PJ Y GOBERNADORES CON NUEVO PROYECTO EN DIPUTADOS Y SENADO • TIENEN APOYO DE GOBERNADORES • VOTO ELECTRÓNICO PERO EN CUOTAS • ACHICAN ELECCIÓN A DEDO DE CANDIDATO A VICE EN LAS PASO • ESPERAN NEGOCIAR EN EL SENADO • MESA DE CAMBIEMOS ESPERA QUE SE REPONGA CARRIÓ • NADA CONTRA ELLA, NADA SIN ELLA • HASTA LA SALUD LA CUIDA • TUVO UN INFARTO HACE UN AÑO Y NI SE DIO CUENTA • ESA MESA LA COBRA PEÑA, LA GERENCIA TORELLO PERO LA PIDEN LOS RADICALES • EN CAPITAL UCR LANZA CAMPAÑA EL 12 DE OCTUBRE CON LOUSTEAU, SI LO DEJAN VENIR • UN 82% FRENA EL TRASPASO DE JUECES DE NACIÓN A LA CAPITAL • MASSA: HASTA EL 10 DE DICIEMBRE APOYAMOS, DESPUÉS PIEDRA LIBRE • VIDAL PIENSA EN NUEVO DIVORCIO • DESAIRE A LOS SOCIOS CHINOS EN SU FIESTA NACIONAL
El peronismo lanzó el viernes el contraataque en la pelea por la reforma electoral. El bloque de diputados presentó un dictamen de minoría que propone un diseño distinto al que firmó una mayoría del plenario de comisiones que integran el Pro, la UCR, el Frente Renovador y el peronismo bossista del bloque disidente de Oscar Romero. El texto lo elaboró el apoderado del partido Jorge Landau y tiene el apoyo de la cúpula del partido en el orden nacional y en Buenos Aires, y de los principales gobernadores. Ese dictamen propone: 1) que se use la urna electrónica con boleta en papel y se diferencia de la propuesta oficial en que dispone que en la pantalla figuren las listas completas, y no los primeros tres cargos, como dice el dictamen mayoritario. 2) que la elección del candidato a vicepresidente en las PASO se haga según la carta orgánica de cada partido. En el proyecto oficial se elige sólo postulante a presidente, y después el ganador y el partido le ponen al vice. Según el proyecto del PJ ese vice tiene que surgir de nombres que hayan participado en las PASO. La intención es impedir el marketing de que el ganador de la candidatura en la PASO saque un nombre sorpresa que no tiene respaldo del voto popular. ¿Qué se quiere evitar? Que un candidato haga campaña a presidente, arrastre voluntades y compromiso, que después no se presente y se haga elegir a dedo por el ganador. ¿Quién haría una cosa así? Lo piensan un rato, y responde: un Massa haría eso. Por eso le llaman la cláusula anti-Massa. 3) le da poder a la Cámara Nacional Electoral para autorizar o no el nuevo sistema y si se lo rechaza que tenga la facultad de proponer un sistema alternativo. 4) Impone la gradualidad en la instauración del voto electrónico, no en todo el país y para el 2017.
Este dictamen tiene el voto de la minoría en la comisión, pero el peronismo lo usará, casi con el mismo texto (lo reproducimos textualmente abajo) en otro proyecto que hoy se presentará en el Senado. Allí el peronismo tiene la mayoría que puede frustrar la iniciativa que venga de Diputados. La intención del peronismo es que los dos proyectos se fusionen. Para mostrar que hay buena voluntad, los proyectos fueron firmados por peronistas del ala mansa, como José Luis Gioja, Juan Manuel Pedrini, Héctor Tomas, Daniela Castro, Edgardo Depetri (en Diputados), Juan Manuel Abal Medina y Omar Perotti (Senado). En la cámara alta se le agregará un capítulo sobre financiamiento que intenta que los gastos de campaña corran exclusivamente a cargo del estado, sin aportes ni de empresas ni de sindicatos, como quiere el oficialismo. El rechazo de esto último en el propio oficialismo ha demorado la iniciativa de la Casa de Gobierno en ese sentido. Perotti es el fogonero de la idea de que no haya plata privada en las campañas. “Es la única forma de evitar que el dinero de los narcos se meta en la política”, dijo el jueves en la reunión que se hizo en la sede de Matheu del PJ. Le dijeron que era difícil que eso se votase, y replicó: “Lo siento, pero yo tengo que dar una señal en Santa Fe en ese sentido”. Se lo admitieron los otros presentes allí, que eran Gioja, Daniel Scioli, Miguel Pichetto, Lucía Corpacci, Landau, Gioja, Juan Manuel Urtubey, Antonio Caló, Andrés Rodríguez, Víctor Santa María, Julián Domínguez, Fernando Espinoza, Verónica Magario y alguno más. Esas presencias de gobernadores le dan volumen a la iniciativa que deberá enfrentar el oficialismo en el Senado si quiere que salga la reforma electoral.
Copia del proyecto del peronismo para una reforma electoral distinta a la que quiere el gobierno
Tan lejos está Lilita de las miserabilidades de la humana especie, que cuando le da un infarto hay que avisarle por carta documento. Elisa Carrió fue al médico durante el fin de semana porque se sintió con taquicardia y la dejaron internada unas 24 horas. Le dijeron: “- Lo que pasa es que usted tuvo hace un año un infarto”. “- ¿Infarto? ¿Y a quién le avisaron? Porque a mí nadie me dijo nada”. Crisis de potasio y reposo durante algunos días. Se reía ayer cuando hablaba por teléfono con su escudero Fernando Sánchez, que trataba de hacerse entender con la voz cascada por una laringitis. “- Estamos los dos sonados… no sé cómo va a terminar esto”. Esta pausa obliga a reprogramaciones de Estado, no porque el gobierno dependa de lo que ella haga o diga, sino porque no puede estar afuera de las fotos importantes. La presentación mañana de la mesa nacional de Cambiemos se hará igual, con ella o sin ella, porque autorizó esa táctica de sentar a delegados de las tres fuerzas del oficialismo a hablar del futuro. Lo dirá expresamente hoy si los médicos no la autorizan a estar, aunque sea unos minutos, para que una eventual ausencia no sea leída como una táctica de distanciamiento. Tampoco ella le da demasiada importancia porque por ahora está cazando bandidos por el conurbano y no va a mostrar s estrategia a nadie hasta que los demás tengan aclarados sus movimientos. Nunca muestra sus movimientos antes de tiempo y lo que hará en materia electoral lo dirá recién el año que viene.
