El ministro Guido Mantega (Brasil) y Amado Boudou. Foto: DyN
Más notas para entender este tema
Boudou no quiere ni hablar de un blindaje
El flamante Consejo de Economía y Finanzas de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), creado ayer, en Buenos Aires, se impuso un plazo de 60 días para avanzar en la creación de mecanismos que permitan a la región tener más capacidad de coordinación y reacción, «en vista de que la crisis de 2008 en los países desarrollados continúa sin resolverse «.
La octava área de trabajo generada dentro de la Unasur encomendó a grupos técnicos que desarrollen medidas de «cooperación en el manejo y la movilización de las reservas», en pos de generar un fondo común para auxiliar a países en problemas o bajo ataque especulativo.
Aunque se destacó la «fortaleza macroeconómica de la región», los ministros de Economía y presidentes de bancos centrales no desconocen los desafíos que plantea el renovado escenario de crisis internacional . «Nos tenemos que preparar tanto para eventuales agravamientos como para una crisis más larga en los países avanzados», advirtió el ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega.
La declaración inicial del Consejo de Economía y Finanzas también hizo equilibrio entre «la solidez y el buen momento de nuestras economías», y la «voluntad de los países de seguir trabajando juntos para dar respuestas a este momento de turbulencias, de manera de tener mayor capacidad de reacción ante la crisis», explicó el ministro de Economía, Amado Boudou, al término del encuentro en que hizo las veces de anfitrión.
La ratificación de la voluntad de avanzar en pos de mecanismos comunes de defensa fue valorada por la secretaria general de la Unasur, la diplomática María Emma Mejía.
«No es casual que nos hayamos demorado en la formación del consejo de economía. Es el área en la que más se notaban las diferencias entre los 12 países de la Unasur. Pero también superamos esa barrera hoy», destacó, antes de reconocer la tarea del viceministro de Economía, Roberto Feletti, que coordinó durante 4 años el grupo de trabajo de integración financiera que antecedió al ámbito de trabajo formalizado ayer.
Sin embargo, esa declaración no alcanza para ocultar que la idea de ponerse plazos para avanzar en acuerdos más concretos surge de las diferencias entre miembros de la Unasur respecto de la instrumentación de las posibles medidas.
Por ejemplo, Mantega se mostró partidario de ampliar el existente Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) como mecanismo para enfrentar la crisis y hasta adelantó que las autoridades de ese fondo (del que hoy no participan ni Brasil ni la Argentina) «harán una gira promocional» por la región buscando adhesiones. Pero Boudou evitó todo el tiempo definirse al respecto.
El FLAR, con sede en Bogotá, fue creado en 1978 y está conformado por Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú, Uruguay y Venezuela. Está habilitado para captar recursos del mercado de capitales mediante la emisión de títulos de deuda para contar con la liquidez que le permita asistir a sus miembros ante situaciones de crisis. Como emisor, en agosto de 2010, la agencia Standard & Poor’s le ratificó su calificación crediticia «AA», es decir, investment grade.
Mantega cree que lo mejor en este contexto sería que la Unasur «perfeccione instituciones ya existentes, antes de embarcarse en la creación de nuevas», en alusión al FLAR.
Boudou fue mucho más prudente: dijo que esa opción «será estudiada por un grupo regional cuya coordinación estará a cargo de Colombia y Ecuador», tanto como la creación de un «nuevo fondo de reservas u otros instrumentos que cumplan la misma función».
En un punto intermedio, Ecuador, propuso simplemente «una gestión común de las reservas de los bancos centrales», confió a la agencia Reuters Diego Borja, presidente del banco central de ese país.
Los otros deberes planteados vienen de antes. Se insiste en la desdolarización del comercio intrarregional, es decir, que el dólar sea reemplazado por las distintas monedas locales en las operaciones que involucren a empresas de los países miembros de la Unasur. «Será una forma de proteger las reservas», explicó Feletti.
También en acelerar los pasos para constituir el Banco del Sur «para contar con instrumentos de financiación a largo plazo», una prioridad para el caso argentino, y un compromiso para fortalecer la Corporación Andina de Fomento (CAF), que hoy tiene 18 países accionistas, en el marco del creciente malestar que hay ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La definición: aunque afirman que la región está fortalecida, los países de la Unasur admiten que la continuidad de la crisis abierta en 2008 en las naciones desarrolladas puede llegar a afectarlos.
La estrategia: avanzar en la creación de un fondo común de reservas para auxiliar a los países en crisis y alentar el comercio desdolarizado.
Los plazos: en 60 días los grupos técnicos conformados ayer en Buenos Aires deberán entregar definiciones.
LAS ALTERNATIVAS BAJO ANÁLISIS
Reservas, opción A: capitalizar y ampliar el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR), una entidad en la que ya confluyen Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú, Uruguay y Venezuela, habilitada para captar fondos en los mercados para contar con la liquidez que les permita asistir a sus asociados en crisis. La impulsa Brasil.
Reservas, opción B: crear un nuevo fondo común de reservas con aportes de cada miembro de la Unasur, como propone la Argentina, o firmar acuerdos que permitan instrumentar líneas de crédito contingentes entre los distintos bancos centrales, según postula Ecuador.
Desdolarizar el comercio: impulsar el uso de monedas locales para el comercio intrazona, en un mecanismo tendiente a fortalecer el comercio y preservar la reservas regionales ante un empeoramiento de la crisis financiera en las naciones centrales. Brasil propone usar «swaps» cambiarios como hacen los países asiáticos desde el año pasado. Se trata de mecanismos que permiten intercambiar un monto en una moneda por uno similar en otra y pagar una tasa de interés por las posibles diferencias de cotización existentes al comienzo y al final de cada operación. «Es un instrumento fuerte para protegerse de las turbulencias», valoró Mantega..
