Frigerio y Adrián Pérez, en la reunión del jueves en la Cámara de Diputados. Foto: Archivo
Después de cien años, la Argentina se encamina a dejar atrás la boleta partidaria de papel y reemplazarla por la boleta única electrónica, el mismo sistema que ya se usa en la provincia de Salta y en la ciudad de Buenos Aires.
El proyecto empezó a tratarse el jueves pasado en la Cámara de Diputados y el oficialismo pretende emitir dictamen de comisión en diez días. Con el respaldo de buena parte de la oposición, la iniciativa genera, de todos modos, reparos entre dirigentes políticos y expertos en informática, que advierten sobre defectos y vulnerabilidades del nuevo sistema.
1. Limitaciones en las PASO
El proyecto establece que en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) sólo se podrá votar a una sola agrupación y no combinar candidatos de distintos partidos. Si el elector decide votar a un determinado precandidato a presidente, por ejemplo, no podrá votar la lista de precandidatos de otra agrupación para la categoría de diputados. Esta disposición generaría también problemas a los partidos provinciales, como el Movimiento Popular Neuquino (MPN), que no postulan precandidatos a presidente. El argumento del Gobierno es que se busca garantizar el espíritu original de las PASO y que es una forma de fortalecer a los partidos políticos. Lo cierto es que también hay un problema práctico: con el nuevo sistema será necesario transitar más de una pantalla para poder ver a todos los candidatos a un mismo cargo.
2. Poco tiempo para auditar
La iniciativa que debe tratar la Cámara de Diputados establece que «al menos 120 días antes» de las elecciones primarias, la Cámara Nacional Electoral (CNE) pondrá a disposición toda la información sobre el sistema de votación para recibir impugnaciones de partidos políticos y ONG, y avanzar en la autoría del software y el hardware. Después, el tribunal deberá proceder a «homologar» el nuevo régimen. La Cámara y los especialistas, incluso algunos que están a favor del nuevo modelo, plantearon que se necesita más tiempo.
3. Aplicación simultánea
A diferencia de lo que se hizo en la experiencia de Salta, que instrumentó el sistema en tres etapas, el proyecto dispone la aplicación de la boleta electrónica en todos los centros de votación de manera simultánea en las elecciones de 2017, tal como se hizo en la ciudad de Buenos Aires. El Gobierno argumenta que urge reemplazar el actual sistema y que el nuevo modelo le dará más seguridad de transparencia al ciudadano. Varios expertos reclamaron que se instrumente por etapas, para evitar depender de las empresas privadas que provean los dispositivos de votación.
4. El voto en cadena digital
Varios especialistas en informática advirtieron que la incorporación de tecnología atenta contra el secreto del voto. Javier Smaldone, uno de los que expuso el jueves en la Cámara de Diputados, demostró una vulnerabilidad del sistema, que bautizó como «puntero digital», una versión digital del «voto cadena». Justo después de emitir el voto en la pantalla, un dirigente de un partido determinado acerca la boleta impresa a un celular que lleva en el bolsillo y, por medio de una aplicación, el teléfono crea un registro del chip que contiene la boleta. El dirigente después le da ese mismo celular a un votante y le indica que, sin sacarlo del bolsillo, le acerque la boleta impresa que le entrega la computadora. La aplicación podrá determinar si el chip (y el voto) es igual o diferente al del voto original. Es decir, si la persona votó tal como se lo indicaron.
5. Fórmula abierta
El proyecto establece que en las PASO ya no se votan fórmulas presidenciales, sino que el candidato a vicepresidente es elegido por el candidato a presidente después de las primarias. Puede optar entre los precandidatos que compitieron con él o por cualquier otra persona, salvo aquellas que hayan competido en las PASO de otro frente electoral. Aunque algunos sugieren que se mantenga el sistema actual, o que se deje abierta la opción de presentar una fórmula, la modificación podría, según sus impulsores, favorecer los acuerdos políticos entre diferentes sectores de un mismo espacio.
6. Universalidad del voto
En línea con el fallo de la Corte Constitucional de Alemania, que en 2009 suspendió el uso del voto electrónico en ese país, constitucionalistas que expusieron en la Cámara de Diputados afirmaron que para garantizar la universalidad del voto, todos los pasos esenciales de la elección deben poder ser verificados por el público, de manera confiable y sin conocimientos especiales. El solo hecho de que el elemento de votación requiera de auditorías de una elite lo invalida, argumentaron. El Gobierno responde que ese argumento no se aplica al sistema de boleta única electrónica, porque el voto está respaldado por una boleta de papel, verificable por cualquier ciudadano. El voto que vale, dice el proyecto, es el que queda impreso en el papel, al margen de lo que diga el chip que contiene la boleta.