La idea de sentar a delegados del Pro, la UCR y la CC la promueve en la superficie Marcos Peña, la gerencia en las sombras José Torello – que es más jefe de lo que parece – y la piden los radicales. Estos socios plantearon hace rato que el oficialismo nacional tiene que mostrar su juego, por lo menos para adentro. Cambiemos existe en 18 distritos, pero en fuera de los seis que controla esa marca, hay mucho ruido en las relaciones entre el Pro, los radicales y el peronismo. En la charla de Oviedo del martes hubo trece comensales, número aciago, y los enviados de Macri escucharon la queja del otro lado de la mesa: entendemos que la gobernabilidad ha obligado que el gobierno busque al peronismo para salir para adelante, pero ¿hasta cuándo va a seguir eso? ¿O no se dan cuenta de que están alimentando a quienes mañana van a competir con nosotros? El ejemplo es Córdoba, adonde Juan Schiaretti está encadenado a Macri y a Rogelio Frigerio y les saca cosas que no pueden sacarles los intendentes radicales de esa provincia. Ocurre algo parecido en la Capital: ¿hasta cuándo Horacio Rodríguez Larreta va a tener la ventanilla cerrada para los radicales? ¿O quieren que nos enfrentemos de nuevo con Lousteau a la cabeza y vayamos a suerte o verdad? Los siete macristas eran Peña, Frigerio, Larreta, Emilio Monzó, María Eugenia Vidal, Santiago de Luca y Humberto Schiavoni; los seis radicales, José Corral, Ernesto Sanz, Mario Negri, Ángel Rozas, Gerardo Morales y José Cano.
Sanz planteó que nada puede avanzar si no se resuelve el choque cultural entre las dos fuerzas; el Pro que mira encuestas para ver a quién representan y tiene necesidades de gestión, y los radicales, que saben ya a quién representan y a quienes les piden que apoyen una gestión de la que los mantienen a distancia. En el papelito que quedó sobre la mesa de Oviedo se describieron tres tiempos: un primer tiempo, que es éste, es el de la sobreactuación de la amistad con el peronismo; ahora tiene que venir el momento de la transición y el año que viene es el tiempo de la competencia. La idea de mostrar unidad de estrategia la plantearon los radicales en las mesas 3+3 de coordinación de los martes (Peña, Monzó, Frigerio; Negri, Rozas, Corral), avanzó por Oviedo y terminó el fin de semana con las gestiones que hizo José Torello ante Carrió para que se integrasen a la mesa grande. Ella dijo que sí y lo harán cuatro delegados de la Coalición, ella, Fernando Sánchez, el legislador Maxi Ferraro y Marisel Etchecoin, diputada provincial por Buenos Aires que preside la CC en ese distrito. Se van a sumar a la banda de Oviedo, que tiene que resolver esos intríngulis y se mostrarán mañana con Macri.
La salud de Lilita forzó la suspensión de una cena que iba ocurrir en la noche de este lunes en un domicilio privado, con ella y delegados de la mesa chiquitísima de Mauricio como José Torello, Mario Quintana, en la cual se definirían los roles de esa fuerza junto a los socios, que reciben con frecuencia las pullas de a diputada, como son los casos de Daniel Angelici, o los radicales de la línea Sanz. Asumen todos que la única relación fuerte que tiene ella con el gobierno se llama Mauricio Macri y que ella no va a jugar por afuera; todo lo demás está en debate. Por eso confiaban muchos en la cena de esta noche, que uno de los anfitriones calificó de una reunión de team building.
Los pasos que ella dé son claves en un distrito como la Capital, adonde los radicales ya están fuera del control del Pro porque no los han llamado para gobernar. Se alistan a competir el año que viene con su mejor candidato, Martín Lousteau, que fue socio de Carrió en la última elección a través de Fernando Sánchez, que fue el candidato a vicejefe de gobierno en la fórmula que casi le ganó a Rodríguez Larreta. Ella se aferra a Cambiemos, pero esa sigla no existe en el distrito. El sábado por la noche convivieron radicales de dos estipes bajo el mismo techo; fue en el salón del club Hípico de Buenos Aires, adonde se festejó el casamiento de Matías Enríquez y “Pilu” Santamarina. Él es el hijo del subsecretario de Justicia de la Ciudad, Jorge Enríquez, que es un pionero del Pro-radicalismo. En una mesa sentó a Daniel Angelici, intentos de esa marca hace años, y en otra a un radical de paladar más que negro, Rafael Pascual, que está fuera del gobierno. En esa fiesta hubo miradas esquivas porque además estaba el ministro de Justicia Martín Ocampo, el abogado Carlos Froment, que es como la sombra de Enríquez, porque lo acompaña hasta en las piadosas giras del Diálogo Interreligioso, y seleccionado de personajes ligados a la ciudad, como la madre del novio, la elegante escribana Susana del Blanco, el presidente del consejo de la Magistratura Enzo Pagani, el fiscal general Luis Cevasco, la jueza Graciela Dalmas, esposa de Pascual, el juez Ricardo Baldomar, herido hincha de Vélez que venía de ver la derrota de su equipo, a pocos metros del Hípico, esa noche ante River, casaca de los Enríquez, el ex funcionario radical Enrique García Espil, el espía Sebastian Destéfano, director general de la ex Side, el abogado Osvaldo Natansohn, al empresaria Trini Vergara y unos doscientos invitados más. Todos se fascinaron, camino de la toilette del Hípico, con el cuadro de honor del club, que honda a su máxima estrella, el sindicalista de los estatales Andrés Rodríguez, a quien la prensa libre bautizó hace años como “El Centauro”, en su homenaje a su pericia por dar saltos – a caballo se entiende.
El sindicalista Andrés Rodríguez, firme en la memoria del club Hípico, que lo tiene en el cuadro de honor por su pericia en dar saltos (a caballo, claro).