Más notas para entender este tema
Boudou no quiere ni hablar de un blindaje
El flamante Consejo de Economía y Finanzas de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), creado ayer, en Buenos Aires, se impuso un plazo de 60 días para avanzar en la creación de mecanismos que permitan a la región tener más capacidad de coordinación y reacción, «en vista de que la crisis de 2008 en los países desarrollados continúa sin resolverse «.
La octava área de trabajo generada dentro de la Unasur encomendó a grupos técnicos que desarrollen medidas de «cooperación en el manejo y la movilización de las reservas», en pos de generar un fondo común para auxiliar a países en problemas o bajo ataque especulativo.
Aunque se destacó la «fortaleza macroeconómica de la región», los ministros de Economía y presidentes de bancos centrales no desconocen los desafíos que plantea el renovado escenario de crisis internacional . «Nos tenemos que preparar tanto para eventuales agravamientos como para una crisis más larga en los países avanzados», advirtió el ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega.
La declaración inicial del Consejo de Economía y Finanzas también hizo equilibrio entre «la solidez y el buen momento de nuestras economías», y la «voluntad de los países de seguir trabajando juntos para dar respuestas a este momento de turbulencias, de manera de tener mayor capacidad de reacción ante la crisis», explicó el ministro de Economía, Amado Boudou, al término del encuentro en que hizo las veces de anfitrión.
La ratificación de la voluntad de avanzar en pos de mecanismos comunes de defensa fue valorada por la secretaria general de la Unasur, la diplomática María Emma Mejía.
«No es casual que nos hayamos demorado en la formación del consejo de economía. Es el área en la que más se notaban las diferencias entre los 12 países de la Unasur. Pero también superamos esa barrera hoy», destacó, antes de reconocer la tarea del viceministro de Economía, Roberto Feletti, que coordinó durante 4 años el grupo de trabajo de integración financiera que antecedió al ámbito de trabajo formalizado ayer.
Sin embargo, esa declaración no alcanza para ocultar que la idea de ponerse plazos para avanzar en acuerdos más concretos surge de las diferencias entre miembros de la Unasur respecto de la instrumentación de las posibles medidas.
Por ejemplo, Mantega se mostró partidario de ampliar el existente Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) como mecanismo para enfrentar la crisis y hasta adelantó que las autoridades de ese fondo (del que hoy no participan ni Brasil ni la Argentina) «harán una gira promocional» por la región buscando adhesiones. Pero Boudou evitó todo el tiempo definirse al respecto.
El FLAR, con sede en Bogotá, fue creado en 1978 y está conformado por Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú, Uruguay y Venezuela. Está habilitado para captar recursos del mercado de capitales mediante la emisión de títulos de deuda para contar con la liquidez que le permita asistir a sus miembros ante situaciones de crisis. Como emisor, en agosto de 2010, la agencia Standard & Poor’s le ratificó su calificación crediticia «AA», es decir, investment grade.
Mantega cree que lo mejor en este contexto sería que la Unasur «perfeccione instituciones ya existentes, antes de embarcarse en la creación de nuevas», en alusión al FLAR.
Boudou fue mucho más prudente: dijo que esa opción «será estudiada por un grupo regional cuya coordinación estará a cargo de Colombia y Ecuador», tanto como la creación de un «nuevo fondo de reservas u otros instrumentos que cumplan la misma función».
En un punto intermedio, Ecuador, propuso simplemente «una gestión común de las reservas de los bancos centrales», confió a la agencia Reuters Diego Borja, presidente del banco central de ese país.
Los otros deberes planteados vienen de antes. Se insiste en la desdolarización del comercio intrarregional, es decir, que el dólar sea reemplazado por las distintas monedas locales en las operaciones que involucren a empresas de los países miembros de la Unasur. «Será una forma de proteger las reservas», explicó Feletti.
También en acelerar los pasos para constituir el Banco del Sur «para contar con instrumentos de financiación a largo plazo», una prioridad para el caso argentino, y un compromiso para fortalecer la Corporación Andina de Fomento (CAF), que hoy tiene 18 países accionistas, en el marco del creciente malestar que hay ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La definición: aunque afirman que la región está fortalecida, los países de la Unasur admiten que la continuidad de la crisis abierta en 2008 en las naciones desarrolladas puede llegar a afectarlos.
La estrategia: avanzar en la creación de un fondo común de reservas para auxiliar a los países en crisis y alentar el comercio desdolarizado.
Los plazos: en 60 días los grupos técnicos conformados ayer en Buenos Aires deberán entregar definiciones.
LAS ALTERNATIVAS BAJO ANÁLISIS
Reservas, opción A: capitalizar y ampliar el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR), una entidad en la que ya confluyen Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú, Uruguay y Venezuela, habilitada para captar fondos en los mercados para contar con la liquidez que les permita asistir a sus asociados en crisis. La impulsa Brasil.
Reservas, opción B: crear un nuevo fondo común de reservas con aportes de cada miembro de la Unasur, como propone la Argentina, o firmar acuerdos que permitan instrumentar líneas de crédito contingentes entre los distintos bancos centrales, según postula Ecuador.
Desdolarizar el comercio: impulsar el uso de monedas locales para el comercio intrazona, en un mecanismo tendiente a fortalecer el comercio y preservar la reservas regionales ante un empeoramiento de la crisis financiera en las naciones centrales. Brasil propone usar «swaps» cambiarios como hacen los países asiáticos desde el año pasado. Se trata de mecanismos que permiten intercambiar un monto en una moneda por uno similar en otra y pagar una tasa de interés por las posibles diferencias de cotización existentes al comienzo y al final de cada operación. «Es un instrumento fuerte para protegerse de las turbulencias», valoró Mantega..