Existe un amplio segmento de profesionales universitarios que son protagonistas de la clase media, ellos buscan convertirse en asalariados para asegurarse la supervivencia (y aunque esa realidad los iguala a los obreros y trabajadores, es decir, los delata como clase explotada), afectiva o psicológicamente no lo asumen ni se auto reconocen ni se familiarizan con gobiernos que apoyan a sectores populares.
La así llamada clase media, tiene un basamento psicológico, más no realmente económico, por ello es altamente excitable por la propaganda pequeño burguesa y hedonista de canales como Globovisión y sus similares .
De sus sueños ancestrales, y nunca jamás realizados a través de los siglos, es que la manipulada clase media se conecta con las propuestas electorales de la clase que los explota y margina (burguesía) porque en este caso las ilusiones y fantasías de conquistar fortuna se imponen absolutamente.
Hay desconcertados que una vez votaron por el chavismo pero que ante la ausencia del gran líder, cayeron en la falacia de que la democracia es cambiar el partido de gobierno. A ellos debemos guiarles para distinguir las clases sociales y sus intereses, más allá de caretas partidistas y cuñas de TV. Que sepan que antes de Chávez, los oligarcas siempre gobernaron contra el pueblo.
También existen los estructuralmente contrarrevolucionarios, muchos militantes de partidos antichavistas que han sido catequizados en el capitalismo, aunque casi todos sean asalariados explotados por éste. Con estos debemos estimular la crítica, que vean que con limosnas de sus jefes no hay fórmula mágica para una mejor calidad de vida y que solo la unión de todos los trabajadores permitirá el logro de una existencia basada en el trabajo digno y liberador.
No menos importante es visibilizar a los extremistas, son principalmente jóvenes y estudiantes utilizados para las acciones agresivas que dan notoriedad a la dirigencia envejecida del oposicionismo radical. Con ellos el diálogo debe ser sabio para alejarlos de las locuras de racismo, fascismo y culto a Hitler, Mussolini y Francisco Franco. Con una campaña sistemática de educación, trabajo y cultura es factible rescatarlos para bien de ellos mismos, sus madres, padres, familias y generaciones futuras.
Humildemente, que sea esta nota una invitación a elaborar análisis más extensos del resultado del pasado 14 de abril y los principales grupos de electores que no votaron por la Revolución Bolivariana. El llamado es a la apertura política y la continuación de las medidas de inclusión social con incentivo a la conciencia popular, una praxis integradora de todos y todas las personas que viven del trabajo propio y que tienen la posibilidad de lograr el bienestar en el marco del Estado Solidario que hoy prevalece en Venezuela, aunque todavía hoy no lo comprendan por falta de contacto real y directo con la dirigencia.
Hugo Chávez fue único, irrepetible, un producto de la historia de los pueblos que luchan por su libertad. Por su parte, Capriles es un accidente, una circunstancia, mañana cualquier otro burgués puede ocupar su lugar. He allí el desafío que se plantea para los revolucionarios venezolanos en esta etapa crucial.
El autor es: Constitucionalista. Profesor de estudios políticos e internacionales UCV.
[email protected]
http://jesusmanuelsilva.blogspot.com
@Jesus_Silva_R
La así llamada clase media, tiene un basamento psicológico, más no realmente económico, por ello es altamente excitable por la propaganda pequeño burguesa y hedonista de canales como Globovisión y sus similares .
De sus sueños ancestrales, y nunca jamás realizados a través de los siglos, es que la manipulada clase media se conecta con las propuestas electorales de la clase que los explota y margina (burguesía) porque en este caso las ilusiones y fantasías de conquistar fortuna se imponen absolutamente.
Hay desconcertados que una vez votaron por el chavismo pero que ante la ausencia del gran líder, cayeron en la falacia de que la democracia es cambiar el partido de gobierno. A ellos debemos guiarles para distinguir las clases sociales y sus intereses, más allá de caretas partidistas y cuñas de TV. Que sepan que antes de Chávez, los oligarcas siempre gobernaron contra el pueblo.
También existen los estructuralmente contrarrevolucionarios, muchos militantes de partidos antichavistas que han sido catequizados en el capitalismo, aunque casi todos sean asalariados explotados por éste. Con estos debemos estimular la crítica, que vean que con limosnas de sus jefes no hay fórmula mágica para una mejor calidad de vida y que solo la unión de todos los trabajadores permitirá el logro de una existencia basada en el trabajo digno y liberador.
No menos importante es visibilizar a los extremistas, son principalmente jóvenes y estudiantes utilizados para las acciones agresivas que dan notoriedad a la dirigencia envejecida del oposicionismo radical. Con ellos el diálogo debe ser sabio para alejarlos de las locuras de racismo, fascismo y culto a Hitler, Mussolini y Francisco Franco. Con una campaña sistemática de educación, trabajo y cultura es factible rescatarlos para bien de ellos mismos, sus madres, padres, familias y generaciones futuras.
Humildemente, que sea esta nota una invitación a elaborar análisis más extensos del resultado del pasado 14 de abril y los principales grupos de electores que no votaron por la Revolución Bolivariana. El llamado es a la apertura política y la continuación de las medidas de inclusión social con incentivo a la conciencia popular, una praxis integradora de todos y todas las personas que viven del trabajo propio y que tienen la posibilidad de lograr el bienestar en el marco del Estado Solidario que hoy prevalece en Venezuela, aunque todavía hoy no lo comprendan por falta de contacto real y directo con la dirigencia.
Hugo Chávez fue único, irrepetible, un producto de la historia de los pueblos que luchan por su libertad. Por su parte, Capriles es un accidente, una circunstancia, mañana cualquier otro burgués puede ocupar su lugar. He allí el desafío que se plantea para los revolucionarios venezolanos en esta etapa crucial.
El autor es: Constitucionalista. Profesor de estudios políticos e internacionales UCV.
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@Jesus_Silva_R