En esa fiesta nos enteramos de que el radicalismo del distrito va a mostrarles al Pro de la Capital los dientes el 12 de octubre con una mega cena que organiza el Comité Capital del partido por el centenario de la asunción de Hipólito Yrigoyen. Será en parque Norte y el pretexto es recaudar fondos para el partido, pero hablando en plata será un lanzamiento de campaña para 2017 de una UCR divorciada del Pro en el distrito donde nació este gobierno. En esa cena el partido lo quiere como orador principal a Lousteau, la esperanza blanca. Pero hay ruidos con el gobierno que le está demorando la autorización para que se traslade a Buenos Aires. ¿Será por el compromiso electoral, por el discurso que pueda decir? Ese día habrá gente viajando a Roma para acompañarlo a Macri a la canonización del cura Brochero, y hay una convocatoria a diplomáticos con destino europeo para tener una reunión con Macri. No sea que lo citen a Lousteau para hablarle de acuerdos entre la Europa-EEUU, para impedirle que esté en Parque Norte. En la misma serie de actos, Pascual ha comprometido a otra estrella del distrito, Marcelo Stubrin, embajador en Colombia, para que hable en un acto el 30 de noviembre en la recordación de los 30 años de la apertura de la unidad básica de pascual en Parque Patricios, el Comité Ricardo Balbín de Patagones y Labardén. Allí habló Stubrin hace 30 años, y lo quieren ahora, pero también para calentar la pava electoral. No haría mal en preocuparse el Pro porteño con estas escaramuzas después de la pelea a la par que le planteó la UCR a Larreta el año pasado.
Algunos de los presentes, como Pascual, venían de otras tenidas gastronómicas, como la que organizó el miércoles por la noche la lista Amarilla y Blanca que se postula en las elecciones a autoridades del Círculo de Legisladores, una rareza electoral porque nos e sabe cuándo las habrá. Eso depende de la Cámara Nacional Electoral, que debe destrabar el entuerto con la lista oficialista que busca reelegirse con Francisco Toto (santacruceño y kirchnerista) a la cabeza. Se sacaron las plumas con impugnaciones cruzadas, firmaron una paz, y ahora esperan fecha para votar. Esa lista de evocación vaticana (por los colores, al menos, porque abundan en ella los pecadores) lleva de candidatos al duhaldista Daniel Basile, al radical pascual y al conservador Alberto Allende Iriarte, que se la pasa aclarando que no se hizo radical, aunque su último libro lo hayan presentado Fernando de la Rúa y Ricardo López Murphy. Esa noche hubo presencias significativas en apoyo de esa lista, como Jesús Rodríguez, Walter Ceballos, Ricardo Pernasetti, Luis Uriondo, Juan Carlos Conde Ramos, Víctor de Martino, Elva Roulet, Franco Caviglia, María Cristina Guzmán, Fernanda Ferrero, Rafael Flores, Néstor Perl, Marita Goñi y el legendario “Changui” Luis Cáceres. Esa cena dio para reflexiones retrospectivas sobre la experiencia de muchos de ellos en el Congreso. Por ejemplo, se lamentan de haber votado en su momento la derogación del fondo mutual que tenían los legisladores para mejorar su jubilación. Se alimentaba de aportes de ellos y de la cámara, pero se derogó cuando arreciaron las críticas a los políticos. También se lamentan haber votado que los aportes a la obra social no puedan derivarse a prepagos, como ocurre en otras actividades, y deban sufrir ahora servicios deficientes. Con tanto retirado hubo comentarios sobre situaciones de excepción, si no de privilegio, como de los dos ex presidentes que hay en el Senado, que cobran la diera de legislador y también la pensión de ex mandatarios. Una bocha de plata.
El tridente ofensivo de la lista Amarilla y Blanca del Círculo de Legisladores dio de comer en Lalín: Rafael Pascual, Chicho Basile, Alberto Allende Iriarte
Otro capítulo previsional de la charla llevó al postergado proceso de traspaso de la justicia nacional a la ciudad de Buenos Aires. En los papeles es uno de los proyectos que defiende más Macri cuando habla con sus legisladores. Pero está demorado porque muchos jueces nacionales no quieren pasar a la ciudad porque pueden perder el régimen jubilatorio que les asegura el 82% móvil. Ese beneficio lo tienen también por convenio los jueces de la ciudad, pero unos y otros temen que en la zaranda de la aprobación del traspaso pierdan esa ventaja. También el oficialismo teme que, si alguien lleva el proyecto a la justicia, la Suprema Corte no lo respalde. Hay jueces como Ricardo Lorenzetti o Elena Highton a quienes se les atribuyen estar en contra de esa “provincialización” de la justicia. Defienden la posición de los magistrados que no quieren pasar; los jueces “federales” como Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti, están a favor. Macri podrá querer ese cambio, una manera de disolver el frente de los jueces federales que ponen cada cuatro años a todos los políticos en el paredón, pero tampoco querrá enfrentar un desaire de la Corte como el que sufrió Cristina de Kirchner con su peregrina reforma judicial.
Para no ser menos, José Ignacio de Mendiguren se puso el traje de padrino también para agasajar en el salón Garden, de San isidro, a familia y amigos por el casamiento de su hija Milagros con Agustín Staller. El arco de invitados fue amplio, pero se concentró en los conmilitones del diputado y empresario como Sergio Massa, su jefe en el Frente Renovador, Felipe Solá, Aldo Pignanelli, Marco Lavagna, y en hombres de negocios como Héctor Méndez, Miguel Acevedo, Luis Sacco, Adrián Werthein, Luis Gold, y algunos extraterritoriales como el intendente local Gustavo Posse, el juez Ariel Lijo o el eterno migrante Joaquín de la Torres, que está pasando ahora por socio de Vidal en la provincia, después de venir del peronismo K y el disidente de Massa. En ese sarao top se notó la ausencia del gurú económico de esa formación, Roberto Lavagna, que había estado horas antes en Bahía Blanca junto al Vasco, Massa y Martín Redrado, inaugurando una escuela de formación política del Frente Renovador. Lavagna, que cría Angus en un campo de esa zona, se quedó para asistir a un remate y se perdió la fiesta.
