holding estatal de medios de comunicación cuando la mayoría de los dueños de diarios y radios del país fueron obligados a vender sus empresas. A los más débiles se los premiaba con un perverso lauro: a cambio de perder su condición de propietarios se les concedía convertirse en obedientes funcionarios a cargo de sus ex compañías (…) Las compras eran bajo cuerda, no se publicaban en el Boletín Oficial y se pagaban con dineros provistos sin desmayo por el “mago de las finanzas”, Miguel Miranda, desde el IAPI.(…) Apold articula un sistema de control y censura de los medios. El aparato propagandístico oficial monta un gran trust periodístico, la cadena ALEA, que incluye siete diarios en la Capital y sesenta y tres en el interior, las doce revistas de Editorial Haynes, quince radios y ocho talleres gráficos”. Sobre Apold, Silvia Mercado no duda en afirmar que “el 17 de octubre fue un invento del relato”.
Las ideas del “intelectual orgánico” (el rol que hoy cubre Carta Abierta) y del “periodismo militante” sirven para sostener la ficción del doble discurso. El periodismo militante –cuya síntesis está representada por la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Plata, en actual proceso de purga ideológica– es contradictoria con la idea del periodismo en sí: el periodismo pregunta, el periodismo militante responde. El periodismo ejerce la inteligencia crítica y la duda como camino del conocimiento, el militante recita la respuesta. Preguntar es, siempre, desobedecer; implica cuestionar al objeto, ponerlo en duda, someterlo a la crítica. Los militantes viven al lado de la religión. Tal vez eso explique los premios de la libertad de prensa que esa Facultad entregó a Evo Morales, Néstor Kirchner, Hugo Chávez y Rafael Correa: todos ellos persiguieron al periodismo.
El problema de inventarse un pasado es qué hacer con el que queda abajo: muchos de quienes están hoy al otro lado de la grieta descubrieron –tarde, por lo que se ve– que el Grupo Clarín era su enemigo y el enemigo de la democracia. En el emblemático programa de propaganda “Seis, siete, rocho” hay varios: Carlos Barragán (libretista de Radio Mitre), Jorge Dorio (periodista de Badía y Compañía en Canal 13 y columnista de Convicción, el diario de Massera), Orlando Barone (colaborador de Clarín en los comienzos de la dictadura y entre 1978 y 1981, y luego diez años en La Nación), Sandra Russo (ex co conductora en Radio Mitre en 2006), Cynthia García (productora de María Laura Santillán en Causa Común), Edgardo Mocca (columnista de este diario entre 2003 y 2007).
En Radio Nacional están María Seone, directora de la Radio y hasta 2009 importante editora en Clarín, Vicente Muleiro (ex editor de Clarín), Luciano Galende (se vestía de payaso en Mañanas Informales por Canal Trece entre 2007 y 2008), Nora Veiras y Hernán Brienza (colaboradores de la revista Ñ), Carlos Ulanovsky (histórico del staff de Clarín), Pedro Brieger (colaborador de Clarín y La Nación), Néstor Restivo (de Clarín), Telma Luzzani (de Clarín), y siguen las firmas.
¿Lo harán sólo por dinero y ejercicio del cinismo?
¿Se creerán, como Cristina, su propia mentira?
Según los últimos datos publicados, del primer semestre de 2012, el 44% de la pauta oficial se repartió entre diez grupos de medios, en algunos casos de los mismos grupos. Desde el segundo semestre de 2009 hasta el primero de 2012 la pauta creció un 76%. Hoy, de manera directa o indirecta, el ochenta por ciento de los medios de la Argentina están en manos del gobierno. Por paradoja, ese ochenta por ciento sólo tiene, y exagerando, el veinte por ciento de la audiencia. El veinte por ciento restante de los medios tiene el ochenta por ciento del público.
El Granma o el Pravda sólo circulan cuando no hay otro diario para leer. La desesperación oficial por tratar de tapar con fútbol las denuncias de PPT deja en evidencia ese agujero negro que sólo sirvió para hacer millonarios a algunos que se bajarán del barco a tiempo, como acostumbran a hacer.
Investigación: JL / María Eugenia Duffard / Amelia Cole
por qué en lugar de escribir tantas huevadas no se fija si boudou está en carmelo traficando bolsos??
Muy buena nota de Lanata en la que aporta datos y fuentes teóricas. El que quiera discutir con altura esta nota ahí tiene los elementos que debe intentar refutar.
Aportar una «fuente teórica» carce de valor si no se definen adecuadamente los conceptos a los que se remite y se los utiliza mal (es decir con un sentido diferente al que le intentó dar su autor) o como meras citas de autoridad.
