SANTIAGO ARES. El joven creador del moisés del kit Qunita, fallecido a los 24 años.
Es una pena que en medio de las denuncias por corrupción y las acusaciones cruzadas por el Plan Qunita haya quedado eclipsado el recuerdo del joven diseñador industrial Santiago Ares, fallecido hace casi dos años. Tiago, como todos lo llamaban, fue el creador, junto a otros compañeros de facultad, del kit para bebés recién nacidos de madres carenciadas. También fue quien lo propuso al gobierno nacional para destinarlo a las beneficiarias de la Asignación por Embarazo. Pero un cáncer de colon que se lo llevó hace casi un año, a sus jóvenes 24.
De todas formas, Tiago está presente.
Hace dos semanas, el 28 de septiembre, el Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires había emitido, a pedido de los consejeros estudiantiles, un Diploma de Reconocimiento Post Mortem “en razón de su inquietud social y en la búsqueda de poner el conocimiento adquirido al servicio de la población”. La resolución aclara que el proyecto del kit “fue presentado a las autoridades del Ministerio de Salud de la Nación, quienes lo tomaron como antecedente para desarrollar el Plan Nacional Qunita”, tomándose el cuidado de deslindar el trabajo original de los diseñadores del producto final.
En los considerandos también se menciona que otro diseño de Santiago Ares, el mobiliario para escuelas Tiza, ya había obtenido en 2013 el premio Innovar, que otorga en forma anual el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (Mincyt). Cabe aclarar que en ambos proyectos Tiago trabajó junto a sus compañeros del estudio de diseño Polenta, que fundaron cuando todavía eran estudiantes. Por otra parte, Tiago, de militancia en La Cámpora, también fue evocado el miércoles pasado en un acto junto al Obelisco, en el que se reclamó a continuidad del plan Qunita.
Por lo pronto, en los seis meses que funcionó el programa Qunita se distribuyeron 74.408 kits a 289 maternidades en todo el país, de los cuales 43.600 fueron entregados a las familias. Hasta que fue dado de baja el 8 de abril pasado debido a la supuesta inseguridad del moisés de madera y la bolsa de dormir en base a informes del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y la Sociedad Argentina de Pediatría. En forma paralela, fueron procesados por supuestas irregularidades en las contratacione el ex jefe de Gabinete Aníbal Fernández y el ex ministro de Salud Daniel Gollán, entre otros.
A propósito del kit para bebés, la directora de la carrera de Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la UBA, Anabella Rondina, explicó a ARQ que existie un malentendido a causa del nombre Qunita. “En realidad se trata de un moisés, que por definición se apoya sobre una mesa o el suelo y no tiene los mismos requisitos que una cuna,”, aclara. De hecho, Tiago y sus compañeros del estudio de diseño Polenta habían bautizado “Wawa” (y no Qunita) al producto, que, en opinión de Rondina, “estaba súper bien hecho”.
De hecho, el 24 de septiembre la FADU-UBA emitió un comunicado en el que, entre otras cosas, se aclaraba que en Argentina “no hay normas, ni reglamentación, ni ensayos, ni certificación para productos de este tipo; ni moisés, ni cuna, ni otro producto de tipología semejante», y que eso llevó a los diseñadores a guiarse por la normativa europea.
La FADU, sobre el plan Qunita: «En la Argentina no hay normativas que regulen este tipo de productos para bebés»
“Lo más lamentable de este fuego cruzado en el que quedaron envueltos los estudiantes es que ellos no tuvieron nada que ver. Al contrario, tuvieron la mejor intención. Por eso, nos interesa destacar desde la facultad que lo más importante es que los alumnos se animen a crear productos que sean útiles para la sociedad”, agrega Rondina, quien además recuerda a Tiago como “un alumno brillante, muy buen compañero y generoso para trabajar en equipo, cosa que no siempre ocurre con los mejores estudiantes”.