Padrinos en Bahía Blanca: José Ignacio de Mendiguren casó a una hija en San iaidro, Roberto Lavagna no fue a la fiesta porque tenía remate de Angus en Bordeu, Sergio Massa y Martín Redrado
Se privó Lavagna así de escuchar un balance de las recomendaciones que mes da Massa a los suyos en sus relaciones con el gobierno, que se sintetiza en la máxima: “hasta el 10 de diciembre nuestra obligación es apoyar al gobierno; después, piedra libre”. Eso lo saben también del otro lado, y por eso las relaciones con el massismo fue tema recurrente del encierro del gabinete de María Eugenia Vidal en uno de los hoteles de Chapadmalal. Era la segunda juntada de una veintena de funcionarios para escuchar diagnósticos de gestión, mirar encuestas y examinar la solidez de las alianzas a la luz de la reunión que había ocurrido el martes en Oviedo, adonde estuvo Vidal. Lo que se prepara en ese rumbo tiene su pico esta semana con la presentación del presupuesto del año que viene, antes de lo cual hay que sostener la amistad con el FR y con las tres bandas del peronismo en la Legislatura. Una vez que el presupuesto tenga despacho, piedra libre. Ya está anotada la salida de Jorge Sarghini de la presidente de la cámara de Diputados, en donde lo reemplazará el macrista Manuel Mosca. El vicepresidente deben elegirlo entre la gente de Massa o del PJ. De esas tribus hay para elegir; los camporistas, los del Chino Navarro y Horacio González, y el grupo que preside Walter Abarca, ex secretario privado de los Kirchner y hábil firmante del pedido de amparo que frenó los aumentos de tarifas. En ese encierro se marcó la cancha frente al massismo, factor que en cualquier momento habrá que enfrentar. Tanto importa que la marginación de Emilio Monzó de la mesa de Cambiemos en la provincia no es sólo porque no es afiliado ni del Pro, ni radical, ni de la Coalición. Es porque es peronista y todos recuerdan que antes del cierre de las listas de 2015 propuso que Massa fuera el candidato a gobernador de la alianza en la misma tira de Macri presidente. Además, es peronista, algo que tampoco es descalificante en esos cuarteles, en donde hay tanto peruca.
Inquietó a algunos el desaire oficial a los chinos que festejaron con alto cóctel en el Sheraton los 67 años de la creación de la actual república. No se sabe si fue a propósito o sin mala voluntad, pero ese país está entre los predilectos de los gobiernos argentinos, éste y el anterior, al punto de que la cúpula del Pro, con Humberto Schiavoni a la cabeza, viajo a China y tomó compromisos de enviar cuadros a aprender allá a gobernar. En ese festejo no hubo ninguna autoridad de primer nivel del gobierno. La más alta jerarquía burocrática era de la oposición, el diputado peronista José Luis Gioja, que es vicepresidente de la cámara, además de presidente del PJ. La otra dignidad protocolar la encarnaron el ministro de Turismo Gustavo Santos, el gobernador de Jujuy Gerardo Morales, el senador Julio Cobos, que preside la comisión de Relaciones Exteriores del Senado, y el secretario de Comercio Miguel Braun, que es el encargado de defendernos de los chinos. Estaba también Schiavoni y otros rangos menores de representación. Los chinos sirvieron un cóctel que no pudo competir con otros, pero más de 600 invitados, a quien también desairó la ausencia oficial. Poco, para un gobierno que tiene 22 ministros. El empresario Alejandro Bulgheroni recibía el pésame por la muerte de su hermano Carlos, que es socio de petroleros chinos; y hablaba con todos Carlos Spadone, que preside una cámara de comercio y que sigue sosteniendo que se construirá el puente entre Colonia y Punta Lara. “. La plata está, falta la decisión política – repetía. En la época de Menem no había plata, Cristina me decía ‘Yo por los uruguayos no voy a hacer nada’. Ahora es el momento. Se oponía López Mena, de Buquebus, pero yo le dije que su negocio no quedaba afectado”. Esta insistencia de Spadone tuvo una contrariedad en la semana, cuando el ministro de Transporte del Uruguay Víctor Rossi dijo que su gobierno y el de la Argentina van a reflotar otro proyecto de puente, pero que unirá Punta Chaparro, cercano a Nueva Palmira, con Zárate, en Argentina, a través de Brazo Largo. defendió la idea como algo que “no sería no demasiado espectacular, muy diferente al inicial que proponía unir Colonia y Buenos Aires. “Es un puente manejable”, dijo. Según este funcionario la gobernadora Vidal habló ya en Montevideo del proyecto, cuando fue a una exposición rural en ese país. Adelantó que Macri y Tabaré Vázquez se van a reunir pronto y que pueden llegar a confirmar la iniciativa. Que alguien le avise a Spadone, porque le quieren dar otro disgusto.
Sin desatender su rol como socios de la coalición gobernante, los radicales persisten en recordar a sus manes, como es el caso de Hipólito Yrigoyen, de cuya de llegada a la presidencia de la República se cumplirá en breve un siglo. Vienen organizando actividades políticas y culturales que esperan les brinde visibilidad como sucedió con el recordatorio de Arturo Illia. Ahora en el emblemático Club del Progreso, lugar que condensa memoria histórica diría un sociólogo francés, ya que en el hall de entrada se ubica la sólida mesa donde fue depositado el cadáver de Leandro Alem la noche que se quitó la vida abordo de un coche antes de llegar a la vieja sede del Club (Perú y Victoria, hoy Yrigoyen). A muy pocos pasos de ella le fue impuesto el nombre de su sobrino Hipólito que lo sucedió en la dirección partidaria entonces y condujo a la UCR a su primer triunfo electoral y al gobierno de la Nación 20 años después. El presidente del club Guillermo Lascano Quintana, autoridades y socios convocaron especialmente a un selecto grupo de radicales a la ceremonia entre los que estaban Hipólito Solari Yrigoyen, Elva Roulet, el titular del Instituto Yrigoyeneano Diego Barovero, Daniel Larriqueta, y Edith Gallo responsable del museo radical de la calle Moreno 2480 que otrora fungiera como sede del comité bonaerense. Luego en el salón que lleva el nombre del aliado del Peludo merced al cual se logró la reforma que estableció la democracia representativa Roque Saénz Peña, se realizó un almuerzo en el que disertó la arquitecta Roulet sobre el tema “El centenario de la democracia” y memoro los pormenores históricos del proceso que llevó al radicalismo al poder aunque no se privó -para solaz de los comensales- de castigar al peronismo y al “partido militar” por los daños infligidos a la República a partir de 1930.
