10-01-12 | Por Carina Bazzoni y Laura Vilche / La Capital
Ante el prolongado corte de energía, la galería Rosario cerró sus puertas a la tarde cuando aún no había concluido la jornada laboral.
Casi 40 grados de temperatura y alerta amarilla del Servicio Metereológico Nacional (SMN), además de un récord de demanda en el sistema eléctrico desde 2003 (1.949,5 megavatios), cortes en el suministro y una explosión en el centro de distribución de la Empresa Provincial de la Energía (EPE, Buenos Aires al 1100). Todo eso junto castigó ayer durante unas seis horas sin luz, y hasta las 20, a miles de malhumorados usuarios del macrocentro (Urquiza, Necochea, 27 de Febrero y Dorrego) de la ciudad.
La firma intentó aplicar interrupciones a las que bautizó como preventivas con el fin de evitar más desperfectos, pero fueron realmente cortes repentinos y al final resultaron inútiles. Pareció el mismísimo infierno y no se descarta que hoy sigan los inconvenientes.
A las 13.55, se produjo la demanda en el consumo de electricidad más alta desde 2003. Superó los 1.902 megavatios registrados el 21 de diciembre último, según se aseguró en un comunicado de la empresa: «Con 1.949,5 megavatios se batió en la provincia un nuevo récord histórico de demanda de potencia, en el sistema eléctrico santafesino».
Alrededor de esa hora habían comenzado a aplicarse los cortes preventivos, pero el intento de moderar la demanda fracasó a las 15 cuando una falla electromecánica originada a partir de una explosión en el centro de distribución Mendoza averió cables alimentadores de la red de media tensión subterránea. El inconveniente se debió a la alta demanda registrada en un día de calor extremo y dejó expuesta la obsolescencia de la infraestructura. A partir de las 18.30, paulatinamente, comenzó a reponerse el servicio. Minutos antes de las 20, la EPE aseguró que sólo quedaba «la cuadra de 9 de Julio al 1800 sin luz y no por mucho tiempo».
¿Preventivo o repentino? Los cortes preventivos tomaron por sorpresa a los vecinos y, si bien se anunció que no durarían demasiado, llegaron hasta cinco y más horas, en algunas zonas. «Vivo en Maipú entre San Luis y Rioja, en mi cuadra cortaron a las 11.30. Llamé inmediatamente a la EPE y me dijeron que había cuatro zonas con cortes preventivos hasta las 16. Son las 17.30 y sigo sin luz. Recién volví a comunicarme y me dijeron que hay una falla importante; una explosión que perjudicó el panorama. Si la empresa sigue destinando el 90 por ciento de fondos en salarios y el 10 por ciento en obras, dudo que los usuarios tengamos luz como se debe. Deberíamos dejar de pagar la boleta hasta que nos den el servicio que nos merecemos», dijo ayer Silvia en un llamado a La Capital.
Pero los clientes residenciales no fueron los únicos en quejarse. También se escuchó el reclamo de los comerciantes que desde fines del año pasado vienen soportando prolongados apagones. «Ahora dicen que son cortes programados, pero nadie nos avisa», se quejaba el dueño de un quiosco de Córdoba entre San Martín y Sarmiento, mientras sacaba sándwiches y lácteos de una conservadora para llevárselos a su casa.
Igual crítica se escuchó desde un negocio de indumentaria deportiva de la misma cuadra. «No podemos cerrar porque las persianas son automáticas, pero tampoco se puede vender nada porque no hay sistema y el depósito está completamente oscuro. No nos queda otra que esperar que vuelva la luz”, comentaban los empleados.
La agonía se repetía en bares, regalerías y zapaterías de la peatonal donde el servicio se repuso recién entrada la tarde, poco tiempo antes de que llegara la hora de bajar las persianas.
La de ayer fue la segunda vez en este verano en que la EPE apeló a la suspensión programada del servicio. Con la llegada de las vacaciones, todo hacía estimar que esa postal quedaría en el pasado. Sin embargo, la alta demanda registrada a partir del mediodía “obligó a producir cortes para mantener los niveles de tensión operativos y evitar problemas en los cables distribuidores”, explicó la portavoz de la empresa prestadora de electricidad, Diana Antruejo.
La anterior jornada de corte programado había sido el 22 de diciembre, después que varios sectores del centro llevaban horas a oscuras. En esa oportunidad, hubo piquetes en Mitre al 700 y en Mendoza y Alem, con el fin de exigir respuestas inmediatas.
El mal menor. Según advirtió Antruejo, los cortes preventivos, a diferencia de los programados (que se comunican con 24 o 48 horas de anticipación) y los de emergencia (como los aplicados luego de la explosión de ayer), “tienen como objetivo evitar males mayores en el sistema de provisión eléctrica y evitar que el circuito soporte una exigencia mucho mayor de lo habitual y se impide que el cable distribuidor se queme. En toda la ciudad hay 400 cables distribuidores y cuando se produce una falla en uno de ellos se pueden ver afectadas entre 10 y 40 manzanas, según la zona”.
La funcionaria y apuntó que en las ciudades de Córdoba y Capital Federal también se estaban desarrollando cortes programados.
Sin vacaciones
Enero ya no es un mes de baja demanda eléctrica. “El crecimiento del área central a partir de la construcción de edificios y las mejoras en las condiciones de confort hacen que se registren picos de demanda inclusive en época de vacaciones. El año pasado se vio eso”, sostuvo la portavoz de la Empresa Provincial de la Energía (EPE), Diana Antruejo.