A su vez, el padre de Tiago, Alvaro Ares, contó a ARQ que su hijo padeció prácticamente desde su nacimiento, en 1990, graves problemas de salud desde su niñez a causa de una rara enfermedad llamada agammaglubulinemia, que consiste precisamente en la carencia en la sangre de gammaglobulina, una proteína portadora de anticuerpos cuya ausencia genera un severo déficit de inmunidad. “Lo descubrimos apenas se dio la primera vacuna con un virus vivo”, recuerda. Por eso, sufrió toda su vida graves afecciones intestinales y debió someterse cada tres semanas a intervenciones en las que se le suministraba la proteína en forma de suero durante siete horas.
“Por suerte, se salvó de la silla de ruedas, y hasta pudo practicar algo de deportes. Pero la enfermedad lo llevó naturalmente a dedicarse a la vida intelectual. Era un pibe muy inteligente, no tan alegre pero muy irónico, que te hacía morir de risa sin perder el gesto serio”, agrega. Pero el fallecimiento de su madre, Laura Pschepiurca, cuando él tenía 20 años, fue un golpe duro para su estado de ánimo y su salud general, ya que, según aclara Alvaro, Tiago había vivido casi siempre con ella a causa de la separación de sus padres.
De todas formas, siguió adelante con su vocación y sus proyectos. Ares recuerda también que Tiago le contó que la idea de crear el kit para recién nacidos se le ocurrió “cuando se enteró de que el colecho, cuando padres e hijos duerman en una misma cama, es una de las mayores causas de mortalidad infantil por asfixia o muerte súbita en los sectores más vulnerables”. Y acota: “Siempre tenía bien en claro la función social de todo lo que hacía”.
Durante el acto del miércoles pasado, Alvaro Ares destacó orgullos que un bebé pudo descansar tranquilo “sin sufrir heridas ni lesiones” adentro de un moisés diseñado por su hijo, apoyado en el suelo frente al escenario, . Fue el mejor homenaje para Tiago, independientemente de lo que haya ocurrido con su proyecto en el terreno mucho más fangoso e inestable de la política.
Es una pena que en medio de las denuncias por corrupción y las acusaciones cruzadas por el Plan Qunita haya quedado eclipsado el recuerdo del joven diseñador industrial Santiago Ares, fallecido hace casi dos años. Tiago, como todos lo llamaban, fue el creador, junto a otros compañeros de facultad, del kit para bebés recién nacidos de madres carenciadas. También fue quien lo propuso al gobierno nacional para destinarlo a las beneficiarias de la Asignación por Embarazo. Pero un cáncer de colon que se lo llevó hace casi un año, a sus jóvenes 24.
De todas formas, Tiago está presente.
Hace dos semanas, el 28 de septiembre, el Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires había emitido, a pedido de los consejeros estudiantiles, un Diploma de Reconocimiento Post Mortem “en razón de su inquietud social y en la búsqueda de poner el conocimiento adquirido al servicio de la población”. La resolución aclara que el proyecto del kit “fue presentado a las autoridades del Ministerio de Salud de la Nación, quienes lo tomaron como antecedente para desarrollar el Plan Nacional Qunita”, tomándose el cuidado de deslindar el trabajo original de los diseñadores del producto final.
En los considerandos también se menciona que otro diseño de Santiago Ares, el mobiliario para escuelas Tiza, ya había obtenido en 2013 el premio Innovar, que otorga en forma anual el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (Mincyt). Cabe aclarar que en ambos proyectos Tiago trabajó junto a sus compañeros del estudio de diseño Polenta, que fundaron cuando todavía eran estudiantes. Por otra parte, Tiago, de militancia en La Cámpora, también fue evocado el miércoles pasado en un acto junto al Obelisco, en el que se reclamó a continuidad del plan Qunita.
