Según el presidente de PSA para la región, el cambio político es una «bocanada de aire fresco», pero falta para que llegue nueva inversión
Carlos Gomes. Foto: Hernán Zenteno
El ejecutivo sacó un enchufe de la valija y lo levantó en el aire. «Esto es un ejemplo de la falta de integración que existe», sentenció entre risas Carlos Gomes, presidente de PSA (Peugeot -Citroën) para América latina. El enchufe, que él quiso usar sin suerte para su afeitadora, era su símbolo de la falta de voluntad por parte de los diferentes países de sumarse a una competencia globalizada.
A ese concierto, explicó el hombre fuerte de la automotriz francesa, debe sumarse la Argentina. Para tener una plataforma exportadora, recomendó mirar los costos laborales (en el país -dijo- se paga la hora de trabajo el triple que en Brasil) y, sobre todo, reconstruir la confianza que se perdió en 2014 y 2015, que describió como años «bastante difíciles» para la empresa en el país.
«En lo económico se necesita más confianza y eso se gana poco a poco», señaló Gomes, que estimó que aún no llegarán nuevas inversiones pero no descartó que la pick-up que planea producir la terminal en un futuro se haga en El Palomar.
-¿Qué expectativas tiene con el cambio de gobierno en el país?
-PSA tiene una relación espléndida con la Argentina. Nos sentimos muy bien acá. Nuestra voluntad es seguir creciendo y trabajando en este mercado. Después de dos años bastante difíciles en 2014 y 2015 por cuestiones de comercio y operativas, el cambio es una bocanada de aire fresco. El final del impuesto al lujo, la apertura de la importación, la posibilidad de sacar dinero del país, el poder volver a confiar. Son temas muy importantes. Me parece que es un punto de partida muy bueno y estamos muy entusiasmados. No puedo decir que hemos concretado nuevos planes, pero estamos muy excitados con el cambio. A nuestra capacidad se suma ahora una perspectiva y un camino que nos parecen sumamente interesantes. Estamos manipulando varios escenarios para ver cómo podríamos integrarnos a esta ola. Lo están haciendo muy bien. Nosotros vamos a trabajar para seguir creciendo, colaborando e invirtiendo. Pero la Argentina no puede ser un mercado cerrado, eso es un error.
-¿Harán nuevas inversiones?
-Agradezco que intentes la pregunta de otra forma (risas). En el plano económico se necesita confianza y la confianza se gana poco a poco. Venimos de un período difícil donde hemos sufrido bastante. Hoy necesitamos que esto se establezca y se oriente. Las condiciones [para invertir] hoy todavía no son excelentes. El mercado está difícil. En 2016 no parece tener un desarrollo muy importante. El costo de la mano de obra es más alto que en Brasil, por lo que exportar en la actualidad parece todavía difícil. La Argentina no tiene una base exportadora y su mercado interno es bajo .
-La pick-up que planea hacer PSA, ¿podría hacerse en la Argentina teniendo el cuenta el cluster que se formó en el país?
-No lo sé. Estamos trabajando en la actualidad en la traducción de cómo se harán nuestras inversiones hasta 2021. Tenemos muchos escenarios que también pasan por este país. Pero hay que purificar todo y tomar las mejores opciones en el momento determinado. Hoy no hay ninguna decisión de inversión pero estamos trabajando en eso. El escenario parece orientarse muy positivamente para que el grupo PSA mire el futuro de una forma más que legítima.
-¿Cuál es su visión sobre la situación de Brasil?
-El mercado automotor iba a ser en Brasil de 4,6 millones de vehículos. Pero ahora será menos de 2 millones. Y todas las empresas hicieron inversiones con base a aquel número. En la actualidad hay una capacidad ociosa muy grande. Además, el panorama político sigue muy complicado. No se ve una alternativa clara. Cuando concluya el impeachment se espera que tome el poder un partido que ya estaba. Por eso, hay que entender bien qué cambio efectivo podría haber en la economía. Se está muy lejos de retomar la confianza. Diría que 2016 está perdido y que 2017 también. Con lo que, en Brasil, antes de 2018 va a ser muy difícil ver una luz a final del túnel.
-¿Puede decirse que en los dos países de la región donde PSA tiene fábricas (la Argentina y Brasil) va a estar muy difícil?
-Sí. No creo que la economía argentina pueda desplegarse todavía. Y en Brasil además hay un problema político a resolver. Ambas economías van a seguir debilitadas.
-¿El costo laboral es un problema para la Argentina?
– Si se quiere tener una base exportadora, la competitividad es un must. Acá hay un bache muy alto con México o con Brasil. El mercado interno argentino es de 600.000 unidades, pero puede llegar al millón. Pero eso no paga la cuenta. La Argentina tendrá que exportar y para eso hay que tener volumen y previsibilidad.