Edith Gallo, Hipolito Solari Yrigoyen, Elva Roulet y Diego Barovero y un afiche original de la campaña radical de 1916. Fue en el Club del Progreso.
El peronismo lanzó el viernes el contraataque en la pelea por la reforma electoral. El bloque de diputados presentó un dictamen de minoría que propone un diseño distinto al que firmó una mayoría del plenario de comisiones que integran el Pro, la UCR, el Frente Renovador y el peronismo bossista del bloque disidente de Oscar Romero. El texto lo elaboró el apoderado del partido Jorge Landau y tiene el apoyo de la cúpula del partido en el orden nacional y en Buenos Aires, y de los principales gobernadores. Ese dictamen propone: 1) que se use la urna electrónica con boleta en papel y se diferencia de la propuesta oficial en que dispone que en la pantalla figuren las listas completas, y no los primeros tres cargos, como dice el dictamen mayoritario. 2) que la elección del candidato a vicepresidente en las PASO se haga según la carta orgánica de cada partido. En el proyecto oficial se elige sólo postulante a presidente, y después el ganador y el partido le ponen al vice. Según el proyecto del PJ ese vice tiene que surgir de nombres que hayan participado en las PASO. La intención es impedir el marketing de que el ganador de la candidatura en la PASO saque un nombre sorpresa que no tiene respaldo del voto popular. ¿Qué se quiere evitar? Que un candidato haga campaña a presidente, arrastre voluntades y compromiso, que después no se presente y se haga elegir a dedo por el ganador. ¿Quién haría una cosa así? Lo piensan un rato, y responde: un Massa haría eso. Por eso le llaman la cláusula anti-Massa. 3) le da poder a la Cámara Nacional Electoral para autorizar o no el nuevo sistema y si se lo rechaza que tenga la facultad de proponer un sistema alternativo. 4) Impone la gradualidad en la instauración del voto electrónico, no en todo el país y para el 2017.
Este dictamen tiene el voto de la minoría en la comisión, pero el peronismo lo usará, casi con el mismo texto (lo reproducimos textualmente abajo) en otro proyecto que hoy se presentará en el Senado. Allí el peronismo tiene la mayoría que puede frustrar la iniciativa que venga de Diputados. La intención del peronismo es que los dos proyectos se fusionen. Para mostrar que hay buena voluntad, los proyectos fueron firmados por peronistas del ala mansa, como José Luis Gioja, Juan Manuel Pedrini, Héctor Tomas, Daniela Castro, Edgardo Depetri (en Diputados), Juan Manuel Abal Medina y Omar Perotti (Senado). En la cámara alta se le agregará un capítulo sobre financiamiento que intenta que los gastos de campaña corran exclusivamente a cargo del estado, sin aportes ni de empresas ni de sindicatos, como quiere el oficialismo. El rechazo de esto último en el propio oficialismo ha demorado la iniciativa de la Casa de Gobierno en ese sentido. Perotti es el fogonero de la idea de que no haya plata privada en las campañas. “Es la única forma de evitar que el dinero de los narcos se meta en la política”, dijo el jueves en la reunión que se hizo en la sede de Matheu del PJ. Le dijeron que era difícil que eso se votase, y replicó: “Lo siento, pero yo tengo que dar una señal en Santa Fe en ese sentido”. Se lo admitieron los otros presentes allí, que eran Gioja, Daniel Scioli, Miguel Pichetto, Lucía Corpacci, Landau, Gioja, Juan Manuel Urtubey, Antonio Caló, Andrés Rodríguez, Víctor Santa María, Julián Domínguez, Fernando Espinoza, Verónica Magario y alguno más. Esas presencias de gobernadores le dan volumen a la iniciativa que deberá enfrentar el oficialismo en el Senado si quiere que salga la reforma electoral.
Copia del proyecto del peronismo para una reforma electoral distinta a la que quiere el gobierno
Tan lejos está Lilita de las miserabilidades de la humana especie, que cuando le da un infarto hay que avisarle por carta documento. Elisa Carrió fue al médico durante el fin de semana porque se sintió con taquicardia y la dejaron internada unas 24 horas. Le dijeron: “- Lo que pasa es que usted tuvo hace un año un infarto”. “- ¿Infarto? ¿Y a quién le avisaron? Porque a mí nadie me dijo nada”. Crisis de potasio y reposo durante algunos días. Se reía ayer cuando hablaba por teléfono con su escudero Fernando Sánchez, que trataba de hacerse entender con la voz cascada por una laringitis. “- Estamos los dos sonados… no sé cómo va a terminar esto”. Esta pausa obliga a reprogramaciones de Estado, no porque el gobierno dependa de lo que ella haga o diga, sino porque no puede estar afuera de las fotos importantes. La presentación mañana de la mesa nacional de Cambiemos se hará igual, con ella o sin ella, porque autorizó esa táctica de sentar a delegados de las tres fuerzas del oficialismo a hablar del futuro. Lo dirá expresamente hoy si los médicos no la autorizan a estar, aunque sea unos minutos, para que una eventual ausencia no sea leída como una táctica de distanciamiento. Tampoco ella le da demasiada importancia porque por ahora está cazando bandidos por el conurbano y no va a mostrar s estrategia a nadie hasta que los demás tengan aclarados sus movimientos. Nunca muestra sus movimientos antes de tiempo y lo que hará en materia electoral lo dirá recién el año que viene.