7. Sábana oculta
El proyecto dispone que no será necesario la aparición en la pantalla de votación de la lista completa de los candidatos, sino que bastará con el nombre y apellido del que encabece la nómina. En categorías como diputados nacionales, el resto de los postulantes podrá no aparecer en pantalla. Varios dirigentes, como el apoderado del PJ, Jorge Landau, reclamaron que sea obligatorio incluir todos los nombres en la pantalla, para que el ciudadano tenga información completa sobre el voto que está emitiendo. El Gobierno mostró disposición para aceptar modificaciones.
8. Los costos del sistema
La oposición advirtió que el nuevo sistema es mucho más caro que el actual. Según un cálculo del diputado kirchnerista Juan Cabandié, si se replicara en todo el país el costo que el modelo tuvo en Salta, las elecciones nacionales tendrían un costo de US$ 300 millones, mientras que en los últimos comicios el sistema actual le demandó al Estado US$ 30 millones. El Gobierno responde que en esa comparación no se tiene en cuenta lo que los partidos gastan hoy en boletas, un dispendio que no será necesario en el nuevo esquema.
9. Quién provee las máquinas
Pese a que el Gobierno anunció que la intención es adquirir máquinas y no alquilarlas, la oposición advierte que con el nuevo régimen se corre el peligro de depender mucho de las empresas que proveen los equipos. Más concretamente, el kirchnerismo apunta a MSA, la compañía que proveyó las máquinas en las elecciones de Salta y la ciudad de Buenos Aires. Por el escaso tiempo de instrumentación, tampoco sería viable que el Estado desarrolle un software, por lo que estaría obligado a adquirir uno privado.
10. No existe un plan B
Varios de los expertos en informática que expusieron en la Cámara de Diputados advirtieron sobre los peligros de un ataque informático masivo contra las máquinas el mismo día de la votación, que impida llevar adelante las elecciones. El proyecto establece que en los distritos donde antes de los comicios se determine que no puede aplicarse la boleta electrónica se recurrirá el sistema actual. Pero no prevé un plan de contingencia ante un ataque informático el mismo día de las elecciones. El Gobierno replica que el actual modelo también puede ser atacado, en la etapa de la transmisión y conteo de los votos.
Después de cien años, la Argentina se encamina a dejar atrás la boleta partidaria de papel y reemplazarla por la boleta única electrónica, el mismo sistema que ya se usa en la provincia de Salta y en la ciudad de Buenos Aires.
El proyecto empezó a tratarse el jueves pasado en la Cámara de Diputados y el oficialismo pretende emitir dictamen de comisión en diez días. Con el respaldo de buena parte de la oposición, la iniciativa genera, de todos modos, reparos entre dirigentes políticos y expertos en informática, que advierten sobre defectos y vulnerabilidades del nuevo sistema.
1. Limitaciones en las PASO
El proyecto establece que en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) sólo se podrá votar a una sola agrupación y no combinar candidatos de distintos partidos. Si el elector decide votar a un determinado precandidato a presidente, por ejemplo, no podrá votar la lista de precandidatos de otra agrupación para la categoría de diputados. Esta disposición generaría también problemas a los partidos provinciales, como el Movimiento Popular Neuquino (MPN), que no postulan precandidatos a presidente. El argumento del Gobierno es que se busca garantizar el espíritu original de las PASO y que es una forma de fortalecer a los partidos políticos. Lo cierto es que también hay un problema práctico: con el nuevo sistema será necesario transitar más de una pantalla para poder ver a todos los candidatos a un mismo cargo.
2. Poco tiempo para auditar
La iniciativa que debe tratar la Cámara de Diputados establece que «al menos 120 días antes» de las elecciones primarias, la Cámara Nacional Electoral (CNE) pondrá a disposición toda la información sobre el sistema de votación para recibir impugnaciones de partidos políticos y ONG, y avanzar en la autoría del software y el hardware. Después, el tribunal deberá proceder a «homologar» el nuevo régimen. La Cámara y los especialistas, incluso algunos que están a favor del nuevo modelo, plantearon que se necesita más tiempo.
3. Aplicación simultánea
A diferencia de lo que se hizo en la experiencia de Salta, que instrumentó el sistema en tres etapas, el proyecto dispone la aplicación de la boleta electrónica en todos los centros de votación de manera simultánea en las elecciones de 2017, tal como se hizo en la ciudad de Buenos Aires. El Gobierno argumenta que urge reemplazar el actual sistema y que el nuevo modelo le dará más seguridad de transparencia al ciudadano. Varios expertos reclamaron que se instrumente por etapas, para evitar depender de las empresas privadas que provean los dispositivos de votación.
