Horas después de asumir el gobierno en diciembre de 2012, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto sorprendió al firmar con los tres principales partidos de su país el Pacto por México, un acuerdo político que pretendía fomentar crecimiento económico, crear empleos y favorecer la inclusión social.
El convenio fue aplaudido por políticos, analistas y empresarios. Algunos incluso lo compararon con los Pactos de la Moncloa que facilitaron la transición española.
Esos días se han esfumado.
El pacto impulsado por el presidente elegido en representación del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se fracturó después que el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) lo abandonó, en protesta por la presentación al Congreso de un proyecto de Reforma Energética que permite el capital privado en la explotación de hidrocarburos, aprobado este jueves.
«El pacto está muerto», sentenció Jesús Zambrano, presidente del PRD.
En cambio, sostienen analistas, el proceso para aprobar la Reforma Energética desnudó el verdadero proyecto político de Peña Nieto, le dice a BBC Mundo el exdiputado Jaime Cárdenas.
«Queda en evidencia cuál es el interés del gobierno de realizar estas reformas estructurales, sobre todo la energética».
En eso coincide el analista Gerardo Avalos Tenorio. «Hoy se cierra el ciclo de construcción de consenso para sacar esta reforma, pero no se quiebra el gran proyecto político de Peña Nieto, ha tenido éxito», indica.
Cerco
El Pacto por México contiene 95 acciones que deberían concretarse por acuerdo de los firmantes, los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y el PRD.
Pero lo más importante fueron las reformas educativa, hacendaria y la energética. Las dos primeras se aprobaron sin mayores problemas, pero la última pasó por serias dificultades.
El PRD había dicho que no avalaría modificaciones a la Constitución para permitir inversiones privadas en la explotación de petróleo y gas, pero entonces el PRI y PAN se aliaron para sacar adelante el proyecto.
Legisladores de izquierda cerraron con cadenas y candados el salón de sesiones de la Cámara de Diputados, donde se debatiría la iniciativa aprobada previamente por el Senado.
Cientos de personas rodearon las instalaciones del Congreso que fueron cercadas con muros metálicos y miles de policías.
La discusión en un salón alterno duró más de veinte horas, e incluso el diputado Antonio García Conejo se desnudó en la tribuna para evidenciar, dijo, la forma como quedaba el país tras la nueva Reforma.
Al final las protestas no impidieron la votación.
Nuevo escenario
Después de la intensa jornada legislativa quedó claro que el Pacto por México sólo permanecería doce meses, el tiempo necesario para garantizar las reformas estructurales que buscaba el presidente Peña, le dice a BBC Mundo Alberto Aziz Nassif, profesor del profesor del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas).
«Lo importante fue el primer año, la estrategia era concentrar las reformas más importantes y el próximo vendrán las leyes secundarias», explica.
«Luego vendrá una suerte como de administración de estas nuevas condiciones, este cambio de reglas».
Será difícil revivir el Pacto, añade el especialista. «El consenso quedó totalmente destruido sobre todo en la materia energética que polarizaba las posiciones entre el gobierno y las izquierdas. No habrá forma de ningún nuevo consenso».
Eso no impedirá alcanzar acuerdos por vías distintas. De hecho, en el nuevo escenario lo más posible es que existan «alianzas puntuales» con la izquierda para impulsar algunos proyectos, y otras con el PAN.
La nueva estrategia política depende de que se pueda implementar la reforma energética, y para eso es necesario definir las leyes secundarias que definirán la forma en que se permitirán las inversiones privadas, por ejemplo.
Y aún falta cruzar la aduana que representan las elecciones intermedias de 2015, cuando el PRD y el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), encabezado por el excandidato presidencial Andrés López Obrador, pretenden cancelar la Reforma mediante una consulta pública.
Mientras, parece haber buen camino para el presidente, reconoce Ávalos Tenorio. «Consolidando la Reforma no hay posibilidades de que naufrague el proyecto político de Peña Nieto, está bien armado», concluye.
El convenio fue aplaudido por políticos, analistas y empresarios. Algunos incluso lo compararon con los Pactos de la Moncloa que facilitaron la transición española.
Esos días se han esfumado.
El pacto impulsado por el presidente elegido en representación del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se fracturó después que el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) lo abandonó, en protesta por la presentación al Congreso de un proyecto de Reforma Energética que permite el capital privado en la explotación de hidrocarburos, aprobado este jueves.
«El pacto está muerto», sentenció Jesús Zambrano, presidente del PRD.
En cambio, sostienen analistas, el proceso para aprobar la Reforma Energética desnudó el verdadero proyecto político de Peña Nieto, le dice a BBC Mundo el exdiputado Jaime Cárdenas.
«Queda en evidencia cuál es el interés del gobierno de realizar estas reformas estructurales, sobre todo la energética».
En eso coincide el analista Gerardo Avalos Tenorio. «Hoy se cierra el ciclo de construcción de consenso para sacar esta reforma, pero no se quiebra el gran proyecto político de Peña Nieto, ha tenido éxito», indica.
Cerco
El Pacto por México contiene 95 acciones que deberían concretarse por acuerdo de los firmantes, los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y el PRD.
Pero lo más importante fueron las reformas educativa, hacendaria y la energética. Las dos primeras se aprobaron sin mayores problemas, pero la última pasó por serias dificultades.
El PRD había dicho que no avalaría modificaciones a la Constitución para permitir inversiones privadas en la explotación de petróleo y gas, pero entonces el PRI y PAN se aliaron para sacar adelante el proyecto.
Legisladores de izquierda cerraron con cadenas y candados el salón de sesiones de la Cámara de Diputados, donde se debatiría la iniciativa aprobada previamente por el Senado.
Cientos de personas rodearon las instalaciones del Congreso que fueron cercadas con muros metálicos y miles de policías.
La discusión en un salón alterno duró más de veinte horas, e incluso el diputado Antonio García Conejo se desnudó en la tribuna para evidenciar, dijo, la forma como quedaba el país tras la nueva Reforma.
Al final las protestas no impidieron la votación.
Nuevo escenario
Después de la intensa jornada legislativa quedó claro que el Pacto por México sólo permanecería doce meses, el tiempo necesario para garantizar las reformas estructurales que buscaba el presidente Peña, le dice a BBC Mundo Alberto Aziz Nassif, profesor del profesor del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas).
«Lo importante fue el primer año, la estrategia era concentrar las reformas más importantes y el próximo vendrán las leyes secundarias», explica.
«Luego vendrá una suerte como de administración de estas nuevas condiciones, este cambio de reglas».
Será difícil revivir el Pacto, añade el especialista. «El consenso quedó totalmente destruido sobre todo en la materia energética que polarizaba las posiciones entre el gobierno y las izquierdas. No habrá forma de ningún nuevo consenso».
Eso no impedirá alcanzar acuerdos por vías distintas. De hecho, en el nuevo escenario lo más posible es que existan «alianzas puntuales» con la izquierda para impulsar algunos proyectos, y otras con el PAN.
La nueva estrategia política depende de que se pueda implementar la reforma energética, y para eso es necesario definir las leyes secundarias que definirán la forma en que se permitirán las inversiones privadas, por ejemplo.
Y aún falta cruzar la aduana que representan las elecciones intermedias de 2015, cuando el PRD y el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), encabezado por el excandidato presidencial Andrés López Obrador, pretenden cancelar la Reforma mediante una consulta pública.
Mientras, parece haber buen camino para el presidente, reconoce Ávalos Tenorio. «Consolidando la Reforma no hay posibilidades de que naufrague el proyecto político de Peña Nieto, está bien armado», concluye.