Ante el prolongado corte de energía, la galería Rosario cerró sus puertas a la tarde cuando aún no había concluido la jornada laboral.
Casi 40 grados de temperatura y alerta amarilla del Servicio Metereológico Nacional (SMN), además de un récord de demanda en el sistema eléctrico desde 2003 (1.949,5 megavatios), cortes en el suministro y una explosión en el centro de distribución de la Empresa Provincial de la Energía (EPE, Buenos Aires al 1100). Todo eso junto castigó ayer durante unas seis horas sin luz, y hasta las 20, a miles de malhumorados usuarios del macrocentro (Urquiza, Necochea, 27 de Febrero y Dorrego) de la ciudad.
La firma intentó aplicar interrupciones a las que bautizó como preventivas con el fin de evitar más desperfectos, pero fueron realmente cortes repentinos y al final resultaron inútiles. Pareció el mismísimo infierno y no se descarta que hoy sigan los inconvenientes.
A las 13.55, se produjo la demanda en el consumo de electricidad más alta desde 2003. Superó los 1.902 megavatios registrados el 21 de diciembre último, según se aseguró en un comunicado de la empresa: «Con 1.949,5 megavatios se batió en la provincia un nuevo récord histórico de demanda de potencia, en el sistema eléctrico santafesino».
Alrededor de esa hora habían comenzado a aplicarse los cortes preventivos, pero el intento de moderar la demanda fracasó a las 15 cuando una falla electromecánica originada a partir de una explosión en el centro de distribución Mendoza averió cables alimentadores de la red de media tensión subterránea. El inconveniente se debió a la alta demanda registrada en un día de calor extremo y dejó expuesta la obsolescencia de la infraestructura. A partir de las 18.30, paulatinamente, comenzó a reponerse el servicio. Minutos antes de las 20, la EPE aseguró que sólo quedaba «la cuadra de 9 de Julio al 1800 sin luz y no por mucho tiempo».
¿Preventivo o repentino? Los cortes preventivos tomaron por sorpresa a los vecinos y, si bien se anunció que no durarían demasiado, llegaron hasta cinco y más horas, en algunas zonas. «Vivo en Maipú entre San Luis y Rioja, en mi cuadra cortaron a las 11.30. Llamé inmediatamente a la EPE y me dijeron que había cuatro zonas con cortes preventivos hasta las 16. Son las 17.30 y sigo sin luz. Recién volví a comunicarme y me dijeron que hay una falla importante; una explosión que perjudicó el panorama. Si la empresa sigue destinando el 90 por ciento de fondos en salarios y el 10 por ciento en obras, dudo que los usuarios tengamos luz como se debe. Deberíamos dejar de pagar la boleta hasta que nos den el servicio que nos merecemos», dijo ayer Silvia en un llamado a La Capital.
Pero los clientes residenciales no fueron los únicos en quejarse. También se escuchó el reclamo de los comerciantes que desde fines del año pasado vienen soportando prolongados apagones. «Ahora dicen que son cortes programados, pero nadie nos avisa», se quejaba el dueño de un quiosco de Córdoba entre San Martín y Sarmiento, mientras sacaba sándwiches y lácteos de una conservadora para llevárselos a su casa.
Igual crítica se escuchó desde un negocio de indumentaria deportiva de la misma cuadra. «No podemos cerrar porque las persianas son automáticas, pero tampoco se puede vender nada porque no hay sistema y el depósito está completamente oscuro. No nos queda otra que esperar que vuelva la luz”, comentaban los empleados.
La agonía se repetía en bares, regalerías y zapaterías de la peatonal donde el servicio se repuso recién entrada la tarde, poco tiempo antes de que llegara la hora de bajar las persianas.
La de ayer fue la segunda vez en este verano en que la EPE apeló a la suspensión programada del servicio. Con la llegada de las vacaciones, todo hacía estimar que esa postal quedaría en el pasado. Sin embargo, la alta demanda registrada a partir del mediodía “obligó a producir cortes para mantener los niveles de tensión operativos y evitar problemas en los cables distribuidores”, explicó la portavoz de la empresa prestadora de electricidad, Diana Antruejo.
La anterior jornada de corte programado había sido el 22 de diciembre, después que varios sectores del centro llevaban horas a oscuras. En esa oportunidad, hubo piquetes en Mitre al 700 y en Mendoza y Alem, con el fin de exigir respuestas inmediatas.
El mal menor. Según advirtió Antruejo, los cortes preventivos, a diferencia de los programados (que se comunican con 24 o 48 horas de anticipación) y los de emergencia (como los aplicados luego de la explosión de ayer), “tienen como objetivo evitar males mayores en el sistema de provisión eléctrica y evitar que el circuito soporte una exigencia mucho mayor de lo habitual y se impide que el cable distribuidor se queme. En toda la ciudad hay 400 cables distribuidores y cuando se produce una falla en uno de ellos se pueden ver afectadas entre 10 y 40 manzanas, según la zona”.
La funcionaria y apuntó que en las ciudades de Córdoba y Capital Federal también se estaban desarrollando cortes programados.
Sin vacaciones
Enero ya no es un mes de baja demanda eléctrica. “El crecimiento del área central a partir de la construcción de edificios y las mejoras en las condiciones de confort hacen que se registren picos de demanda inclusive en época de vacaciones. El año pasado se vio eso”, sostuvo la portavoz de la Empresa Provincial de la Energía (EPE), Diana Antruejo.