Cualquiera sea la decisión que adopte el Gobierno, a partir del último fallo de la Justicia de Estados Unidos en favor de los holdouts , la resultante será menos disponibilidad de dólares para que funcione la economía.
“Si Argentina paga deberá ceder parte de sus reservas, debilitando aún más la capacidad para enfrentar una situación cambiaria muy tensa; y si no paga desobedecerá un fallo de la Justicia de Estados Unidos y resignará la posibilidad de generar dólares financieros en los mercados internacionales de crédito, al menos a corto y mediano plazo, que era la intención del Gobierno luego de haber regularizado los temas Repsol y Club de París”, sostiene Juan Manuel Garzón, economista de la Fundación Mediterránea.
En este escenario de restricción de divisas, hay un sector con capacidad de generarlas. Es el complejo oleaginoso, que tiene a la industrialización de la soja como su principal acervo económico.
Sin embargo, el ritmo de comercialización de la soja por parte de los productores es más lento que en otros años. Hasta finales de mayo, el productor había cerrado operaciones de venta por 29 por ciento de la producción de soja de la campaña, un porcentaje que se encuentra muy por debajo de la media histórica (41 por ciento). Este comportamiento obedece en parte a la demora en la cosecha (y la incertidumbre consecuente respecto de la producción efectiva) y en parte también a expectativas devaluatorias, según sostiene Garzón.