Por lo pronto, en los seis meses que funcionó el programa Qunita se distribuyeron 74.408 kits a 289 maternidades en todo el país, de los cuales 43.600 fueron entregados a las familias. Hasta que fue dado de baja el 8 de abril pasado debido a la supuesta inseguridad del moisés de madera y la bolsa de dormir en base a informes del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y la Sociedad Argentina de Pediatría. En forma paralela, fueron procesados por supuestas irregularidades en las contratacione el ex jefe de Gabinete Aníbal Fernández y el ex ministro de Salud Daniel Gollán, entre otros.
A propósito del kit para bebés, la directora de la carrera de Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la UBA, Anabella Rondina, explicó a ARQ que existie un malentendido a causa del nombre Qunita. “En realidad se trata de un moisés, que por definición se apoya sobre una mesa o el suelo y no tiene los mismos requisitos que una cuna,”, aclara. De hecho, Tiago y sus compañeros del estudio de diseño Polenta habían bautizado “Wawa” (y no Qunita) al producto, que, en opinión de Rondina, “estaba súper bien hecho”.
De hecho, el 24 de septiembre la FADU-UBA emitió un comunicado en el que, entre otras cosas, se aclaraba que en Argentina “no hay normas, ni reglamentación, ni ensayos, ni certificación para productos de este tipo; ni moisés, ni cuna, ni otro producto de tipología semejante», y que eso llevó a los diseñadores a guiarse por la normativa europea.
La FADU, sobre el plan Qunita: «En la Argentina no hay normativas que regulen este tipo de productos para bebés»
“Lo más lamentable de este fuego cruzado en el que quedaron envueltos los estudiantes es que ellos no tuvieron nada que ver. Al contrario, tuvieron la mejor intención. Por eso, nos interesa destacar desde la facultad que lo más importante es que los alumnos se animen a crear productos que sean útiles para la sociedad”, agrega Rondina, quien además recuerda a Tiago como “un alumno brillante, muy buen compañero y generoso para trabajar en equipo, cosa que no siempre ocurre con los mejores estudiantes”.
A su vez, el padre de Tiago, Alvaro Ares, contó a ARQ que su hijo padeció prácticamente desde su nacimiento, en 1990, graves problemas de salud desde su niñez a causa de una rara enfermedad llamada agammaglubulinemia, que consiste precisamente en la carencia en la sangre de gammaglobulina, una proteína portadora de anticuerpos cuya ausencia genera un severo déficit de inmunidad. “Lo descubrimos apenas se dio la primera vacuna con un virus vivo”, recuerda. Por eso, sufrió toda su vida graves afecciones intestinales y debió someterse cada tres semanas a intervenciones en las que se le suministraba la proteína en forma de suero durante siete horas.
“Por suerte, se salvó de la silla de ruedas, y hasta pudo practicar algo de deportes. Pero la enfermedad lo llevó naturalmente a dedicarse a la vida intelectual. Era un pibe muy inteligente, no tan alegre pero muy irónico, que te hacía morir de risa sin perder el gesto serio”, agrega. Pero el fallecimiento de su madre, Laura Pschepiurca, cuando él tenía 20 años, fue un golpe duro para su estado de ánimo y su salud general, ya que, según aclara Alvaro, Tiago había vivido casi siempre con ella a causa de la separación de sus padres.
De todas formas, siguió adelante con su vocación y sus proyectos. Ares recuerda también que Tiago le contó que la idea de crear el kit para recién nacidos se le ocurrió “cuando se enteró de que el colecho, cuando padres e hijos duerman en una misma cama, es una de las mayores causas de mortalidad infantil por asfixia o muerte súbita en los sectores más vulnerables”. Y acota: “Siempre tenía bien en claro la función social de todo lo que hacía”.
Durante el acto del miércoles pasado, Alvaro Ares destacó orgullos que un bebé pudo descansar tranquilo “sin sufrir heridas ni lesiones” adentro de un moisés diseñado por su hijo, apoyado en el suelo frente al escenario, . Fue el mejor homenaje para Tiago, independientemente de lo que haya ocurrido con su proyecto en el terreno mucho más fangoso e inestable de la política.