Urnas. El oficialismo buscará ir al formato electrónico en todo el país.
Para las elecciones legislativas de medio término, cruciales para Cambiemos que necesita plebiscitar su gestión y construir una mayoría propia, falta poquito más de un año. Pero esta semana que viene asoma como decisiva para fijar las reglas de juego con que se disputará esa pulseada electoral.
Es el plazo que estima el oficialismo para desatar la maraña en que se convirtió, en su periplo legislativo, la reforma electoral propuesta por el presidente Mauricio Macri, cuyo eje pasa nada menos que por definir el instrumento con el que se votará: voto tradicional, Boleta Única de Sufragio (BUS), como rige en Córdoba, Boleta Única Electrónica (BUE).
Hasta el pasado lunes, en Cambiemos nadie atinaba a afirmar que la reforma saliera, porque estaba empantanada en la propia interna del oficialismo: el ala política del macrismo pretendía ir sí o sí hacia la BUE, mientras que la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal se opone. Vidal hace valer en ese tironeo los altos índices de aprobación pública que hoy tiene su gestión.
En medio de esa pelea, trascendió que se podría intentar una salida intermedia, a través de la implementación parcial del sistema electrónico, en sólo ocho provincias, entre ellas Córdoba.
Sin embargo, en las últimas horas habría habido un vuelco en esa posición, a partir de una definición tajante de Mauricio Macri. “O vamos en todo el país con la BUE o en ningún lado”, dicen que plantó Macri, en un intento por saldar la discusión interna.
De todos modos, en Cambiemos no llevarán el debate a la Comisión de Asuntos Constitucionales de Diputados hasta no tener cerrado un acuerdo amplio con opositores, que garantice la aprobación. “No vamos a correr riesgos”, dijo a La Voz una fuente del oficialismo, aun dando por descontado el apoyo del massismo a la BUE. Tiempo no es lo que sobra. Para votar con BUE hay que resolver la contratación de los equipos, informar a los electores, validar los sistemas de control.
Todo contrarreloj, cuando siempre se aconseja que estos cambios deben ser graduales y progresivos.
“La fecha límite que manejamos es octubre. Si en 2017 vamos a votar con otro sistema, tenemos que empezar a construirlo ya”, admitió ante una consulta de este diario una de las espadas legislativas de Cambiemos.
Clic para ver el gráfico en tamaño completo.
Opiniones negativas
Hay que recordar que las opiniones técnicas (por ejemplo de especialistas en seguridad informática) que recabó el Congreso sobre la BUE, fueron mayoritariamente negativas respecto de que se pueda garantizar el secreto del voto y evitar el clientelismo. Los especialistas también hacen notar que la demandada “celeridad” en el conteo provisorio, se puede lograr por otras vías diferentes a la BUE, como por ejemplo el conteo electrónico sobre BUS.
No obstante, todo indica que igual pesará más la decisión política de Macri, que quiere extender a todo el país el sistema de votación electrónica utilizado en 2015 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, portando como bandera justamente la celeridad en el conteo de sufragios.
Al margen de la BUE, en Diputados también avanzan otros cambios que incluye la reforma electoral macrista, como el otorgamiento de más poderes de control a la Cámara Nacional Electoral (CNE) para fiscalizar todo el proceso; la exigencia de votar en las internas de una sola fuerza en las Paso; y la posibilidad cierta –surgida de un pedido transversal a todas las fuerzas– de fijar la paridad de género en la conformación de las listas de candidatos.
Simple y transparente
El pasado 23 de junio, el presidente Mauricio Macri presentó la iniciativa que establece la obligatoriedad de usar el sistema de Boleta Electrónica en todas las elecciones que se celebren en el país, al tiempo que elimina las candidaturas múltiples y las listas de colectoras, entre otras reformas. Macri sostuvo que este paquete de leyes significará un cambio para la democracia y sentará las bases para “simplificar, transparentar y modernizar” el sistema político argentino.
Para las elecciones legislativas de medio término, cruciales para Cambiemos que necesita plebiscitar su gestión y construir una mayoría propia, falta poquito más de un año. Pero esta semana que viene asoma como decisiva para fijar las reglas de juego con que se disputará esa pulseada electoral.
Es el plazo que estima el oficialismo para desatar la maraña en que se convirtió, en su periplo legislativo, la reforma electoral propuesta por el presidente Mauricio Macri, cuyo eje pasa nada menos que por definir el instrumento con el que se votará: voto tradicional, Boleta Única de Sufragio (BUS), como rige en Córdoba, Boleta Única Electrónica (BUE).
Hasta el pasado lunes, en Cambiemos nadie atinaba a afirmar que la reforma saliera, porque estaba empantanada en la propia interna del oficialismo: el ala política del macrismo pretendía ir sí o sí hacia la BUE, mientras que la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal se opone. Vidal hace valer en ese tironeo los altos índices de aprobación pública que hoy tiene su gestión.
En medio de esa pelea, trascendió que se podría intentar una salida intermedia, a través de la implementación parcial del sistema electrónico, en sólo ocho provincias, entre ellas Córdoba.
Sin embargo, en las últimas horas habría habido un vuelco en esa posición, a partir de una definición tajante de Mauricio Macri. “O vamos en todo el país con la BUE o en ningún lado”, dicen que plantó Macri, en un intento por saldar la discusión interna.
De todos modos, en Cambiemos no llevarán el debate a la Comisión de Asuntos Constitucionales de Diputados hasta no tener cerrado un acuerdo amplio con opositores, que garantice la aprobación. “No vamos a correr riesgos”, dijo a La Voz una fuente del oficialismo, aun dando por descontado el apoyo del massismo a la BUE. Tiempo no es lo que sobra. Para votar con BUE hay que resolver la contratación de los equipos, informar a los electores, validar los sistemas de control.
Todo contrarreloj, cuando siempre se aconseja que estos cambios deben ser graduales y progresivos.
“La fecha límite que manejamos es octubre. Si en 2017 vamos a votar con otro sistema, tenemos que empezar a construirlo ya”, admitió ante una consulta de este diario una de las espadas legislativas de Cambiemos.
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Opiniones negativas
Hay que recordar que las opiniones técnicas (por ejemplo de especialistas en seguridad informática) que recabó el Congreso sobre la BUE, fueron mayoritariamente negativas respecto de que se pueda garantizar el secreto del voto y evitar el clientelismo. Los especialistas también hacen notar que la demandada “celeridad” en el conteo provisorio, se puede lograr por otras vías diferentes a la BUE, como por ejemplo el conteo electrónico sobre BUS.
No obstante, todo indica que igual pesará más la decisión política de Macri, que quiere extender a todo el país el sistema de votación electrónica utilizado en 2015 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, portando como bandera justamente la celeridad en el conteo de sufragios.
Al margen de la BUE, en Diputados también avanzan otros cambios que incluye la reforma electoral macrista, como el otorgamiento de más poderes de control a la Cámara Nacional Electoral (CNE) para fiscalizar todo el proceso; la exigencia de votar en las internas de una sola fuerza en las Paso; y la posibilidad cierta –surgida de un pedido transversal a todas las fuerzas– de fijar la paridad de género en la conformación de las listas de candidatos.
Simple y transparente
El pasado 23 de junio, el presidente Mauricio Macri presentó la iniciativa que establece la obligatoriedad de usar el sistema de Boleta Electrónica en todas las elecciones que se celebren en el país, al tiempo que elimina las candidaturas múltiples y las listas de colectoras, entre otras reformas. Macri sostuvo que este paquete de leyes significará un cambio para la democracia y sentará las bases para “simplificar, transparentar y modernizar” el sistema político argentino.