4. El voto en cadena digital
Varios especialistas en informática advirtieron que la incorporación de tecnología atenta contra el secreto del voto. Javier Smaldone, uno de los que expuso el jueves en la Cámara de Diputados, demostró una vulnerabilidad del sistema, que bautizó como «puntero digital», una versión digital del «voto cadena». Justo después de emitir el voto en la pantalla, un dirigente de un partido determinado acerca la boleta impresa a un celular que lleva en el bolsillo y, por medio de una aplicación, el teléfono crea un registro del chip que contiene la boleta. El dirigente después le da ese mismo celular a un votante y le indica que, sin sacarlo del bolsillo, le acerque la boleta impresa que le entrega la computadora. La aplicación podrá determinar si el chip (y el voto) es igual o diferente al del voto original. Es decir, si la persona votó tal como se lo indicaron.
5. Fórmula abierta
El proyecto establece que en las PASO ya no se votan fórmulas presidenciales, sino que el candidato a vicepresidente es elegido por el candidato a presidente después de las primarias. Puede optar entre los precandidatos que compitieron con él o por cualquier otra persona, salvo aquellas que hayan competido en las PASO de otro frente electoral. Aunque algunos sugieren que se mantenga el sistema actual, o que se deje abierta la opción de presentar una fórmula, la modificación podría, según sus impulsores, favorecer los acuerdos políticos entre diferentes sectores de un mismo espacio.
6. Universalidad del voto
En línea con el fallo de la Corte Constitucional de Alemania, que en 2009 suspendió el uso del voto electrónico en ese país, constitucionalistas que expusieron en la Cámara de Diputados afirmaron que para garantizar la universalidad del voto, todos los pasos esenciales de la elección deben poder ser verificados por el público, de manera confiable y sin conocimientos especiales. El solo hecho de que el elemento de votación requiera de auditorías de una elite lo invalida, argumentaron. El Gobierno responde que ese argumento no se aplica al sistema de boleta única electrónica, porque el voto está respaldado por una boleta de papel, verificable por cualquier ciudadano. El voto que vale, dice el proyecto, es el que queda impreso en el papel, al margen de lo que diga el chip que contiene la boleta.
7. Sábana oculta
El proyecto dispone que no será necesario la aparición en la pantalla de votación de la lista completa de los candidatos, sino que bastará con el nombre y apellido del que encabece la nómina. En categorías como diputados nacionales, el resto de los postulantes podrá no aparecer en pantalla. Varios dirigentes, como el apoderado del PJ, Jorge Landau, reclamaron que sea obligatorio incluir todos los nombres en la pantalla, para que el ciudadano tenga información completa sobre el voto que está emitiendo. El Gobierno mostró disposición para aceptar modificaciones.
8. Los costos del sistema
La oposición advirtió que el nuevo sistema es mucho más caro que el actual. Según un cálculo del diputado kirchnerista Juan Cabandié, si se replicara en todo el país el costo que el modelo tuvo en Salta, las elecciones nacionales tendrían un costo de US$ 300 millones, mientras que en los últimos comicios el sistema actual le demandó al Estado US$ 30 millones. El Gobierno responde que en esa comparación no se tiene en cuenta lo que los partidos gastan hoy en boletas, un dispendio que no será necesario en el nuevo esquema.
9. Quién provee las máquinas
Pese a que el Gobierno anunció que la intención es adquirir máquinas y no alquilarlas, la oposición advierte que con el nuevo régimen se corre el peligro de depender mucho de las empresas que proveen los equipos. Más concretamente, el kirchnerismo apunta a MSA, la compañía que proveyó las máquinas en las elecciones de Salta y la ciudad de Buenos Aires. Por el escaso tiempo de instrumentación, tampoco sería viable que el Estado desarrolle un software, por lo que estaría obligado a adquirir uno privado.
10. No existe un plan B
Varios de los expertos en informática que expusieron en la Cámara de Diputados advirtieron sobre los peligros de un ataque informático masivo contra las máquinas el mismo día de la votación, que impida llevar adelante las elecciones. El proyecto establece que en los distritos donde antes de los comicios se determine que no puede aplicarse la boleta electrónica se recurrirá el sistema actual. Pero no prevé un plan de contingencia ante un ataque informático el mismo día de las elecciones. El Gobierno replica que el actual modelo también puede ser atacado, en la etapa de la transmisión y conteo de los votos.