Carlos Gomes. Foto: Hernán Zenteno
El ejecutivo sacó un enchufe de la valija y lo levantó en el aire. «Esto es un ejemplo de la falta de integración que existe», sentenció entre risas Carlos Gomes, presidente de PSA (Peugeot -Citroën) para América latina. El enchufe, que él quiso usar sin suerte para su afeitadora, era su símbolo de la falta de voluntad por parte de los diferentes países de sumarse a una competencia globalizada.
A ese concierto, explicó el hombre fuerte de la automotriz francesa, debe sumarse la Argentina. Para tener una plataforma exportadora, recomendó mirar los costos laborales (en el país -dijo- se paga la hora de trabajo el triple que en Brasil) y, sobre todo, reconstruir la confianza que se perdió en 2014 y 2015, que describió como años «bastante difíciles» para la empresa en el país.
«En lo económico se necesita más confianza y eso se gana poco a poco», señaló Gomes, que estimó que aún no llegarán nuevas inversiones pero no descartó que la pick-up que planea producir la terminal en un futuro se haga en El Palomar.
-¿Qué expectativas tiene con el cambio de gobierno en el país?
-PSA tiene una relación espléndida con la Argentina. Nos sentimos muy bien acá. Nuestra voluntad es seguir creciendo y trabajando en este mercado. Después de dos años bastante difíciles en 2014 y 2015 por cuestiones de comercio y operativas, el cambio es una bocanada de aire fresco. El final del impuesto al lujo, la apertura de la importación, la posibilidad de sacar dinero del país, el poder volver a confiar. Son temas muy importantes. Me parece que es un punto de partida muy bueno y estamos muy entusiasmados. No puedo decir que hemos concretado nuevos planes, pero estamos muy excitados con el cambio. A nuestra capacidad se suma ahora una perspectiva y un camino que nos parecen sumamente interesantes. Estamos manipulando varios escenarios para ver cómo podríamos integrarnos a esta ola. Lo están haciendo muy bien. Nosotros vamos a trabajar para seguir creciendo, colaborando e invirtiendo. Pero la Argentina no puede ser un mercado cerrado, eso es un error.
-¿Harán nuevas inversiones?
-Agradezco que intentes la pregunta de otra forma (risas). En el plano económico se necesita confianza y la confianza se gana poco a poco. Venimos de un período difícil donde hemos sufrido bastante. Hoy necesitamos que esto se establezca y se oriente. Las condiciones [para invertir] hoy todavía no son excelentes. El mercado está difícil. En 2016 no parece tener un desarrollo muy importante. El costo de la mano de obra es más alto que en Brasil, por lo que exportar en la actualidad parece todavía difícil. La Argentina no tiene una base exportadora y su mercado interno es bajo .
-La pick-up que planea hacer PSA, ¿podría hacerse en la Argentina teniendo el cuenta el cluster que se formó en el país?
-No lo sé. Estamos trabajando en la actualidad en la traducción de cómo se harán nuestras inversiones hasta 2021. Tenemos muchos escenarios que también pasan por este país. Pero hay que purificar todo y tomar las mejores opciones en el momento determinado. Hoy no hay ninguna decisión de inversión pero estamos trabajando en eso. El escenario parece orientarse muy positivamente para que el grupo PSA mire el futuro de una forma más que legítima.
-¿Cuál es su visión sobre la situación de Brasil?
-El mercado automotor iba a ser en Brasil de 4,6 millones de vehículos. Pero ahora será menos de 2 millones. Y todas las empresas hicieron inversiones con base a aquel número. En la actualidad hay una capacidad ociosa muy grande. Además, el panorama político sigue muy complicado. No se ve una alternativa clara. Cuando concluya el impeachment se espera que tome el poder un partido que ya estaba. Por eso, hay que entender bien qué cambio efectivo podría haber en la economía. Se está muy lejos de retomar la confianza. Diría que 2016 está perdido y que 2017 también. Con lo que, en Brasil, antes de 2018 va a ser muy difícil ver una luz a final del túnel.
-¿Puede decirse que en los dos países de la región donde PSA tiene fábricas (la Argentina y Brasil) va a estar muy difícil?
-Sí. No creo que la economía argentina pueda desplegarse todavía. Y en Brasil además hay un problema político a resolver. Ambas economías van a seguir debilitadas.
-¿El costo laboral es un problema para la Argentina?
– Si se quiere tener una base exportadora, la competitividad es un must. Acá hay un bache muy alto con México o con Brasil. El mercado interno argentino es de 600.000 unidades, pero puede llegar al millón. Pero eso no paga la cuenta. La Argentina tendrá que exportar y para eso hay que tener volumen y previsibilidad.