La idea de sentar a delegados del Pro, la UCR y la CC la promueve en la superficie Marcos Peña, la gerencia en las sombras José Torello – que es más jefe de lo que parece – y la piden los radicales. Estos socios plantearon hace rato que el oficialismo nacional tiene que mostrar su juego, por lo menos para adentro. Cambiemos existe en 18 distritos, pero en fuera de los seis que controla esa marca, hay mucho ruido en las relaciones entre el Pro, los radicales y el peronismo. En la charla de Oviedo del martes hubo trece comensales, número aciago, y los enviados de Macri escucharon la queja del otro lado de la mesa: entendemos que la gobernabilidad ha obligado que el gobierno busque al peronismo para salir para adelante, pero ¿hasta cuándo va a seguir eso? ¿O no se dan cuenta de que están alimentando a quienes mañana van a competir con nosotros? El ejemplo es Córdoba, adonde Juan Schiaretti está encadenado a Macri y a Rogelio Frigerio y les saca cosas que no pueden sacarles los intendentes radicales de esa provincia. Ocurre algo parecido en la Capital: ¿hasta cuándo Horacio Rodríguez Larreta va a tener la ventanilla cerrada para los radicales? ¿O quieren que nos enfrentemos de nuevo con Lousteau a la cabeza y vayamos a suerte o verdad? Los siete macristas eran Peña, Frigerio, Larreta, Emilio Monzó, María Eugenia Vidal, Santiago de Luca y Humberto Schiavoni; los seis radicales, José Corral, Ernesto Sanz, Mario Negri, Ángel Rozas, Gerardo Morales y José Cano.
Sanz planteó que nada puede avanzar si no se resuelve el choque cultural entre las dos fuerzas; el Pro que mira encuestas para ver a quién representan y tiene necesidades de gestión, y los radicales, que saben ya a quién representan y a quienes les piden que apoyen una gestión de la que los mantienen a distancia. En el papelito que quedó sobre la mesa de Oviedo se describieron tres tiempos: un primer tiempo, que es éste, es el de la sobreactuación de la amistad con el peronismo; ahora tiene que venir el momento de la transición y el año que viene es el tiempo de la competencia. La idea de mostrar unidad de estrategia la plantearon los radicales en las mesas 3+3 de coordinación de los martes (Peña, Monzó, Frigerio; Negri, Rozas, Corral), avanzó por Oviedo y terminó el fin de semana con las gestiones que hizo José Torello ante Carrió para que se integrasen a la mesa grande. Ella dijo que sí y lo harán cuatro delegados de la Coalición, ella, Fernando Sánchez, el legislador Maxi Ferraro y Marisel Etchecoin, diputada provincial por Buenos Aires que preside la CC en ese distrito. Se van a sumar a la banda de Oviedo, que tiene que resolver esos intríngulis y se mostrarán mañana con Macri.
La salud de Lilita forzó la suspensión de una cena que iba ocurrir en la noche de este lunes en un domicilio privado, con ella y delegados de la mesa chiquitísima de Mauricio como José Torello, Mario Quintana, en la cual se definirían los roles de esa fuerza junto a los socios, que reciben con frecuencia las pullas de a diputada, como son los casos de Daniel Angelici, o los radicales de la línea Sanz. Asumen todos que la única relación fuerte que tiene ella con el gobierno se llama Mauricio Macri y que ella no va a jugar por afuera; todo lo demás está en debate. Por eso confiaban muchos en la cena de esta noche, que uno de los anfitriones calificó de una reunión de team building.
Los pasos que ella dé son claves en un distrito como la Capital, adonde los radicales ya están fuera del control del Pro porque no los han llamado para gobernar. Se alistan a competir el año que viene con su mejor candidato, Martín Lousteau, que fue socio de Carrió en la última elección a través de Fernando Sánchez, que fue el candidato a vicejefe de gobierno en la fórmula que casi le ganó a Rodríguez Larreta. Ella se aferra a Cambiemos, pero esa sigla no existe en el distrito. El sábado por la noche convivieron radicales de dos estipes bajo el mismo techo; fue en el salón del club Hípico de Buenos Aires, adonde se festejó el casamiento de Matías Enríquez y “Pilu” Santamarina. Él es el hijo del subsecretario de Justicia de la Ciudad, Jorge Enríquez, que es un pionero del Pro-radicalismo. En una mesa sentó a Daniel Angelici, intentos de esa marca hace años, y en otra a un radical de paladar más que negro, Rafael Pascual, que está fuera del gobierno. En esa fiesta hubo miradas esquivas porque además estaba el ministro de Justicia Martín Ocampo, el abogado Carlos Froment, que es como la sombra de Enríquez, porque lo acompaña hasta en las piadosas giras del Diálogo Interreligioso, y seleccionado de personajes ligados a la ciudad, como la madre del novio, la elegante escribana Susana del Blanco, el presidente del consejo de la Magistratura Enzo Pagani, el fiscal general Luis Cevasco, la jueza Graciela Dalmas, esposa de Pascual, el juez Ricardo Baldomar, herido hincha de Vélez que venía de ver la derrota de su equipo, a pocos metros del Hípico, esa noche ante River, casaca de los Enríquez, el ex funcionario radical Enrique García Espil, el espía Sebastian Destéfano, director general de la ex Side, el abogado Osvaldo Natansohn, al empresaria Trini Vergara y unos doscientos invitados más. Todos se fascinaron, camino de la toilette del Hípico, con el cuadro de honor del club, que honda a su máxima estrella, el sindicalista de los estatales Andrés Rodríguez, a quien la prensa libre bautizó hace años como “El Centauro”, en su homenaje a su pericia por dar saltos – a caballo se entiende.
El sindicalista Andrés Rodríguez, firme en la memoria del club Hípico, que lo tiene en el cuadro de honor por su pericia en dar saltos (a caballo, claro).