Debo reconocer, igual, que simpatizo con la idea de que Cristina es una consumidora de historiografía berreta (y el instituto Dorrego va en ese sentido). Historiografía berreta como la de Sirvén, Mercado o el propio Lanata que, no se si alguien se acuerda, publicó allá lejos y hace tiempo unos libritos de historia los cuales, siendo una escala donde un historiador profesional mediocre es «1» y Pacho O´Donnel «10» mide algo así como 14.
El resto de la nota es buchería, especialidad de Lanata (y de algunos de sus colegas que cuestiona, porqué no). Quedará para el futuro averiguar porqué el gobierno no le tiró unos mangos a Lanata cuando estaba más barato, es obvio que agarraba viaje.
Tenés razón. lanata también se mandó una historia a las pignas.
Como siempre, el Sapo desafina por comas. Se mete con Aristoteles y Gramsci, a los que mal conoce.Cualquier estudiante de filosofía sabe que Aristoteles fundamentó la esclavitud:»los esclavos -dijo- lo son por naturaleza».Lo de Gramsci es casi peor:ofrece, el Sapo,una imagen del intelectual orgánico que lo rebaja a un buchón del poder (figura que encaja mejor con la del propio Lanata),ignoramdo que de última el intelectual orgánico es el partido. Y lo de Sarmiento es francamente desopilante:como el sanjuanino no era un antropólogo alemán se le deben perdonar los planes de exterminio contra indios, gauchos y negros, que celebró sin disimulo.» La guerra contra el paraguay termina -dijo el civilizador, a la sazóm presidente de la Argemtina- porque hemos matado a todos los paraguayos mayores de 10 años.Era preciso expurgar la tierra de esa excrecencia humana». Y para rematarla, expresó su desprecio por la inmigración europea, que en vez de estar compuesta por anglosajones aglomeraba peninsulares pobres o perseguidos, tanos y gallegos.
Y este chanta se permite publicar libros de historia.
Además, Sarmiento era putañero.
Lo cual no le impidió llevar a la Argentina al primer puesto educativo en toda América, al ladito de EEUU.
Por supuesto, logramos destruír su nefasta obra.
Pero nunca le devolvimos Formosa al Paraguay…
El imbécil de Aristóteles vivió 300 años antes de Cristo.
Nosotros (mejor dicho nuestro Presidente de la Cámara de Diputados), 2.300 años más tarde, repetimos que «a los tibios los vomita Dios» (Apocalipsis de San Juan, Nuevo Testamento)
¿Estamos condenados a vivir con el calendario puesto en 20 siglos de atraso?
Hasta ahora creí que solamente habíamos clavados el calendario en la década del ´70.
Uf, si seguimos así, pronto mudaremos la Capital a Talampaya, resabio nac & pop del Mesozoico.
Será eso que se le ha llamado «futuro pasado», especialmente teniendo en vistas el próximo plan que lanzará Cristina:
«Pan de mijo para todos y todas».
Antes de hablar de historia terminá el secundario, Juan.
Es que me crié en el campo
el periodismo es una profesion.La militancia es un modo de vivir y hacer politica.Son andariveles diferentes,que se pueden o no mezclar segun la persona.Nada parece desmentir que en este momento Lanata sea un periodita militante.Ser objetivo es atenerse a los hechos.Ser militante es defender una postura politica o de otro tipo ideologico.Hay quien mira el partido tranquilo,aunque pueda sufrir a gozar por dentro.Hay quien ataca a los hinchas contrarios.Lanata quiere cascotear permanentemente al gobierno actual.¿Que quiere a cambio?
Exactamente Isabel.
La gratitud de los millones que lo escuchan todos los días. Dio con el clima de época, o una parte de él. Ojo, el no armó ese clima, solo se sube.
mariano t es vocerod e la nata??
«qué quiere a cambio» pregunta isabel
y el sr. responde «la GRATUIDAD de los que los esccuchan todos los días»
ay, qué tiernos son…
Che, lo justo es justo, dice gratitud, no gratuidad. Comparto con Mariano en qui tuvo la inteligencia de dar con UN clima de época (el de el anti-kirchnerismo sacado), aunque no creo que haya dado con EL clima de época, que es algo más heterogéneo. Es un programa de nicho, importante cuantitativamente pero nicho al fin. Y cumple su función, que es vender pauta publicitaria.
Compañeros repúblicos: me cuesta creer que sean tan berretas, casi tanto como el Sapo, que por otra parte fue el que empezó a hablar de Aristóteles y de Sarmiento. El exhibe su ignorancia y Uds se quejan de que hablamos del pasado. Nunca hubo un sentido del presente tan fuerte como en el movimiento popular, ese que el Sapo y Uds desprecian.
No me quejo de que hablen del pasado. Viven en el pasado. Lo traen al presente, y eso no tiene futuro.
O si. En la Argentina nunca se sabe…
como se ve, algunos ya estàn llegando al nivel del rabino bergam…
No tiene ningún -pero ningún- sustento para esa grandilocuente frase ‘viven en el pasado’.