En esa fiesta nos enteramos de que el radicalismo del distrito va a mostrarles al Pro de la Capital los dientes el 12 de octubre con una mega cena que organiza el Comité Capital del partido por el centenario de la asunción de Hipólito Yrigoyen. Será en parque Norte y el pretexto es recaudar fondos para el partido, pero hablando en plata será un lanzamiento de campaña para 2017 de una UCR divorciada del Pro en el distrito donde nació este gobierno. En esa cena el partido lo quiere como orador principal a Lousteau, la esperanza blanca. Pero hay ruidos con el gobierno que le está demorando la autorización para que se traslade a Buenos Aires. ¿Será por el compromiso electoral, por el discurso que pueda decir? Ese día habrá gente viajando a Roma para acompañarlo a Macri a la canonización del cura Brochero, y hay una convocatoria a diplomáticos con destino europeo para tener una reunión con Macri. No sea que lo citen a Lousteau para hablarle de acuerdos entre la Europa-EEUU, para impedirle que esté en Parque Norte. En la misma serie de actos, Pascual ha comprometido a otra estrella del distrito, Marcelo Stubrin, embajador en Colombia, para que hable en un acto el 30 de noviembre en la recordación de los 30 años de la apertura de la unidad básica de pascual en Parque Patricios, el Comité Ricardo Balbín de Patagones y Labardén. Allí habló Stubrin hace 30 años, y lo quieren ahora, pero también para calentar la pava electoral. No haría mal en preocuparse el Pro porteño con estas escaramuzas después de la pelea a la par que le planteó la UCR a Larreta el año pasado.
Algunos de los presentes, como Pascual, venían de otras tenidas gastronómicas, como la que organizó el miércoles por la noche la lista Amarilla y Blanca que se postula en las elecciones a autoridades del Círculo de Legisladores, una rareza electoral porque nos e sabe cuándo las habrá. Eso depende de la Cámara Nacional Electoral, que debe destrabar el entuerto con la lista oficialista que busca reelegirse con Francisco Toto (santacruceño y kirchnerista) a la cabeza. Se sacaron las plumas con impugnaciones cruzadas, firmaron una paz, y ahora esperan fecha para votar. Esa lista de evocación vaticana (por los colores, al menos, porque abundan en ella los pecadores) lleva de candidatos al duhaldista Daniel Basile, al radical pascual y al conservador Alberto Allende Iriarte, que se la pasa aclarando que no se hizo radical, aunque su último libro lo hayan presentado Fernando de la Rúa y Ricardo López Murphy. Esa noche hubo presencias significativas en apoyo de esa lista, como Jesús Rodríguez, Walter Ceballos, Ricardo Pernasetti, Luis Uriondo, Juan Carlos Conde Ramos, Víctor de Martino, Elva Roulet, Franco Caviglia, María Cristina Guzmán, Fernanda Ferrero, Rafael Flores, Néstor Perl, Marita Goñi y el legendario “Changui” Luis Cáceres. Esa cena dio para reflexiones retrospectivas sobre la experiencia de muchos de ellos en el Congreso. Por ejemplo, se lamentan de haber votado en su momento la derogación del fondo mutual que tenían los legisladores para mejorar su jubilación. Se alimentaba de aportes de ellos y de la cámara, pero se derogó cuando arreciaron las críticas a los políticos. También se lamentan haber votado que los aportes a la obra social no puedan derivarse a prepagos, como ocurre en otras actividades, y deban sufrir ahora servicios deficientes. Con tanto retirado hubo comentarios sobre situaciones de excepción, si no de privilegio, como de los dos ex presidentes que hay en el Senado, que cobran la diera de legislador y también la pensión de ex mandatarios. Una bocha de plata.
El tridente ofensivo de la lista Amarilla y Blanca del Círculo de Legisladores dio de comer en Lalín: Rafael Pascual, Chicho Basile, Alberto Allende Iriarte
Otro capítulo previsional de la charla llevó al postergado proceso de traspaso de la justicia nacional a la ciudad de Buenos Aires. En los papeles es uno de los proyectos que defiende más Macri cuando habla con sus legisladores. Pero está demorado porque muchos jueces nacionales no quieren pasar a la ciudad porque pueden perder el régimen jubilatorio que les asegura el 82% móvil. Ese beneficio lo tienen también por convenio los jueces de la ciudad, pero unos y otros temen que en la zaranda de la aprobación del traspaso pierdan esa ventaja. También el oficialismo teme que, si alguien lleva el proyecto a la justicia, la Suprema Corte no lo respalde. Hay jueces como Ricardo Lorenzetti o Elena Highton a quienes se les atribuyen estar en contra de esa “provincialización” de la justicia. Defienden la posición de los magistrados que no quieren pasar; los jueces “federales” como Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti, están a favor. Macri podrá querer ese cambio, una manera de disolver el frente de los jueces federales que ponen cada cuatro años a todos los políticos en el paredón, pero tampoco querrá enfrentar un desaire de la Corte como el que sufrió Cristina de Kirchner con su peregrina reforma judicial.
Para no ser menos, José Ignacio de Mendiguren se puso el traje de padrino también para agasajar en el salón Garden, de San isidro, a familia y amigos por el casamiento de su hija Milagros con Agustín Staller. El arco de invitados fue amplio, pero se concentró en los conmilitones del diputado y empresario como Sergio Massa, su jefe en el Frente Renovador, Felipe Solá, Aldo Pignanelli, Marco Lavagna, y en hombres de negocios como Héctor Méndez, Miguel Acevedo, Luis Sacco, Adrián Werthein, Luis Gold, y algunos extraterritoriales como el intendente local Gustavo Posse, el juez Ariel Lijo o el eterno migrante Joaquín de la Torres, que está pasando ahora por socio de Vidal en la provincia, después de venir del peronismo K y el disidente de Massa. En ese sarao top se notó la ausencia del gurú económico de esa formación, Roberto Lavagna, que había estado horas antes en Bahía Blanca junto al Vasco, Massa y Martín Redrado, inaugurando una escuela de formación política del Frente Renovador. Lavagna, que cría Angus en un campo de esa zona, se quedó para asistir a un remate y se perdió la fiesta.
Padrinos en Bahía Blanca: José Ignacio de Mendiguren casó a una hija en San iaidro, Roberto Lavagna no fue a la fiesta porque tenía remate de Angus en Bordeu, Sergio Massa y Martín Redrado
Se privó Lavagna así de escuchar un balance de las recomendaciones que mes da Massa a los suyos en sus relaciones con el gobierno, que se sintetiza en la máxima: “hasta el 10 de diciembre nuestra obligación es apoyar al gobierno; después, piedra libre”. Eso lo saben también del otro lado, y por eso las relaciones con el massismo fue tema recurrente del encierro del gabinete de María Eugenia Vidal en uno de los hoteles de Chapadmalal. Era la segunda juntada de una veintena de funcionarios para escuchar diagnósticos de gestión, mirar encuestas y examinar la solidez de las alianzas a la luz de la reunión que había ocurrido el martes en Oviedo, adonde estuvo Vidal. Lo que se prepara en ese rumbo tiene su pico esta semana con la presentación del presupuesto del año que viene, antes de lo cual hay que sostener la amistad con el FR y con las tres bandas del peronismo en la Legislatura. Una vez que el presupuesto tenga despacho, piedra libre. Ya está anotada la salida de Jorge Sarghini de la presidente de la cámara de Diputados, en donde lo reemplazará el macrista Manuel Mosca. El vicepresidente deben elegirlo entre la gente de Massa o del PJ. De esas tribus hay para elegir; los camporistas, los del Chino Navarro y Horacio González, y el grupo que preside Walter Abarca, ex secretario privado de los Kirchner y hábil firmante del pedido de amparo que frenó los aumentos de tarifas. En ese encierro se marcó la cancha frente al massismo, factor que en cualquier momento habrá que enfrentar. Tanto importa que la marginación de Emilio Monzó de la mesa de Cambiemos en la provincia no es sólo porque no es afiliado ni del Pro, ni radical, ni de la Coalición. Es porque es peronista y todos recuerdan que antes del cierre de las listas de 2015 propuso que Massa fuera el candidato a gobernador de la alianza en la misma tira de Macri presidente. Además, es peronista, algo que tampoco es descalificante en esos cuarteles, en donde hay tanto peruca.
Inquietó a algunos el desaire oficial a los chinos que festejaron con alto cóctel en el Sheraton los 67 años de la creación de la actual república. No se sabe si fue a propósito o sin mala voluntad, pero ese país está entre los predilectos de los gobiernos argentinos, éste y el anterior, al punto de que la cúpula del Pro, con Humberto Schiavoni a la cabeza, viajo a China y tomó compromisos de enviar cuadros a aprender allá a gobernar. En ese festejo no hubo ninguna autoridad de primer nivel del gobierno. La más alta jerarquía burocrática era de la oposición, el diputado peronista José Luis Gioja, que es vicepresidente de la cámara, además de presidente del PJ. La otra dignidad protocolar la encarnaron el ministro de Turismo Gustavo Santos, el gobernador de Jujuy Gerardo Morales, el senador Julio Cobos, que preside la comisión de Relaciones Exteriores del Senado, y el secretario de Comercio Miguel Braun, que es el encargado de defendernos de los chinos. Estaba también Schiavoni y otros rangos menores de representación. Los chinos sirvieron un cóctel que no pudo competir con otros, pero más de 600 invitados, a quien también desairó la ausencia oficial. Poco, para un gobierno que tiene 22 ministros. El empresario Alejandro Bulgheroni recibía el pésame por la muerte de su hermano Carlos, que es socio de petroleros chinos; y hablaba con todos Carlos Spadone, que preside una cámara de comercio y que sigue sosteniendo que se construirá el puente entre Colonia y Punta Lara. “. La plata está, falta la decisión política – repetía. En la época de Menem no había plata, Cristina me decía ‘Yo por los uruguayos no voy a hacer nada’. Ahora es el momento. Se oponía López Mena, de Buquebus, pero yo le dije que su negocio no quedaba afectado”. Esta insistencia de Spadone tuvo una contrariedad en la semana, cuando el ministro de Transporte del Uruguay Víctor Rossi dijo que su gobierno y el de la Argentina van a reflotar otro proyecto de puente, pero que unirá Punta Chaparro, cercano a Nueva Palmira, con Zárate, en Argentina, a través de Brazo Largo. defendió la idea como algo que “no sería no demasiado espectacular, muy diferente al inicial que proponía unir Colonia y Buenos Aires. “Es un puente manejable”, dijo. Según este funcionario la gobernadora Vidal habló ya en Montevideo del proyecto, cuando fue a una exposición rural en ese país. Adelantó que Macri y Tabaré Vázquez se van a reunir pronto y que pueden llegar a confirmar la iniciativa. Que alguien le avise a Spadone, porque le quieren dar otro disgusto.
Sin desatender su rol como socios de la coalición gobernante, los radicales persisten en recordar a sus manes, como es el caso de Hipólito Yrigoyen, de cuya de llegada a la presidencia de la República se cumplirá en breve un siglo. Vienen organizando actividades políticas y culturales que esperan les brinde visibilidad como sucedió con el recordatorio de Arturo Illia. Ahora en el emblemático Club del Progreso, lugar que condensa memoria histórica diría un sociólogo francés, ya que en el hall de entrada se ubica la sólida mesa donde fue depositado el cadáver de Leandro Alem la noche que se quitó la vida abordo de un coche antes de llegar a la vieja sede del Club (Perú y Victoria, hoy Yrigoyen). A muy pocos pasos de ella le fue impuesto el nombre de su sobrino Hipólito que lo sucedió en la dirección partidaria entonces y condujo a la UCR a su primer triunfo electoral y al gobierno de la Nación 20 años después. El presidente del club Guillermo Lascano Quintana, autoridades y socios convocaron especialmente a un selecto grupo de radicales a la ceremonia entre los que estaban Hipólito Solari Yrigoyen, Elva Roulet, el titular del Instituto Yrigoyeneano Diego Barovero, Daniel Larriqueta, y Edith Gallo responsable del museo radical de la calle Moreno 2480 que otrora fungiera como sede del comité bonaerense. Luego en el salón que lleva el nombre del aliado del Peludo merced al cual se logró la reforma que estableció la democracia representativa Roque Saénz Peña, se realizó un almuerzo en el que disertó la arquitecta Roulet sobre el tema “El centenario de la democracia” y memoro los pormenores históricos del proceso que llevó al radicalismo al poder aunque no se privó -para solaz de los comensales- de castigar al peronismo y al “partido militar” por los daños infligidos a la República a partir de 1930.
Edith Gallo, Hipolito Solari Yrigoyen, Elva Roulet y Diego Barovero y un afiche original de la campaña radical de 1916. Fue en el Club del Progreso.