Una frase hecha más. Acá se discuten ideas y hechos, no slogans vacíos.
«Cuando esta mujer víctima de trata fue a pedir ayuda a Abuelas, le dijeron que solo se ocupaban de los bebés de la dictadura»
(Del programa destituyente de Lanata de hoy)
tomátela…
Voy a analizar en profundidad tu comentario.
Saludos.
Mejor revise por qué se crearon las Abuelas y para qué existen.
Por si no se acuerda: para recuperar nietos robados por la dictadura.
Por supuesto. No le van a morder la mano al que le da de comer:
http://www.clarin.com/politica/Nuevas-revelaciones-Acero-Cali-famosos_0_934707178.html
Eso no es nada David, el otro día fui a la panadería a comprar tornillos y no me querían vender.
Sarmiento despotricaba contra «raza infame» que tantos problemas causaba en la Europa y Rusia en tiempos de pogroms masivos y de colonias del barón Hirch en Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires. Si le hubieran dado pelota (por suerte no) yo no tendría esposa, o tendría otra. Uy, capaz que tendrían otra mejor. En fin, ahora no se. ¿Honor y gratitud al gran Sarmieeéeeeeento?
Parece escrito por Abal Medina:
«Una de las tareas primordiales del Estado y de la nación es evitar que este sector del pueblo caiga bajo la influencia de pésimos educadores, ignorantes o incluso mal intencionados. El Estado tiene por lo tanto la obligación de controlar su educación y oponerse al abuso. La prensa, ante todo, debe ser objeto de una estricta vigilancia, porque la influencia que ejerce sobre esas gentes es la más eficaz y penetrante de todas, ya que no obra transitoriamente, sino en forma permanente. En lo sistemático y en la eterna repetición de su prédica estriba el secreto de la enorme importancia que tiene.
Jamás debe el Estado dejarse sugestionar por la cháchara de la llamada “libertad de prensa”. Rigurosamente y sin contemplaciones el Estado tiene que asegurarse de este poderoso medio de la educación popular y ponerlo al servicio de la nación.»
«¿No fue la prensa la que en constante agresión, minaba los fundamentos de la autoridad estatal hasta el punto de que bastó un simple golpe para derrumbarlo todo?»
«La labor de la llamada prensa liberal fue obra de sepultureros»
Cierto, Raúl:
A ninguna Abuela se le debería ocurrir prestar oídos a una simple putita provinciana y pobre.
Guido:
Cambiá de panadería: Un tornillo y una cautelar no se le niegan a nadie.
David, ese insulto a las Abuelas en la respuesta a Raúl C. solo puede ser hecho por a)alguien que le pagó de su bolsillo el abogado a la «putita» o b)un pobre tipo.
Estimado Guido.
No veo ninguna palabra agraviante hacia las Abuelas en mi texto (tal vez sí hacia la muchacha, puede ser, en ese caso pido disculpas).
El hecho es que ocurrió…
‘La hora de la pavada’, se decía hace años.
Lo agraviante no es la palabra, es el concepto. Vos decís claramente que el motivo del rechazo del seguimiento de esa causa no es la obviedad de que no tiene nada que ver con la problemática en la que esa organización trabaja (la misma por la cual en las panaderías no se venden tornillos y la Daia no se ocupa de la discriminación a senegaleses). En cambio, sugerís con la sutileza de un rinoceronte que la causa del no pago del abogado que la señora solicita es que es «putita», «provinciana» y «pobre», lo cual es agraviante y muestra un desconocimiento profundo por la labor de las abuelas en distintas provincias (en la búsqueda de nietos de, por ejemplo, obreros tucumanos en ingenios) o bien una antipatía mal disimulada sobre esa búsqueda.
Por supuesto, como dije más arriba, es seguro que desde tu negocio te dedicás a pagar abogados a todo el mundo, aunque no sea esa tu especificidad comercial. Caso contrario, deberemos comsiderarte un miserable, tal como vos sugerís de las abuelas.
Ma si, no se que te explico si se huele la mala chele de kilómetros…
Coincidimos entonces en que no fueron mis dichos.
Lo demás es opinable.
Lo digo de otro modo: UNA sola palabra de Carlotto sobre este desgraciado caso (que le fue solicitada), haría mucho bien, aún por fuera del estatuto de Abuelas. Ahora ya no importa, lo hizo Lanata, esperemos que algo se logre.
De todos modos, Guido te agradezco la dedicación, y pongo a tu disposición (sin cargo) todos mis tornillos.
Veo al republicanismo de los repúblicos mas caído que calzón de puta
el tema no es SARMIENTO en esta entrada.A Marianot puedo decirle que Lanata,si bien parte de los biliosos,se dedica a a apretar la vesicula….es decir:esta comerciando con los descontentos,haciendose el justo impoluto.